domingo, 30 de agosto de 2015

El Chocolate Canta

Un día estaba citada para almorzar con unas amigas. May, una pequeña ancianita de cabello azulado como de 80 años, se nos unió; todos juntas formábamos un grupo agradable. Cuando nos trajeron los menús, todas pedimos ensaladas, sándwiches y sopas, excepto May quien dijo: “Helado, por favor. Dos bolas de chocolate”.
reflexiones chocolateNo estaba segura de haber oído bien, y las otras quedaron alucinadas. “Junto con un pastel de manzana caliente”, agregó May, completamente inmutable. Intentamos mostrarnos indiferentes, como si fuera algo totalmente normal, pero cuando nos trajeron los pedidos no pude disfrutar el mío. No podía quitar mis ojos de May mientras engullía su pastel. Las otras se mostraron avergonzadas. Comieron sus almuerzos en silencio y con el ceño fruncido.
La siguiente vez que salí a comer, llamé e invité a May. Almorcé carne blanca de atún, y ella ordenó una copa de helado. Sonreí, y ¡claro!, preguntó si ella me divertía.
Le contesté: “Sí, lo hace, pero también me confunde. ¿Cómo es que ordena esos postres tan ricos, mientras yo siento que debo ser ...normal?
Se rió y dijo con un júbilo... algo libertino: “Estoy probando todo lo que me es posible. Intento comer más de la comida que necesito y hacer todas las cosas posibles. La vida es tan corta, mi amiga, que odio perderme algo bueno. Este año me di cuenta de lo vieja que era (sonrió). Nunca me he sentido tan vieja antes. Así que, antes de morir, tengo que probar esas cosas que durante años pasé por alto. No he olido todas las flores todavía. Aún hay muchos libros que no he leído. Todavía hay mucho más helado acaramelado que devorar, y cometas que volar.
También hay muchos centros comerciales en donde no he comprado. No me reído de todos los chistes, me he perdido muchos éxitos de Broadway, patatas fritas y gaseosas.  Quiero navegar una vez más en el agua y sentir el rocío del océano en mi rostro. Quiero sentarme en una iglesia del campo, y una vez más, agradecerle a Dios por Su gracia.  Quiero untar mantequilla sobre mi tostada cada mañana. Quiero llamadas de larga distancia sin límite de tiempo para la gente que más amo.
Aún no he visto todas las películas ni llorado en ellas, y tampoco he caminado bajo la lluvia mañanera. Necesito sentir el viento en mi cabello. Y quiero enamorarme de nuevo. Así que si escojo postre en vez de cena, si muriese esta noche, diría que morí ganadora porque no me perdí de nada. Satisfice mi corazón. Tuve aquel último mousse de chocolate antes de expirar”.  
Con todo aquello, llamé a la camarera…“Cambié de parecer”, le dije. “Quiero lo que ella pidió; ¡solo que le agrega un poco más de crema batida!”

La historia completa

Felipe, abriendo su boca, le anunció el evangelio de Jesús. Hechos 8:35
Hace poco, mi nieto de cinco años, me preguntó: ¿Por qué murió Jesús en la cruz? Entonces, tuvimos una pequeña charla, y le expliqué sobre el pecado y la disposición de Jesús de morir por nosotros. Después se fue a jugar.

Inline image 1Al poco rato, oí que le explicaba a su prima, también de cinco años, por qué había muerto Jesús. Ella le dijo: "Pero Jesús no está muerto". Mi nieto respondió: "Sí, está muerto. Mi abuelo me dijo que murió en la cruz".

Me di cuenta de que yo no le había contado la historia completa, y tuvimos otra charla en la que le aclaré que Jesús había resucitado de entre los muertos. Volvimos a repasar la historia hasta que entendió que, aunque murió por nosotros, Jesús hoy está vivo.

¡Qué gran recordatorio es que la gente necesita oír todo el evangelio! Cuando un etíope le preguntó a Felipe sobre un pasaje de las Escrituras que no entendía, éste abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús (Hechos 8:35).

Cuéntales a otros la buena noticia completa de Jesucristo: que todos somos pecadores y necesitamos ser salvos; que el perfecto Hijo de Dios murió para salvarnos; y que resucitó de la tumba demostrando su poder sobre la muerte. Jesús, nuestro Salvador, está vivo y desea vivir ahora a través de nosotros.
Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Juan 11:25


Me conquistó

Posiblemente tengas amigos o amigas que quieras casi como un hermano, con quienes compartes tu vida y ellos comparten sus vidas contigo. Es como tener una extensión de la familia con la ventaja que puedes escogerla; generalmente, te hacen reír, te alegran la vida. Amigos que están junto a ti en tus buenos, malos y muy malos momentos, dispuestos a hacer lo que sea por verte feliz. Yo tengo el regalo de tener algunos así y ha sido una de las experiencias más enriquecedoras que me haya tocado vivir. Aprendo de ellos y he visto que ellos también lo hacen de lo poquito “imitable” de mí.
Durante años he tenido la bendición de contar con buenos amigos, y algunos se han mantenido en el tiempo resistiéndose a ser olvidados, mientras que otros han desaparecido de la escena pero nunca del corazón; los hay de todos los estilos, personalidades y gustos, pero el denominador común es que hemos compartido algo de nuestras vidas y eso nos ha unido para siempre, o al menos, por un periodo amplio de tiempo.
En este camino que hemos transitado juntos, yo he experimentado muchos cambios. Además de los lógicos cambios de apariencia, corte de pelo incluido, también ha cambiado mi forma de vivir, de pensar, de sentir, y sobre todo, la manera de relacionarme con Jesús.
Porque cuando conocí a Jesús no me pude resistir, era mejor que cualquier otra cosa que me habían ofrecido o regalado en el mundo. Su amor me cautivó y nunca más pude alejarme de Él. Este sentimiento y este estilo de vida, que han sido conocidos por todos mis amigos, algunos los comparten, otros los respetan y otros los critican, pero entienden que es parte de mi vida, y que el estar conmigo es, inevitablemente, estar con Jesús, porque instante de que dispongo lo aprovecho para hablar de lo que ha hecho en mi vida y de lo que significa para mí.

Amor de siempre

“Porque a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable, y yo te amé; daré, pues, hombres por ti, y naciones por tu vida.” Isaías 43:4 RVR1960
Acuérdate de algo que quizá, con los afanes de la vida y con cosas vanas, has olvidado: ERES DE GRAN ESTIMA PARA DIOS. Él siempre ha estado dispuesto a entregarlo todo por ti, a no abandonarte nunca por más que, a veces, no merezcas que ÉL permanezca a tu lado. Por más que tú le falles, dice su palabra que sus misericordias son nuevas cada mañana. El Señor nos ama tanto que entregó su vida por nosotros, no escatimó nada porque nos ama con todo su ser, que es inmenso, su amor no tiene comparación.
amor de siempre“Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a Dios, para que proclamen las obras maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable.”  1 Pedro 2:9 (Nueva Versión Internacional).
No eres uno más en este mundo, eres del linaje de DIOS, le perteneces a Él, pero no como una posesión más sino como su nación santa, como su especial tesoro, como su hijo. No te dejes amedrentar ni menospreciar por las personas que están a tu alrededor, ni por lo que el enemigo quiere hacerte creer. Es hora de que te convenzas de quién eres en Cristo Jesús y de para qué te escogió y te llamó. Ponte en marcha y coge lo que te pertenece, lo que DIOS ha dicho y te ha prometido.
“Y ustedes no han recibido un espíritu que los esclavice al miedo. En cambio, recibieron el Espíritu de Dios cuando él los adoptó como sus propios hijos. Ahora lo llamamos Abba, Padre. Pues su Espíritu se une a nuestro espíritu para confirmar que somos hijos de Dios.” Romanos 8:15-16 (Nueva Traducción Viviente).

La Venganza

Una persona que quiere venganza tiene sus heridas abiertas y el rencor puede consumir su existencia. La vida es un constante empezar y terminar, se nos presentan diferentes etapas o situaciones, y es necesario saber y aceptar cuándo el final de un ciclo de vida ha llegado.
Muchas veces, en nuestro presente, añoramos el pasado, nos negamos a dejarlo ir, insistimos en buscar los por qué a todo. Aunque nadie nos prometió que seríamos niños para siempre, como tampoco nos podemos afanar por estar unidos a quien también ya cerró su ciclo con nosotros.
Nada en esta vida está garantizado, algunas veces ganamos y otras... perdemos.
Y porque nada hay garantizado en la vida, debemos pasar página y entender que lo único que nos pertenece es el presente, lo que vivimos hoy, y si ese hoy se va, dejémoslo ir, soltémoslo aunque no nos valoren ni nos reconozcan, aunque sintamos que el corazón se nos desgarra y no veamos más allá de tanto llorar. Solamente debemos asegurarnos de que dimos lo mejor de nosotros.