miércoles, 7 de enero de 2015

¿Cuál Es El Buen Camino?

“Así dijo el Señor: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por Él, y hallaréis descanso para vuestra alma” (Jeremías 6:16).

Cierta vez, un pastor conversaba con un hombre sobre su alma y éste le dijo que estaba perdido. El predicador le dijo al hombre: 
-“Usted no tiene paz en su corazón y necesita a Jesús.” El hombre contestó: 
-“¡Oh!, si lo tengo... Soy muy feliz.” El pastor añadió: 
-“No, usted no lo tiene. Yo puedo probar que usted no tiene paz. Sé que su corazón no está feliz. Bastante furioso, el hombre preguntó cómo sabía eso. El pastor contestó: Porque la Biblia dice, “No hay paz, dijo mi Dios, para los impíos” (Isaías 57:21).
Con el semblante abatido y el corazón humilde, admitió que no era realmente feliz, que su corazón no tenía placer y que no tenía descanso para su alma.
¿Por qué camino hemos andado y en qué lugar creemos encontrar la alegría? ¿Hay regocijo en nuestro corazón? ¿Qué hemos buscado en nuestras caminatas y qué ha alimentado nuestros sueños de dicha?

¿Debemos amar al pecador y odiar el pecado?

Son muchos los cristianos que usan el cliché de “amar al pecador y odiar el pecado.” Sin embargo, debemos ser conscientes de que ése constituye una exhortación para nosotros, como seres humanos imperfectos que somos. La diferencia entre nosotros y Dios con respecto al amar y odiar es enorme. Aún como cristianos, estamos sujetos a nuestra humana imperfección y no podemos amar perfectamente, como tampoco podemos odiar perfectamente. Pero Dios sí puede hacer ambas cosas de forma perfecta porque ¡Él es Dios! Dios puede odiar sin ninguna intención pecaminosa en absoluto. Por lo tanto, Él puede odiar el pecado y al pecador de una manera perfectamente santa y aún estar dispuesto a perdonar amorosamente, en el momento en que el pecador se arrepiente en fe (Malaquías 1:3Apocalipsis 2:62 Pedro 3:9).

La Biblia enseña claramente, que Dios es amor, así como que Dios muestra su amor. Primera de Juan 4:8-9 dice: “El que no ama, no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él.” Misterioso pero verdadero es el hecho de que Dios puede perfectamente, amar y odiar a una persona al mismo tiempo. Esto significa que Él puede amarnos como a alguien que Él ha creado, y nos puede redimir, así como al mismo tiempo, odiarnos por nuestro estilo de vida incrédulo y pecador. Nosotros, como seres humanos imperfectos, no podemos hacer esto, sin embargo, sí debemos recordarnos a nosotros mismos, que debemos “amar al pecador pero odiar el pecado.”

Esto es amor - Sentimiento

Esto es amor, sueñas con un corazón que te pertenece y que por siempre será tuyo para hacer con él lo que tu corazón te dicte. Un corazón tan tierno y puro que solo tú podías poseer. ¿Por qué no puedo tenerte aquí a mi lado?, ¿abrazándotesintiéndote mía, de una manera que ni los más enamorados podrían soñar? 
Espero de este sueño nunca despertar, porque mi corazón no lo podría soportar. Espero que de mí no te puedas olvidar, ya que yo en ti no dejo de pensar a cada segundo que pasa, a cada segundo que hace más eterno este amor. 
Esta distancia nos separa pero a su vez nos une tanto,... no te alejes más de mí, acércate y sentirás el amor que por ti siento, un amor verdadero, un amor sin reproches, un solo sentimiento, ese sentimiento que dice, y se puede escuchar en el aire, un te quiero. Te lo dice para un momento, para un segundo, y para toda una vida, con una palabra tuya será tuyo para siempre.
De verdad te digo, corazón, que sin ti, sin tu sonrisa, sin tus palabras mi vida no tiene significado ni se dirige a ningún lado; solo a un abismo de soledad y tristeza, una tristeza que solo el querer, como yo te quiero, me ayuda a continuar en este largo camino, un caminar que más largo se hace si tú no estás a mi lado. 
Solo te necesito a ti, una palabra tuya, un gesto, una caricia. Si pudiera estar a tu lado... a tu lado estaría para toda la vida, una vida que ya es tuya, te pertenece, tómala, te la entrego como te entrego mi corazón porque es tuyo, déjalo latir y tomar la fuerza que necesito. Esa fuerza para vivir y poder sentir, porque sin ti no siento, lo eres todo para mí y conseguiré que aunque sea por un simple segundo, te haga sentir lo mismo. Con ese segundo ya soy feliz, te quiero y eso nada ni nadie podrá hacerlo cambiar.
El arte, el que tú tienes, que hasta las palabras más sencillas parecen cada vez más bonitas, con solo rozar tus labios cuando de tu boca salen y se juntan en el aire, como todos los sentimientos que brotan de tu corazón.


En el principio

El hombre responde a la iniciativa divina; es un actor secundario en una historia que es mucho más grande que él.
En el principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros. Y hemos contemplado su gloria, la gloria que corresponde al Hijo unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan 1:1;14
La declaración del apóstol es una réplica del relato del Génesis, cuyo origen va más allá de la historia particular del planeta que nosotros habitamos: "En el principio creó Dios los cielos y la tierra". Este "principio" al que ambos autores se refieren, escapa de los parámetros que nosotros usamos para medir el paso del tiempo, pues está escondido en la misma eternidad.
Juan no pretende entrar en el misterio de esta frase. Simplemente, afirma que el Verbo existía desde siempre, porque el Verbo es Dios mismo. Su declaración nos ayuda a asumir, desde el mismo principio, la postura correcta en nuestra relación con el Señor. Él es el origen de todas las cosas, incluso de nuestra propia historia personal. Una y otra vez, a medida que caminemos con Él, vamos a retornar a esta verdad. Cada escena que presenciemos nos conducirá indefectiblemente, a la persona de Dios. El hombre es, y por siempre será, el que responde a la iniciativa divina, un actor secundario en una historia mucho más grande y profunda que el relato de nuestro fugaz paso por este planeta.
Él es el origen de todas las cosas, incluso de nuestra propia historia personal. La declaración del discípulo amado también sirve para enmarcar el peregrinaje terrenal del Mesías en lo eterno. Su presencia en este escenario, aunque limitada a un pequeño lapso de tiempo, como el que representan unos escasos treinta y tres años de vida, está incluida en un proyecto que nace en el mismo corazón de Dios y que, por esta razón, necesariamente está contenida en la eternidad.
Qué bueno resulta, entonces, poder comenzar esta aventura en actitud de adoración, maravillados frente al hecho de que se nos ha concedido el contacto con el Eterno. Podemos exclamar, junto a Moisés: Señor Jehová, tú has comenzado a mostrar a tu siervo tu grandeza y tu mano poderosa; porque ¿qué dios hay en el cielo o en la tierra que haga obras y proezas como las tuyas? (Deuteronomio 3.24). 

De una religión a una relación

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Juan 3:16
La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo. Juan 14:27
Inline image 1
"Era un niño sin dudas; de buena gana iba los domingos a la iglesia, pero al crecer me di cuenta de que no podía conformarme con una fe de imitación, y fui a una conferencia sobre la Biblia. Allí comprendí que Dios es un Dios Salvador y que su Palabra es muy clara sobre el destino del hombre. En esa época, yo creía que solo después de la muerte sabríamos si estaríamos salvados o no en función de nuestra vida, y más concretamente, de nuestra conducta. Pero al leer el versículo 16 del capítulo 3 del evangelio según Juan, repentinamente tomé conciencia de que sin Dios estaba perdido.

Pero alabado sea Dios, que Él envió a su Hijo para salvar a los hombres perdidos. Yo estaba verdaderamente sorprendido por el hecho de que Jesús hubiese venido a la tierra y que hubiese muerto por mis pecados. Lo único que podía decirle era: ¡Sí, quiero que estés en mi corazón; sí, te doy mi vida! Entonces, cuando le hablé, se produjo algo inexplicable, un sentimiento de alivio, de libertad y de paz. Esa experiencia, que cambió mi vida y mi forma de ver las cosas, tuvo lugar hace 21 años. Para mí, la espiritualidad no se vive a través de una religión, sino mediante una relación de confianza con Dios.
Es cierto que ha habido altibajos en mi vida, pero Dios siempre me ha consolado y restaurado. ¡A usted Dios también le ama y le está esperando!