domingo, 25 de enero de 2015

Es por su gracia

Un hombre murió y se fue al cielo. Allí estaba San Pedro esperándole en la entrada y le dijo al hombre: “Necesitas 100 puntos para poder entrar en el cielo. Me dirás todas las buenas obras que hiciste y dependiendo de lo buena que fue, acumularás puntos. Cuando llegues a los 100 podrás entrar.”
 – “Está bien”, respondió el hombre. “Pues estuve casado con la misma mujer unos 50 años y nunca la engañé…ni en mi corazón.”
 – “Magnífico”, dijo San Pedro. “Eso vale cinco puntos”.
 – “¿Cinco puntos?”, preguntó el hombre. “... también asistí a la iglesia toda mi vida y la sostuve con mis diezmos, ofrendas y servicio.”
 – “Maravilloso”, respondió San Pedro. “Eso tiene un valor de dos puntos.”
 – “¡Dos puntos!”, exclamó el hombre. “Pues, a ver qué te parece esto. Estuve trabajando entre los pobres de mi ciudad, dándoles comida y también ropa.”
 – “Fantástico”, dijo San Pedro. “Otros tres puntos a favor de tu cuenta.”
 – “¡Tres puntos!”, gritó el hombre. Si sigo así será solo por la gracia de Dios que podré entrar al cielo.”
 – “¡Bienvenido al cielo!”, dijo San Pedro.
La palabra gracia significa regalo, dádiva o favor no merecido. Acostumbramos a dar regalos a quienes lo merecen, pero cuando se trata de la salvación, es un regalo del cual nadie es merecedor.
Pablo es el mayor expositor de la gracia. Él explica que la salvación no es consecuencia de leyes, de nacionalidad u obras, sino del favor otorgado por Dios al hombre. Efesios 2:8 dice “Por Gracia sois salvos por medio de la fe y esto no es de vosotros sino es don de Dios.” Efesios 2:9
De la misma manera que la ilustración, nuestras obras no nos salvan, la salvación proviene de Dios, es un regalo que nos ha sido concedido inmerecidamente; ya que las obras llegan a ser productivas cuando nosotros entendemos que ante todo, vivimos por su gracia, no por obras para que nadie se gloríe. 
Por lo tanto, somos lo que somos por su gracia, es por Dios que hoy podemos disfrutar de una vida en abundancia, de una esperanza viva y de una eternidad junto a Él. Esto es motivo suficiente para que le sirvamos con todo nuestro corazón.

Hágase Conmigo Conforme a Tu Palabra

El novio se encontraba feliz y muy nervioso esperando la entrada de su novia en el altar. De pronto, sonó la música nupcial anunciando la entrada de la novia. Ella caminaba emocionada por el pasillo, acompañada del brazo de su padre, mientras todos los convidados miraban felices su entrada triunfal. ¡Qué momento tan importante para toda mujer! ¡Qué momento tan hermoso para una mujer empezar a planificar su boda con el hombre que ama! 
Inline image 1Sé de una gran mujer que estaba planificando su boda pero algo ocurrió en su vida. Ella tuvo que postergar su boda por obediencia a Dios. Se trata de María, la Madre de Nuestro Señor Jesucristo. Cuando el ángel del Señor le llevó la noticia y le anunció el Plan que Dios tenía para ella, María no rehusó el llamado de Dios, ni tampoco le reclamó a Dios por los planes de casarse y las demás cosas que tenía en su agenda, solo le dijo: “He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a Tu Palabra”.  El evangelio de Lucas nos narra con detalles ese Gran Acontecimiento Celestial:
“Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David; y el nombre de la virgen era María. Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: !Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres. Mas ella, cuando le vio, se turbó por sus palabras, y pensaba qué salutación sería esta. Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un Hijo, y llamarás su nombre JESÚS. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el Trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y Su Reino no tendrá fin. Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón. Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios.Y he aquí tu parienta Elisabet, ella también ha concebido hijo en su vejez; y este es el sexto mes para ella, la que llamaban estéril; porque nada hay imposible para Dios. Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia” (Lucas 1:26-38 (RVR1960).
Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el Trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y Su Reino no tendrá fin.
Debemos pensar en el lugar y las consecuencias que esta decisión le podía causar. María arriesgó su vida con tal de obedecer a Dios, aceptó llevar en su vientre al Hijo de Dios. Ella no pensó en las consecuencias de morir apedreada por causa de adulterio. (Levítico 20:10). Sin embargo, decidió obedecer y servirle a Dios sin pensar lo que le pudiera suceder. Durante este gran acontecimiento, Dios nunca dejó a María desamparada, siempre le buscó una salida donde no la había. Dios habilitó Su Plan Perfecto de forma que no existiera ninguna duda en José. Aun en sueños, Dios le hablaba a José para que apoyara a María acerca de Su Plan. El Señor nuestro Dios, planificó el Nacimiento de Su Hijo Jesús en la tierra.

Miembros De Un Solo Cuerpo - Crecimiento personal-espiritual

“Así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros”.  Romanos 12:5
¿Qué es y para qué es la Iglesia?
En el verso anterior podemos ver claramente lo que el Apóstol Pablo dice.
Pablo está comparando la congregación de los fieles con un cuerpo físico. Y añade, que todos los miembros de un cuerpo físico forman un solo y mismo cuerpo, todos los miembros son importantes para él. Pero cuando Pablo aplica esta analogía a la congregación, no solo quiere decir que cada persona de ella, pertenece al “único cuerpo” de la congregación, 
que sí pertenece: lo que él quiere decir, sobre todo, es que cada persona en la congregación pertenece a todas las otras personas de la misma.“Miembros los unos de los otros”.
De no obrar los dones en la Asamblea de personas, el cuerpo personal-individual no pertenece a nadie más. Pero el cuerpo individual no es algo independiente de la práctica de los dones dados por Dios. Nadie puede unirse a una constitución o a una denominación sin más, sin aportar y... sin recibir. Hemos sido creados dentro de un ser viviente que opera independientemente, pero con mutua dependencia de toda la asamblea de discípulos. Si usted está unido a una cosa, usted es miembro de un club en el que los miembros algunas veces, le piden algunos deberes.
Dios diseñó la Iglesia para trabajar y cada persona en la iglesia está diseñada para funcionar dentro de esa congregación. Si la Iglesia es para usted algo aburrido, muy probablemente esa iglesia no está funcionando de la manera que Dios espera que funcione.
Dos importantes factores emergen a raíz de lo expresado por el Apóstol Pablo en Romanos 12:5.

Primero, 
la única razón por la que ese ”cuerpo” del que Pablo habla, existe por encima de todo, es porque cada miembro del cuerpo tiene una directa conexión con Yeshua (Jesús) y una conexión individual y solidaria al mismo tiempo, con cada seguidor de Jesús. Eso es lo que significa “estar en Cristo”.
Nosotros estamos en Cristo como partícipes de una relación que es viva con Él y debido a esta relación, estamos conectados los unos con los otros. Esta es la razón por la que la iglesia es en realidad, mucho más pequeña (en número) que la audiencia que se sienta en las banquetas cada domingo. La Iglesia real está conectada en vida a Jesús y demuestra esta conexión con un amor del uno para el otro.
En la congregación no hay extraños ni extranjeros. La asamblea entera de creyentes está virtualmente conectada a Él y a los otros. Esto es algo que se pierde en las grandes iglesias, a menos que los miembros hagan profundos grupos de relación.

Influencias de lo alto

Si quieres el respaldo de Dios: ¡practica el ayuno y la oración. ¡Y te llegará!
¡Cuántas veces deseamos que Dios nos proteja en todo tiempo, que nos derrame de sus bendiciones, que nos use en gran manera, que tengamos gracia, que no pasemos por situaciones económicas penosas o que cumpla lo que tanto le pedimos!
Pero si algo debemos entender es que solo de una manera podemos conseguir ese respaldo de Dios. No lo vamos a obtener simplemente, con solo decir DIOS, TE AMO, BENDÍCEME.
Es más que eso, es obedecerle, someternos  a Él, no perdiendo la relación con Él, ayunando, y por supuesto, haciendo su voluntad. Porque Dios quiere que primero, busquemos su reino y Él nos añadirá las demás cosas, pero lo más importante es buscarlo a Él, amarlo sobre todas las cosas. Si amamos más algo de este mundo, muy difícilmente Él nos bendecirá totalmente; recordemos que Él no comparte su gloria, porque Él es el gran yo soy, y es el mismo por los siglos de los siglos.
A veces queremos tener la unción de algún predicador, pero para eso tenemos que pagar un precio, porque como dice su palabra: Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu padre que está en secreto; y tu padre que ve en lo secreto te recompensará en público. Mateo 6: 6
Dios quiere tener influencia en nuestras vida. Consideremos que Él es el mismo que abrió el mar cuando el faraón se acercaba al pueblo de Israel, pues igualmente, Él quiere abrir el mar y decirte ¡PASA!

La Tiranía De Tus Quehaceres

“…no os angustiéis por el día de mañana…” (Mateo 6:34)

Cada día que pasa, con más y más frecuencia, vivimos como si nuestra única meta fuera conseguir acabar todas las cosas de cualquier manera. Nos levantamos temprano, nos acostamos tarde, reímos poco y siempre dejamos a nuestros seres queridos para el final, prometiéndoles continuamente pasar más tiempo con ellos, pero sin conseguirlo nunca. ¿Sí o no? Muchos de nosotros cometimos este error con nuestros hijos, y ahora lo repetimos con nuestros nietos; y ¡el tiempo se acaba!
El hecho de que escribas cosas en tu lista de actividades implica que tienes que hacerlas, y una lista larga demuestra que lo estás haciendo bien y que tu tiempo vale su precio. Pero aparte de tener paz y felicidad, el Señor quiere que seamos dirigidos, que no forzados, a tener objetivos bendecidos por Él. Dicho de otro modo, Él quiere que disfrutemos de sus bendiciones cada día. De hecho, la mayoría de las cosas pueden esperar y sólo unas pocas pertenecen realmente a la categoría de urgentes. Pero si pones a Dios lo primero en tu vida y organizas bien tu tiempo, podrás llevar a cabo todo lo que tienes que hacer. Y lo que no puedas hacer debieras pasarlo a otras personas o deberías ofrecérselo al Señor preguntándole: “¿Me has llamado realmente a hacer esto?”
El propósito de tu vida no es que termines todas tus tareas antes de que “suene la campana”. No, se trata de que te conviertas en lo que Dios quiere que seas y que además disfrutes del proceso. Y recuerda que cuando mueras, todavía quedarán cosas por hacer. ¡Y otra persona las hará! Así que, alégrate y disfruta de este día.