viernes, 22 de agosto de 2014

Siendo un embajador

Después de visitar un refugio para personas sin hogar, algunos adolescentes anhelaban expresar lo que habían experimentado. Llenos de emoción, escribieron acerca de su visita a hombres y mujeres de todas las edades, que eran pobres e indigentes.
Un adolescente escribió: Hablé con un veterano de Vietnam y le dije que en el cielo tendría un cuerpo nuevo. Pude tranquilizarle en su fe.
Otro dijo: Un muchacho llamado Miguel me mostró que, incluso viviendo como vivía, en un refugio para personas sin hogar, tener fe marcaba para él toda la diferencia.
Y otro escribió: Hablé con un hombre que casi había dejado de creer en Dios. Traté de alentarle en su fe.
En su deseo de compartir el mensaje de reconciliación de Dios, estos adolescentes quedaron sorprendidos al encontrar que algunas de las personas con las que hablaban, ya conocían a Dios. Superando el malestar de las diferencias entre ellos, los muchachos descubrieron a personas que necesitaban la tranquilidad y seguridad de saber que Dios seguía cuidando de ellas. El papel de los adolescentes pasó de compartir las buenas nuevas a guiar a sus nuevos amigos hacia una fe más profunda.
Ser embajadores de Cristo (2 Corintios 5:20) tiene oportunidades, tanto para compartir el Evangelio como para fortalecer a los que están luchando. Busca a alguien hoy que necesite tu aliento o "la palabra de la reconciliación" (verso 19). -JDB
Una palabra de aliento puede significar la diferencia entre rendirse y continuar.

Mirando las cosas como DIOS las Mira

“Y el ángel de Jehová se le apareció, y le dijo: Jehová está contigo, varón esforzado y valiente. Y Gedeón le respondió: Ah, señor mío, si Jehová está con nosotros, ¿por qué nos ha sobrevenido todo esto? ¿Y dónde están todas sus maravillas, que nuestros padres nos han contado, diciendo: ¿No nos sacó Jehová de Egipto? Y ahora Jehová nos ha desamparado, y nos ha entregado en mano de los madianitas. Y mirándole Jehová, le dijo: Ve con esta tu fuerza, y salvarás a Israel de la mano de los madianitas. ¿No te envío yo? Entonces le respondió: Ah, señor mío, ¿con qué salvaré yo a Israel? He aquí que mi familia es pobre en Manasés, y yo el menor en la casa de mi padre. Jehová le dijo: Ciertamente yo estaré contigo, y derrotarás a los madianitas como a un solo hombre.”
Jueces 6:12-16

En la Palabra de Dios podemos ver que hay muchas personas triunfadoras, que experimentaron grandes contratiempos y adversidades, pero permanecieron fieles. Esos testimonios reales y poderosos, son para que nosotros también recibamos esos principios y los pongamos en práctica en nuestras vidas. No hay que rendirnos frente a la adversidad y mirar las cosas como el mundo que no encuentra la salida. Tenemos que mirar las cosas como Dios las mira para que podamos caminar sobre la tierra como hijos vencedores, triunfadores, que no se rinden frente a la adversidad, y que frente a los desafíos crecen y avanzan.

Usted debe aprender a no rendirse fácilmente, sino aceptar el desafío con el poder que tiene dentro suyo, que lo va nutriendo con la Palabra de Dios. De esta forma, usted va desarrollando una visión con Dios en su Palabra y ve las cosas como Dios las ve. En vez de estar triste, nervioso y estresado, se enfrenta a las situaciones paso a paso con la Palabra de Dios y obtiene la victoria. Al aplicar los principios de la palabra de Dios por fe, la sabiduría de Dios fluye y la bendición del cielo va creciendo en su vida. En lugar de rendirse y abandonar, los triunfadores prevalecen.

Ora más, preocúpate menos

Un estudio de las cosas por las que la gente se preocupa más, reveló que el 40% de las personas se preocupan por cosas que nunca suceden. Otro 30% se preocupa por cosas que no se pueden cambiar aunque se preocupen por ellas. El 12% de las preocupaciones están injustificadas sobre problemas de salud. Otro 10% de todas las preocupaciones son sobre cosas insignificantes, cosas como: ¿Apagué las luces? ¿Le di de comer al perro?
Si estás haciendo el cálculo matemático, el 92% de las cosas por las que nos preocupamos, no vale la pena pagar por ellas el esfuerzo emocional. Entonces, ¿por qué preocuparse?
Un escritor literario dijo: “La preocupación es el interés que pagamos hoy por los problemas que surgirán en el mañana”.
De manera que, la próxima vez que la preocupación toque a tu puerta, sería bueno que recordaras que a Dios nada le pilla de sorpresa, y que siempre puedes apoyarte en Él a través de la oración.
Pon todas tus cargas y preocupaciones en Él. Dios tiene cuidado de nosotros. Como puedes ver, Dios no está esperando que te des cuenta de tus fallos para castigarte. Su profundo deseo es conectarse contigo y acompañarte a través de los altibajos de la vida. De hecho, la Biblia compara a Dios con una roca. En la antigüedad las personas se referían a Dios como la roca de salvación, serenidad, fortaleza, y estabilidad.
No hace mucho, un barco se hundió en la costa durante una tormenta. Un niño que iba a bordo, fue arrollado por las olas y empujado hacia una roca. El pequeño permaneció allí sentado durante toda la noche hasta el día siguiente, cuando un guardacostas lo vio y lo rescató. Hacía mucho frío, así que el guardacostas le preguntó: ¿Temblaste de frío mientras estabas sentado ahí en la roca durante la noche?” El pequeño respondió: “Sí, temblé de frío toda la noche pero la roca no”.
La próxima vez que empieces a preocuparte, ve a la Roca.

El dinero

¿Qué es el dinero?, ¿has pensado en él alguna vez?, olvidémonos de la definición que da el diccionario, piensa ahora ¿qué es el dinero? No son más que piezas de metal y de papel que nos sirven para comprar.
Estéticamente hablando, no son precisamente piezas hermosas, sin embargo, difícilmente hay alguien en esta tierra que no desee poseerlo, y no importa cuánto llegue a tener, que siempre se quiere más y más.
Curioso es el hecho de que no importa cuánto dinero llegues a tener, que éste nunca te será suficiente; somos insaciables, pues el dinero que el más pobre recibe no le alcanza, como tampoco le alcanza al más rico. Mientras el pobre se lamenta por no tener dinero para pagar su billete en el autobús, el rico se lamenta porque el mantenimiento de su avión privado cada día le resulta más caro.
Imagina cuán fuerte es la influencia del dinero que hay gente que mata por obtenerlo, que se corrompe, que se prostituye. Naciones enteras, a lo largo de la historia, han peleado por el dinero. Da poder a quien lo tiene, y por ello la gente común lo desea cada día más.
Pero Jesucristo recomendó: No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan (Mateo 6:19), ¿significa esto que no debemos desear tener más dinero para satisfacer nuestras necesidades? Definitivamente, no es ese el significado de esta recomendación, lo que sucede es que hay quienes tienen como único fin hacer dinero, pasando por alto lo realmente importante de la vida, sacrificando a su familia y a ellos mismos, a quienes el Señor Jesús les dice: “Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee. También les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había producido mucho. Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo donde guardar mis frutos? Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios”. (Lucas 12:15-21).
Como la historia de un hombre muy rico, que siempre vivió de forma miserable tratando que las personas a su alrededor, no supieran de su riqueza, para lo cual vivía como pobre; en pocas palabras, jamás disfrutó su dinero y finalmente murió. ¿De que le sirvió su fortuna? “Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas” (Mateo 6:24).

Aprender a amar

..

¿Tú sabes amar? Yo estoy aprendiendo.
Estoy aprendiendo a aceptar a las personas,
aunque ellas me decepcionan
cuando huyen del ideal que tengo para ellas,
cuando me hieren con palabras o acciones impensadas.
Es difícil aceptar a las personas como son,
no como yo deseo que sean.

Es difícil, muy difícil, pero estoy aprendiendo...
Estoy aprendiendo a amar,
Estoy aprendiendo a escuchar,
Ver con los ojos y con los oídos oír,
Escuchar con el alma.
Escuchar lo que dice el corazón,
lo que dicen los hombros caídos, los ojos, las manos inquietas.
Escuchar el mensaje que se esconde entre las palabras superficiales.
Descubrir la angustia disfrazada,
la inseguridad enmascarada,
la soledad encubierta.
Penetrar en la sonrisa fingida,
en la alegría simulada,
en la vanagloria exagerada.

Descubrir el dolor de cada corazón.
Poco a poco, estoy aprendiendo a amar.
Estoy aprendiendo a perdonar.
Porque el amor perdona,
lanza afuera las tristezas,
y cura las cicatrices que la incomprensión
y la insensibilidad grabaron en el corazón herido.
El amor no alimenta heridas con pensamientos dolorosos,
no cultiva ofensas con lástimas y auto-compasión.
El amor perdona, olvida, extingue
todos los trazos de dolor en el corazón.

Paso a paso, estoy aprendiendo a perdonar, a amar,
estoy aprendiendo a descubrir el valor
que se encuentra dentro de cada vida, de todas las vidas.
Valor enterrado por el rechazo,
por falta de comprensión, cariño y aceptación,
por las experiencias duras vividas a lo largo de los años.
Estoy aprendiendo a ver en las personas su alma,
y las posibilidades que Dios les dio.
Estoy aprendiendo, pero ¡cómo es de lento el aprendizaje!
¡Cómo es de difícil amar Incondicionalmente!

Todavía tropezando, cometiendo errores, estoy aprendiendo…
Vamos a intentar amar a nuestros hermanos como Dios nos ama…