domingo, 3 de mayo de 2015

¿Morir Tu Visión?, nunca


Si emprendiste muchas cosas y se quedaron sin terminar es porque solo eran sueños, pero no visión.
Son muchas las cosas que amenazan con matar nuestra Visión, entre ellas la realidad, gente que no cree en nosotros, y las crisis que éstos nos provocan; sin embargo, la Visión que hay en tu corazón no muere porque alguien la mate sino porque tú la abandonas. Tu Visión empieza a morir cuando dejas de creer en ella, es decir, si tu fe muere tu visión también.
Hubiera yo desmayado, si no creyese que veré la bondad de Jehová en la tierra de los vivientes. Salmos. 27:13
La vida de tu visión no depende de Dios sino de ti, ya que cuanto más creas en ella, más viva estará dentro de ti, lo cual se dejará ver fuera de tu existencia.
Si emprendiste muchas cosas y se quedaron sin terminar, es porque solo eran sueños pero no Visión. Sin embargo, si tienes una Visión dentro de ti no debes dejarla morir, no puedes dejar de creer en ella, no puedes permitir que aquello que Dios depositó en tu corazón se quede en un simple deseo; si así fuera te defraudarías a ti, A Dios y a la gente que sí cree en ti.

Dos relojes

En un costado de mi sala
ve pasar el tiempo en vez de marcarlo
Algo ha roto sus alas
y se detuvo lo que debía pasar volando…
Romanos 3:12. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles.
Pablo está enumerando los efectos del pecado y dice que el pecado te vuelve inútil. Buscando en el diccionario llama la atención que hay dos definiciones de inútil:
1.-Que no sirve para su propósito.
2- Que hace mal una cosa que es fácil.
El pecado nos avería de tal manera que nos inutiliza para nuestro propósito. Fuimos creados para adorar a Dios, para servir al prójimo, y el pecado nos vuelve inservibles.
Tengo un reloj que pertenecía a mi bisabuelo y lo conservo por su valor afectivo, pero su maquinaria está tan dañada que se ha vuelto inútil. Lo uso de adorno pero no fue creado para eso, fue creado para marcar las horas.
Lo que se tiene como nuestro propósito, algunas personas no lo consideran tan fácil. La mayoría cree que es difícil, pero es porque el pecado nos ha deteriorado, y lo que tendría que ser natural se nos ha vuelto complicado. Es complicado que mi reloj dé la hora, está averiado, y lo que no debería costarle nada sería un milagro que lo hiciera.
Por eso la religión es inefectiva, porque no puede “arreglar” la avería humana. Se necesita algo más profundo para que volvamos a ser efectivos en nuestro desempeño. Quizás alguien pueda argumentar que la religión es efectiva, pero recuerde que hasta un reloj roto puede marcar dos veces bien la hora en el día. O sea, que la liturgia, o los ritos añadan virtud, no quiere decir que produzcan amaño en el hombre profundo.

Vida real, relaciones reales

Las relaciones virtuales son parte de nuestro mundo. Pero nuestros niños necesitan establecerse y asegurarse en relaciones que no sean solo virtuales.

Una de las áreas en que es necesario que los padres seamos mentores de nuestros hijos, es la de las relaciones saludables. Los niños están sumamente cómodos en un mundo virtual.
Tienen amigos virtuales de todo el mundo. Mientras que los padres usan las redes sociales como una oportunidad, para establecer contacto con viejos amigos que han conocido personalmente en la secundaria, en la universidad, o el presente, sus hijos se esfuerzan por sumar una multitud de "amigos", se hayan encontrado antes o no. Esto podría llevar a que un hijo o una hija acepten como amigo al hermano del primo del vecino de su amigo, ¡alguien a quien nunca han conocido en la vida real!
El dilema con esto es que mientras los adolescentes andan buscando aceptar más y más amigos para ser populares, su mundo relacional cambia del equilibrio de lo real a lo virtual. Cambian las relaciones reales, auténticas, cara a cara, por ilusiones virtuales, falsas impresiones y hasta engaños. Esta observación es doble. 

Primero, mientras más relaciones virtuales tengan nuestros niños con personas que no han visto cara a cara, en mayor riesgo estarán. Normalmente, ellos deberían haber compartido tiempo cara a cara con alguien, antes de agregarlo como amigo en su lista de cualquier red social en la que estén. De esta manera, al menos sabemos que los amigos son realmente quienes dicen ser.
De hecho, cuando nos encontramos con la gente por primera vez, a menudo tratamos de discernir qué clase de personas son. Aunque las tratemos desde hace años, si no las conocemos bien, por lo general nos fijamos en lo que dicen y cómo actúan para ver si nos gustaría tenerlas en nuestra vida. Hacemos esto con al menos, dos de los cinco sentidos que tenemos: vista y oído. Pero con las relaciones virtuales no tenemos disponible ninguna de estas dos opciones: podemos "ver", pero solo estamos viendo una imagen, la imagen que la otra persona quiere proyectar al mundo. Y muchas veces esa imagen es diferente de la persona real, no es más que una máscara. Cuando, por el contrario, nosotros queremos que nuestros niños tengan relaciones en las que puedan aprender a discernir quién es realmente esa persona, sin la máscara.

¿Quién es Jesús?

Los psicólogos, desde hace mucho tiempo, saben que todo el mundo tiene un gran anhelo, una gran necesidad interna, el anhelo de ser amado. Todo ser humano necesita amor y la necesidad de amar; más aún cuando las presiones y aflicciones llegan a nuestras vidas. Pero cuando los problemas se acrecientan más y más, muchos se desaniman y pierden toda esperanza de encontrar algún día el amor.
La buena noticia es que sí existe un verdadero amor que vale la pena encontrar y recibir. La palabra de Dios dice:
Juan 3:16 Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénitopara que todo el que cree en él no se pierdasino que tenga vida eterna. Dios nos amó tanto que envió a su hijo a rescatarnos a través del perdón, a mostrarnos el camino para que no nos perdiéramos. Como andábamos muertos en nuestros delitos y pecados nos dio, junto con Él, vida... vida eterna. Lo único que tenemos que hacer es creer, aceptar y reconocer que Jesucristo es el hijo de Dios. Sobre la cruz, Jesucristo derramó el amor más grande por nosotros, allí el poderoso amor de Dios fue revelado y ofrecido incondicionalmente, a todo el que desee la salvación.
¿Quieres conocer este gran amor y tomarlo? ¿Quieres la salvación y el amor de Dios? Si es así: ¿quieres creer realmente, sin dudar, que Dios te ama, que tus pecados van a ser perdonados, y que tú eres salvo y vas de camino al cielo? Mira...

He fallado demasiado…

Hay millones de creyentes en todo el mundo que nunca han conocido y nunca han creído que Dios realmente los ama. Dicen: “Sé que Él murió por mí, yo lo amo, pero hay algunos pecados de mi vida pasada de los que no me puedo librar, algunos errores que me hacen creer que Él no se complace en mí.”
“Realmente, puedes estar en el ministerio, ser fiel, amar al Señor, ser santo, justo,... y aún  así, no creer en el amor que Dios tiene para ti”.
¿Por qué gritas a causa de tu quebrantamiento? Incurable es tu dolor, porque por la grandeza de tu iniquidad y por tus muchos pecados te he hecho esto. Jeremías 30:15
Posiblemente estés sufriendo porque le fallaste al Señor y dices “he caído muy bajo”. En aquella ocasión el pueblo de Dios estaba afrontando las consecuencias de sus acciones, ... entonces debes tener presente dos puntos: Si Él es un verdadero padre te va corregir y disciplinar por amor; te va doler, sin embargo, Él desea restaurarte.
Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia. Aún te edificaré, y serás edificada, oh virgen de Israel; todavía serás adornada con tus panderos, y saldrás en alegres danzas. Aún plantarás viñas en los montes de Samaria; plantarán los que plantan, y disfrutarán de ellas. Jeremías 31:3-5
Dios habla a aquellos que le han fallado. Él dice que te ama y que aún te va a edificar, que todavía te usará, que aún puedes dar buenos frutos. Solo debes comprender la magnitud del amor de tu Padre, quien te ama y desea hacer grandes cosas contigo. Mientras no estés seguro de este amor, no tendrás alegría, paz, y tampoco victoria; no podrás entender quién eres en Cristo ni el gozo de su resurrección, porque no comprendes lo que hizo por ti.