domingo, 28 de junio de 2015

La Obra Maestra de Dios

pinceles pintura obra maestra¿Te has fijado en el precio de algunas obras de arte? Muchos desembolsan miles de euros para tener en su poder ciertas pinturas o esculturas creadas por algunos de los artistas más talentosos (la mayoría ya muertos). Es verdaderamente asombroso el hecho de que los medios de prensa anuncien frecuentemente, una nueva venta millonaria de una de estas obras. Se pagan verdaderas fortunas a cambio de un dibujo, una talla, un lienzo coloreado, etc., aunque algunas de estas artesanías solo pueden ser adquiridas por personas con muy alto poder adquisitivo, y otras valen tanto que su precio es "incalculable". 

¿Qué es lo que hace a una obra ser maestra?
No es el qué, es un "quién", y la hace un maestro.

¿Sabes que hay un maestro que trabaja día y noche para sacar lo mejor de ti? Tu vida es una obra magistral que vive y respira, una obra que un día fue adquirida por el Hijo de Dios, y en breve será trasladada al lugar mas exclusivo del universo "La ciudad celestial". Una obra que fue comprada con el precio más alto que jamás se ha pagado ni se pagará jamás, y ya no estás en venta. Eres arte puro de Dios, con su toque perfecto; Él ha pintado con su pulso maestro en el lienzo de tu vida, ha trazado su mejor dibujo, usa hermosos colores y, con sus más suaves pinceles te retoca día a día. Él está seguro de su talento pero también sabe que llevas trabajo, por lo que te dedica mucha concentración y esfuerzo, te brinda su mejor tiempo, inspiración, creatividad, y pone todo su amor para hacer la obra maestra que confía que serás; y lo hace con verdadero placer porque eres su pasión. Cada linea trazada por su pincel, cada color, simboliza una cualidad suya que quiere formar en ti. Si has puesto tu vida en sus manos puedes estar tranquilo, no solo por el hecho de 
que sean las manos del mejor artista, del mejor maestro, sino porque Él ama a sus obras.
 "Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas". Efesios 2:10. 

Nuevas oportunidades, Nuevas posibilidades

“Cualquier cosa que puedas hacer, o soñar que puedes, empiézala. Porque la audacia tiene genio, poder y magia.”  
Todos sabemos que el cambio es inevitable, sin embargo, muy poco o nada hacemos por cambiar. Pero vivimos en un mundo constante de cambios que requiere nuevas soluciones con el fin de avanzar en cualquier área, y si no te quieres estancar debes buscar cambiar. Si quieres triunfar debes pensar qué cambios quieres hacer en tu vida, y atreverte a realizarlos.
“No basta saber, se debe también aplicar. No es suficiente querer, se debe también hacer.” 
Cada día hay nuevas oportunidades, nuevas posibilidades, y no tienes excusas para no hacer aquello que quieres hacer. Los mayores obstáculos no están afuera, están dentro de nosotros; hay gigantes con los cuales estás luchando que no te dejan avanzar y mucho menos cambiar, por ejemplo: la duda, la baja autoestima, la falta de confianza, la inseguridad,... entre otros.
Cuando piensas en tus gigantes, crees que no estás hecho(a) para ganar; y se te están yendo las oportunidades de avanzar, se te cierran las posibilidades y se van los mejores años de tu vida. Tus gigantes te atemorizan de tal forma que te dices “no puedo cambiar.” En fin, acabamos convertidos en victimas del cambio.
“Si no haces cambios en tu vida, la vida no puede darte lo que esperas.” 

¿Estás cerca de Dios?

¿Has pensado en lo que significa la oración en la iglesia? Si leemos el libro de los Hechos podemos ver la vida de grandes hombres de Dios. Por ejemplo, los primeros discípulos eran hombres sin letras y del pueblo, pero maravillaban a muchos. Hombres que, después de sufrir amenazas y afrentas, doblaban sus rodillas para pedir fortaleza y valor (Hechos 4:29-30), para tomar una decisión (Hechos 1:24), para pedir sanidad (Salmos 30:2), o por un milagro (1 Samuel 1:10-11).
Si leemos todos los libros de la Biblia, vemos que cada hombre que caminaba con Dios, véase Abraham, Isaac, Jacob, Moisés, Josué, los Jueces de Israel, el Rey David, los profetas, Jesucristo o los Apóstoles, todos tenían una vida de oración que les permitía estar cerca de Dios y alcanzar su favor.
Sin embargo, la iglesia de hoy se ha acostumbrado a no orar, ya no dobla rodillas, no se quebranta en la presencia de Dios ni clama delante de Él.
Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua. Jeremías 2:13

El niño de Belén era el Dios todopoderoso

Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón. Lucas 2:7
Ante un recién nacido siempre sentimos una mezcla de emoción y admiración. Así sucedió con los pastores cuando Jesús nació. Habían sido advertidos por un ángel, que el niño que iban a encontrar, acostado en un pesebre en Belén, la ciudad de David, era el Salvador, el Cristo, el Señor. Y al verlo se maravillaron y glorificaron a Dios.

Inline image 1Sentimos la misma admiración al leer este pasaje. Estamos ante una belleza sublime pero no comprendemos suficientemente, el misterio de este nacimiento. El misterio es que Dios tenía que hacerse hombre, como estaba profetizado; o sea, pasar por el proceso que vive todo hombre desde el nacimiento hasta la edad adulta. El misterio de Belén, el niño Jesús, es la manifestación de un hecho único que sobrepasa todo conocimiento humano: la encarnación de Dios, es decir, Dios hecho hombre. Jesús es el Hijo de Dios. Es la base de la fe en Jesús, el Salvador del mundo. Jesús es plenamente hombre y plenamente Dios.

El hecho de que Jesús se rebajara de tal modo que se lo conozca como "el niño de Belén", o "el hombre crucificado del Gólgota", no es óbice para que sea el Todopoderoso. Al contrario, Jesús, el Hijo de Dios, es la verdadera revelación del poder y del amor divinos.

¡Qué bella prueba de amor por parte de Dios, que vino a vivir entre los hombres bajo la forma tan frágil de un recién nacido! La encarnación de Dios es la demostración del amor divino hacia el hombre, y para nosotros es un motivo de adoración: Jesús, el “Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros(Juan 1:14).