jueves, 6 de agosto de 2015

El Guía

Cuentan que un guía estaba mostrando la “Cueva del Mamuth” a un grupo de turistas, y cuando llegaron al lugar conocido con el nombre de “La Catedral”, el guía se subió a una roca llamada “El Púlpito” y anunció con una sonrisa, que iba a pronunciar “un sermón muy importante”. Sin embargo, lo único que dijo fue: “Manténganse agrupados cerca de mí”.
Poco después, los turistas pudieron darse cuenta de la importancia “del sermón” que les pronunció el guía, pues solo manteniéndose muy cerca de él, era posible evitar los múltiples peligros que se escondían en el interior de “La Cueva del Mamuth”.
Nuestra vida es igual que la cueva del relato, tiene senderos y peligros desconocidos para nosotros, que sólo pueden enfrentarse cerca del Guía.
Jesús es nuestro buen Pastor y Él conoce nuestra historia, nuestro presente y lo que nos depara el futuro. Si permanecemos muy cerca de nuestro Guía, podremos eludir los peligros que nos aguardan, recorreremos la vida por los mejores senderos y llegaremos al destino.

Un Regalo Especial

Desde la muerte de su padre tres años antes, la familia de Roberto había luchado por subsistir. A pesar de los esfuerzos de su mamá, nunca había suficiente para todos. La pobre mujer trabajaba en el turno de noche en el hospital, pero lo poco que ganaba no le alcanzaba para más que lo estrictamente necesario.
Lo que faltaba en lo material a la familia de Roberto, lo compensaba el amor y la unidad familiar. Tanto sus dos hermanas mayores como su hermana menor ya le habían hecho a su mamá un bonito regalo de Navidad.
"No es justo", pensaba Roberto, que tenía apenas seis años de edad. Ya era Nochebuena, y él no tenía absolutamente nada que darle a su mamá.
Procurando contener las lágrimas, se encaminó a la calle donde había visto varias tiendas. Pasó por una tienda tras otra y contempló los escaparates decorados. Todos mostraban regalos que él nunca podría comprar.
Al caer la noche, Roberto se dio la vuelta, cabizbajo, para volver a casa, y notó de pronto el reflejo del sol poniente en una moneda que brillaba en la acera.
¡Nunca nadie se sintió tan rico como Roberto al recoger esa moneda!
Con su nuevo tesoro en la mano, entró alegre en la primera tienda que vio. Pero su ánimo decayó tan pronto como el vendedor le explicó que allí no podía comprar nada con una sola moneda.
Así que fue a una florería que vio en frente, e hizo cola detrás de unos clientes. Cuando le llegó el turno a Roberto, el dueño del establecimiento le preguntó.
—¿En qué puedo servirle, jovencito?
Roberto le mostró la moneda y le preguntó si eso le alcanzaba para comprar una flor para su mamá como regalo de Navidad. El comerciante lo miró con ternura, se agachó para estar a su altura y le dijo:
—Espera aquí un momento, que voy a ir a ver si hay algo que pueda servirte.

Un corazón consagrado

… haciendo lo recto ante los ojos del Señor 2ª Crónicas 20:32.
Un exitoso empresario cristiano compartió su historia en la iglesia. Fue sincero sobre sus luchas con la fe y su gran riqueza, y declaró: ¡La riqueza me asusta! Citó la afirmación de Jesús: es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios (Lucas 18:25), y también mencionó la historia del rico y Lázaro, en Lucas 16:19-32, en la que el rico termina en el infierno. La parábola del joven rico (Lucas 12:16-21) también lo perturbaba.
 Pero después, este empresario declaró: He aprendido una lección de la conclusión de Salomón sobre la abundancia de riquezas: todo es “vanidad(Eclesiastés 2:11). Salomón decidió no permitir que la riqueza se interpusiera en su devoción al Señor. Su deseo era servirlo con sus bienes y ayudar a los necesitados.

A través de los siglos, Dios ha bendecido materialmente a algunas personas. En 2 Crónicas 17:5, leemos sobre Josafat: El Señor confirmó el reino en su mano y tuvo riquezas y gloria en abundancia. Pero el rey no se enorgulleció, porque estaba consagrado de corazón al Señor (verso 6).

El Señor no está en contra de la riqueza, pero sí se opone a adquirirla de manera incorrecta y usarla mal. Él es digno de la devoción de todos sus seguidores. 
La gratitud genera satisfacción. ¿Por qué estás agradecido?
Con o sin riquezas, un corazón consagrado agrada a Dios.


¡No seas soñador...!

Hay una expresión muy conocida, que se suele emplear cuando una persona comienza a hablar sobre algún deseo un tanto difícil de cumplir según la opinión de los demás, o una meta a la que éstos dudan que se puede llegar. Nada más comenzar a hablar de tus deseos, te dan la respuesta: “serás soñador...”, y lo dicen en un sentido de burla, lo dicen como si estuvieras hablando de algo imposible.
Tomando el lado positivo de esta expresión podemos verificar su certeza y además, transformarla de un sarcástico “serás soñador...” a un entusiasta ¡el sueño es real!
Los sueños son deseos, anhelos y visiones que provienen de lo más profundo de nuestro corazón, cosas que realmente anhelamos, sean personales o materiales, y claro que son válidos. Dios nos hizo seres humanos con sentimientos y deseos, con imaginación y aspiraciones.
Las personas que sueñan, habitualmente viven con ganas de superarse, de tener una vida mejor, tienen una idea clara sobre lo que están dispuestos a realizar y sobre todo, creen firmemente que pueden transformar los sueños en realidad.
Todos tenemos algún sueño, algo que queremos y deseamos con todo nuestro corazón, quizá ser los mejores en nuestra profesión, los mejores en la escuela, formar una buena familia, servir a Dios en gran manera, etc.. También en algún momento, hemos escuchado opiniones de otras personas que dicen que no podremos, o ponen en duda nuestra capacidad para cumplirlos.

La lluvia temprana y la tardía

Vosotros también, hijos de Sión, alegraos y gozaos en Jehová vuestro Dios; porque os ha dado la primera lluvia a su tiempo, y hará descender sobre vosotros lluvia temprana y tardía como al principio. Joel 2:23.
En las iglesias se producirá una manifestación maravillosa del poder de Dios, pero no afectará a quienes no se hayan humillado ante el Señor y le hayan abierto las puertas de su corazón, mediante la confesión y el arrepentimiento. En su ceguera, estos últimos verán la manifestación del poder que alumbrará la tierra con la gloria de Dios como algo peligroso, algo que suscitará sus temores y se obstinarán en hacerle frente. Se opondrán a la obra del Señor puesto que Él no actuará conforme a sus expectativas e ideales. “¿Por qué no hemos de conocer el Espíritu de Dios” dirán, “si hemos estado en la obra durante tantos años?” Porque no han respondido a las advertencias y a las súplicas de los mensajes divinos, sino que han dicho repetidamente: “Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad”. Apocalipsis 3:17.