viernes, 3 de abril de 2015

Padre, ¡Date Prisa!

“INSTRUYE AL NIÑO EN SU CAMINO Y NI AUN DE VIEJO SE APARTARÁ DE ÉL” (Proverbios 22:6)
Uno de los últimos tiroteos que hubo en una escuela de Estados Unidos, acabó con doce niños muertos y muchos más en el hospital. Un estudiante, sonriendo y gritando, mató a tiros a sus compañeros de clase, y después se mató a sí mismo. ¿Por qué no hace algo el gobierno?, te preguntarás. Los gobiernos no educan a los niños, lo deben hacer los padres.
Cuando estos episodios horribles ocurren, siempre descubrimos lo mismo detrás de ellos: películas violentas… Esa matanza en una escuela comenzó como una semilla plantada en la imaginación de un muchacho abandonado a los videojuegos, en los que el tipo bueno es en realidad el malo de la película, y los ganadores hacen volar a los perdedores dejando cuerpos mutilados en sangrientas escenas. “No deberían permitir la venta de estos videojuegos”, dirás. Tal vez. Sin embargo, los propietarios de los establecimientos relatan que cuanto más violento y demoníaco es el producto mejor se vende.

¿Quién es la persona más feliz de la tierra?

Un periódico de Inglaterra, una vez hizo esta pregunta a los lectores: ¿Quién es la persona más feliz de la tierra? Las cuatro respuestas premiadas fueron:
-Un pequeño que hace castillos de arena.
-Un artista o un artesano que silba por un trabajo bien terminado.
-Una madre que baña a su pequeño después de un agitado día.
-Un doctor que terminó una cirugía difícil salvando una vida.

El editor del periódico estaba realmente sorprendido, de no encontrar prácticamente a nadie que propusiera a los reyes, los emperadores, los millonarios o a otros ricos famosos como las personas más felices del planeta.
Alguien dijo:  Si alguien quiere ver a un hombre realmente feliz, lo puede encontrar construyendo un barco, escribiendo una sinfonía, educando a su hijo, cultivando dalias en el jardín, buscando huevos de dinosaurio en el desierto de Gobi,...  Ese alguien no va a estar buscando la felicidad en un collar que se ha caído debajo del radiador. No va a estar esforzándose por conseguirla como si fuera una meta. Se va a dar cuenta de que es feliz en el correr de la vida, estando muy ocupado las 24 horas del día.
¿Qué puede ser más divertido que amar lo que uno hace y, al mismo tiempo, sentir que es importante?
Salmos 128:2
Cuando comieres el trabajo de tus manos, bienaventurado serás, y te irá bien.

La justicia de Dios

Inline image 1No me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree… Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá. Romanos 1:16-17

En el año 1512 Martín Lutero halló la paz con Dios. La luz brotó en su corazón cuando intentaba comprender el sentido de la justicia de Dios. Estos tres textos llamaron su atención:
–“En el Evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe” (Romanos 1:17).
–“En ti, oh Señor, he confiado; no sea yo confundido jamás; líbrame en tu justicia” (Salmo 31:1).
–“Oh Señor, oye mi oración… respóndeme por tu verdad, por tu justicia” (Salmo 143:1).

Creer como niño, creer como soldado

No cabe duda de que la fe es el centro de la cristiandad, porque sin fe es imposible agradar a Dios. Un papá quiso enseñar a su pequeño hijo lo que es la fe. Lo tomó y lo puso sobre una mesa, se situó a una distancia corta, y dijo a su hijo, “vamos, salta”. El niño hizo dos o tres intentos pero no se atrevió. El padre se acercó a él diciendo, “hijo, ¿por qué no saltaste a mis brazos?, ¡jamás te dejaría caer!. El niño quiso intentarlo de nuevo, hasta que se lanzó a los brazos de papá, y así lo hizo, una y otra vez. Al terminar, el padre dijo a su hijo, “a lo que hiciste se le llama fe, tú creíste en mi palabra”.
Creer Como Niño, Creer Como Soldado
creer como niño
Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré. Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará. Porque también soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes a soldados; digo a éste, ve, y va; y al otro: ven y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace. Mateo 8: 7-9.
Al final, el niño creyó en las palabras de su padre, y confiadamente, se lanzó a sus brazos. La fe no es otra cosa que creer, pero, ¿creer qué?, creer la Palabra escrita de Dios que está en la Biblia. Todo lo que Él ha dicho, es. Y usted debe creerlo con la misma fe del centurión romano, o con la misma fe del pequeño de la historia. Debe, sin pensarlo dos veces, lanzarse a los brazos de su Padre Celestial, sin dudar. Él lo atrapará con sus brazos, y le dará seguridad. El centurión expresó, “solamente di la palabra”, eso es fe. 
Allí está la respuesta a sus necesidades, a sus problemas, o a sus enfermedades. Así como el hijo confió en su papá, usted también debe confiar en su Padre, no lo dejará caer.

Escudriñad las Escrituras… ellas son las que dan testimonio de mí

Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento. Eclesiastés 12:1.
La palabra… es mi consuelo en mi aflicción, porque tu dicho me ha vivificado. Salmo 119:49-50.
En Europa central hay hámsteres (roedores) que aún viven en estado salvaje. Durante el otoño, este animal acumula en su madriguera toda clase de vegetales y granos. Cava una cámara para almacenar en ella sus provisiones para el invierno a fin de sobrevivir.
Como ese pequeño animal, ¿hacemos provisiones leyendo la Palabra de Dios? El tiempo a dedicar a leerla, y la memoria, más viva en la juventud, nos son dados por Dios. ¡Aprovechémoslos para conocer más a Aquel a quien esta Palabra nos presenta, Jesucristo! Él vino para buscar y salvar a los perdidos a fin de darles la vida eterna, y luego acompañar a todos los creyentes en esa maravillosa perspectiva. “Escudriñad las Escrituras… ellas son las que dan testimonio de mí”, dijo Jesús (Juan 5:39).