jueves, 4 de diciembre de 2014

La Despedida del Maestro

No se turbe vuestro corazón…
En la casa de mi Padre muchas moradas hay…

voy, pues, a preparar lugar para vosotros.
Y si me fuere y os preparare lugar,
vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo,
para que donde yo estoy,
vosotros también estéis.  

Juan 14:1-3. 
Es comprensible la tristeza de los discípulos de Jesús cuando su Maestro les habló de su partida; por eso lo hizo con mucha dulzura. Él no quería que estuvieran turbados, pues iba a la casa de su Padre, la casa en donde reina la paz y la felicidad perfecta. Jesús les dijo: “Si me amarais, os habríais regocijado, porque he dicho que voy al Padre; porque el Padre es mayor que yo.(Juan 14:28).
Además había otra razón para no estar tristes, y el Señor los tranquilizó dándoles el verdadero motivo de su promesa:Vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. En esta frase expresó todo su amor por los suyos.

Glorificar a Dios siempre

Esto dijo (Jesús), dando a entender con qué muerte había de glorificar a Dios… Juan 21:19
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Solemos pensar en cómo podemos glorificar a Dios con nuestra vida, sobre todo cuando estamos activos y somos fuertes. Pero también deberíamos considerar de qué modo podemos glorificar a Dios cuando estamos bajo mínimos.
Después que Pedro negó a Jesús tres veces (Juan 18:15-27), el Señor le dio una oportunidad de reafirmar su amor (Juan 21:15-17). En tres ocasiones, Jesús le preguntó: Pedro, ¿me amas? Después, con un sorprendente cambio de tema, dijo: Cuando eras más joven, te ceñías, e ibas a donde querías; mas cuando ya seas viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras. Esto dijo, dando a entender con qué muerte había de glorificar a Dios. Y dicho esto, añadió: Sígueme (versos 18-19). Jesús le dijo a Pedro que otros lo llevarían adonde él no querría ir, pero que, mediante esa forma impuesta de morir, glorificaría a Dios.
Pablo declaró que tenía el anhelo y esperanza de que en nada sería avergonzado; antes bien con toda confianza, como siempre, ahora también sería magnificado Cristo en su cuerpo, o por vida o por muerte (Filipenses 1:20).
Podemos honrar y glorificar a Dios con nuestra manera de vivir… y también de morir.
Eres una persona única; diseñada para glorificar a Dios como solo tú puedes hacerlo.

¿Para quién son las manzanas? - Reflexiones

En cierta ocasión, un joven observaba a un hombre de más de ochenta años, que estaba sembrando un huerto de manzanos.
El anciano preparó el terreno amorosa y cuidadosamente, plantó los diminutos vástagos y les echó agua. Después de estar mirándolo un rato, el joven dijo: Usted no creerá que va a comer manzanas de esos árboles, ¿verdad?
-No, replicó el anciano, pero alguien lo hará.
Tus acciones ayudarán a los que te seguirán.
Debido al pacto de Dios con Noé, tenemos la seguridad de que no corremos el riesgo de la destrucción mundial por un diluvio. Los habitantes de la tierra todavía están recibiendo el beneficio que vino de la vida de un hombre justo.
Asimismo, nosotros también podemos beneficiar a las generaciones futuras. Cuando sirves a las personas o influyes en ellas de manera positiva y las animas a pasar por lo que otras recibieron, creas una cadena impactante que sobrepasará tu vida.
No eres un eslabón perdido. No eres una isla…eres un continente.

Gracia concedida - Salvos por gracia

Siempre orando por vosotros, damos gracias a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, habiendo oído de vuestra fe en Cristo Jesús, y del amor que tenéis a todos los santos, a causa de la esperanza que os está guardada en los cielos, de la cual ya habéis oído por la palabra verdadera del evangelio, que ha llegado hasta vosotros, así como a todo el mundo, y lleva fruto y crece también en vosotros, desde el día que oísteis y conocisteis la gracia de Dios en verdad. Colosenses 1.3-6
Gracia es la benevolencia y la misericordia de Dios, concedidas a quienes éramos indignos de recibirlas. Pero, por su gracia, ofrece salvación para que todo aquel que ponga su fe en Jesucristo como Salvador, pueda tener una nueva relación con el Padre celestial. Y a partir de ese momento, Dios . . .
• Declara que hemos sido justificados. El Padre ve la justicia de Cristo como nuestra (2 Corintios 5.21). La culpa y la vergüenza del pecado han sido quitadas (Romanos 8.1), y podemos vivir confiadamente para el Señor Jesús, no importa lo que hayamos sido antes.
• Nos reclama como su familia, pues nos adoptó espiritualmente para que pudiéramos llegar a ser hijos de Dios y llamarlo “Padre”.
• Nos hace coherederos con Cristo. Y nos garantiza y reserva una herencia que recibiremos en el cielo, cuando vayamos a pasar la eternidad junto a Él. Pero además, nos libera del amor a las cosas materiales de este mundo, pues pasamos a ser verdaderamente ricos (2 Corintios 8.9).
• Nos da, a quienes estábamos muertos espiritualmente, un nuevo corazón y un nuevo espíritu. Puesto que ahora somos salvos, Dios nos ha dado una vida nueva en Cristo (2 Corintios 5.17).
• Nos levanta de la vida que una vez vivimos, a una nueva vida con Él. El Espíritu Santo habita en los creyentes, y su fruto es amor, gozo y paz.
• Nos hace libres del poder del pecado, de Satanás, y de nuestro ego. La obediencia y la victoria se convierten en una realidad en nuestra vida a medida que nuestra fe en Jesucristo crece.
Alabado sea Dios por su gracia infinita.

Deja de preocuparte

“...SE REVELA POR FE Y PARA FE...: ‘MAS EL JUSTO POR LA FE VIVIRÁ’” (Romanos 1:17)
Un hombre que insistía en que se había tragado un caballo, fue llevado al psiquiatra, quien recomendó que se le operase. El cirujano accedió a que trajeran al quirófano un caballo para que cuando el hombre despertase, creyera que la operación había sido un éxito. Pero al recobrar el conocimiento, abrió los ojos y dijo: “Ése no es el caballo; es blanco, y ¡el que yo me tragué era negro!”
Mucha ansiedad y poca realidad. Por eso, Cristo nos habla a menudo sobre estar turbado, confuso. Debes entender lo siguiente:

(a) Las preocupaciones te hacen perder tiempo y energía. Jesús dijo: “¿...quién de vosotros podrá, por mucho que se angustie, añadir a su estatura un codo?” (Mateo 6:27). Está científicamente comprobado que por preocuparte no vas a alargar o enriquecer tu vida, sino que la preocupación la puede acortar.

(b) Las preocupaciones te impiden que disfrutes de lo que tienes, creando cargas que Dios nunca pretendió que sobrellevaras, porque son suyas.

(c) Las preocupaciones hacen que te sientas inferior. Jesús señaló que eres más importante que los pájaros del cielo, y ellos no se preocupan o se mueren de hambre; simplemente disfrutan de la vida (Mateo 6:26). Si el Señor cuida de ellos, ¿no crees que Él se ocupará de ti también?

(d) Las preocupaciones te hacen olvidar las promesas de Dios. “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?” (Romanos 8:32). La palabra “"todas" incluye todo por lo que estás pasando ahora mismo, más lo que surgirá en el futuro. Así que, deja de preocuparte.