lunes, 18 de agosto de 2014

Los Hijos y La Antorcha

¿Hay un período mágico en el que los hijos se hacen responsables de sus propias acciones?
¿Hay un momento maravilloso, en el que los padres nos convertimos solo en espectadores de la vida de nuestros hijos, alzamos nuestros hombros y decimos: “Es su vida”, sin sentir nada más?
Cuando contaba con 20 años, estaba en el pasillo de un hospital esperando a que los doctores pusieran unos puntos en mi cabeza, y ella preguntó:
¿”Cuándo dejaré de preocuparme”? La enfermera dijo: ¡Cuando deje la etapa de accidentes!
Mi 
mamá apenas sonrió y no dijo nada.
Cuando contaba con 30 años, se sentó en una pequeña silla en la clase y escuchaba cómo hablaba incesantemente uno de sus hijos, interrumpiendo la clase y moviéndose continuamente.
Como si le hubiera leído la mente, la maestra le dijo:
¡”No se preocupe, todos ellos pasan por esta etapa y luego usted podrá sentarse tranquila …relajarse y disfrutarlos”!
Mi mamá apenas sonrió y no dijo nada.
Cuando contaba con 40 años, se pasaba la vida esperando que el teléfono sonara, que los coches llegaran a casa, que la puerta de la casa se abriera.
Una amiga le dijo:
¡No te preocupes, al cabo de unos años vas a poder dejar de preocuparte. Ellos ya serán adultos”.
Mi mamá apenas sonrió y no dijo nada.

Gracia sobre Gracia (Juan 1:15-18)

Juan dio testimonio de Él, y clamó diciendo: Este es de quien yo decía: El que viene después de mí, es antes de mí; porque era primero que yo. Y de su plenitud tomamos todos, y gracia por gracia. Porque la ley por Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por Jesucristo. A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, Él le ha dado a conocer… (Juan 1:15-18 RVG)

Juan el Bautista es presentado como un testigo verdadero y fiel. Es legítimo por su llamamiento, no ha entrado al ministerio por la ventana sino que ha respondido a un llamamiento santo, llamamiento que, incluso, le costará la vida. Es auténtico también por el contenido de su mensaje. Se aprecian en su comportamiento, las marcas de la guía del Espíritu Santo.

Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, Él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho. (Juan 14:26 RVG)
Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad que procede del Padre, Él dará testimonio de mí. Y vosotros también daréis testimonio, porque habéis estado conmigo desde el principio.
(Juan 15:26-27 RVG)

El trabajo del Espíritu Santo es iluminar el camino a Jesús y mostrarle, de modo que el hombre pueda finalmente reconocer a su Señor. El Espíritu Santo apunta al Salvador. La tarea evangelizadora consiste en eso mismo, en dirigirnos hacia el Salvador, mostrarle. Cuando la iglesia es guiada por el Espíritu Santo realiza esta misma tarea. De ahí la importancia del mensaje registrado en Hechos 1:8

…pero recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo; y me seréis testigos, a la vez, en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.
(Hch 1:8 RVG)

Esto mismo es observable en el comportamiento de Juan el Bautista. Dice la Escritura que dio testimonio de Él y clamó diciendo: Éste es de quien yo decía: El que viene después de mí, es antes de mí; porque era primero que yo (verso 15). Es decir, está refiriéndose al Señor. Está diciendo que no se distraigan mirando la fama que he recibido (porque Juan era un predicador famoso), no se distraigan viendo este auditorio ni este río donde bautizo. Porque no es el río el secreto que he venido a anunciar; no es una fórmula de éxito ministerial la que he venido a anunciar; no es el ritual el que he venido a enseñar… sino que es este hombre… que no les engañe su apariencia humilde, que no les engañe el hecho de que no tenga un título de universidad reconocida, que no les engañe su acento galileo ni su juventud… porque: El que viene después de mí, es antes de mí; porque era primero que yo…

Cronológicamente hablando, Juan el Bautista era mayor que Jesús por un poco de tiempo. Su declaración se entiende en el contexto de algo mucho más grande. Su declaración está apuntando hacia Jesucristo para que podamos ver, más allá de esa humilde apariencia suya, el principio de todas las cosas: En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. (Juan 1:1 RVG)

A veces es bueno llorar

SALMOS 6:6-7 “Me he consumido a fuerza de gemir; todas las noches inundo de llanto mi lecho, riego mi cama con mis lágrimas. Mis ojos están gastados de sufrir; se han envejecido a causa de todos mis angustiadores.” 
Muchas personas en estado depresivo llegan a un punto en el que “estallan” en llanto. Antes, de alguna manera, se las arreglaron para mantener su tristeza en secreto. Pero poco a poco, fueron acumulando dolor por la aflicción por la que han estado pasando, prefiriendo sufrir a solas.
Para muchos cristianos la aflicción representa un verdadero problema. Cuando sienten el profundo dolor de alguna pérdida, a menudo lo ocultan creyendo que deben demostrar alegría externamente, independientemente de lo que haya sucedido. Pero no es esto lo que nos enseña la Biblia. 
crying
Cuando Pablo escribió a los filipenses exhortándolos a “regocijarse siempre”, se encontraba preso y a la espera de una muerte casi segura. Pensar que pronto estaría con su Señor era, para él, motivo de gozo, aunque en aquel momento estuviese pasando por muchos sufrimientos. Por eso, en su carta animó a los filipenses a que se regocijaran pensando en la vida venidera. 
Para los cristianos debe ser motivo de gozo saber que los sufrimientos de esta vida son transitorios y que nos espera toda una eternidad, en la que disfrutaremos de la paz y el gozo de DIOS. Pero esto no quiere decir que mientras llega ese momento, no vayamos a sufrir y a llorar a veces. DIOS nunca nos pide que ignoremos el dolor que hay en nuestros corazones. Su Palabra nos exhorta a “llorar con los que lloran”, así como también a “gozarnos con los que se gozan.” Debemos amarnos y apoyarnos unos a otros mientras pasamos juntos por el proceso de la aflicción, de la misma forma que nos gozamos juntos en los momentos de felicidad. 
En el versículo anterior, parte del Salmo 6, David, estando muy enfermo y asediado por sus enemigos, derrama su dolor y su tristeza cuando dice: “Me he consumido a fuerza de gemir; todas las noches inundo de llanto mi lecho…” Pero al final declara la razón de su esperanza y el fin de sus aflicciones: “Ustedes los malvados: ¡apártense de mí, que el Señor ha escuchado mis lamentos! El Señor ha atendido mis ruegos y ha aceptado mis oraciones.” 

El Maestro Sigue Aprendiendo - Crecimiento Personal-Espiritual

Llegó una carta al hogar del anciano profesor, jubilado tras enseñar y graduar a muchas generaciones de letrados. La carta venía de James, una medianía de estudiante que había luchado mucho para aprobar las clases del profesor, pero finalmente lo logró.
Muchos años después de graduarse, James había asumido un importante rol de liderazgo en su compañía, pero a veces se sentía incómodo.
James le escribió una breve pero desesperada pregunta a su profesor, a quien consideraba la persona más sabia que nunca hubiese conocido aunque, interiormente, sabía también, que él pudo haber hecho un mejor trabajo caso de haber aprendido bien las lecciones de su antiguo profesor.
“Maestro, no estoy seguro de si todavía continúa en mi antigua clase de alumnado, pero desearía preguntarle si podría regresar para intentar volver a aprender las cosas que me perdí en la escuela, para que pueda redimir su sabio consejo y enseñanza”.
Las arrugadas manos del anciano profesor sostuvieron la carta en el aire y se quitó las gafas para contemplar el cielo por un momento, suspirar y tomar el viejo bolígrafo rojo que siempre había usado para calificar las pruebas de James. El bolígrafo rojo nunca había sido usado para degradar las pruebas de James sino para proveer notas de comentarios y preguntas de reflexión a los márgenes.
La breve nota del anciano profesor decía:
Querido James,
Sería un placer tenerte de vuelta para que yo pueda continuar aprendiendo de ti.

El Hermoso Color del Amor - Reflexiones

reflexiones color¿De qué color es Dios?,
preguntó el niño de piel clara.
¿Es blanco como yo,
son sus cabellos dorados como el sol?
¿Es Dios moreno como yo?,
preguntó el niño de piel bronceada.
¿Tiene el cabello oscuro y rizado,
son sus ojos negros o azulados?
Pienso que Dios es piel roja como yo,
se escuchó decir al niño indio.
Lleva una corona de plumas,
y transforma en día nuestras noches sombrías.
Todos sabemos que allí está Dios,
en todos los colores mencionados.
Pero ten esto por seguro: el único color de nuestro Creador,
es el hermoso color del amor.

Así que cuando tu alma vaya al cielo,
cuando tu vida llegue a su final,
Él estará esperando y hacia ti
su mano extenderá.

No habrá colores en el cielo,
todos seremos iguales.
Sólo serás juzgado por tus actos terrenales,
allí ni tu raza ni tu nombre serán importantes.

Así que cuando llegue tu hora
y admires a Dios arriba en su reino,
verás el único color que en realidad tiene valor,
y es el hermoso color del amor.

“Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios. Y todo aquel que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros: en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo en expiación por nuestros pecados. Amados, ya que Dios nos amó así, también nosotros debemos amarnos unos a otros. Nadie ha visto a Dios Jamás. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros. 1 Juan 4:7-11