El verdadero viaje del descubrimiento no consiste en buscar nuevos territorios sino en tener nuevos ojos.”
Todos sabemos que el cambio está ocurriendo; sin embargo, nos cuesta mantenernos en constante aprendizaje. No es frecuente que personas líderes se comprometan a aprender más y más por muchas razones, conocidas como “los enemigos del aprendizaje.”
Hay muchos líderes frustrados o desalentados con esto del aprendizaje, que sienten que no están creciendo, que no avanzan en su trabajo o negocio, y tampoco en sus vidas. Muchos confunden el aprendizaje con el saber o con tener conocimiento, cuando la realidad es que aprender es cambiar y todo aprendizaje lleva implícito un cambio.
Cuando aprendemos estamos dejando la zona de confort para ir a una zona de expansión. Esto no sucede con muchos que no aprendemos: “nos encanta estar en la zona cómoda”.¿Estás dispuesto a salir de tu zona cómoda para aprender? La clave para poder aprender se llama observación. ¿Qué estás observando en tu mundo? ¿Cuántas veces creíste que lo que veías era como tú lo veías? ¿Cuántas veces has pensado que eres poseedor de la “verdad”?
Hay una fábula de la zorra y las uvas que lo ilustra bastante bien:
“Había una vez una zorra que llevaba casi una semana sin comer, había tenido muy mala suerte, le robaban las presas, y el gallinero que encontró tenía un perro guardián muy atento y un amo rápido en acudir con la escopeta. Ciertamente estaba muertecita de hambre, cuando encontró unas parras silvestres de las que colgaban unos suculentos racimos de doradas uvas, y debajo de la parra había unas piedras, como protegiéndolas.
Al fin va a cambiar mi suerte, pensó relamiéndose, parecen muy dulces. Se puso a brincar intentando alcanzarlos, pero se sentía muy débil y sus saltos se quedaban cortos, los racimos estaban muy altos y no llegaba. Así que se dijo: Para qué perder el tiempo y esforzarme, no las quiero, no están maduras.
Pero resulta que, si la zorra hubiese trepado por las piedras aupándose en dos patas, hubiese alcanzado los racimos; le faltó algo de astucia a doña zorra, parece ser que el hambre no la dejó pensar.”
Probablemente le faltó astucia, pero más que astucia le faltó observación. Cuando nos tomamos tiempo para observar, podemos diseñar acciones que nos lleven a alcanzar el resultado, pero al no observar, probablemente perdamos tiempo y energía.