lunes, 30 de noviembre de 2015

No quiero cosas caras, quiero alguien que me valore

No necesito a mi lado a alguien que gaste millones en “hacerme feliz”, necesito alguien que entienda que para hacerme feliz solo basta el amor.
No busco que alguien pague mis cuentas, no busco que me saquen a “pasear”, quiero alguien que salga de la rutina, que llegue con una rosa a mi casa solo para decir “te amo”.
Quiero que alguien me sorprenda, que se interese por mí, que me pregunte cómo me fue en el día, que se interese por mis cosas, que planee conmigo y no que diga “sí, claro ” o un “después lo vemos”.
Quiero que exista alguien a quien poder decirle lo que se me antoja o lo que me gusta, alguien que me cuente de su vida, de sus problemas, que me vea como su apoyo, como su amiga, como su confidente. No quiero alguien que haga parecer que todo en la vida es perfección.
Quiero que alguien me diga hermosa, que al verme sonría, que busque mi mano, que busque abrazarme, no alguien a quien tener que robarle un beso. Quiero alguien que se sienta orgulloso de mí, que sienta celos si alguien me está rondando, que valore lo que soy y que si le digo “te amo” me regale una sonrisa.
Busco a alguien que sepa que prefiero una servilleta donde diga “me encantas” al regalo más caro. Yo no necesito a mi lado alguien que gaste millones en “hacerme feliz”, necesito alguien que entienda que para hacerme feliz solo basta con que esté muy enamorado de mí.
El amor es paciente y bondadoso; no es envidioso ni jactancioso, no se envanece; no hace nada impropio; no es egoísta ni se irrita; no es rencoroso; no se alegra de la injusticia, sino que se une a la alegría de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. 1 Corintios 13:4-7
 

La respuesta que buscaba

Perdida y sola me encontré antes de tu llegada.
Mi camino era oscuro, sin luz, sin esperanza,
necesitaba la mano de alguien que me levantara.
Nadie me pudo ayudar, mis amigos no comprendieron
lo sola que me sentía, el dolor que llevaba.
Me lastimaron, me hirieron,
y no hallé la felicidad que pensé tener.
Me alejé de la realidad y me encerré en mi dolor,
perder la razón quería, dormir y solamente soñar,
pero buscar la verdad quería en medio de mi dolor.
Durante mucho tiempo busqué respuestas sin encontrar conformidad,
por lo que sedienta estaba por la cura de mi soledad.
Pero un día llegaste a mi vida y poco a poco, cerraste las heridas.
Me arrullaste en tus brazos y me hiciste dormir,
y al despertar empecé a sonreír.
Me habías consolado en el silencio de mi vida,
hablándome al oído de tu amor por mí.
Me comprendiste y escuchaste, no me juzgaste,
amor me diste para rescatarme.
Si no te hubiera conocido, extraviada en un laberinto estaría
sin encontrar la salida. Levantaste vallados que me resguardan,
y millares de guardianes a mi alrededor que me acompañan
día y noche para proteger tu gran amor. Soy tu amor y Tú el mío,
soy tuya y yo estoy en ti.
Te entregaste a mí sin reservas, sin reclamos. Eres paciente
y has esperado a que un día volviera a tu lado.
Eres amigo, eres Padre, eres mi Dios, todo lo que buscaba,
eres la respuesta que yo anhelaba.
Me levantaste, me limpiaste, lavaste y vestiste para
que me preparase y esperase por ti, así como Tú esperaste por mí.
Mas mi corazón desesperado está, anhela que vuelvas pronto
para no separarnos jamás.
Padre mío, grande y misericordioso que cuidas y guardas
a tus hijos con amor, gracias te doy por tu salvación.
Vuelve pronto Señor.

Agradecida

Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. 1 Tesalonicenses 5:18
Esta mañana decidí que iba a tener una actitud de agradecimiento por todas las bendiciones que Dios me da. Encendí la radio y la voz que oí tenía un mensaje que hablaba de lo mismo. Era la historia de sanación del leproso agradecido.
Con ese mensaje en mi mente, iba contenta por el camino. Salí a buena hora de mi casa y todo apuntaba a que mi día comenzaba bien. De repente, muy cerca de mi destino, me vi envuelta en un embotellamiento.
Antes de quejarme y cambiar de humor, lo cual suele suceder cuando hay mucho tráfico, pensé: “Lo bueno es que puedo terminar de escuchar el mensaje de la radio”. Tranquila y con buena actitud, llegué veinticinco minutos tarde a mi trabajo. A las once de la mañana tenía una cita en Inmigración para renovar mi pasaporte. Se me ocurrió que podría ir hasta allí, y al salir, aprovechar la hora del almuerzo para visitar a mi amiga, o mejor dicho a su bebé, y volver a la oficina temprano. ¡Qué ilusión!

Un Pensamiento Profundo


Yo amé a manos llenas y de la misma forma sufrí.

Las rosas me hirieron con sus espinas,

pero también perfumaron mi existir.

De todo lo aparentemente malo algo bueno aprendí.

A veces lloré desconsolada y otras reí sin medida.

He vivido mi vida de la mejor manera posible,

que he sabido y que el transcurso del tiempo

me ha enseñado y dejado conocer.

He cometido errores a granel y también

he purificado mi alma bajo las aguas del perdón.

Hay cosas de las que me arrepiento,

debí ser atrevida y creer mucho más en mí.

Así como creí en el potencial de todo el que me rodeaba,

debí animarme para lograr muchos de mis sueños.

Debí haber dicho muchas de las cosas que sentía en el alma.

Mas no lloro por lo dejado, porque algunas cosas pueden ser recobradas.

Sencillamente lo que pasó, pasó, y lo que fue quedó atrás.

Muchas veces he recogido los pedazos rotos de mi corazón,

algunos los he reparado yo misma, y otros tantos

alguna buena gente que siempre me ha rodeado, me han ayudado a sanar.

No me quejo, pues el dolor me ha convertido en alguien fuerte.

Una mujer dispuesta a luchar,

una guerrera lista para enfrentar sus batallas.

Yo no me he quedado mirando al reloj contar las horas,

ni al calendario pasando los días.

Yo he salido a encontrar victorias.

He perdido batallas pero aún no pierdo la guerra.

Me inclino ante Dios y de Él viene mi fuerza.

Procuro vivir más que existir,

siempre con mucha intensidad y procurando olvidar

aquellas cosas negativas que para nada aprovechan.

Me río aunque haya sol o tempestad,

abundancia o escasez.

Es la actitud mental lo que te ayuda

lo que al final de la jornada cuenta.


domingo, 29 de noviembre de 2015

El resto lo hago YO

La historia del actor Charlton Heston ilustra nuestra necesidad de hacer todo lo que podamos, y confiarle a Dios lo que no podemos.
benhurDurante la filmación de la gran película épica Ben Hur, Heston trabajó largas horas con entrenadores para aprender a manejar un carro, para la escena crucial de la carrera de carros. Mejoró mucho en su manejo de los caballos y el carruaje, pero finalmente se convenció de que la tarea era un desafío mayor de lo que había previsto en un inicio. Entonces, se aproximó al legendario director de la película, Cecil B. De Mille para hablarle acerca de la escena.
Señor De Mille, le dijo, he trabajado duramente para manejar este carruaje, y creo que puedo hacerlo con toda soltura en esta escena, pero no en todas. Y no creo poder ganar la carrera.
El director le contestó: Usted conduzca solamente. El resto lo hago yo.
Dios tiene diferentes formas de dirigir las distintas carreras que hacemos en el transcurso de nuestra vida. Él confía que hagamos nuestra parte de dominar el carro. Y nosotros debemos confiar en que Él determinará el resultado de la carrera. Como dijo una vez un ingeniero: Dios provee la energía inicial. Nosotros la producción. Y Dios da el resultado final.
El mayor acto de fe para el hombre es reconocer que no es Dios.
Salmo 100:3
Sabed que Él, el Señor, es Dios; Él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos; pueblo suyo somos y ovejas de su prado.

La historia de las Avispas


Detrás de la pegadiza y alegre canción de Juan Luis Guerra, se encuentra un texto bíblico en cada línea de sus párrafos.

La historia de la exitosa canción se remonta a cuando Juan Luis Guerra comenzó a estudiar la Biblia en su Iglesia, viendo los pasajes en los que Dios protege al pueblo judío enviando avispas contra sus enemigos en Éxodo 23.28 y Deuteronomio 7.20. 

Otro día, cuando jugaba al baloncesto con su hijo Jean Gabriel, fue picado por uno de esos insectos en la cabeza, lo que le causó un gran dolor y provocó sonrisas compasivas de algunos amigos que presenciaron tal “ataque”. Estas dos situaciones inspiraron al talentoso compositor dominicano a escribir la canción “Las avispas”, incluida en su álbum cristiano “Para Ti”. La canción fue editada por el pastor Daniel Pérez, peruano residente en Santo Domingo, República Dominicana, quien se encargó de desglosar los párrafos de la misma y enviarla al periódico cristiano “Protestante” de Perú, donde salió publicada originalmente.

Deja Las Llaves

Jenny pensó que sus padres no le darían permiso para irse de fiesta con unos amigos, de manera que les mintió y les dijo que iba al cine con una compañera.
Aunque se sintió un poco mal porque no les dijo la verdad, tampoco le dio muchas vueltas al asunto y se dispuso a divertirse.
La pizza estuvo bien y la fiesta genial. Al final su amigo Pedro que ya estaba medio borracho, la invitó a dar un paseo, pero primero quiso dar una fumadita…
De repente, Pedro comenzó a propasarse. Eso no era precisamente lo que Jenny tenía previsto. “Tal vez mis padres tienen razón”, pensó; “quizás soy muy joven para salir así. “¿Cómo pude ser tan tonta?” “Por favor, Pedro, dijo, llévame a casa, no me quiero quedar”.
Molesto, Pedro arrancó el coche y comenzó a conducir a toda velocidad. Jenny, asustada, le rogó que fuera más despacio, pero mientras más le suplicaba, él más pisaba el acelerador.
De repente, vio un gran resplandor. “OH, ¡Dios ayúdanos! ¡Vamos a chocar!

Ella recibió toda la fuerza del impacto, y de repente todo se puso negro. Aún consciente, sintió que alguien la sacó del coche retorcido, y escuchó voces: ¡llamen a una ambulancia! “Estos jóvenes están en problemas”
Le pareció oír que había dos coches involucrados en el choque...

Superando la Adversidad

Un joven periodista, ansioso por conseguir su primer trabajo, encontró lo que pareció ser la oportunidad perfecta. Llamó al periódico y le informaron que los aspirantes iban a ser entrevistados a las diez de la mañana del día siguiente.
Estuvo todo el día ocupado preparando su "currículum vitae" y una carpeta con ejemplos de sus escritos. Llegó temprano la mañana siguiente, y vio, para su consternación, que nueve aspirantes a reporteros habían llegado aún más pronto. Tomó su lugar en la fila y observó ansiosamente a sus competidores. Aparentemente, sus propias expectativas no se veían muy bien. No eran nada seguras.
En lugar de rendirse viendo su situación adversa, escribió una corta nota y se la dio a la secretaria del jefe de personal, diciéndole que era muy importante que su jefe la viese inmediatamente. Cuando éste leyó la nota, se sintió ansioso por conocer al joven que la había escrito. Decía: Estimado señor: Yo soy el joven que está en el décimo lugar de la fila. ¡Por favor, no tome ninguna decisión antes de verme!

sábado, 28 de noviembre de 2015

El premio mayor

Prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios… Filipenses 3.14.
En todas las actividades hay un premio que se considera lo máximo del reconocimiento y el éxito. Entre los grandes premios, se encuentran una medalla de oro olímpica, un Grammy, un Oscar o un Premio Nobel. Sin embargo, hay un premio mayor que toda persona puede obtener.
Inline image 1El apóstol Pablo estaba familiarizado con los juegos de atletismo del siglo 1, donde los competidores se esforzaban al máximo para ganar el premio. Con esto en la mente, le escribió a un grupo de seguidores de Cristo en Filipos: Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo (Filipenses 3:7). ¿Por qué? Porque tenía su corazón enfocado hacia un nuevo objetivo: a fin de conocer a Cristo y el poder de su resurrección, y de participar de sus padecimientos (verso 10). Por eso, agregó: prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús (verso 12). Su trofeo por haber completado la carrera sería la corona de justicia (2 Timoteo 4:8).
Cada uno de nosotros puede aspirar al mismo premio, sabiendo que, cuando procuramos obtenerlo, honramos al Señor. En nuestras obligaciones diarias habituales, vamos camino hacia "el premio mayor": el premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. (Filipenses 3:14).

Señor, dame ánimo para seguir sirviéndote.

Recibiendo la verdadera vida

“Pero estrecha es la puerta y angosto el camino que conduce a la vida, y son pocos los que la encuentran.” Mateo 7:14 (Nueva Versión Internacional).
Jesús entregó su vida por la humanidad, para que ésta recibiera la vida verdadera. Esta vida solamente se puede recibir mediante el Espíritu de DIOS. Es la vida que sacia el alma y da plenitud, desborda gozo y permite discernir claramente a DIOS detrás de Su creación. Esta vida mantiene al creyente conectado con el Señor. Se vive y se tiene la certeza de que todo está bien. Al estar lleno de esta verdadera vida los ataques del enemigo son insignificantes, la muerte y el pecado se desvanecen; no existen los aguijones de la carne. Pero para recibir esta vida verdadera hay que avanzar por un camino angosto para desprenderse de la carne.
Recibiendo la verdadera vidaPara recibir la verdadera vida se tiene que avanzar en el desprendimiento del pecado, de quien se fue esclavo en el pasado, y de cualquier concupiscencia. Al andar por este camino, el enemigo tratará de usar la culpa y toda suerte de mentiras para impedir el avance del creyente, pero cuando se cree de todo corazón que Jesús enterró aquella en la Cruz del calvario su influencia desaparece. (Hebreos 10:22).
El camino para recibir la verdadera vida no es fácil, no obstante, con Jesús de nuestro lado se asegura la victoria. Muchos creyentes no intentan obtener la vida verdadera porque en sus corazones persisten sentimientos negativos del pasado o la carne dentro de sí, pero cuando creen de todo corazón que Cristo ya les ha liberado de todo esto, un gran peso es quitado de ellos y pueden avanzar para recibir lo que les pertenece.

La Vida es Muy Corta

La vida es tan corta que debemos aprovechar cada día para ser felices.
John Powell, un profesor de Loyola University en Chicago, escribe sobre un estudiante de su clase de La Teología de la Fe, llamado Tommy.
Tommy resultó ser el “ateo de la clase” en mi curso de Teología de la Fe. Él objetaba constantemente, y sonreía sarcásticamente ante la posibilidad de un Dios/Padre que nos ama incondicionalmente.
Cuando al terminar el curso vino a entregar su examen final, me preguntó en un tono algo irónico:
¿Cree usted que alguna vez encontraré a Dios?
Inmediatamente decidí usar un poquito de la técnica de la terapia de shock. - ¡No!, le dije muy enfáticamente.
– ¿Por qué no?, me respondió, yo creía que ese era el producto que usted estaba vendiendo.

Dejé que estuviese a unos cinco pasos de la puerta del salón y alcé mi voz para decirle:
– ¡Tommy! Creo que tú nunca encontrarás a Dios… Pero estoy absolutamente seguro de que Él te encontrará a ti.
Él se encogió de hombros y salió de mi clase y de mi vida.
Me quedé algo frustrado por el hecho de que no había captado realmente mi ingeniosa observación:
“¡Él te encontrará a ti! Por lo menos yo pensaba que había sido ingeniosa…
Tiempo después me enteré que Tommy se había graduado y con ello, me dio la debida honra.
Más adelante me llegó una triste noticia, supe que Tommy padecía de cáncer terminal.
Antes de que yo pudiera salir a buscarlo, él vino a verme.
Cuando entró en mi oficina, se le veía demacrado y su larga cabellera había desaparecido debido a la quimioterapia. Pero sus ojos brillaban y su voz tenía una firmeza que no tenía antes.

¿Es Obligatorio?

Si tienes a tus padres todavía, abrázalos, ámalos, ayúdalos... y perdónalos si se equivocan. Conversa con ellos. Nunca les faltes al respeto. Son seres humanos como tú.
Se llamaba Ángela. Tenía 85 años, y hacía diez que no veía a sus tres hijos. Uno de ellos la llamaba por teléfono y le enviaba dinero, pero nunca la visitaba. Estaba muy triste, y me aconsejó que yo no hiciera lo mismo. Me sentí muy apenado al ver las lágrimas rodando por sus mejillas. No supe qué contestar, así que la abracé durante unos segundos. Me lo agradeció con una sonrisa, y me dijo que una familia con dos niños pequeños, la había adoptado como abuelita. Se esforzaban por hacerla feliz y la llevaban al dentista. Pero extrañaba a sus hijos. Se levantó... habían llegado por ella. Se despidió y no supe más de ella. Cuando salió, mi corazón se encogió. La recepcionista del consultorio me dijo:
-Yo pensé que la señora que la trae a consulta era su hija. ¡Caramba!
En China, el gobierno ha tenido que promulgar una ley que obliga a los hijos a visitar a sus padres ancianos. Si un adulto no obedece dicha ley, recibirá primeramente una multa, caso de persistir una demanda judicial y hasta podría ir a la cárcel por no cumplir con su responsabilidad familiar. Con tristeza, reporteros chinos informaron que algunos se atrevieron a burlarse de la ley en las redes sociales, y otros más dieron excusas para no obedecerla.

viernes, 27 de noviembre de 2015

Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús

"Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús". Gálatas 3:26

Lisa y Charles Godbold adoptaron a Maurice Griffin cuando tenía 32 años, después de que éste viviera bajo su custodia temporal durante 20. Aunque Maurice ya era adulto y vivía solo, la adopción había sido siempre el anhelo de la familia. Cuando se oficializó la adopción y se volvieron a reunir, comentó: "Este es probablemente, el momento más feliz de mi vida. Soy feliz de estar en mi hogar."
Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús
Los que nos unimos a la familia de Dios puede que nos refiramos a este momento como el más feliz de nuestra vida. Cuando aceptamos por fe a Cristo como Salvador, nos convertimos en hijos de Dios, y Él se vuelve nuestro Padre celestial. La Biblia afirma: Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús (Gálatas 3:26).
Como hijos adoptados por Dios, tenemos hermanos de la fe en Cristo, y todos compartimos una herencia eterna (Colosenses 1:12). Además, el Espíritu de Cristo mora en nuestro corazón y nos permite orar utilizando el nombre AbbaPadre (Gálatas 4:6), como si un niño dijera: "Papito".
Ser hijo de Dios implica experimentar la intimidad y sentir el sentimiento de protección de un Padre que nos ama, acepta y desea conocernos. Nuestra adopción para formar parte de su familia es una maravillosa bienvenida a casa.
Los brazos de Dios siempre están abiertos para dar la bienvenida a casa a sus hijos.

No está aquí, pues ha resucitado, como dijo

"No está aquí, pues ha resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor". Mateo 28:6
No está aquí, pues ha resucitado, como dijo

Una amiga mía, maestra de preescolar, escuchó sin querer una conversación entre sus alumnos. La pequeña María hizo la pregunta: ¿Quién ama a Dios? Todos respondieron: ¡yo!, ¡yo!, ¡yo! Y Guillermito dijoYo amo a Jesús. A lo cual, Carla protestóPero Él murió. El niño respondió: Sí, ¡pero cada Semana Santa resucita!
Es evidente que Guillermito todavía tiene que aprender algunas cosas sobre la Pascua. Sabemos que Jesús murió una vez y para siempre (Hebreos 10:12), y que, por supuesto, resucitó de entre los muertos una vez. Tres días después de pagar en la cruz la pena por nuestros pecados, el Jesús inmaculado venció a la muerte al resucitar de la tumba y destruir el poder del pecado. Este último sacrificio de sangre abrió el único camino para que ahora tengamos una relación personal con Dios y un hogar con Él por la eternidad.

Viejos amigos – Nuevos amigos

El grado de su relación con Dios va a estar determinado en su mayor parte, por la relación que usted tenga con otras personas. La gente influye en nuestras vidas, no lo podemos evitar, ya que como seres humanos somos criaturas sociales. Entonces, la influencia de las personas que permitimos en nuestro círculo se verá reflejada en las decisiones que tomamos. Por ejemplo, nadie se casa con alguien que no conozca.
Y las personas con las que nos rodeamos a diario son las que nos influencian más. Y también están las personas que vemos en la televisión, ¡claro está! La razón por la que un estilo de vestir puede propagarse a través de una nación en tan poco tiempo, es porque somos influenciados por lo que vemos y oímos.
Ahora ya, como un nuevo Cristiano, usted está enfrentándose al reto de cómo tratar con las relaciones que usted ya tiene. Probablemente esté pensando ahora en esto: “¿Cómo les digo a mis amigos, a mi familia o a mi cónyuge, quienes aún no han recibido la salvación, lo que me acaba de pasar?”

¿Hasta cuándo Tengo que Aguantar A Mi Cónyuge?

La aceptación es una necesidad fundamental para tener un matrimonio saludable.
La aceptación matrimonial significa entender que tu cónyuge tiene una identidad propia, determinada por su temperamento, su cultura, su educación y el medio ambiente en el que se desarrolló, entre otras características.
 
Todos los seres humanos tenemos la necesidad de sentirnos aceptados. Lo contrario es el rechazo, lo cual implica una manifestación de no aceptación que genera mal juicio, crítica, malestar, enojo, resentimiento y baja autoestima.
En el matrimonio ambos cónyuges deben aceptarse tal como son, con sus virtudes y defectos. A partir de la aceptación mutua, se puede y se debe trabajar para mejorar ayudándose mutuamente.
 
Muchos cónyuges no recibieron esta manifestación de amor en sus hogares, y se sintieron rechazados por alguno de sus padres, quizá por los dos, aunque de manera generalmente inconsciente. Y luego, esta falta de aceptación la arrastran al matrimonio. Al inicio de la vida conyugal no se manifiesta, por cuanto en la etapa del enamoramiento sí se sienten aceptados. El problema se manifiesta cuando pasada esa etapa, comienzan las quejas, las actitudes despectivas, la indiferencia y las ofensas.
En el matrimonio es completamente normal que los cónyuges sean diferentes o muy diferentes. Lo contrario es poco común, ya que en las relaciones de pareja ocurre lo mismo que en las leyes de la física, que los polos opuestos se atraen y los polos iguales se repelen. La idea es que sean complementarios.
 
Entonces, los cónyuges deben entender que en la relación matrimonial cada uno tiene que aportar sus dones y virtudes, y que van a ayudar a su cónyuge y viceversa. Siempre hay un cónyuge más activo y siempre hay uno más pasivo que el otro. El más activo debe entender que será un aporte al matrimonio de por vida, y a su cónyuge probablemente le tocará activar la paz.

jueves, 26 de noviembre de 2015

Por Fe


Todos pasamos por momentos difíciles. Bien sea por problemas económicos, desempleo, enfermedad, adicciones, problemas en nuestros matrimonios u otras relaciones. Estas situaciones nos oprimen y nos causan dolor, y Dios no ignora su dolor, todo lo contrario. Él se preocupa verdaderamente por usted, y también desea tener una relación personal con usted para que pueda experimentar Su amor y verdadera paz en su vida.

¡Dios le ama!

La Biblia dice, "De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna."
El problema es que...

Todos nosotros hemos hecho, dicho o pensado cosas malas. Eso se llama pecado y nuestros pecados nos han separado de Dios.

La Biblia dice "Todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios". Dios es perfecto y santo, y nuestros pecados nos han separado de Dios para siempre. La Biblia dice que "la paga del pecado es muerte"
Las buenas nuevas es que hace algo más de 2000 años,

Fe, esperanza y amor

Un día El Amor salió a buscar a sus dos hermanas, La Fe y La Esperanza. Se dirigió al pueblo y encontró a la Fe, la cargó en sus brazos y subió una montaña hasta llegar a casa. Luego decidió ir al bosque, y después de buscar largas horas, finalmente pudo encontrar a su otra hermana la Esperanza, la tomó de la mano y la llevó a casa. Aunque la Fe mueva montañas y la Esperanza sea lo último que se pierda, no son nada sin su hermano mayor, El Amor.
Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor. ” 1 Corintios 13: 13

El amor nunca dejará de ser debido a la naturaleza misma de Dios, porque Él es amor. La expresión más directa y perfecta de ese amor es Jesucristo. Dios entregó a su único hijo para que nosotros no nos perdamos, sino que alcancemos y disfrutemos de ese maravilloso privilegio y don de su amor que es la Vida Eterna. El amor de Dios es eterno, y aunque nos resulte increíble que nos ame con ese amor, Él lo hace. Como seres humanos podemos hacer muchas cosas en esta tierra, tener fama, fortuna, e incluso podemos hacer cosas buenas, como servir en la iglesia, plantar en fe, transformar vidas con el evangelio, pero sin duda, nada somos si no tenemos amor. Aunque es cierto que para agradar a Dios es necesario tener fe, el primer lugar lo ocupará siempre El Amor porque sin él la fe no sería nada.

De igual manera, existe el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo, pero el mayor de ellos es el amor, es decir, el Padre. Dios es amor, y como tal es mayor que el Hijo y que el Espíritu Santo. Jesús dijo: El Padre (=el amor) es mayor que yo” (Cristo, =”la fe de Jesús”, Juan. 14:28, Apocalipsis 14:12), y que el Espíritu Santo (la esperanza, Romanos 15:13).


No es Imposible

¿Habrá algo imposible para mí? Pregunta Dios quien te creó. El mismo que te alumbró en el vientre de tu madre y que había pensado en ti antes de tu concepción. No hay absolutamente nada lejano para mi poder, desde el principio lo he demostrado. ¿Que tus circunstancias son adversas y los gigantes se ven enormes? Yo soy más grande que cualquier cosa que quiera estorbar tu vida y robar tu paz. A Abraham cumplí lo que le prometí, y Sara, a pesar de su vejez, pudo concebir. Ana clamó a mí angustiada y desesperada; cansada de tanto escarnio y opresión me buscó en oración, y la respuesta encontró, su vientre se abrió. Elías se encontraba desesperado en el desierto, escondido en una cueva pensando que iba a morir, estaba alejado y sintiendo depresión. Pero yo lo visité allí donde él se encontraba, le di de comer, lo sustenté y le otorgué nuevos alientos.
Young woman reading bibleAquel ciego clamaba a mí, daba grandes voces para que yo me apiadará de él. Yo le escuché, lo atendí, sus ojos se abrieron, y recibió su milagro.
Una mujer con el flujo de sangre, cansada, moribunda pero todavía persistente, tocó el borde de mis vestiduras y además de sanidad, recibió la salvación. Había oprimidos y endemoniados para los que parecía que la libertad no llegaría, sin embargo, yo, Jehová, que siempre he sido, los libré de sus cadenas. Escaseaba la comida en casa de la viuda, pero como ella obedeció a mi mandato, recibió el alimento. Dividí las aguas del Mar Rojo para que el pueblo de Israel pasara, alimenté a multitudes cuando parecía que no había nada. Es que soy Dios, el que lo conoce todo. Me allegué a casa de Zaqueo para tener una conversación que marcaría su vida. Para los demás, él no necesitaba nada, pero en su corazón me anhelaba.
En el pasado hice, pero en el presente sigo haciendo. Y aunque no lo entiendas y no lo veas, estoy obrando. Las cosas vendrán a su debido tiempo, solo ten fe, sigue esperando. Sé muy paciente y verás en tu vida el milagro. No tengo necesidad de decirlo, pero he querido recordártelo para que sepas que yo soy tu Dios quien te sostiene; no temas que Yo te ayudo.
La respuesta vendrá, solo espera tranquilamente. No olvides que yo te amo y que nunca he desamparado la obra de mis manos.

Las tres oraciones contestadas

LAS TRES ORACIONES CONTESTADAS
 EN EL PASAJE DEL GADARENO. Marcos 5: 1 al 20

Vinieron al otro lado del mar, a la región de los gadarenos. 
2 Y cuando salio él de la barca, en seguida vino a su encuentro, de los sepulcros, un hombre con un espíritu inmundo, 
3 que tenia su morada en los sepulcros, y nadie podía atarlo, ni aun con cadenas. 
4 Porque muchas veces había sido atado con grillos y cadenas, mas las cadenas habían sido hechas pedazos por él, y desmenuzados los grillos; y nadie le podía dominar. 
5 Y siempre, de día y de noche, andaba dando voces en los montes y en los sepulcros, e hiriéndose con piedras. 
6 Cuando vio, pues, a Jesús de lejos corrió y se arrodilló ante Él. 
7 Y clamando a gran voz, dijo: ¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios altísimo? Te conjuro por Dios que no me atormentes. 
8 Porque le decía: Sal de este hombre, espíritu inmundo. 
9 Y Jesús le preguntó: ¿Cómo te llamas? Y respondió diciendo: Legión me llamo; porque somos muchos. 
10 Y le rogaba mucho que no los enviase fuera de aquella región. 
11 Estaba allí cerca del monte un gran hato de cerdos paciendo. 
12 Y le rogaron todos los demonios, diciendo: Envíanos a los cerdos para que entremos en ellos. 
13 Y luego Jesús les dio permiso. Y saliendo aquellos espíritus inmundos, entraron en los cerdos, los cuales eran como dos mil; y el hato se precipitó en el mar por un despeñadero, y en el mar se ahogaron.
14 Y los que apacentaban los cerdos huyeron, y dieron aviso en la ciudad y en los campos. Y salieron a ver qué era aquello que había sucedido. 
15 Fueron a Jesús, y vieron al que había sido atormentado del demonio, y que había tenido la legión, sentado, en su juicio cabal; y tuvieron miedo. 
16 Y les contaron los que lo habían visto, cómo le había acontecido al que había tenido el demonio, y lo de los cerdos. 
17 Y comenzaron a rogarle que se fuera de sus contornos. 
18 Al entrar Él en la barca, el que había estado endemoniado le rogaba que le dejase estar con Él. 
19 Mas Jesús no se lo permitió, sino que le dijo: Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho contigo, y como ha tenido misericordia de ti. 
20 Y se fue, y comenzó a publicar en Decápolis cuán grandes cosas había hecho Jesús con él; y todos se maravillaban.