domingo, 16 de agosto de 2015

Quizá Si Viera un Milagro...

Aquí hay algo para la persona que dice “creo en Dios, soy religioso, pero simplemente, no puedo creer todo este asunto acerca de Jesús resucitando de entre los muertos. Aunque tal vez... yo creería si tan solo pudiera ver un milagro”. No te engañes a ti mismo. Los guardias romanos vieron la resurrección de Jesucristo y optaron por no creer. Los líderes religiosos que ya creían en Dios, se involucraron en un plan para encubrir los hechos simplemente, porque optaron por no creer. A pesar de que habían visto milagro tras milagro, escogieron no creer.
Puedes ver, incluso si has visto un milagro, que sería difícil de creer por varias razones. Principalmente, se te haría difícil de creer por tu orgullo. Tendrías que admitir que estabas equivocado. Pero no solo eso, sino que tendrías que dejar el control. A nadie le gusta rendir el control. Si Cristo resucitó realmente de entre los muertos, entonces Él es realmente quien dice ser. Y si has de irte al cielo, Él va a ser la única manera en que lo podrás lograr. Esto significa que vas a tener a alguien como tu Señor y no vas a ser tú. Y a ti te gusta estar en control. Te gusta ser el jefe, el señor de tu vida. Eso es difícil de hacer.
Mira, si estás decidido a no creer, inclusive si un hombre se levanta de entre los muertos y entra en tu oficina, aún habrá muchas personas en esa oficina que elegirían no creer. ¿Vas a ser uno de ellos? ¿O vas a ser uno que tiene FE para creer?

El Poder Y La Fuerza De La Visión

“…VUESTROS ANCIANOS SOÑARÁN SUEÑOS, Y… VUESTROS JÓVENES VERÁN VISIONES” (Joel 2:28)

Un niño le preguntó al famoso escultor Miguel Ángel por qué trabajaba tan duro mientras moldeaba golpe a golpe, el bloque de mármol que se convertiría en su obra maestra: el David. El artista respondió: ‘Hay un ángel dentro de esta roca y lo estoy liberando’. 
El poder de esta visión te permite ver una obra maestra en potencia cuando los otros no ven nada más que algo inútil. También te ayuda a descubrir cosas dentro de ti mismo que no sabías que estuvieran, que hacen aflorar lo mejor de ti. Muchas de las personas a quien Dios usó en las Escrituras, parecían fracasados pero luego triunfaron. Después de faenar toda la noche en el lago sin pescar nada, Jesús dijo a sus discípulos, más en concreto a Pedro: “…No temas; desde ahora serás pescador de hombres” (Lucas 5:10). Y así sucedió. Las consecuencias fueron:
a) levantaron una iglesia que todavía es floreciente dos mil años después;
b) escribieron los libros más magníficos de la historia;
c) hicieron que sus nombres perduraran en nuestros hijos.
¿Significa esto que lo único que hay que hacer es tener un ideal y Dios lo va a hacer realidad? No. Pablo dijo: “¿O ignoráis que no sois vuestros?, pues habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios…” (1 Corintios 6:19-20). En el Calvario perdimos el derecho de tomar nuestros talentos, oportunidades y experiencias y hacer con ellos lo que nos placiera. ¿Pero por qué habríamos de hacer eso, pecar? ¿Qué puede ser más gratificante que cumplir el propósito de Dios en nuestra vida? ¿Y qué puede ser más trágico que no hacerlo? Todos los logros seculares, por impresionantes que sean, no satisfarán nuestra alma. La vacuidad que tratamos de rellenar tiene una dimensión espiritual que solo Cristo puede ocupar. Por eso debemos orar: Señor, muéstranos tu visión para nuestra vida.
“RECONÓCELO… Y ÉL ENDEREZARÁ TUS VEREDAS” (Proverbios 3:6 RVR1960)

¡Cambiaré Yo!

La situación no va a cambiar, pero cambiaré yo. Decidí que esto que ahora estoy viviendo no me matará, sino que me hará más fuerte.
cambie-yo
Alguna gente sigue siendo igual de inconsecuente, no aprenden de sus errores ni les interesa corregir su presente. Pero he resuelto mantenerme firme y no permitir que la maldad se apoderé de mí. No actuaré impulsado por como actúen los demás, sino de acuerdo a mi conciencia y convicciones.
Mi rostro tal vez se vea igual, pero lo que yo siento dentro de mí es muy diferente. Me da fuerzas y me alienta, siento que puedo sonreír, y sin importar las situaciones, soy yo misma. Aún sin alas estoy volando, y en medio de mi desierto veo un manantial. Aunque hay piedras en el camino, pero si tropiezo con una de ellas trato de aprender y volverme a levantar.
Hay voces que intentan hacerme detener, pero no escucho ni presto atención porque voy enfocada hacia la meta. Allí me esperan aquellos que procuran siempre ver lo mejor de mí, que me estimulan a buscar lo óptimo y que me aman tal cual soy. Pero sobre todo, escucho la voz de quien más me ama, el que me ha dado la vida y desea llevarme siempre hacia metas más altas y mejores; quién si no, mi Dios y Salvador.

No temeré, seguiré adelante. De Dios proviene mi fuerza, de Él siempre viene mi ayuda. Y aunque algunas cosas no cambien, trataré de no estresarme, ¡cambiaré por mi bien! Creceré y ensancharé mi territorio porque tengo fe, creo en mi futuro y trabajaré por mi presente.

Ejercita tus sentidos espirituales

"Hijo de hombre, a ti te he puesto como centinela del pueblo de Israel. Por tanto, cuando oigas mi palabra, adviértele de mi parte" (Ezequiel 3:17).
oracionLa Biblia está repleta de escrituras y de historias que sostienen la importancia de velar y orar, y esto no es menos trascendente para los creyentes de hoy interesados en oír de Dios y alinearse con su voluntad. Ellos velan para que no sea juzgado lo que ven con sus ojos naturales ni oír con sus oídos naturales. En cambio, dejan que el Espíritu Santo entrene sus sentidos espirituales para que puedan agudizarse y ser más precisos en todo lo que atañe al espíritu.
Padre, no pongo mi confianza en lo que veo. Pongo mi confianza en ti y en tu Palabra. Soy quien Tú dices que soy, y puedo lograr lo que Tú dices que puedo lograr. Dios Todopoderoso, agudiza mi discernimiento espiritual para que pueda oírte claramente. Que la visión profética caiga hoy sobre mí. Coloca en mí la unción de Isacar para que sea entendido en todo tiempo. Dame sabiduría y dirección. “Señálame el camino que debo seguir, porque a ti elevo mi alma” (Salmos 143:8). Desarma los poderes malignos que operan para frustrar mi día, mis tareas y actividades. En el nombre de Jesús, amén.

El gran amor del Señor


El gran amor del Señor nunca cesa, 
Su misericordia jamás tiene fin. 
Nueva es cada mañana, cada mañana, 
tu gran fidelidad, Señor, 
tu gran fidelidad.

Pequeña alabanza cristiana basada en el texto bíblico de Lamentaciones 3. 22-24. Que por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias; nuevas son cada mañana. ¡Grande es tu fidelidad! Mi porción es Jehová; por tanto, en él esperaré, dice mi alma. 
Esta alabanza sirve de inspiración para cualquier cristiano. En muchos momentos en que uno se siente solo, en momentos en que parece que todo está destruido, como le ocurría al profeta Jeremías cuando escribió el texto original, es una bendición, es todo un pañuelo de consolación recordar que la misericordia de Dios es nueva cada mañana. En momentos que uno se siente destruido, abatido, hecho polvo, es toda una nueva construcción refrescar el corazón, renovar el alma, sabiendo que la misericordia del Señor es nueva cada mañana. Dios siempre está dispuesto a reflejar su misericordia, la bendición que recibimos de Él no es del día anterior, sino que cada amanecer la hace nueva, cada día es fresca, como el pan recién hecho, para nosotros. Motivos más que suficientes hay para darle gracias a Dios porque no solo no nos olvida sino que cada día envía bendición a nuestras vidas aunque todo esté destruido a nuestro alrededor.