domingo, 13 de septiembre de 2015

Recibe una nueva oportunidad


“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.”
2 Corintios 5:17 Reina-Valera 1960 (RVR1960) 
buenas nuevas de salvacionEl hombre sin DIOS se especializa en seguir sus convicciones y obtener placeres. Es hedonista, lucha por ambiciones egoístas y se idealiza. Ante sus ojos no tiene defectos sino que el mundo no lo entiende. Su vida se convierte en un constante acumular bienes y pagar cuentas, sus días son invertidos en aquello que es pasajero. Por más que busca ser saciado jamás queda satisfecho. En esta búsqueda puede intentar llenar su vacío con alcohol, drogas, sexo, dinero, o algo más. Y en muchas ocasiones, aquello que antes le daba placer se convierte en su amo, y en algunos casos llevándole a perder todo lo que posee incluyendo su vida. Estas personas se encuentran muertas espiritualmente, y solo existe alguien que les puede revivir y ofrecer una nueva oportunidad: Jesucristo.
Yo fui tal como lo describo. Movido solo por lo temporal e intentando llenar un gran vacío interior con alcohol. Ello me llevó al endurecimiento de mi corazón, me causó secuelas físicas, dejé de sentir y estuve atrapado por las tinieblas. Posteriormente, busqué a Jesucristo de todo corazón, y Él con su gran poder, me liberó de mis cadenas. Enterró mi pasado y me otorgó una nueva oportunidad.

¿Cómo demuestras tu fe?

Tienes que crecer leyendo algo en la palabra de Dios y aplicarlo. Es mejor leer poco y aplicar mucho, en vez de leer mucho y aplicar poco.
Lucas 5.17-25. La casa estaba llena porque la gente iba a escuchar a Jesús para recibir un milagro. También iba gente a escucharlo para criticarlo, pues ahí estaban los fariseos para escuchar y criticar. Había gente hasta la puerta, tapada de tanta gente que había. Y había un hombre que estaba paralitico, no podía caminar, por lo que lo fueron a buscar sus amigos, y desde su casa le llevaron adonde estaba Jesús. Pero cuando llegaron se dieron cuenta que no podía entrar porque había muchísima gente, y entonces no dijeron: "Vamos a volvernos", no, buscaron otra solución. Vieron una escalera que llegaba al techo, y subieron. En esa época la gente tenía escaleras en el techo para poder subir los días de mucho calor, y los cuatro muchachos subieron con el paralitico, rompieron el techo y bajaron al paralitico hasta ponerlo al lado de Jesús. Jesús oró por él, sanó y se fue contento alabando a Dios.

Cuando queremos recibir un milagro u obtener algo de parte de Dios, este pasaje nos enseña que tenemos que hacer algunas cosas.
Si tengo todo cerrado es hora de romper un techo. El techo simboliza un límite, un límite espiritual, económico, social, familiar, laboral.
Cada vez que encontremos una puerta cerrada, la Biblia nos enseña que tenemos que buscar otra alternativa. Porque no siempre es Dios quien nos cierra las puertas, a veces es el diablo el que cierra la puerta para que no entres por tu bendición. Siempre va a haber alguien que quiera tapar tu bendición.

La Biblia dice que hay gente religiosa que no entra al reino de los cielos ni deja entrar a los demás, y aquí tenemos un claro ejemplo: un hombre paralitico en la puerta que está buscando su bendición, está buscando algo de parte de Dios, es un hombre de fe, y no puede entrar porque los fariseos, o sea, los religiosos están en la puerta.
Porque a veces, somos nosotros mismos los que nos ponemos los techos. Tienes que romper tus propios límites: si en tu vida emocional estás en un nivel raso, tienes que ir por el alto, el superior y el extra. Hay que buscar alternativas, no te vuelvas para atrás, sigue avanzando, y si hay que romper un techo, ¡rómpelo en el nombre de Jesús! No pierdas el tiempo discutiendo.

Ellos dijeron, no podemos entrar, bueno, pues busquemos otra alternativa. No pensaron en pelear con los que estaban en la puerta. No tienes que perder tiempo discutiendo, tienes que invertir tiempo en tu crecimiento, en romper tus propios límites.

Cuando Dios creó el mundo, la tierra, el mar y los cielos, fue diciendo qué bueno que es lo que hice, hasta que creó al ser humano y dijo: esto es muy bueno, pero más adelante Dios miró al hombre y dijo: no es bueno que el hombre esté solo. ¿Por qué? Porque el hombre cuando estaba ahí, tenía la tarea de ponerles nombres a todos los animales; entonces lo que notó Adán es que Dios había hecho a todos los animales en pareja, había creado dos de cada uno. Dios le hizo dormir y en medio del sueño le sacó una costilla, y de esa costilla Dios hizo una mujer, la llamó Eva y se la dio a Adán. 
A partir de ahí su vida fue cambiada porque fue su ayuda idónea. Eva se sentía dentro de Adán porque era una costilla suya, y Dios se la dio a Adán. Hay una similitud en esto, significa que cuando estaba solo, Dios dijo que "no es bueno que el hombre esté solo", o sea, que tienes cosas dentro de ti, tienes el potencial dentro y no lo puedes sacar fuera; te vas a sentir solo, te vas a sentir triste y angustiado, pero cuando sacas de tu interior todo lo bueno que Dios ha puesto y lo empiezas a utilizar, es cuando te vas a sentir contento y vas a empezar a dar el fruto que prevalece. Si Dios no hubiese sacado a Eva de Adán, él nunca hubiese dado frutos porque él solo no podía tener hijos; o sea, si sacas el potencial vas a lograr prosperar, cumplir tus sueños, disfrutar de todo lo bueno que Dios creó para ti.
Todos los dones los tenemos guardados dentro de nosotros, y ese potencial hay que sacarlo y aplicarlo. 

Tú Eliges

“Cuando debes hacer una elección y no la haces, eso es ya una elección.” 
Vivir la vida es algo muy sencillo pero nosotros la hacemos muy complicada. Aunque somos seres creados por Dios con múltiples capacidades, nos cuesta madurar, relacionarnos, y lo que más nos cuesta, elegir. Tú observa a los animales y al resto de la creación, y verás que ninguno se complica, no se preocupan por su pasado ni se afanan por el mañana. Solo nosotros somos capaces de convertir un "sí hasta que la muerte nos separe" en un "me quiero divorciar, no aguanto más". Lo mismo pasa en las relaciones, en los negocios, en el trabajo y en el ministerio. Nuestra tendencia es complicar las cosas en vez de buscar soluciones. Pero si nos equivocamos fue por nuestra elección; Dios nos dio la capacidad de elegir y siempre nos lleva a ella. La vida es una constante elección, y ella es la que nos hace libres o esclavos.
Hay una teoría restrictiva conocida como “el eslabón más débil”. Se trata de un concepto revolucionario en el liderazgo que deberíamos aplicar a nuestra vida: “Una cadena es tan fuerte como su eslabón más débil”. En pocas palabras, la cadena soporta lo que resiste el eslabón más débil, no el más fuerte. Una cadena con 30 eslabones de 20 cms. y uno solo de 3 cms, ¿por dónde se romperá?
Ese eslabón débil es lo que te está impidiendo avanzar, crecer y alcanzar tus sueños.
¿Cuál es tu eslabón más débil? No es el que piensas, no es tu mal carácter, tu falta de perdón, tu incredulidad, tu orgullo, tu apatía o indiferencia, todo eso es relativo porque tú lo puedes cambiar. Tu eslabón más débil está en tu capacidad de elegir. Tú puedes elegir vivir en libertad o vivir en esclavitud, vivir en bendición o maldición. De toda la creación, al único ser que Dios le dio la capacidad de elegir es al hombre. En Génesis encontrarás que Dios le dio un mandato: Puedes comer de todos los árboles del jardín, pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no deberás comer. El día que de él comas, ciertamente morirás. Génesis 2.16b, 17 NVI. Tú ya conoces como termina la historia y sabes que hoy, muchos viven las consecuencias de la elección de Adán. La elección de Adán trajo muerte, esclavitud y maldición.

Verdadera seguridad

Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Romanos 8:37
Durante la Guerra Fría, un período de múltiples diferencias entre las dos potencias mundiales más grandes de la segunda mitad del siglo XX, los estadounidenses vivían bajo la amenaza de una guerra nuclear. Durante la crisis de los misiles en Cuba, en 1962, parecía que Estados Unidos estaba al borde del aniquilamiento. Para un alumno de sexto grado, era una situación angustiosa.
Uno de los recuerdos más nítidos de aquella época eran los ejercicios de seguridad en el colegio: sonaba una alarma y debíamos escondernos debajo de los pupitres para protegernos de las bombas atómicas. La verdad es que ahora, al mirar atrás, eso no nos habría ayudado para nada ante un holocausto nuclear. Incluso nos habría dado una falsa sensación de seguridad.
Aunque hoy quizá no enfrentemos algo así, hay muchos peligros que nos atemorizan, y algunos son espirituales. Efesios 6:12 nos recuerda que nuestras luchas son "contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes". Sin duda, hay enemigos poderosos, pero Dios nos ha dado Su amor protector (Romanos 8:35, 38-39) y los recursos espirituales de Su armadura (Efesios 6:13-17).
¿El resultado? Aunque enfrentemos una fuerte oposición, "somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó" (Romanos 8:37). En nuestro Padre celestial tenemos seguridad verdadera.
La seguridad no está en la ausencia de peligro, sino en la presencia de Dios.

Recuerda que tú eres alguien Especial

No importa cómo te sientas hoy…
Dejando a un lado lo que pensaste esta mañana cuando te miraste al espejo y viste algo que no te agradó, tú eres único, auténtico, especial e irreemplazable en este mundo. Tú tienes un conjunto interesante de rasgos, actitudes, habilidades y características que te identifican. Dios te diseñó con unas cualidades exclusivas que te distinguen entre los demás.
No te sientas triste ni mucho menos insignificante, porque te castigas a ti mismo y te martirizas cuando no te valoras como lo que eres: alguien demasiado especial como para permitir que los complejos te dañen y se adueñen de tu vida. Mejor es que te "pongas bonito(a)". Entusiásmate pensando en lo bueno que te falta por descubrir en la vida. Dale brillo a lo mejor que hay en ti y ¡resplandece! Elige sonreír en vez de llorar. Procura que predominen en ti y que afloren ante el mundo tus mejores atributos y aptitudes.