viernes, 15 de agosto de 2014

El amor no solo se dice, también se demuestra

¡Es tan bello hablar del amor! De hecho, para mí hablar del amor en todas sus manifestaciones, es uno de mis temas preferidos. Sobre todo cuando hablo y puedo compartir con otros ese amor que siento en mi corazón hacia Dios, pero que también siento que Dios tiene hacia mí y hacia cada ser humano.

Meditaba en ese amor tan hermoso y puro que es capaz de los más grandes sacrificios, que es paciente y que muchas veces es callado, y llegaba a concluir que el amor no solamente se dice con palabras, también es necesario demostrarlo a través de nuestras acciones.

La manifestación más grande de amor la demostró Jesucristo, al ofrecer su propia vida por amor a cada uno de nosotros. Él no dijo muchas palabras allí en la Cruz del Calvario. No dio tampoco un gran discurso ni hizo alarde del sacrificio que estaba llevando a cabo. Dijo pocas palabras, pero su acción permanece eterna e inmortal y su sangre preciosa sigue limpiando los pecados de todos aquellos que acuden a Él.

¡Cuántas promesas de amor se hacen las parejas ante el altar o en medio de algún evento importante! En nombre del amor cuántas cosas se ven y escuchan. Pero a la hora de la verdad, muchas de esas palabras fueron llevadas por el viento como si fuesen hojas dispersas. Y no ha quedado nada de lo que se dijo, solo ruinas y dolor. Pero muchas veces en silencio, de forma muy sutil, se hacen y se demuestran las más grandes expresiones de un amor sincero.

Toma y Descubre - Reflexiones

"Toma una sonrisa, regálala a quien nunca la ha tenido. Toma un rayo de sol, hazlo volar allá en donde reina la noche. Descubre una fuente, baña a quien vive en el barro. Toma una lágrima, ponla en el rostro de quien nunca ha llorado. Toma la valentía, ponla en el ánimo de quien no sabe luchar. Descubre la vida, nárrala a quien no sabe entenderla. Toma la esperanza y vive en su luz. Toma la bondad y dónala a quien no sabe donar.
Descubre el amor, y hazlo conocer al mundo entero."
Mahatma Gandhi.
Son pequeñas las cosas que podemos hacer y grandes las que podemos descubrir cuando las hacemos. Muchos están esperando hacer grandes cosas y se les olvida que, solo una cosa pequeña pero hecha con el corazón, es capaz de cambiar el rostro de alguien o las cosas y circunstancias a nuestro alrededor. ¡Vamos!, camina y atrévete a hacer algo pequeño pero significativo, pero hazlo con AMOR.
Por el contrario, cuando me aman y cumplen mis mandamientos, les muestro mi amor por mil generaciones. Exodo 20:6
David le dijo: No temas, porque ciertamente te mostraré bondad por amor a tu padre Jonatán, y te devolveré toda la tierra de tu abuelo Saúl; y tú comerás siempre a mi mesa.II Samuel 9:7

Mi Milagro - Crecimiento personal-espiritual

Hace 5 años, estando en la mar como servicio de Guardacostas, nos topamos con un oleaje de 7 metros y,... esa fue la tormenta que me lesionó la espalda. Me sometí a cirugía en diciembre de 2008: 2 pernos y 6 tornillos.
Estuve 5 días en el hospital aprendiendo a caminar de nuevo; 5 pasos hacia adelante, 5 hacia atrás y luego dormir 24 horas. Al día siguiente, 3 metros hacia adelante, 3 metros hacia atrás, luego dormir…
Finalmente, para fines de abril caminaba 8 Kms. seguidos sin problemas. Sin dolor alguno y en franca recuperación, estaba programado para volver a mi barco para agosto de 2009.
El cirujano me mandó montar en bicicleta para fortalecerme. Dos días después, el sábado 2 de mayo, mientras montaba en mi bicicleta, fui arrollado por un camión que se dio a la fuga. Primero me hallé en el suelo, luego de vuelta al hospital teniendo que aprender a caminar de nuevo. Fue tan doloroso, y todavía lo es, que me resultó muy difícil. La policía nunca encontró al que me arrolló; mi vida como capitán de Guardacostas en el mar había llegado a su fin.
Para el mes de Julio, tanto el dolor como la angustia mental sobre mi futuro eran extremos, lo que me llevó a arrodillarme pidiéndole ayuda a Dios. Poco después comencé a ver señales de parte de Dios de que me quería hablar, pero yo no sabía qué hacer. Señales tan pequeñas como una placa de coche que decía “Cielos”, o una señal de dirección que decía “Camino a la Rendición” (señal por la que había pasado cada día sin haberla visto antes), y nunca se me había ocurrido rendirle mi corazón a Dios. 
Un día, al caminar por el bosque, kilómetro y medio adentro, me detuve ante el mismo banco de siempre, ante el cual me había detenido antes cientos de veces, y vi unas palabras escritas en la misma: “Jesús te ama”. Puse mi mano sobre esas palabras y pude sentir algo en mí, que se removía en ese momento; Dios me estaba llamando.
Le conté a mi esposa que, durante esas semanas, en más de una ocasión Dios me estaba llamando. Ella me preguntó: “¿Para qué?” Le dije que no lo sabía, pero que me estaba llamando. Así que llamé al único amigo que conocía que había entregado su vida a Cristo, justo en medio de nuestra locura de días festivos, y le dije: “Dios me está llamando y no sé qué hacer”.
Me preguntó si había invitado al Señor a mi vida y sí, lo había hecho. Entonces procedió a decirme que Dios estaba contestando mi petición y que necesitaba acercarme a Él. Me habló sobre el libro de John Bevere, “Acercándonos”, de modo que leí las oraciones escritas y el primer capítulo. Inmediatamente, fui profundamente conmovido por el amor de Cristo y mis lágrimas fluyeron como un río durante una hora. El Espíritu Santo había descendido sobre mí. Las últimas palabras que leí después de la oración fueron: “Bienvenido a casa”.
Nuestros vecinos nos habían invitado a acompañarles a la iglesia más de una vez en los últimos 18 meses. El caso es que necesitaba ir a la iglesia esa mañana del 13 de septiembre, y fui solo. El primer culto no había finalizado todavía, por lo que me detuve en el vestíbulo y la primera persona que vi fue a un hombre negro grande, de nombre Coach. Se me acercó, me abrazó y dijo: “Bienvenido a casa”.

Ora por ellos

“Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos”. Efesios 6:18(RVR1960)
La oración es un elemento fundamental en la vida de una persona. ¿Cuántos de nosotros oramos por el futuro de nuestros hijos? Educarlos, corregirlos y cuidarlos son partes fundamentales en su vida, pero orar también es muy importante. Gracias a nuestras oraciones Dios nos puede dar la victoria cuando estamos en medio de una batalla.
¿Por qué debemos orar por ellos?
Porque el enemigo desea que fracasen y quiere destruirlos. La oración es la clave para llegar al corazón de Dios, y es el único medio para lograr que nuestros hijos puedan vencer todas las batallas que tengan.
Como padres, también somos los sacerdotes que intercedemos por ellos proclamando la palabra sobre sus vidas. Al igual que Moisés que, cuando el pueblo de Israel peleó contra el ejército de Amalec, mantuvo las manos levantadas todo el tiempo en señal de intercesión, de la misma forma nosotros debemos pelear contra el enemigo con el escudo de nuestra fe, pues así seremos más que vencedores.

Al que cree todo le es posible

Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible. Marcos 9:23 
Hace un tiempo estuve leyendo un libro que decía que, para ver cumplidos nuestros sueños en Dios debemos intentar lo imposible, pues cuando algo es de Dios debe tener características imposibles.
Y me vino a la mente esta pregunta, ¿en qué piensas cuando mencionas la palabra “imposible”? Quizá sea impotencia, incapacidad, inutilidad, frustración, etc. Pero el versículo anterior dice que todo le es posible al que cree. No dice que todo es posible al que siente o razona, sino al que cree.
En la vida espiritual la fe es determinante para alcanzar lo imposible. La lucha interna de los sentimientos, que nos hacen sentir inútiles, y los razonamientos que pretenden hacernos entender que no se puede, son los enemigos de la fe. A ellos hay que enseñarles a que se coloquen bajo su “autoridad espiritual”: la fe. Cuando mi fe crece puedo creer más.
Mira a las imposibilidades de tu vida. Si tu mirada es con los ojos de la fe, verás a esas situaciones como oportunidades de Dios para transformarlas en posibles.
Todo lo que es posible tú puedes hacerlo sin ayuda, pero en tus imposibilidades el Único que puede se llama Jesucristo. ¡El Especialista de lo imposible!
Tengo tantas imposibilidades Señor, que humanamente hablando no encuentro ninguna esperanza. Por eso me derramo ante tu presencia para coronarte en este día, como Señor de mis imposibilidades. Aumenta mi fe en este momento para creer más en ti. Por Cristo nuestro Señor, amén.