martes, 4 de noviembre de 2014

Detrás de la ventana

Una señora hospedaba a clientes en su casa para vivir. Un día, a la hora del ocaso del sol, entró en la habitación de uno de sus huéspedes y lo halló mirando a través de la ventana. El hombre estaba en plena contemplación, absorto ante el maravilloso espectáculo de la puesta del sol.
La mujer se acercó y se quedó parada a su lado, mirando en la misma dirección y sin decir palabra.
El hombre, creyendo que, al igual que él mismo, la señora de la casa había quedado como extasiada de admiración, siguió en su actitud callada.
De pronto, ella avergonzada, dijo:
- Sí, señor, tiene usted toda la razón. La ventana está demasiado sucia. Le prometo limpiarla hoy mismo.
En muchas oportunidades, al igual que la señora de la historia, nos hemos parado frente a una ventana y no hemos sido capaces de ver más allá de las manchas que había en ella. La ventana podría haber sido una circunstancia difícil y lo único que vimos fue justo el momento anterior que vivíamos, pero no pudimos ver lo que había detrás del vidrio, las oportunidades o bendiciones que habían detrás del problema.

Todas las pérdidas nos dejan tres regalos

Cuando alguien pasa por el dolor hay que dejar que sienta lo que está sintiendo. Hay que darle permiso de sentir lo que siente. No hay que acercarse con el “piloto automático” y decirle: “Ya no sufre”, “ahora está mejor”, “Dios se lo llevó”. Lo último que se pierde cuando nos morimos es el oído. Hay que apagar el piloto automático y abrir los oídos, hay que acompañar solamente oyendo. No decir nada. Adaptarnos al dolor del otro; cuando alguien pasa por dolor, todo el mundo lo visita, lo llama etc. No tenemos que esperar que el doliente se adapte a nosotros sino al revés, si él ríe yo me río y si él llora, lloramos. Tenemos que adaptarnos a ese dolor. Cuando murió Lázaro, Jesús lloró, pero no cuando murió Juan el Bautista, porque cada situación es distinta. Tenemos que aprender a bendecir a la gente.
tres regalosTodas las pérdidas nos dejan tres regalos:
-Recuperamos la sabiduría de la prioridad
Ahora, lo que antes era muy importante ya no lo es tanto, y lo que nos parecían cosas tontas ahora tienen un sentido muy grande.
Eclesiastés 7.2 dice: “mejor es ir al velatorio que a la fiesta” ¿Por qué? Porque cuando vas a la fiesta te “haces estúpido”, pero en el velatorio empiezas a pensar, a priorizar, tomas conciencia de lo corta que es la vida, de qué cosas son realmente importantes y qué cosas son secundarias. El conectarte con el dolor de la gente te enseña a enfocarte.
-La siembra que recibí
 ¿Qué me dejó la persona que partió? ¿Qué semillas me sembró?, ¡eso es muy valioso! Juan el Bautista en su mejor momento, predicaba a viva voz. Pero cuando estuvo preso le agarraron las dudas y mandó a preguntar a Jesús, si Él realmente era el Cristo, el Cordero de Dios que habría de venir. En situaciones difíciles dudamos. Jesús le mandó a decir: “díganle que él me preparó el camino y yo estoy en ese camino honrando su memoria”. ¡Los que partieron me abrieron un camino!
-Un refugio
Un lugar momentáneo para un momento difícil. Va a haber gente que me sostendrá. Gente que fue maltratada y que ahora están de pie. Gente de oro que Dios me va a poner en el camino, aunque quizás no sepan ni leer ni escribir. Gente que me va a acompañar porque ellos transformaron el dolor en un don para ayudar a otros.
Jesús sabía que se iba a morir, Judas se fue. Toma el pan y la copa y les dijo: ¡recuerden cuánto los amo! Sírvanse entre ustedes, voy a volver por ustedes! Los acompañó en el peor momento de su vida. Él estuvo en nuestro pasado, está en nuestro presente y estará en nuestro futuro.

Todos son Importantes

Durante mi segundo semestre en la escuela de enfermería, nuestro profesor nos hizo un examen sorpresa.
Leí rápidamente todas las preguntas, hasta que llegué a la última: “¿Cuál es el nombre de la mujer que limpia la escuela?”
Pensé que seguramente era una broma. Había visto muchas veces a la mujer que limpiaba la escuela. Era alta, cabello oscuro, como de cincuenta años, pero ¿cómo iba yo a saber su nombre?
Entregué mi examen pero dejando la última pregunta en blanco. Antes de que terminara la clase, alguien le preguntó al profesor si la última pregunta contaría para la nota del examen. “Absolutamente”, dijo el profesor.
En sus vidas ustedes conocerán muchas personas. Todas carecen de importancia pero merecen vuestra atención, aunque solo les sonrían y digan “Hola”.
Yo nunca olvidé esa lección. También aprendí que su nombre era Dora.….Y usted, ¿sabe el nombre de las personas que le sirven?
Guardaos de menospreciar a uno de estos pequeños; porque yo os digo que sus ángeles, en los cielos, ven continuamente el rostro de mi Padre que está en los cielos. Mateo 18,10
Y el Rey les dirá: “En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis.” Mateo 25,40

Nacido para Morir

Aunque millones de personas celebran el nacimiento de Cristo, pocas son conscientes de su verdadero significado.
Reconocemos que su nacimiento fue inusitado porque nació de una virgen. Su vida fue singular porque fue el único que vivió sin pecar. Su muerte también fue inusual. Jesús no solo fue un mártir, no fue una víctima de circunstancias desafortunadas que moría por una causa digna. Tampoco dio su vida para dar un buen ejemplo....
...Hay mucho más en su historia. El Señor Jesús vino a este mundo para ser nuestro Salvador.
El mismo Jesús dijo que vino a buscar y a salvar lo que se había perdido (Lucas 19:10). ¿Quiénes son los perdidos? La Biblia nos dice que todos pecaron y que la paga del pecado es la muerte (Romanos 3:23; 6:23).  Para salvar al mundo, Jesús tuvo que morir por él. Vino y vivió una vida perfecta y luego sufrió la muerte que nosotros debíamos haber sufrido. Su verdadero objetivo era morir por nosotros, darnos vida. Puesto que fue crucificado y luego resucitó de entre los muertos, el perdón de pecados y la seguridad del cielo ahora se ofrecen a todos los que creen (Juan 1:12).
¿Has aceptado el regalo de la salvación de Dios? Si no lo has hecho hazlo ya.
Si no entendemos que la cruz es más importante que el pesebre, hemos perdido el verdadero significado del nacimiento de Cristo.
Mateo 20:28…el hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos.

Dios Quiere que tú Tengas Éxito - Crecimiento personal-espiritual

“Si no sabes hacia dónde vas, nunca sabrás cuándo llegarás”
Éxito es una palabra que causa controversia en algunas personas, muchos lo anhelan y sin embargo, se resisten a lograrlo porque piensan que no han nacido para ganar. Se han vuelto conformistas y derrotistas con frases como: “Nunca lo voy a lograr”, “soy incapaz”, “nadie me entiende”, “quién se va a fijar en mi”, “no tengo dinero”, entre otras.
Pero el éxito no es suerte o magia del destino, no depende de él. Dios lo diseñó a usted para que sea exitoso y por supuesto, hay pasos que cumplir para que esto ocurra. Jesús fue exitoso en su ministerio y en su obra, el hecho más grande es que resucitó, venció a la muerte y pide al Padre por nosotros para que tengamos éxito en la tierra.
Y no confunda éxito con fama, dinero, poder, ya que hay mucha gente que tiene todo esto pero no son felices. El éxito es mucho más, otra cosa, tiene que ver con que al final de tu vida, se reconozca que amaste a Dios, a tu cónyuge, a tus hijos, con que dejaste un legado y disfrutaste la vida al máximo. Una pregunta que le puede ayudar es: ¿Cómo seré recordado después de que muera?
La gente exitosa es aquella que ha aprendido a aplicar consistentemente, las leyes de Dios en sus vidas y que ha descubierto su potencial para bendecir a otros, mientras ellos también se benefician.
Uno de los pasos para el éxito es la fijación de metas. Las metas son importantes, le llevan al lugar donde quiere llegar. En un estudio que realizó la Universidad de Harvard a sus estudiantes, encontraron que solo el 3% de las personas tenían escritas metas acompañadas de un plan de acción. Al cabo de diez años contactaron nuevamente, con estas personas y el resultado fue que ellas eran exitosas en lo que hacían. Muchos no se fijan metas porque no han aceptado todavía la responsabilidad personal de sus vidas, y aún le temen al fracaso y al éxito.
Por ejemplo, es interesante que el conocido hombre de negocios Lee Iacocca, fue nombrado vicepresidente de Ford Motor Company a la edad de 36 años, cuando como estudiante universitario, había decidido convertirse en vicepresidente de Ford Motor a la edad de treinta y cinco. Sólo perdió su objetivo por un año. Entienda pues, que el hecho de que se fije una meta y no la logre en el tiempo deseado, no significa que no la vaya a lograr. Puede significar que está acercándose a ella.
Establecer objetivos específicos, metas, es un ejercicio poderoso. El profeta Habacuc escribió acerca de la fijación de metas: Y El Señor me respondió “Escribe la visión, y haz que resalte claramente en las tablillas, para que pueda leerse de corrido. Pues la visión se realizará en el tiempo señalado; marcha hacia su cumplimiento, y no dejará de cumplirse.  Aunque parezca tardar, espérala; porque sin falta vendrá.” Habacuc 2:2-3