jueves, 23 de julio de 2015

Las tres caras de la hipocresía

“Ahora bien, ten en cuenta que en los últimos días vendrán tiempos difíciles. La gente estará llena de egoísmo y avaricia; serán jactanciosos, arrogantes, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, insensibles, implacables, calumniadores, libertinos, despiadados, enemigos de todo lo bueno, traicioneros, impetuosos, vanidosos y más amigos del placer que de Dios. Aparentarán ser piadosos, pero su conducta desmentirá el poder de la piedad. ¡Con esa gente ni te metas!”
(2 Timoteo 3:1-5 NVI)
¿Eres tú una persona que excluye a Dios, que se niega a reconocer su soberanía y que no respeta los límites divinos?…
Esta pregunta no es para juzgarte, sino para que después de reconocer y analizar quién eres, tomes la decisión de cambiar las actitudes que en vez de traer cosas buenas a tu vida, te apartan cada vez más de lo que significa el vivir con Cristo cargado de bendiciones.
Según el diccionario Bíblico de Holman, ser hipócrita es pretender ser lo que uno realmente no es delante de nuestro prójimo, es permitir la falsedad en nuestros actos, es manifestar, a través de lo que decimos y hacemos, oposición a Dios al no tener en cuenta lo que nos enseña y actuar en contradicción a lo que profesamos.
Existen 3 tipos de hipocresía, la hipocresía hacia Dios, hacia nuestro prójimo y hacia nosotros mismos.
Somos hipócritas con Nuestro Padre celestial, cuando nuestras oraciones son rutinarias obviando la religiosidad, y nos presentamos delante de Él sin reconocer nuestras faltas o lo que es peor, pidiendo perdón sin un verdadero arrepentimiento; cuando queremos recibir bendiciones sin una muestra real de cambio en nuestro proceder y sí, afirmamos que tenemos una relación personal con Él, pero vivimos en la oscuridad, mentimos y no ponemos en práctica la verdad (1 Juan 1:6 NVI).
Somos hipócritas con nuestro prójimo, al criticar y sacar a relucir los defectos de las otras personas, sin usar antes el espejo para así no ver más allá de nuestro reflejo superficial y escudriñar en lo más profundo de nuestra alma, para descubrir lo que realmente nos domina. Es fácil señalar a quien según nuestros propios criterios, falla constantemente, pero ¿quién nos da el derecho de emitir falsas palabras hacia los comportamientos ajenos, cuando no somos capaces de mirar hacia nuestro interior para realizar un diagnóstico digno de un hijo de Dios? Decimos que somos Cristianos, pero somos indiferentes ante el dolor o las situaciones que personas cercanas viven, ignoramos nuestro deber de ayudar a otros, de poner nuestro granito de arena en un mundo que necesita personas dispuestas a marcar la diferencia y dar a conocer a Dios a través de sus acciones de amor, honestidad, amabilidad y paciencia; somos egoístas y vivimos pensando en nuestro propio bienestar, en acumular dinero y cosas materiales, en dar pie a una vida de apariencias antes de pensar en quien está a nuestro lado y necesita de nuestra ayuda o de una palabra de aliento oportuna; una palabra que le permita salir a flote y seguir adelante en medio de una situación difícil. Somos cobardes y nos rehusamos a limpiar y sacar fuera la basura con la que a diario alimentamos nuestra existencia.
“¡Hipócrita!, saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás con claridad para sacar la astilla del ojo de tu hermano”. (Mateo 7:5 NVI)

La purificación de la iglesia

Se sentará para afinar y limpiar la plata; porque limpiará a los hijos de Leví, los afinará como a oro y como a plata, y traerán a Jehová ofrenda en justicia. Malaquías 3:3.
Ha llegado el tiempo en el que el poder del super-mentiroso se revelará con mayor osadía. Sus mentiras ganarán tanto en seducción alucinadora que confundirán, y si es posible, engañarán hasta a los escogidos. El príncipe de las tinieblas y sus malos ángeles están obrando sobre la cristiandad, e induciendo a los que profesan el nombre de Cristo a colocarse bajo el estandarte de las tinieblas, para luchar contra los que guardan los mandamientos de Dios y tienen la fe depositada en Jesús.
La iglesia apóstata se unirá con los poderes de la tierra y del infierno, para colocarse sobre la frente o la mano la marca de la bestia, e inducir a los hijos de Dios a adorar a la bestia y a su imagen. Procurarán obligarlos a renegar de su fidelidad a la ley de Dios y a rendir homenaje... al papado. Entonces vendrán tiempos en que las almas de los hombres serán probadas, pues la confederación de la apostasía exigirá que los fieles súbditos de Dios repudien la ley de Jehová y la verdad de su Palabra. Entonces el oro será separado de la escoria, y se pondrá de manifiesto quiénes son piadosos, leales y sinceros y quiénes son desleales…
¡Qué cantidad de tamo será aventado entonces por el "soplo" de Dios! Donde ahora nuestros ojos solo alcanzan a ver fecundos trigales, se verá la paja aventada por el bieldo de Dios. Todo aquel cuya vida no esté centrada en Cristo no podrá soportar la prueba de ese día. Mientras los que están vestidos con la justicia de Cristo permanecerán fieles a la verdad y al deber, los que han confiado en su propia justicia se alistarán bajo el tétrico estandarte del príncipe de las tinieblas. Entonces se hará notorio si se ha elegido a Cristo o a Belial. Los que no han confiado en sí mismos, con los que han estado en situaciones tan particulares que no se atrevieron a resistir afrentas y vituperios, al fin todos, se pondrán abiertamente de parte de Cristo y de su ley. En cambio, muchos que en apariencia eran árboles florecientes pero sin fruto, se unirán a las multitudes que hacen el mal, y todos ellos recibirán la señal de la apostasía en su frente o en su mano.

Dios no acepta devoluciones

Hoy es el día de que vuelvas a sentir la relación con tu pareja como tu primer amor. Hoy es el día en el cual debes pararte firme y luchar por la restauración de tu matrimonio.
Hoy en día la gente quiere hacer con su matrimonio lo mismo que cuando va a los almacenes y compra algo pero luego, al llegar a casa, se lo prueban nuevamente y cuando lo usan se dan cuenta que no les gusta y lo devuelven. Pero el plan de Dios para el matrimonio no es así; de otra manera Dios habría creado otras mujeres u otros hombres por si a Eva no le gustaba Adán o viceversa.
Debemos entender que en los matrimonios nuestros caracteres y personalidades son diferentes, ya que si fuéramos iguales seriamos los más infelices de esta tierra. Sin embargo, lo mas difícil es la situación en la que uno de los dos quiere devolver a su pareja al lugar de donde lo(a) tomó, y emprender una relación con otra persona únicamente porque ya no soporta su forma de ser, y se olvidan que las faltas, errores y debilidades más grandes no las tienen los demás sino nosotros mismos.
Por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre. Marcos 10:9
Vela por tu matrimonio. Cultiva tu matrimonio. Pelea por tu matrimonio, porque si estás unido (a) a tu pareja es porque Dios te unió a ella y su propósito es que vivas con esa persona toda la vida. Aunque este mundo ha tirado por la borda los valores establecidos por Dios, nuestra responsabilidad es ponerlos bien alto no solo de palabras sino de hechos; ya que cuántos predicadores, ministros y llamados líderes cristianos proclaman que Dios no se agrada del divorcio, pero en su vida testifican todo lo contrario.
Cuando te uniste a tu pareja lo hiciste por amor, y aquellas debilidades que tenía no las veías pero, ¿que sucedió para que hoy en día esas debilidades sean el centro de tu atención?, ¿qué ha pasado dentro de ti que estás más enfocado (a) en lo malo que en lo bueno de tu pareja? Muchos dicen: lo que pasa es que ha cambiado mucho;... y ¿no será todo lo contrario?, ¿no será que ese afecto, amor, ternura y comprensión que sentías por tu pareja ha sido ahogado por las cosas malas que ves en él o ella? DIOS NO ACEPTA DEVOLUCIONES. Hoy es el día de que vuelvas a iniciar tu relación matrimonial.Hoy es el día de que vuelvas a tu primer amor en la relación con tu pareja. Hoy es el día en el que debes pararte firme y luchar por la restauración de tu matrimonio. Si otros han preferido tirar por la borda su matrimonio allá ellos, pero no podemos abortar el propósito de Dios; a ti y a mí no se nos está permitido devolver lo que Dios un día nos dio.

Oraciones Con Promesas Para Tus Hijos

“MI ESPÍRITU DERRAMARÉ SOBRE TU DESCENDENCIA, Y MI BENDICIÓN SOBRE TUS RENUEVOS…” (Isaías 44:3)

En Israel, los padres imponen las manos sobre sus hijos, pasando la bendición de Dios de generación a generación. ¡Tú puedes hacer lo mismo!
Puedes orar, reclamando las promesas del Señor sobre tu familia y declarar que se cumpla su voluntad en sus vidas. ¿Son eficaces tales oraciones? ¡Desde luego que sí! Dios dice: “…así será mi palabra que sale de mi boca: no volverá a Mí vacía, sino que hará lo que Yo quiero y será prosperada en aquello para lo cual la envié” (Isaías 55:11). Estas son algunas oraciones con promesas que puedes realizar a favor de tus hijos:
(1) “Mi Espíritu derramaré sobre tu descendencia… Este dirá: Yo soy del Señor” (Isaías 44:3b,5).
(2) “Mi Espíritu que está sobre ti y mis palabras que puse en tu boca, no faltarán jamás de tu boca ni de la boca de tus hijos ni de la boca de los hijos de tus hijos… desde ahora y para siempre” (Isaías 59:21b).
(3) “Reprime del llanto tu voz… porque salario hay para tu trabajo… Volverán de la Tierra del enemigo. Esperanza hay también para tu porvenir, dice el Señor…” (Jeremías 31:16,17).
(4) “…la descendencia de los justos se librará” (Proverbios 11:21b).
(5) “Bienaventurado el hombre que teme al Señor y en sus mandamientos se deleita en gran manera. Su descendencia será poderosa en la Tierra; la generación de los rectos será bendita. Bienes y riquezas hay en su casa, y su justicia permanece para siempre” (Salmo 112:1-3).

No puedes…

¿Hay algo que Dios no pueda hacer? La respuesta parece obvia porque Dios es todopoderoso, pero son varias cosas que no puede hacer, entre ellas no puede mentir, robar ni engañar.
Él no puede pecar porque su palabra dice que es “Santo, Santo, Santo”. Al mismo tiempo, ¿hay algo que un hijo de Dios no pueda hacer?
Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Mateo 16:24
¿Quieres ser un hombre o una mujer de Dios? Para serlo debes poner atención a lo que significa “Renunciar”; se considera renuncia al “abandono voluntario o apartar algo a lo que se tiene derecho”. Para ser un seguidor de Cristo se debe pagar un precio, pagar por lo que nadie quiere, ir donde nadie quiere ir, apartar un tiempo importante para estar a solas con Él.
Son pocos los que comprenden qué es seguir a Jesús. Es fácil ser un espectador y estar sentado los domingos en la iglesia, cuando lo difícil está en ser un héroe de la fe, como Abraham, Moisés, Elías, o un mártir como los discípulos de Jesús, un ministro capacitado y preparado para toda buena obra ¡Ese es un hombre de Dios!
Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo. Filipenses 3:7-8