lunes, 11 de agosto de 2014

Amor Perfecto


Todos necesitamos recordar cómo nos ama Jesús. Independientemente de que lo hayas conocido durante toda tu vida o últimamente, la necesidad de que te hable del amor que te tiene es la misma. Con el ajetreo de la vida y el trabajo es fácil olvidar lo real que es, lo cercano que está, cuánto se interesa en todos los detalles de tu vida y el afán con que desea que conozcas Su corazón.
Tener confianza en cuánto nos
ama Jesús no solo nos hace felices,
sino que es una fuerza estabilizadora
en nuestra vida.
Cuando nos garantiza con frecuencia que nos ama, y lo creemos y confiamos en ello, esa paz y seguridad nos serena, aunque afrontemos desilusiones, dificultades, sufrimientos o cualquier otra cosa que nos depare la vida.
Su amor es lo bastante fuerte para
sacarnos adelante en toda dificultad.
Es perdurable, digno de confianza y eterno.
Su amor es perfecto.
Es lo único en este mundo que es absolutamente perfecto. Hay muchas cosas que son bonitas, hermosas y maravillosas, pero nada es tan perfecto como Su amor. Vivimos en un mundo imperfecto, con humanos imperfectos y en circunstancias que dejan que desear, pero el amor de Él nos permite remontar las dificultades de la vida. Él es perfecto, igual que Su amor.

Su amor es gratuito.
No hay que esforzarse para obtenerlo ni tratar de demostrarle que lo merecemos. Eso también es bueno, porque todos pecamos y cometemos errores. Si tuviéramos que granjearnos el amor de Jesús, ninguno lo lograríamos, ya que todos somos humanos con debilidades parecidas y metemos la pata. Él, en Su divina providencia y sabiduría, lo sabía, y decidió amarnos sin compromisos.
Su amor es incondicional.
No solo nos ama cuando todo va bien. No solo cuando encaramos la vida con entusiasmo, cuando somos felices y obedientes, o cuando hacemos progresos espiritualmente o dejamos huella. Nos ama cuando estamos contentos y cuando estamos tristes. Nos ama cuando estamos enfermos y cuando estamos sanos. Nos ama cuando hacemos cosas dignas de Su alabanza y cuando hacemos otras que lo entristecen. Maravilla pensar que no pone ninguna condición para amarnos.
Su amor es eterno.
No es pan para hoy y hambre para mañana. El amor de Jesús no tiene fecha de caducidad. No nos lo pueden quitar ni robar. No se desgasta ni pasa de moda al cabo de unos años. Es tradicional e histórico, pero al mismo tiempo es moderno y actual. Siempre está vigente. Nos amaba hasta antes de que lo conociéramos. Nos amó desde el principio de la vida y seguirá haciéndolo por toda la eternidad.
Con amor eterno te he amado;
por tanto, te prolongué
mi misericordia.
Jeremías 31:3b
Soy el pensamiento que albergas
en la mente. El sueño más
profundo de tu corazón.
Tu compañero constante.
Voy a dondequiera que vayas.
Jesús.

Hacer lo Mejor - Reflexiones

Son realmente de admirar las personas detallistas; las que realizan las tareas de manera casi perfecta. Son personas de buen gusto, que tienen paciencia para volver a hacer un trabajo dos, tres o más veces si es necesario; además, sienten una gran satisfacción cuando terminan un proyecto. En verdad, por más sencillo que sea el trabajo debemos hacerlo de la mejor manera posible. Si ponemos amor en todo lo que hagamos, habrá una diferencia muy grande en el producto de nuestro trabajo.
Una vez, un cantante famoso fue invitado a dar un concierto a beneficio de los veteranos de la Primera Guerra Mundial.  El Presidente de la Comisión que lo invitó, le dijo:
- Será una presentación benéfica. Por eso no esperamos que presente un gran concierto. Su nombre es suficiente para atraer a las multitudes. Le aconsejo entonces, canciones simples, que no le exijan un gran esfuerzo a su voz.
El cantante se sintió ofendido y respondió: - No me contento con hacer menos de lo mejor que puedo hacer.
Es nuestro deber sacar el máximo provecho a nuestros dones y oportunidades, y cumplir fielmente y de la mejor manera posible cualquier tarea, sea grande o pequeña. Dios también espera que hagamos lo mejor, no importa cuál sea la obra que tengamos entre manos.

Él levanta de los fracasos, pero no de las excusas

La primera excusa que debemos hacer a un lado es decir quiénes somos y de dónde venimos. Excusarse no es característica de alguien que ha crecido espiritualmente. Gedeón es un claro ejemplo de alguien que buscó excusas en su condición de pobreza y en su posición como menor de la familia. Claro está que estaba en una situación de desventaja, pero Dios le dio confianza, porque si lo estaba escogiendo era porque sabía que era capaz y lo respaldaría siempre sobre cualquier circunstancia. Es como si le hubiera dicho: “Yo sé quién eres, Yo te hice. Ahora te digo que estaré contigo y derrotarás a los madianitas”.
Cuando Gedeón creyó, su actitud cambió. Eso sí, de momento sus circunstancias continuaban igual. No fue instantáneamente como se convirtió en una persona adinerada o que ya no fuera el menor de su familia. Su confianza creció y, siendo el mismo por fuera, aunque con un impulso poderoso por dentro, le pidió a Dios que lo esperara mientras iba a traer una ofrenda, porque así era como se preparaban para la batalla. La acción de ofrendar no se basó en la excusa de su pobreza, sino en la confianza de su potencial. No pongas tu pobreza como excusa para no hacer las cosas. Enséñale a tus hijos que no hay excusas cuando deseamos lograr algo. Podemos decirles: “Ahora no hay pero habrá, no sé cómo pero lo lograremos. Si Dios levantó a Gedeón me levantará a mí”. No importando de dónde seas, jamás te dejes dominar por las excusas, porque a Dios lo incomodas.
Cuando el Señor ordenó a Moisés liberar al pueblo, la respuesta que recibió fue una queja. Imagina qué forma de comenzar la conversación con el Rey del universo, ¡con un lamento! Claro está que Dios sabía sus limitaciones. ¿Por qué pondremos por excusas nuestras limitaciones, si Él nos hizo y ya las conoce? Si te dice que puedes, es porque así es, tú solo ves tu limitación, pero tu Padre sabe lo que eres capaz de hacer. En el caso de Moisés, si lo llamó a libertador, es porque sabía que tenía deficiencias que debía superar, y que lo haría para salir adelante con un nación entera. Si eres de los que se excusa en sus limitaciones, anímate a ver historias sobre deportistas minusválidos. Cuando algo te ilusiona, vences las excusas. ¡No te detengas!
Tus excusas enojan a Dios, tal como sucedió con Moisés. ¿Cómo te bendecirá si siempre te estás quejando? Él puede levantarte de un fracaso, pero de una excusa… difícilmente. Es como lo que sucede con los amigos, que frente a tus justificaciones te dicen: “Sí, tienes razón, ¡qué barbaridad!”, pero luego dicen: “Este es un cuentista”. Una excusa no levanta admiración, solo lástima. En el caso de Moisés, el plan original de Dios era que Aarón lo ayudara. Su plan se activa si dejas las excusas y lo obedeces.

Agua Dulce - Reflexiones

Un pequeño buque de carga navegaba cerca de la costa, cuando la provisión de agua potable se agotó. El capitán no conocía exactamente cuál era su posición; entonces, al percibir otro barco a lo lejos, la tripulación envió por radio un pedido de socorro en estos términos: "El agua dulce falta a bordo". Cuál fue su sorpresa cuando el navío interpelado respondió: "¡Solo tienen que sacar agua! "Así lo hicieron; sacaron agua, la filtraron y bebieron tanta agua dulce como quisieron. 

Quizás, hermano, tengas sed de paz, de perdón, de reposo, de redención. Tal vez has buscado saciar esa sed, pero no lo has logrado; ni el trabajo, ni las distracciones, ni el bienestar material han podido apagarla. Pero a tu alcance está el río de la gracia y el amor de Dios, que corre ancho, profundo e inagotable en medio de las amargas aguas de este mundo. 
Solo tienes que aprovechar lo que está a su disposición. Lamentablemente, muchas veces no somos lo suficientemente decididos para dar el paso de recoger esa agua dulce, no lo somos para disfrutar de las maravillosas sorpresas que Dios tiene para nosotros… No permitas hoy que ese amor celestial quede allí sin uso, no dejes que sea muy tarde y ya no puedas disfrutar de tantas bendiciones guardadas esperando para ti…
Escucha la voz de Jesús: (Juan 4:13-14). 
"Cualquiera que bebiera de esta agua (la de este mundo), volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna" 
Mateo 11:28 
Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, que yo os haré descansar. 

El Ministerio es Un Tesoro

“Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros”. 2 Corintios 4:7
Después de conocer a Cristo, uno de los deseos que surge con mucha fuerza en nuestro corazón es el de servir a Dios, y apasionadamente empezamos a hacer cosas para Él. Aquí es muy importante tener en cuenta fundamentos cómo los que nos enseña este texto: 2 Corintios 4:7.
Aquí, en este verso, podemos considerar por lo menos, tres frases significativas:
1. “este tesoro”: con estas palabras y en este contexto, el apóstol Pablo se refiere al ministerio, resaltando lo valioso y precioso que es; por tanto, debe ser conservado con sumo cuidado, recordando que es una riqueza del cielo puesta en la tierra.
2. “vasijas de barro”: expresión con la que el apóstol se refiere a las personas que llevan el ministerio, destacando de ellos su humanidad (debilidades, errores, fragilidad, etc), y su necesidad de depender de Aquél que los llamó, pues una vasija de barro no es lo suficientemente fuerte en sí misma.
3. “la excelencia del poder sea de Dios y no de los hombres”: en esta frase, Pablo destaca cuán sobrenatural son los dones de Dios. El término excelencia en esta ocasión, significa “grandeza extraordinaria”, que Dios deposita en sus hijos conforme a Su voluntad. Sin embargo, por el Espíritu, también Pablo nos enseña que esa excelencia es de Dios, para la gloria de Dios y no para los hombres. Por eso los siervos de Dios debemos tener en cuenta que somos vasijas de barro, y que el alfarero y dueño es el Señor.