domingo, 17 de mayo de 2015

Historias de amor

Con los años vamos perdiendo la inocencia, que no es otra cosa que la sabiduría que nos regaló Dios. Y haciendo memoria podemos extraer algunas historias del pasado.

Primera historia
Al autor y orador Leo Buscaglia se le solicitó una vez que fuera parte del jurado en un concurso.
El propósito del concurso era encontrar al niño más cariñoso.
Y el ganador fue un niño de 4 años, vecino de un anciano cuya esposa había fallecido recientemente.
El niño, al ver al anciano llorar en el patio de su casa, se acercó y se sentó en su regazo.
Cuando su mamá le preguntó qué le había dicho al vecino, el niño le contestó...
-"Nada, sólo le ayudé a llorar".

Segunda historia
La maestra Debbie Moon estaba estudiando con su grupo de primer grado, la pintura del cuadro de una familia. 
En la pintura había un niño que tenía el cabello de color diferente al del resto de los miembros de la familia.
Uno de los niños del grupo sugirió que el niño de la pintura era adoptado.
Entonces, una niña del grupo le dijo:
-"Yo sé todo de adopciones porque soy adoptada".
-¿Qué significa ser adoptado?" , preguntó otro niño.
"Significa“, dijo la niña,"que tú creces en el corazón de tu mamá en lugar de crecer en su vientre".

Tercera historia
Jamie estaba intentando conseguir una parte en una obra en la escuela.
Su mamá contaba que el niño había puesto su corazón en ello y temía que no fuera elegido.
El día que las partes de la obra fueron repartidas, ella estaba en la escuela.
Jamie salió corriendo con los ojos brillantes, con orgullo y emoción.
-"Adivina qué mamá", gritó y luego dijo unas palabras que permanecerán como una lección para ella:
-“He sido elegido para aplaudir y animar".

Ser de Bendición a los demás

“El justo sirve de guía a su prójimo; mas el camino de los impíos les hace errar.”  Proverbios 12:26
Muchas veces, por ser cristianos, pasamos momentos amargos, como ser objeto de burla y menosprecio de nuestros familiares, amigos y/o compañeros de trabajo. Ellos no entienden bien que seamos cristianos fieles a Dios y que vivamos una vida diferente, honesta, pura y santa.
Lo increíble es que esas personas que siempre se están burlando de nosotros, cuando están atravesando problemas y dificultades, son los primeros que vienen a buscarnos para recibir un consejo o pedirnos oración. En el fondo de su ser, a pesar de no querer arrepentirse y venir a los pies del Señor, reconocen que tenemos algo poderoso en nosotros que ellos necesitan.
Pues bien, esta es una buena oportunidad para demostrarles el amor del Señor, y ayudarlos dentro de nuestras posibilidades.
Humanamente hablando, no merecen que les prestemos ayuda, pero si respondemos con las armas espirituales de la verdad ellos quedarán impactados por nuestra ayuda, lo que será una puerta abierta para mostrarles que nuestro cristianismo no es solo de palabras sino de acciones concretas.
Intenta servir de guía a tu prójimo. Es una hermosa manera de testificar del poder y el amor del Señor.
Señor, tus caminos son mejores que los míos. Decido en este día responder con ayuda y servir de guía para aquellos que, una y otra vez, me han estado molestando. Dame de tu Gracia para bendecirlos. Lo haré en tu Poderoso Nombre. ¡Gracias, Jesús! Amén.

Luz para ver

“Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino”
(Salmo 119:105).
Trabajaba en la edición de unos artículos cuando sonó el teléfono de casa. Reconocí enseguida la voz al otro extremo de la línea. Un par de días antes había hablado con él personalmente. La diferencia es que su tono era menos alegre en esta ocasión. Comenzó con un saludo protocolario y luego procedió a contarme cómo se sentía en ese momento. Respetando apenas unas pocas pausas para respirar, me dijo que su iglesia no lo valoraba, que su pastor no lo entendía y que sus líderes no contaban con él para casi nada. Se sentía inútil, desvalorizado y miserable. Se sentía inferior y ese sentimiento era reforzado por la actitud de las personas que le rodeaban. Debo reconocer que también fue autocrítico. Recordó que en el pasado había tenido episodios de rebelión y aspereza para con casi todos sus conocidos, y ahora temía que aquellas actitudes le estuvieran pasando factura. Pero había cambiado mucho desde entonces, y tenía la intención de seguir mejorando.
Casi me cuelga el teléfono antes de que pudiera hablarle. Mi interlocutor solo tenía la necesidad de desahogarse y, seguramente, quería evitarme el aprieto de tratar de ponerle bálsamo en heridas tan mal vendadas. No obstante, le pedí que me escuchara. Aunque solo tenía su verdad, me atreví a hablarle sobre principios aplicables a cualquier situación como esa. Durante unos minutos le hablé sobre la flexibilidad, la tolerancia, el amor, el testimonio cristiano y la aceptación en Cristo. Terminó agradeciéndomelo gentilmente, aunque noté en su voz, que eran caminos que había intentado transitar sin éxito hasta el momento. Nos despedimos prometiéndonos oración mutua, y solo Dios sabe el efecto que tendrá nuestra conversación en sus futuras actitudes y decisiones.
La llamada me dejó pensativo. El diálogo se me agolpaba en la mente. Me pregunté si debí decir ciertas cosas o si debí omitir otras, porque las personas son infinitamente complejas, y uno nunca sabe lo que está sucediendo dentro de sus cabezas. Pero me tranquilicé al recordar mi alocución. No dije otra cosa que lo que la Biblia dice de antemano. Sabía que eso es lo único que puede ayudar a una mente atormentada y a un espíritu en oscuridad. Sí, porque aquella llamada era un clamor por encontrar luz y yo intenté, simplemente, compartir con él la llama que me alumbraba.

Amor Extraordinario

La base del matrimonio es el amor, pero no el amor que nos muestra Hollywood sino el amor bíblico. La Biblia, que contiene verdades absolutas, nos dice que toda la Escritura se resume en una sola palabra: AMAR, a Dios y al prójimo.

Pero, ¿cómo es un amor extraordinario?
Para tener un matrimonio extraordinario, necesitamos amar de manera extraordinaria, lo que significa practicar el amor conyugal, esto es una vida centrada en el bien del otro. La Biblia nos enseña como:

1. Amar a nuestro cónyuge, aunque éste no demuestre amor: "Si ustedes aman solamente a quienes los aman a ustedes, ¿qué hacen de extraordinario? Hasta los pecadores se portan así.  Lucas 6:32 (TLA)

2. Hacer todas las cosas para que nuestro cónyuge sea feliz, aunque él no lo haga con nosotros: “Y si hacen bien solamente a quienes les hacen bien a ustedes, ¿qué tiene eso de extraordinario? También los pecadores se portan así.” Lucas 6:33 (TLA)

3. Dar a nuestro cónyuge todo de nosotros, aunque no recibamos nada a cambio: “Y si dan prestado solo a aquellos de quienes piensan recibir algo, ¿qué hacen de extraordinario? También los pecadores se prestan unos a otros, esperando recibir unos de otros.” Lucas 6:34 (TLA)

Este amor extraordinario no se basa en sentimientos o romanticismo, es un acto de voluntad, una batalla entre mis deseos y mi obediencia a Dios. Es practicar lo que Dios quiere que hagamos por nuestros enemigos: Pagar con gentileza aunque quieran dañarnos. 

El brazo

Se cuenta la historia de un valiente capitán cuya bandera, enarbolada, estaba casi siempre en primera línea de batalla; su espada era temida por sus enemigos, porque se le consideraba el mensajero de la mortandad y de la victoria.
Un día su rey le pidió que le mostrara su espada; cuando la acercó a sus manos, la tomó con cuidado, la examinó y se la devolvió con el siguiente mensaje: “No veo nada maravilloso en esta espada. No acabo de entender cómo un hombre le puede tener tanto miedo”.
Entonces el capitán le respondió: “Vuestra Majestad se ha dignado examinar la espada, pero no le envié el brazo que la maneja. Si hubiera examinado ese brazo, y el corazón que le dirige, habría entendido el misterio”.
Pues igual sucede en nuestras luchas diarias; no se trata de quiénes somos, de lo que hemos logrado, de lo que sabemos o poseemos, sino de la confianza que tengamos en Dios y de si le permitimos a Él dirigir y pelear nuestras batallas.