martes, 9 de junio de 2015

No le permita a Darwin hacer un mono de usted

Aceptamos demasiadas cosas en esta vida como verdaderas, cuando realmente no lo son. Otras veces parecemos niños a pesar de crecer, y creemos en Santa Claus o Papá Noel, etc., y otras, aceptamos, sin reflexionar en ellas, algunas “verdades” previamente admitidas como reales, y luego nos enteramos de lo verdaderamente real del mundo a nuestro alrededor.
Sin embargo, algunos no cambian de creencia y van por la vida creyendo la misma cosa, principalmente porque nada ha venido a enseñarles de otra manera. Esto está bien siempre que exista algún indicio de verdad en lo que están creyendo, pero puede haber algunas cosas que les enseñaron que eran falsas. A pesar de todo ello, el mundo ha continuado y esas explicaciones están presentes pero han sido olvidadas. Lo que es más importante de lo que pensamos.

¿El término “caldo de cultivo” agita cualquier célula cerebral? Esto fue un experimento de Stanley Miller en los años cincuenta, que pretendía producir vida a través de un “caldo” de productos químicos, puestos en un recipiente lleno de gases, a los que dio energía con una conexión rápida de electricidad.
La idea era que esta combinación reprodujera todas las condiciones de aquellos millones de años sobre la Tierra, cuando la primera vida apareció, y el experimento se intentó hacer en un laboratorio. ¿Se puede creer, aún, que esta es la mejor explicación de cómo la vida se produjo? Recapacite.
Este experimento fue, durante los últimos 20 o 30 años, totalmente desacreditado por la comunidad científica. Menos mal que esta “gema” pequeña de información, no se ha filtrado definitivamente a través de nosotros, a nuestro sistema de educación. Las objeciones incluyen el hecho de que ellos hicieron las mediciones equivocadas acerca de los gases y la cantidad de electricidad necesitada para hacerlo trabajar. En otras palabras, ellos se las arreglaron para conseguir la mayor parte del experimento, equivocadamente.

¿No nos llena esto de confianza? Todavía algunos libros de texto de escuela ofrecen el experimento y, aunque otros pueden presentarlo con la advertencia de que no es el dato más apropiado, es incluido porque los científicos no han encontrado una mejor prueba para los datos, y ¡ya habían dado alguna explicación para reflejar su criterio al mundo!
Pero hay iniciativas más profundas sobre la teoría de que la vida en la Tierra podría haber comenzado de una manera similar. Preguntas como de dónde vinimos, son contestadas estos días por muchos científicos siguiendo los principios propuestos a mediados del siglo XIX, por Charles Darwin bajo la Teoría de la Evolución. Esta creencia se ha venido presentando como cierta desde entonces, con la firme convicción en los corazones y mentes de los científicos por encima de todo. ¿Es porque era una buena teoría? No exactamente. El problema es que ha sido la única teoría que la ciencia ha propuesto y, para muchos científicos, es el único juego posible, para ellos otra alternativa sería inconcebible.
Aseguran no haber cometido errores en este programa, organizado por el enemigo de la religión, aunque la mayoría de los científicos trabaja hoy en una variedad de disciplinas. La Teoría de la Evolución ha venido a ser casi un sistema "religioso" del más alto orden.

Con un juego de dogmas firmemente atrincherado en el pasado, basados alrededor del libro que declararon santo, “El Origen de las Especies”, la Teoría Evolutiva se antepone como un mecanismo para explicar todos los misterios de la vida.
Esto, incluso, tiene sus propios sacerdotes; los autodenominados portavoces, tales como el biólogo Richard Dawkins, para organizar su defensa argumental. Dawkins ha dicho, “es totalmente seguro decir que si usted encuentra a alguien que dice no creer en la evolución, esa persona es ignorante, estúpida o demente”. ¡Si esa no es una fe ciega... entonces no sé lo que es! ¿Qué le recuerda esto? Recuerda a la Iglesia medieval, celosa de proteger sus dogmas difamando la desviación más ligera de ellos, y castigando a los “herejes” ardiendo en el poste.
Una asunción básica de la evolución es que la vida apareció por casualidad. El proceso usual, como ya fue descrito, es que, aparte de que la vida ya fue obtenida hace unos pocos millones de años, una mezcolanza de químicos arremolinándose fuera de la atmósfera correcta, producirían, de nuevo, la forma más simple de vida, que habría evolucionado en unos pocos millones de años más en organismos simples, los cuales, después de otros pocos millones de años más, modificaron y se convirtieron en las siguientes generaciones, en organismos más complejos, produciendo eventualmente a la humanidad.
Este es el proceso mediante el cual el “caldo primordial”, dado hace bastante tiempo, produciría eventualmente a todos nosotros, por medio de las amebas, peces, pequeños mamíferos y una variedad de monos. Esto ha sido el conocimiento supremo en la comunidad científica y educativa. Los museos de Historia Natural son santuarios virtuales de estas ideas, y niños en edad escolar son alimentados con la evolución como la explicación de los orígenes de la vida y de la humanidad.

Jesús y la samaritana

Pasaje Clave: Juan 4:1-38
Jesús quería evitar problemas con los fariseos por lo tanto, ¿qué decide hacer y por dónde elige pasar? (versos.1-4).
Antes de continuar, tengamos en cuenta algo muy importante para entender claramente de qué va esta historia.
Judíos y samaritanos se odiaban. Los samaritanos eran un número considerable en la población total de Palestina. Y los judíos los odiaban y rechazaban cualquier tipo de trato con ellos, porque los samaritanos descendían de la unión de asirios con judíos. No eran judíos “puros” sino un pueblo “mixto”. Aquello constituía un grave problema racial. Un problema que, en diferentes lugares del mundo, persiste hasta nuestros días. Recordemos también que Jesús era judío y que en su camino eligió pasar por Samaria.
¿Qué sucede allí?
¡Jesús se cansó de caminar! Al mediodía (la hora sexta) y con un calor agobiante, decide descansar. Es plenamente Dios y nada lo cansa, pero también es humano y se cansaba como cualquiera de nosotros.
¿Con quién se encuentra junto al pozo?
¿Y cómo reacciona la mujer samaritana?
Ella se pone a la defensiva. “Es un hombre, ¡un judío!, y encima me pide que le saque agua del pozo y le dé de beber, ¡quién se cree que es!”.
Jesús no pierde tiempo, va directamente al grano y empieza a hablarle de temas espirituales, que sacarán a la luz la necesidad escondida en el corazón de esta mujer. - 
Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: "Dame de beber", tú le pedirías, y él te daría agua viva. (verso 10)
¿Entiende la samaritana lo que Jesús estaba queriendo decirle?
Ella hablaba del pozo, de lo profundo que era, del agua, de los camellos, pero Jesús ¿de qué hablaba?
“Si tomas de esta agua volverás a tener sed, pero si bebes del agua que yo quiero darte nunca más tendrás sed, y no solo eso, será una fuente de agua en tu corazón que nunca se acabará. Está bien que tengas sed, pero no tienes que vivir con sed para siempre. Yo puedo hacer algo completamente nuevo en tu corazón”.

Rechazado

Josías reinó en Jerusalén treinta y un años. Durante todo ese tiempo, hizo lo que era agradable a los ojos de Dios, no se apartó de lo que era correcto. Desde el duodécimo año, empezó a purificar Jerusalén, destruyó todos los santuarios y altares paganos, los ídolos tallados y las imágenes fundidas. Nunca hubo un rey como él, que se volviera al Señor con todo su corazón, con toda su alma y con todas sus fuerzas.
Sin embargo, el rey Saúl hizo todo lo contrario. La misión que Dios le dio fue destruir por completo a toda la nación amalecita, pero él sólo destruyó lo que no tenía valor, lo que era de mala calidad; le perdonó la vida al rey de Amalec, se quedó con lo mejor del ganado y con todo lo que le atrajo, poniendo como excusa que serían para sacrificarlos al Señor. Por esta razón, Dios lamentó haberlo hecho rey, porque no le fue leal y se negó a obedecer su mandato.
La rebelión es tan pecaminosa como la hechicería, y la terquedad, tan mala como rendir culto a ídolos. 1 Samuel 15:23ª (NTV)

La obra de Dios

Como tú no sabes cuál es el camino del viento, o cómo crecen los huesos en el vientre de la mujer encinta, así ignoras la obra de Dios, el cual hace todas las cosas. Eclesiastés 11:5 
Muchas personas al no ver tangible el obrar de Dios, se desaniman, dejan de orar y buscar al Señor. Hay tiempos de la vida cristiana en los que parece como si nuestras oraciones no llegaran al Señor, pero eso no significa que Él no esté obrando. Precisamente los tiempos de silencio son tiempos en los cuales Dios está activo, trabajando para acomodar las cosas y facilitar su acción. El desánimo, durante esos tiempos de espera, muchas veces vence al cristiano más ferviente. Incluso tú puede que te encuentres cansado y desanimado de haber orado tanto tiempo y no recibir, aparentemente, una respuesta específica del Señor.
El pasaje bíblico anterior te quiere animar, diciendo que Dios obra de maneras misteriosas a nuestro simple parecer, de formas que no solemos entender. El ejemplo del viento y la gestación de un nuevo ser ponen de manifiesto que, a pesar de que no veamos el obrar de Dios, ¡Él está obrando desde el mismo momento que empezamos a orar hace ya mucho tiempo!

Oportunidad y Valentía

Está escrito que “la oportunidad siempre ha estado a la espera de personas valientes”. La oportunidad es el momento ideal o propicio para algo, y cuando las hay, los que son valientes se lanzan en busca de ellas porque les permitirán alcanzar las cosas que desean.
La valentía no es la ausencia del miedo, más bien es ir por encima de ese temor, superarlo y no dejar que te obstaculice en lo que te has propuesto lograr.
Cuando tienes oportunidad de algo, y con todo tu corazón, crees que es el momento perfecto para hacerlo, lánzate, “porque el que no arriesga, no gana”.
Dios nos brinda oportunidades maravillosas de hacer muchas cosas. Amar, sentir, reír, trabajar, soñar, construir. Y no solo de hacer cosas, sino también de corregir errores que hayamos cometido, porque nadie es lo suficientemente perfecto como para no cometer errores nunca.
Por esta razón Dios nos ofrece cada día una nueva oportunidad para hacer algo. Pero también está en cada uno de nosotros saber aprovecharlas y poder apreciarlas como oportunidades. Hay quien ve caer la lluvia y se lamenta, y hay quien ve caer la lluvia y piensa en que es buen día para vender paraguas.
El modo en que vemos las cosas y las percibimos, muchas veces nos trae la derrota o la victoria. Pero puede que hoy sea un bellísimo día para que aproveches la oportunidad que está tocando a tu puerta. Y si es así, tienes que ser valiente y apresurarte a tomarla antes de que otro la tome y tú la pierdas.