No existe nada más importante que la fe. Nuestra vida cristiana comenzó con la fe.
Marcos 10:46-52, NVI — ¿Qué quieres que haga por ti? —le preguntó. —Rabí, quiero ver —respondió el ciego. —Puedes irte —le dijo Jesús—; tu fe te ha sanado. Al momento recobró la vista y empezó a seguir a Jesús por el camino.
Cuando creemos en Jesús es muy importante vivir por fe. No existe nada más importante que la fe. Nuestra vida cristiana comenzó con ella cuando aceptamos a Jesús como nuestro Salvador, cuando creímos en las promesas de la palabra de Dios. La gracia de Dios fue sobre nosotros y nuestra fe comenzó a crecer. Creemos que el cielo está preparando nuestro futuro, y que nosotros nos reuniremos con Dios en el cielo con gozo. Por lo tanto y para ello, necesitamos ser hombres y mujeres de fe.
"Dios padre, ayúdanos a vivir como hombres y mujeres de fe". Sin embargo, antes de venir a los pies de Jesús, estábamos absolutamente ciegos a causa del pecado. Seguíamos teniendo nuestro viejo yo que siempre está pensando en lo pesimista, escuchando cosas pesimistas, mirando solo lo pesimista, hablando de lo pesimista. Preocupaciones, ansiedades y responsabilidades que siempre están con nosotros.
Mas cuando tú te conviertes en una persona de fe, Dios estará contigo y te guiará a su gracia por el resto de tu vida natural. Por lo tanto, necesitamos orar a Dios diciendo, "Dios el padre, yo quiero vivir por fe. Necesitamos orar siempre y romper nuestro viejo yo con la palabra y el Espíritu Santo y convertirnos en unos hijos de Dios con fe.
La escritura se encuentra en el evangelio de San Marcos capítulo 10, y nos habla acerca de la maravillosa gracia de Dios. Nos habla acerca de un hombre ciego, Bartimeo, que recibió la vista por su fe. La razón de experimentar tales milagros es tener una fe que clame sinceramente. Debemos caminar con deseos y sueños sinceros delante de Dios para experimentar los milagros de Dios. Dios se complace y derrama su gracia sobre aquellos que buscan al Señor. Él vierte su gracia sobre aquellos que claman de todo corazón y buscan al Señor. Por lo tanto, tu oración debe ser sincera. Cuando clamamos sinceramente al Señor, Dios derrama su gracia y su bendición sobre nosotros.
Bartimeo no podía ver desde su nacimiento. Desde el comienzo su vida fue sin esperanza, sin futuro. No podía ir a ningún lugar donde él quisiera, solo a los lugares donde era guiado. Incluso cuando se sentaba a comer, tenía que tomar con sus manos la comida y preguntarle a otra persona qué era lo que comería.Tampoco podía buscar trabajo porque él no veía, así que sobrevivía mendigando.
Pero Bartimeo oyó a las personas decir "hay un hombre llamado Jesús que sana a los enfermos. Cuando alguien se le acerca, él sana a ese enfermo. El que no puede caminar, camina, los leprosos son sanados, y los ciegos reciben la vista, todos son sanados cuando se acercan a Jesús. Milagros maravillosos pasan cuando ellos llegan delante de Jesús". En ese momento, la fe entró a la mente de Bartimeo.
1- ¿Cuándo recibimos la fe?
Romanos 10:12 dice "No hay diferencia entre judíos y gentiles, pues el mismo Señor es Señor de todos y bendice abundantemente a cuantos lo invocan"
Hoy, cuando usted oye la Palabra, la fe viene a usted. Su débil fe se fortalece. Así que, el servicio de adoración es muy importante. Cuando escuchamos la Palabra, los milagros ocurren, la gracia es derramada sobre nosotros, y la maravillosa obra de Dios será manifiesta. Por encima de todo, nuestra fe crecerá cuando escuchamos la Palabra....
Cuando estamos en el dolor y pasando penurias, cuando nuestra mente está llena de desesperación y es difícil orar. Queremos orar, pero nuestra boca no está abierta. Nuestra mente se siente frustrada. Sin embargo, en ese momento tenemos que orar como Bartimeo: "Jesús, ten misericordia de mí. Ten piedad de mí. Ten piedad de mí. Todo el mundo me ha dejado. Estoy solo, estoy solo. Tengo una enfermedad de la que los médicos no saben el tratamiento. Por favor, ten misericordia de mí".
Mi empresa se declaró en quiebra. Ten piedad de mí... Ten piedad de mí. Mi hijo me preocupa y se escapó de casa. Señor, por favor, ten misericordia de mí. Mi esposo cambió de repente y se puso violento como si estuviera poseído por un demonio. Por favor, ten misericordia de mí. Ten piedad de mí. "Si Jesús tiene misericordia de nosotros, entonces ocurrirán milagros".