jueves, 2 de abril de 2015

La Adversidad te Fortalece

“La vida es tan corta que no puedo permitir que las dificultades me quiten la alegría de vivir.” 
¿Cómo puedo mantenerme motivado cuando las cosas no están bien? Es cierto que cuando las cosas están saliendo bien nuestra motivación está alta; sin embargo, cuando las cosas no salen como quisiéramos nuestra tendencia es a desmotivarnos e inclusive a desesperarnos.
Entonces debemos recordar las palabras de Pablo a Timoteo: Pero tú, Timoteo, mantén la calma en todo momento, soporta los sufrimientos y anuncia siempre la buena noticia. Haz bien tu trabajo.” 2 Timoteo 4:5  
Aquí vemos que la mayoría de las personas no ven las dificultades como oportunidades para crecer, no creemos que verdaderamente, todas las cosas nos ayuden a bien. Y todas las cosas incluyen momentos difíciles, momentos de dolor. La clave para mantenerse motivado en tiempos difíciles, es evitar caer en la desesperanza y concentrarse en buscar el beneficio.
La adversidad nunca te dejará igual, y tienes dos opciones en los momentos difíciles: te debilita o te da fuerzas. ¿Qué escoges? ¿Cómo te gustaría vivir la vida? ¿Motivado o desmotivado? Siempre tendrás diferentes opciones en la vida, y una elección siempre debes hacer para enfrentarte a la adversidad.

¡Beneficios de la resurrección de Cristo!


Evangelio que se refiere a su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que era del linaje de David según la carne, 
que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por su resurrección de entre los muertos. Romanos 1.3-4
¿Cuáles son los BENEFICIOS de la resurrección de Cristo? ¿Qué garantías tenemos por Su resurrección? De acuerdo a lo visto en la Biblia y en los estudios teológicos,
 I. Jesús es el Verdadero HIJO de Dios (Romanos 1: 3, 4)
¿Acaso Jesús desde el principio y siempre no era el Hijo de Dios? (Isaías 7: 14; 9: 6; Mateo 3: 17; 4: 3, 5; 14: 33; 16: 16; 26: 63; 27: 40; Marcos 3: 11; 5: 7; Juan 1: 49; 3: 35; 8: 36; 11: 4; Romanos 8: 3; Gálatas 4: 4; Hebreos 5: 8; 6: 6; 2 Pedro 1:17; 1 Juan 3: 8). De hecho, Jesús lo había dicho claramente, insinuado y demostrado con Sus obras, que Él era Hijo de Dios (Mateo 26: 63, 64)
cristo-resucitado
Este fue el motivo por el cual los judíos lo mataron; para ellos era una blasfemia decir “yo soy Hijo de Dios” y constantemente se lo recriminaban (Mateo 26: 63-68). Al final de la historia, los que custodiaban el cuerpo de Cristo en la cruz reconocieron esta gran verdad, cuando vieron las señales extraordinarias sucedidas al morir Jesús (el velo rasgado en dos, la tierra tembló, las rocas se partieron, los sepulcros se abrieron): “verdaderamente este era el Hijo de Dios (Mateo 27:54).
¡Para nosotros no solo era, sino que es y seguirá siendo por siempre el Hijo de Dios! ¡El Padre le resucita (Hechos 2: 24, 30-33; 3: 15; Romanos 4: 24, 25; 2 Corintios 4: 14; Hebreos 13: 20; Colosenses 2: 12) y queda confirmado que en verdad Jesús sí es Su Hijo único! (Romanos 1: 3, 4). Por eso, nosotros los creyentes, no debemos tener ni la más mínima duda en la mente y en el corazón, de que Jesús es en verdad el Hijo de Dios (Mateo 27:54). ¡Esta prueba de que Jesús es verdaderamente el Hijo de Dios, es uno de los grandes beneficios de la resurrección de Cristo! ¿Con qué clase de cuerpo resucitó Jesús? Veamos:
  • Resucitó con el MISMO cuerpo que antes tenía.
Pruebas de que era el MISMO cuerpo de Cristo: a Tomás le hizo tocar las heridas (Juan 20: 27), comió delante de los discípulos (Lucas 24: 41-43)
  • Resucitó con el mismo cuerpo pero TRANSFORMADO.
Evidencias claras de este MISMO cuerpo pero completamente TRANSFORMADO en su naturaleza (no se sujetó más a las leyes naturales): se les apareció entre ellos estando las puertas cerradas (Juan 20: 19), desapareció de sus vistas (Lucas 24:31).
Resucitó con el mismo cuerpo de antes, pero ahora sin la posibilidad de volver a morir (Romanos 6: 10; Hebreos 7: 27; 9: 12, 26, 28), porque ahora Su cuerpo fue transformado con la resurrección. Sus diez apariciones nos dan amplia evidencia de esto. Además, Su resurrección es garantía de nuestra resurrección. 

La Oracion es buena pero No Resuelve todo

En el cristianismo, mucha gente cree que la oración es como una varita mágica que cambia las cosas; pero la oración sin acción es una simple ilusión. Hay cosas por las cuales has estado orando, en las que no le corresponde a Dios obrar sino a ti.
Vamos a ver, una persona decía “Dios quítame este vicio del cigarrillo”, pero quien introdujo el cigarro en tu vida no fue Dios sino tú, así que, a quien le toca sacárselo a patadas es a ti no a Dios.
Muchos esposos oran para ser buenos maridos, pero no se esfuerzan en pasar tiempo de calidad y en cantidad con sus esposas. Los padres de familia oran a Dios para ser buenos padres, pero no están dispuestos a que su paciencia sea grande cuando están alrededor de sus hijos, y en vez de volverse un niño como ellos, se olvidan de que un día atravesaron esa etapa, lo cual los vuelve ásperos, duros, indiferentes y crueles con las criaturas que procrearon.
¿Qué cosas en tu vida, necesitan un cambio pero se las dejaste para Dios? ¿En qué aéreas de tu vida has permanecido estático durante mucho tiempo y has recurrido a la oración, pero todo continúa igual o peor?
Otras personas están esperando a su príncipe o princesa pero no se relacionan con los demás, y no generan espacios y escenarios en los que puedan compartir y cultivar amistades. La oración es necesaria pero no es suficiente; si así fuese, seguro que no estarías donde estás; y ese en su mayoría, es el problema de muchos hermanos en la fe que viven orando, pero no hacen nada para provocar un cambio en el área que sea.
Debes orar pero también actuar. De otra manera será una pérdida de tiempo.
Si tu fe no tiene obras, está muerta.  Santiago 2:17

Cómo conocer la voluntad de Dios

¿Qué carrera debo elegir? ¿Debo tomar esta opción de trabajo? ¿Con quién me casaré?
Muchas interrogantes de este tipo asaltan nuestros pensamientos día a día; otros días aparecen más dudas, una más grande que la otra, y nos parece difícil encontrar la respuesta. Nuestro deseo es estar plenamente convencidos de que todos nuestros anhelos estén dentro del plan de Dios, y que no sean sólo nuestros planes y decisiones.
Para este propósito, debemos percibir y conocer claramente, los medios por los que nuestro Señor nos habla y guía. Estas son cinco vías de comunicación que Dios usa con nosotros, cada una de ellas importante, para poder entender Su voluntad.
1. Por medio de su Espíritu Santo:
Cuando Dios nos habla por el Espíritu Santo, se revela a sí mismo (su nombre, su naturaleza y su carácter), sus propósitos, planes y sus caminos..
Nosotros como creyentes, tenemos al Espíritu Santo en nuestros corazones; la voz del Espíritu Santo siempre nos guía, no nos obliga; siempre nos inducirá a obedecer al Señor. Las siete cartas de Apocalipsis terminan así: “El que tiene oídos para oír, oiga”. Si tienes oídos, oye; y para entender esa voz siempre debemos pasar por el filtro de la Palabra de Dios, teniendo cuidado de no confundir la “voz de la carne” con la “voz del Espíritu”.
2. A través de su Palabra, la Biblia:
El hábito de leer la Palabra de Dios, la Biblia, y meditar sobre ella diariamente es muy importante. Si nuestro espíritu está alimentado y nuestro carácter moldeado por la Palabra, tendremos mayor habilidad para entender la voluntad de Dios para nuestra vida. Si mantenemos una relación íntima de amor con Él, aprenderemos a reconocer su voz y su guía.
¿Cuantas veces al día lees tu Biblia? Antes de encarar una decisión, ¿qué opción mejor que consultar con quien te creó, Dios mismo?; Él no se equivoca al aconsejarte para que tomes las decisiones correctas. De ahí la importancia de tener todos los días tu tiempo a solas con Dios, en donde leas Su Palabra. Salmos 1:2; Josué 1:8.
En muchos casos, la palabra de Dios nos da órdenes y directrices permanentes que debemos seguir; por lo tanto, a veces, no es necesario preguntar a Dios lo que quiere de nosotros, porque esto está comunicado claramente en su Palabra.

Una fe que crea milagros

No existe nada más importante que la fe. Nuestra vida cristiana comenzó con la fe.


Marcos 10:46-52, NVI — ¿Qué quieres que haga por ti? —le preguntó. —Rabí, quiero ver —respondió el ciego. —Puedes irte —le dijo Jesús—; tu fe te ha sanado. Al momento recobró la vista y empezó a seguir a Jesús por el camino.

Cuando creemos en Jesús es muy importante vivir por fe. No existe nada más importante que la fe. Nuestra vida cristiana comenzó con ella cuando aceptamos a Jesús como nuestro Salvador, cuando creímos en las promesas de la palabra de Dios. La gracia de Dios fue sobre nosotros y nuestra fe comenzó a crecer. Creemos que el cielo está preparando nuestro futuro, y que nosotros nos reuniremos con Dios en el cielo con gozo. Por lo tanto y para ello, necesitamos ser hombres y mujeres de fe.

"Dios padre, ayúdanos a vivir como hombres y mujeres de fe". Sin embargo, antes de venir a los pies de Jesús, estábamos absolutamente ciegos a causa del pecado. Seguíamos teniendo nuestro viejo yo que siempre está pensando en lo pesimista, escuchando cosas pesimistas, mirando solo lo pesimista, hablando de lo pesimista. Preocupaciones, ansiedades y responsabilidades que siempre están con nosotros.
Mas cuando tú te conviertes en una persona de fe, Dios estará contigo y te guiará a su gracia por el resto de tu vida natural. Por lo tanto, necesitamos orar a Dios diciendo, "Dios el padre, yo quiero vivir por fe. Necesitamos orar siempre y romper nuestro viejo yo con la palabra y el Espíritu Santo y convertirnos en unos hijos de Dios con fe.

La escritura se encuentra en el evangelio de San Marcos capítulo 10, y nos habla acerca de la maravillosa gracia de Dios. Nos habla acerca de un hombre ciego, Bartimeo, que recibió la vista por su fe. La razón de experimentar tales milagros es tener una fe que clame sinceramente. Debemos caminar con deseos y sueños sinceros delante de Dios para experimentar los milagros de Dios. Dios se complace y derrama su gracia sobre aquellos que buscan al Señor. Él vierte su gracia sobre aquellos que claman de todo corazón y buscan al Señor. Por lo tanto, tu oración debe ser sincera. Cuando clamamos sinceramente al Señor, Dios derrama su gracia y su bendición sobre nosotros.

Bartimeo no podía ver desde su nacimiento. Desde el comienzo su vida fue sin esperanza, sin futuro. No podía ir a ningún lugar donde él quisiera, solo a los lugares donde era guiado. Incluso cuando se sentaba a comer, tenía que tomar con sus manos la comida y preguntarle a otra persona qué era lo que comería.Tampoco podía buscar trabajo porque él no veía, así que sobrevivía mendigando.
Pero Bartimeo oyó a las personas decir "hay un hombre llamado Jesús que sana a los enfermos. Cuando alguien se le acerca, él sana a ese enfermo. El que no puede caminar, camina, los leprosos son sanados, y los ciegos reciben la vista, todos son sanados cuando se acercan a Jesús. Milagros maravillosos pasan cuando ellos llegan delante de Jesús". En ese momento, la fe entró a la mente de Bartimeo.

1- ¿Cuándo recibimos la fe?
Romanos 10:12 dice "No hay diferencia entre judíos y gentiles, pues el mismo Señor es Señor de todos y bendice abundantemente a cuantos lo invocan"
Hoy, cuando usted oye la Palabra, la fe viene a usted. Su débil fe se fortalece. Así que, el servicio de adoración es muy importante. Cuando escuchamos la Palabra, los milagros ocurren, la gracia es derramada sobre nosotros, y la maravillosa obra de Dios será manifiesta. Por encima de todo, nuestra fe crecerá cuando escuchamos la Palabra....
Cuando estamos en el dolor y pasando penurias, cuando nuestra mente está llena de desesperación y es difícil orar. Queremos orar, pero nuestra boca no está abierta. Nuestra mente se siente frustrada. Sin embargo, en ese momento tenemos que orar como Bartimeo: "Jesús, ten misericordia de mí. Ten piedad de míTen piedad de mí. Todo el mundo me ha dejado. Estoy solo, estoy solo. Tengo una enfermedad de la que los médicos no saben el tratamiento. Por favor, ten misericordia de mí". 
Mi empresa se declaró en quiebra. Ten piedad de mí... Ten piedad de mí. Mi hijo me preocupa y se escapó de casa. Señor, por favor, ten misericordia de mí. Mi esposo cambió de repente y se puso violento como si estuviera poseído por un demonio. Por favor, ten misericordia de mí. Ten piedad de mí. "Si Jesús tiene misericordia de nosotros, entonces ocurrirán milagros".