viernes, 4 de septiembre de 2015

Tiempo con Papá

Jonathan espera ansiosamente el día de los hombres porque este es el día más especial de la semana. Es el día y la noche dedicada únicamente para papá e hijo.
Había que ver su rostro de felicidad cuando mi esposo le dijo cuándo era el día. Aunque apenas cuenta con 5 años, no olvida ni siquiera un instante cuántas noches faltan para llegar al día de los hombres. Sonará extraño este propósito, pero es muy importante el tiempo que como papás, le dedicamos a nuestros hijos individualmente.
Sé que no somos la única familia que realiza esto, pero sí una de las pocas. A mi esposo le vino la idea de pasar una noche de hombres con Jonathan, conversando un día sobre su infancia. Él recordó que su papá dedicaba una hora a la semana a cada hijo y hacía con cada uno lo que querían; fue tan importante este acto en la vida de mi esposo, que decidió continuar con la tradición, y ha tenido una total aceptación.
Para los niños es muy importante saber que papá saca tiempo de su ocupada agenda, solo para estar con ellos, para comer un helado, ir de compras, jugar al tenis, comprar un obsequio, ir al cine, a patinar, a los bolos, andar en bicicleta, hacer ejercicio o simplemente.... charlar.
Necesitamos pasar tiempo a solas con cada hijo, no solamente los papás, sino también las mamás. Mi suegra recuerda que ella también sacaba una hora a la semana para dedicársela a cada hijo, pero en el caso de nosotras las mamás, al pasar más tiempo con ellos, no lo aprecian tanto como el tiempo dedicado por los papás. La figura paterna es de suma importancia en el crecimiento de los niños y las niñas.

¡Entrégate al Señor, No te escondas!

Pero si así no lo hacéis, entonces habréis pecado ante Jehová, y sabed que vuestro pecado os alcanzará. Números 32:23
Mi esposa y yo íbamos en automóvil por una autopista, cuando vimos que un conductor giró a la izquierda en una rotonda ubicada entre los carriles de ambas direcciones, la cual estaba destinada a ser usada solamente por los vehículos del servicio del emergencias. El hombre tenía planeado girar en "U" y regresar en sentido contrario.
Como miraba hacia la derecha esperando que se abriera un espacio en el tráfico que venía por ese lado, no vio que un coche de policía de tráfico retrocedía hacia él desde la izquierda. Finalmente, cuando se hizo un espacio entre los coches, el conductor que quería dar la vuelta arrancó y atropelló al automóvil que hacía la patrulla.

¿Lo que voy a discutir es prescindible o imprescindible?

Debo preguntarme, “¿Vale la pena pelear por esto?” Peleamos por cosas por las que no vale la pena discutir, pero lo hacemos porque tenemos el hábito de la discusión, de la pelea. Pregúntate si vale la pena pelear con esa persona, que en algún momento elegiste en tu vida para hacer un proyecto maravilloso.
No debo hablar nunca así:
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  • no criticar: tenemos que aportar, la gente de fe propone soluciones.
  • no ordenar: el otro siempre se va a resistirse porque le estás tocando su libertad. No ataques a la persona sino al problema: “en lo que dijiste no estoy de acuerdo” y no “tú no sabes nada”.
  • no adivinar: “yo ya lo conozco” “no me saludó por esto”. Hay que preguntar.
  • no generalizar: “nunca, nadie y todos”, “nadie me entiende”, “toda mi vida es un calvario”, sino hablar específicamente: “esto me molestó”. Cuando hablamos es para lograr un resultado, si no es así tengo que cambiar mi manera de hablar.
  • No hay que discutir. Tampoco decir: “mañana a las 6.00 hablamos”, porque te genera ansiedad; trata de hablar un tema por vez.
Discutir es bueno en la pareja pero hay que preguntarse: ¿lo que voy a discutir es prescindible o imprescindible? Depende, tiene que ver con el nivel de maduración emocional que tengamos. Por ejemplo, el adolescente confunde deseo con necesidad. “Necesito unas zapatillas marca tal”, la necesidad es imprescindible y los deseos prescindibles.
-Nosotros podemos usar las discusiones y las diferencias en repetir nuestros males o transformarlos en crecimiento.
-Hay que cancelar la indiferencia en la pareja.

Gozo a toda prueba

Así que nos regocijamos en la esperanza de alcanzar la gloria de Dios. Y no sólo en esto, sino también en nuestros sufrimientos (Romanos 5:2-3)
Pablo dice en este pasaje que hay dos cosas que le producen gozo, que lo mueven a gozarse. La primera es entendible: tiene la esperanza de alcanzar la gloria de Dios. La segunda es más compleja: se goza en el sufrimiento. Antes de apresurarnos a clasificar a Pablo como masoquista, analicemos lo que dice a continuación: “porque sabemos que el sufrimiento produce…”. Hay una utilidad en el sufrimiento que si sabemos apreciarla nos puede traer gozo a nuestra vida.
¿Qué bien puede traernos el sufrimiento?
  1. Firmeza para soportar. La capacidad de soportar bajo presión. Por ejemplo, esas películas donde el marine es sometido a una sesión de torturas, y veo cómo ha sido entrenado para soportarlas. La prueba me da la capacidad de soportar lo que el enemigo disponga contra mí. Aquel que tiene paciencia o perseverancia, es aquel que es discípulo del “varón experto en quebrantos” Si estás pasando por pruebas, te están entrenando para que seas miembro de las tropas de élite divinas.
  2. Entereza de carácter. El soportar te da el certificado de aquello que fue sometido a control y salió aprobado. Si no tuviéramos sufrimiento correríamos el riesgo de fallar en cualquier instancia. Todo lo que es de calidad es sometido a prueba, exigido, y solo cuando ha pasado la prueba se establece la aptitud del producto.
  3. Esperanza. Seguridad de que no ha sido en vano, y que si el Dios que nos ama lo ha permitido ha sido para nuestro bien. Acabo de conocer a una hermana que en la pasada semana ha perdido a alguien que amaba y le oír decir a otro: Sé que Dios tiene todo bajo control. Pablo dice: no seré avergonzado, todo tiene un propósito, Dios algo hará a mi favor.