Tengo veintiséis años y estoy a punto de casarme. Pero últimamente conocí a una chica que me gusta mucho, y me parece que el amor por mi prometida está disminuyendo. Estoy en una situación en que no sé decidir entre ambas. ¿Qué me aconseja?
Primero, consideremos que, casi todos los jóvenes poco antes de casarse, pierden interés en su prometida, o sienten dudas como resultado del temor a perder su libertad o a equivocarse para siempre. Téngalo en cuenta.
Segundo, hágase las siguientes preguntas acerca de esta nueva señorita. ¿La conozco lo suficiente como para que ella pueda robar totalmente el amor que siento por mi prometida? ¿Si ella me rechazara, regresaría a mi novia prometida, o no? ¿Tengo mi conciencia tranquila al aceptar la idea de casarme con esta señorita que apenas conozco? ¿Puedo conversar con ella sin aburrirme más fácilmente que con mi novia, con la cual he hablado durante tanto tiempo? ¿Qué es lo que de veras me atrae de esta señorita? ¿Es su aspecto físico? ¿Es su atractivo superficial? Piense en la familia de ella, en su personalidad.
Tercero, Dios sabe cuál es la señorita adecuada para usted, porque “somos creación de Dios, creados en Cristo para buenas obras”, dice Efesios capítulo 2. Por lo tanto, debe cuidarse de no actuar neciamente, sino con sabiduría. Si usted es un cristiano de verdad, tiene el privilegio de presentarle ese dilema a Dios. Esto es importante, necesita pasar horas hablando con Dios y leyendo la Biblia, para tomar una decisión sabia y entendida de Su voluntad. ¡Qué hermoso es saber que Dios contesta la oración!