sábado, 4 de julio de 2015

¿Qué es el Sábado Santo?

El Sábado Santo es el nombre dado al día entre el Viernes Santo y el Domingo de Pascua. Algunos cristianos reconocen este día como el séptimo día de la Semana Santa, el día en que Jesús "descansó" en su obra de proveer la salvación para el mundo. El Sábado Santo es el día en que Jesús permaneció en la tumba donde había sido enterrado después de Su crucifixión (Mateo 27,59-60;Marcos 15:46,Lucas 23:53-54,Juan 19:39-42). 
Si alguna iglesia lo celebra, tradicionalmente lo hace con la observación de un día de reflexión sombría, contemplando el mundo de oscuridad que existiría sin la esperanza de la resurrección de Cristo.
La única referencia bíblica a lo que sucedió el sábado entre la muerte y resurrección de Jesús se encuentra en Mateo 27:62-66. Después de la puesta del sol del sábado, al final del día de reposo, los sumos sacerdotes y fariseos fueron a Poncio Pilato y le pidieron que un guardia se colocara en la tumba de Jesús, para evitar que sus discípulos sacaran y se llevaran el cuerpo. Se acordaban de que Jesús dijo que resucitaría en tres días (Juan 2:19-21) y querían hacer todo lo posible para evitar que desapareciera el cuerpo. Sabemos, de los siguientes relatos, que los guardias romanos se sabían totalmente insuficientes para impedir un prodigio de esa índole, y los que regresaron a la tumba la mañana del domingo la encontraron vacía. El Señor había resucitado.


¿Dónde has puesto tu confianza en Dios?

“¡BENDITO EL HOMBRE QUE CONFÍA EN EL SEÑOR, CUYA CONFIANZA ESTÁ PUESTA EN EL SEÑOR!…” (Jeremías 17:7)
Para triunfar en cualquier cosa que Dios quiere que hagas, debes aprender a tener confianza, no en ti mismo, sino en Cristo. Escucha a Pablo: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13). Jesús dijo: “…separados de mí nada podéis hacer” (Juan 15:5b). Pero parece ser que aprender esta verdad lleva toda la vida. La mayoría de nuestras luchas y frustraciones vienen por poner nuestra confianza en el lugar equivocado. 
Pablo dijo: "Nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne” (Filipenses 3:3b)Ahora bien, Pablo no estaba diciendo que no confiemos en nadie. No, quería decir que si ponemos en otros o en nosotros mismos, la confianza que solo pertenece al Señor, no lograremos nada.. 
Para lograr algo, debemos tener confianza, pero ante todo, ha de ser en Dios.Tenemos que creer que Él desea que salgamos bien. Puede que fallemos de camino al éxito, pero si confiamos en el Señor, Él tomará nuestros errores y hará que sirvan para nuestro bien y su gloria (Romanos 8:28).
A veces nuestra confianza se resiente cuando pasamos por pruebas, especialmente si son largas. Cuando esto ocurre, debemos aprender a hacer lo que hizo David: “...el alma de todo el pueblo estaba llena de amargura, cada uno por sus hijos y por sus hijas. Pero David halló fortaleza en Jehová, su Dios," (1 Samuel 30:6b). Cuando David no tuvo a nadie que creyera en él, creyó en sí mismo y en la capacidad del Señor de obrar a través suyo.  
“El Señor me dijo que si no creía en mí misma, es que realmente no creía en Él. Dijo: Estoy en ti, pero solo puedo hacer a través tuyo, lo que Tú crees que puedo hacer.

Lo que satisface realmente en la vida

SALMOS 49:6-7 “Los que confían en sus bienes, y de la muchedumbre de sus riquezas se jactan, ninguno de ellos podrá en manera alguna redimir al hermano, ni dar a Dios su rescate”. (Reina y Valera)
satisfecha“Ellos confían en sus riquezas y se jactan de sus muchos bienes, pero nadie puede salvarse a sí mismo ni pagarle a Dios porque le salve la vida.” (Vers. Dios Habla Hoy)
Las riquezas producen en la gente una sensación de seguridad y omnipotencia. Un pensamiento general dice que “todo se consigue con dinero”. Eso puede ser cierto para lo material, pero es inexacto para las cosas espirituales.
Se pueden comprar remedios, pero no la sanidad; se puede comprar comida, pero no el buen apetito; se puede comprar una mujer de la calle, pero no el verdadero amor matrimonial; se puede comprar un rato de alegría, pero no la felicidad; se puede comprar un sedante, pero no la paz verdadera en el corazón.

Para muchas personas su dios son las riquezas, y corren detrás de ellas de forma desenfrenada, para conseguirlas a cualquier costo.

Tiempo de cosecha

A ti que has creído, a ti que has labrado tierra dura y no te has rendido, a ti que has regado la preciosa semilla con obediencia, oración y diligencia, finalmente tu cosecha ha llegado.
A ti que has ido más allá y has decidido no ser del montón, está a punto de llegarte esa cosecha que has palpado en la presencia de tu Dios. Ese soplo divino que ordena a la vid dar fruto a su tiempo ya viene en camino.
El Dios Altísimo ha hecho recuento de todos los días que has salido a labrar diligentemente la tierra, a pesar de que todo tu ser se amotinó contra ti. El Dios Todopoderoso, en este momento, está pensando cómo bendecir tu esfuerzo. Está revisando los registros que muestran que has empeñado tus sueños con tal de comprar más semillas preciosas para sembrar.
Aquél que ha sembrado fe, pronto cosechará milagros. Aquél que no se ha detenido a pesar de los obstáculos, florece en espíritu. Aquél que ha cosechado dominio propio y se ha desprendido del pecado, recibe la corona de vida que Dios ha prometido a los que le aman.