Una esposa se acercó a mí para hacerme una pregunta: “Pastor, ¿es
cierto que yo estoy en la obligación de obedecer en todo a mi esposo, aunque sepa que me está pidiendo algo que va contra mi honor y mis principios? Él siempre
dice que es la autoridad y que yo debo ser sumisa en todo a él.
Y pensé: ¿Hasta dónde van tomadas de la mano la autoridad y la
obediencia?
El propósito de Dios siempre ha sido que el hombre ejerza
autoridad, como puede ser observado en el mandato que dio a la humanidad acerca
de gobernar el mundo, en Génesis
1:28. Como toda autoridad
auténtica que es delegada, ésta solo puede ser usada por aquellos que tienen
una relación de obediencia y dependiente de la fuente del Poder.
La Biblia nos
da un ejemplo de lo que es la autoridad auténtica, la ejercida bajo la perspectiva
de Dios, cuando describe a un militar pidiendo un milagro de Jesús para uno de
sus siervos.
“Después que terminó todas sus palabras al pueblo que le oía,
entró en Capernaúm.
Y el siervo de un centurión, a quien este quería mucho, estaba enfermo y a
punto de morir.
Cuando el centurión oyó hablar de Jesús, le envió unos ancianos de los judíos,
rogándole que viniera y sanara a su siervo.
Ellos se acercaron a Jesús y le rogaron con solicitud, diciéndole: Es digno de
que le concedas esto, porque ama a nuestra nación y nos edificó una sinagoga.
Jesús fue con ellos. Pero cuando ya no estaban lejos de la casa, el centurión
envió a él unos amigos, diciéndole: Señor, no te molestes, pues no soy digno
de que entres bajo mi techo, por lo que ni aun me tuve por digno de ir a ti;
pero di la palabra y mi siervo será sanado, pues también yo soy hombre puesto
bajo autoridad, y tengo soldados bajo mis órdenes, y digo a este: “Ve”, y va; y
al otro: “Ven”, y viene; y a mi siervo: “Haz esto”, y lo hace.
Lucas 7:1-8.
La verdadera
autoridad es de origen espiritual. Procede del espíritu de aquel que ejerce la
autoridad e impacta sobre las personas sobre quien ejerce la misma.
Alguien dijo: “Únicamente la obediencia tiene
derecho al mando”.
Cuando los que deben ejercer autoridad no están viviendo en
obediencia a su más alta autoridad, ¿qué ocurre? En este caso sucede que no tienen
autoridad, sino poder según su propia voluntad, ejercen presión emocional o
argumentos propios de fuerza. Todo esto ya no viene del espíritu sino del alma, y por
ello sólo afectan al alma de sus seguidores. Por su causa, los seguidores
pueden responder con resentimientos o amargura, y se abrirán al conflicto con ellos.
Pero si los hombres han de servir a Dios, la sujeción a la autoridad debe ser absoluta.
La obediencia transciende a todo lo que hacemos. Por ello, David detuvo su mano de
tocar al “ungido de Jehová”. Ser lleno de Cristo es ser lleno de obediencia.
Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo
Jesús: Él, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a
que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomó la forma de siervo y se
hizo semejante a los hombres. Más aún, hallándose en la condición de hombre, se
humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por
eso Dios también lo exaltó sobre todas las cosas y le dio un nombre que es
sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los
que están en los cielos, en la tierra y debajo de la tierra; y toda lengua
confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre. Filipenses
2:5-11
La obediencia se aprende por medio del sufrimiento. Hebreos 5:8.
“Obedecer es nuestro deber, es
nuestro destino, y aquel que no quiera someterse a la obediencia será
necesariamente despedazado”.
¿Te han impresionado alguna vez, ministros o líderes con dones especiales? Quizá te hayas impresionado con alguien que canta como un ángel o
predica con mucha elocuencia, y has dicho: “Impresionante, qué
ministerio". Pero la
Autoridad Espiritual no es un asunto exclusivo de dones, sino de dones
acompañados de una vida con un carácter sólido, lo cual viene de una vida
vivida en obediencia al Señor.
La sumisión es absoluta, pero la obediencia es relativa. La sumisión es un asunto de actitud,
mientras que la obediencia es un asunto de conducta.
Pedro y Juan respondieron al concilio judío: “Juzgad si es justo delante de Dios
obedecer a vosotros antes que a Dios” Hechos 4:19.
Su actitud no era rebelde, puesto que todavía se sometían a los
que estaban en autoridad. La obediencia, sin embargo, puede no ser
absoluta. A algunas autoridades es preciso obedecer, mientras que a otras no,
especialmente cuando están en juego principios cristianos.
Ejemplos Bíblicos de esto:
1.- Las parteras que desobedecieron las órdenes de Faraón.
2.- Los tres amigos de Daniel que se negaron a adorar la estatua.
3.- Daniel, desobedeciendo el decreto real de no orar.
4.- Pedro, predicando el evangelio a pesar de la orden del consejo gobernante.
“La Autoridad ejercida en el plano espiritual o moral, es diferente
a cualquier otra autoridad. La autoridad espiritual está íntimamente ligada al
carácter. La autoridad espiritual está profundamente comprometida con la
integridad moral. Por lo tanto, es necesario que la gente decida en base a su
conciencia"...
Se hace necesario también, casi imprescindible, tener en cuenta la
individualidad y diferencia de la gente. La manera de Dios de gobernar no es
uniforme, sino única en la diversidad con quien se trate.
Y respecto a la vida espiritual privada, ninguna autoridad personal espiritual
debe violar los enfoques o ejemplos bíblicos".