Una buena amiga mía llamada Cristina, tiene un don sorprendente. Mucha gente se olvida que lo tienen, el don de la compasión. ¿Cuál es la razón para catalogarla como característica de don? Porque ella todo lo da a otros.
Cristina alberga gatitos sin hogar. Sale a rescoger gatitos en el bosque. Les cuida, se asegura de que estén saludables y les halla buenos hogares.
Una gatita muy especial llegó recientemente a su vida. Su nombre es Savannah. Cuando Cristina halló a Savannah no estaba en buenas condiciones. Estaba sucia, temerosa y enferma. Como a todos los nuevos gatitos, Cristina, les lleva a su casa, les limpia y les alimenta. Una vez que alcanzan el kilo de peso, les lleva al veterinario en donde son examinados y vacunados. Recuerdo bien aquel día. Cristina había llamado con tristeza, cuando descubrió que Savannah había resultado positiva con FIV. Es una enfermedad exclusiva para los felinos, similar al SIDA.
Una gatita muy especial llegó recientemente a su vida. Su nombre es Savannah. Cuando Cristina halló a Savannah no estaba en buenas condiciones. Estaba sucia, temerosa y enferma. Como a todos los nuevos gatitos, Cristina, les lleva a su casa, les limpia y les alimenta. Una vez que alcanzan el kilo de peso, les lleva al veterinario en donde son examinados y vacunados. Recuerdo bien aquel día. Cristina había llamado con tristeza, cuando descubrió que Savannah había resultado positiva con FIV. Es una enfermedad exclusiva para los felinos, similar al SIDA.
No viéndose mejor que el día en que Cristina la halló, Savannah había dejado de comer y comenzó a perder mucho peso. Se podían ver sus huesos a través de su delgada piel. Finalmente, dejó de caminar y comer del todo. Muchos considerarían esta una batalla perdida, pero Cristina pasaba noches enteras cargando a Savannah, simplemente intentando hacerla sentir mejor. Pero Cristina se sentía cada vez peor, lloraba, preocupada por Savannah. La idea de que Savannah perdiera su vida despedazaba a Cristina.