domingo, 14 de septiembre de 2014

Recuerdos

Tengo muchos recuerdos de mi padre y de cómo crecí a su lado en nuestro apartamento, junto a las vías del tren elevado.
Durante veinte años oímos el rugido del convoy cuando pasaba, por la ventana de su dormitorio.
De noche, ya tarde, papá esperaba al tren que lo llevaba a su empleo en la fábrica, donde trabajaba en el turno de medianoche.
Inline image 1Esa noche en particular, esperé con él, en la oscuridad de la noche, para despedirlo. Su rostro estaba triste. Su hijo menor, es decir yo, había sido reclutado. Le tomarían juramento a la mañana siguiente a las seis, mientras él estaba en su máquina de cortar papel en la fábrica.
Mi padre había hablado de la rabia que sentía. No quería que "ellos" se llevaran a su hijo, de sólo diecinueve años y que nunca había bebido o fumado un cigarrillo, a pelear en una guerra en Europa. Y puso sus manos en mis delgados hombros.
-Ten cuidado, Jorge, y si alguna vez necesitas algo, escríbeme y me ocuparé de que lo consigas.
De pronto, oímos el rugido del tren que se aproximaba. Me abrazó con fuerza y me besó suavemente en la mejilla. Con los ojos llenos de lágrimas murmuró:
-Te quiero, hijo mío.
Entonces llegó el tren, subió a él, las puertas se cerraron, y desapareció en la noche.
Un mes más tarde, a los cuarenta y seis años, mi padre murió. 
Tengo setenta y seis años en este momento.
Una vez oí decir que los recuerdos son la mayor herencia de un hombre, y tengo que coincidir con quien lo dijo.
Sobreviví a cuatro invasiones en la Segunda Guerra Mundial, y he tenido una vida llena de todo tipo de experiencias. 
Pero el único recuerdo que permanece en mí, es el de aquella noche en que mi papá me dijo: 
"Te quiero, hijo mío" .

Ser tú mismo no tiene precio

¿Le producen admiración esas personas que andan tranquilas por la vida, simplemente siendo ellas mismas? Envidiable, ¿cierto?
Ser honrado y auténtico comienza contigo mismo. Si estás viviendo la vida con la sensación de estar en el lugar equivocado,... haz algo y hazlo urgentemente. ¡Es tu vida!, nadie la va vivir por ti. No te engañes. ¿Estás desempeñando un trabajo que no te gusta? ¿Tus ingresos no te satisfacen? ¿Haces o estás haciendo cosas simplemente por darles gusto a los demás?
Cuando no estás cómodo contigo mismo se refleja en tus actos, y esa incomodidad no permite el fluir natural de las cosas que crees merecer. "Le queda un poquito difícil al pez trepar a un árbol. No es su ambiente natural". Pues valórate, valora tu tiempo, no te quedes en situaciones que te atormentan.
Las personas que transpiran autenticidad tienen un sello personal en la vida. Son poseedoras de un estilo y una manera particular de hacer las cosas. Su actitud es producto de quererse a sí mismas tal y como son. Por eso parecen vivir sin miedo a absolutamente nada.

Si te has querido lo suficiente para ser tú mismo, comprenderás que alcanzaste uno de los sueños más deseados por los seres humanos. Y ser tú mismo también implica que eres capaz de respetar y valorar a las demás personas como individuos.

Se trata de ser feliz haciendo felices a otros

¿Qué cosas hacen feliz a la gente que amas?, ¿has pensado alguna vez en ello? Tomar las decisiones correctas, seguir los consejos de los padres, ser obedientes a ellos, portarse bien.... de acuerdo, porque cuando uno ama, uno quiere hacer lo mejor y no preocupar a las personas que amas.
He notado que soy más feliz, cuando siento que contribuyo a la felicidad y realización de las metas de otras personas. Esto me ayuda a crecer como ser humano. Hay ocasiones en que habiendo algunas preocupaciones y problemas que quieren invadir mis pensamientos, todo pasa a un segundo plano cuando me ocupo de ayudar a otros y ver que muchas veces, lo que yo pensaba que era una montaña en mi vida, tan solo era un vaso pequeño de agua.

Así que lo mejor que puedes hacer es ayudar a construir la felicidad de otros porque, a su debido tiempo, tú vas a cosechar la felicidad que has sembrado. 

El viernes me encontraba en un servicio especial para niños. Me habían solicitado ayuda y di toda la que pude. Mi satisfacción vino al ver que la actividad fue exitosa. Ver los rostros de los chicos y de los mayores sonreír fue una sensación... increíble. No lo hice esperando nada a cambio pero, para sorpresa mía, casi cuando estaba concluyendo la actividad, me sorprendieron con 3 hermosas rosas amarillas y un regalito muy especial. Mi corazón se inundó de una gran ternura, con una alegría tremenda. Y no me canso de confirmar y decir que, a medida que ayudas a otros te ayudas a ti mismo.

Porque como dijo Dios a través de su preciosa Palabra, “es mejor dar que recibir”.


¿Cómo se mide la vida?


No se mide según con quien sales, ni por el número de personas con quienes has salido.
No se mide por la fama de tu familia, por el dinero que tienes, por la marca del coche que conduces, ni por el lugar donde estudias o trabajas.
No se mide ni por lo guapo ni por lo feo que eres, por la marca de ropa que llevas, ni por los zapatos, ni por el tipo que música que te gusta.
La vida, simplemente, es... otra cosa.

Se mide según a quienes amas y según a quienes dañas.
Se mide según la felicidad o la tristeza que proporcionas a otros.
Se mide por los compromisos que cumples y las confianzas que traicionas.
Se mide por el sabor de boca que dejas a los demás con tu presencia y con tus comentarios.

Se trata de lo que se dice y, sobre todo, de lo que se hace, y que lo que se quiere decir o hacer, sea dañino o benéfico.
Se trata de los juicios que formulas, y a quien o contra quien los comentas.
Se trata de a quien no le haces caso o ignoras intencionadamente.
Se trata de los celos, del miedo, de la ignorancia y de la venganza.
Se trata del amor, el respeto o el odio que llevas dentro de ti, de cómo lo cultivas y de cómo lo riegas.

Pero por la mayor parte, se trata de si usas la vida para alimentar el corazón de otros.
Tú y solo tú escoges la manera en que vas a afectar a otros, y esas decisiones son de lo que trata la vida…
La vida será contigo tan justa como lo eres con los demás.

Hacer un amigo es fácil,
pero la vida habla de ti por aquellos amigos que fielmente, supiste conservar.
Por aquellos a los que te supiste entregar sin exigencias.
Aquellos que cuando no estás… lloran tu ausencia.
Buen día.

La disciplina cristiana

Es importante y necesario que todos los seres humanos nos sometamos a una disciplina, que nos apeguemos a ella. Todo el mundo debe tener alguna disciplina en su vida. A la hora de levantarse, su el aseo personal, en su casa, en su trabajo, sus actividades, etc. Se dice que somos disciplinados.
Dios nos da dos disciplinas: una preventiva y otra correctiva. La preventiva es la que oímos en todos los sermones o lecciones. Se nos indica lo que debemos hacer y lo que Dios no desea que se haga. Se dice que si se violan los principios de la doctrina, Dios nos castigará.
El padre que disciplina a su hijo es porque lo ama. Debe no solo castigarlo, disciplina correctiva, sino enseñarle cómo debe ser su forma de vivir. Muchos padres usan la disciplina correctiva, y pocas veces la preventiva. Pero los cristianos debemos oír la disciplina preventiva y saber que si no obedecemos, tendremos un castigo por parte de Dios.
En la reunión de la iglesia, se dice a la hora que se inicia, la actitud que debemos tener al oír el mensaje, que es de reverencia y no distraernos a ser posible, con nada. Guardar silencio al oír el mensaje, reverencia al tomar la comunión etc. La ropa que usamos para venir a la adoración también muestra una disciplina. Adorar a Dios es lo más importante, por lo tanto nuestro arreglo personal debe ser digno.
En cada momento de nuestra vida, seguimos la disciplina de Dios. Pero cuando el cristiano se rebela contra su disciplina, se porta mal en la adoración a Dios y en su vida personal. Si andamos en chismes, en calumnias, no respetamos nada, y ello causa malestar entre los hermanos, entonces se le debe aplicar la disciplina correctiva.