miércoles, 23 de julio de 2014

Formas modernas de idolatría

Todas las formas de idolatría moderna tienen una cosa en común: uno mismo. La mayoría de la gente no se arrodilla ante ídolos e imágenes, en cambio, adora ante el altar del dios de uno mismo. Esta marca de idolatría moderna tiene diversas formas.
En primer lugar, adoramos ante el altar del materialismo, que alimenta la necesidad de aumentar nuestro ego a través de la adquisición de más "cosas". Nuestros hogares están llenos de toda clase de bienes. Construimos casas más y más grandes, con más armarios y espacio de almacenamiento para guardar todas las cosas que compramos, muchas de las cuales incluso no hemos pagado aún. La mayoría de nuestras cosas tiene "obsolescencia programada" inherente a ellas, es decir, son inútiles en poco tiempo, y así las entramos al garaje u otro espacio de almacenamiento, sin ningún valor. Entonces, nos apuramos a comprar la cosa, ropa o aparato más nuevo, y todo el proceso vuelve a empezar. Este deseo insaciable de tener cada vez más, mejor y nuevo, no es otra cosa que codicia. El décimo mandamiento nos dice no caer víctimas de la codicia: “No codicies la casa de tu prójimo: No codicies su esposa, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su burro, ni nada que le pertenezca.” (Éxodo 20:17). Dios sabe que nunca estaremos plenamente alegres satisfaciendo nuestros deseos materialistas. El materialismo es la trampa de Satanás para mantener nuestro enfoque en nosotros mismos y no en Dios.

En segundo lugar, adoramos ante el altar de nuestro propio orgullo y ego (no confundir con nuestros logros alcanzados, sin ningún tipo de presunción). Esto a menudo toma la forma de una obsesión, obsesión por ejemplo, por estudios y empleos. Millones de hombres — y cada vez más mujeres — pasan de 60-80 horas de la semana en el trabajo. Incluso los fines de semana y durante las vacaciones, nuestros ordenadores están zumbando y nuestras mentes girando, con ideas de cómo hacer nuestras empresas más exitosas, cómo conseguir ese ascenso, cómo conseguir ese aumento de sueldo, cómo cerrar el próximo trato, etc. Mientras tanto, nuestros hijos se mueren de hambre, de atención y amor. Nos engañamos pensando que estamos haciéndolo por ellos para darles una vida mejor, pero la verdad es que lo estamos haciendo por nosotros mismos, para aumentar nuestra autoestima al aparecer más exitosos a los ojos del mundo. Lo cual es una locura. Todos nuestros trabajos y logros no serán de ninguna utilidad para nosotros después de morir, ni la admiración del mundo, porque estas cosas no tienen ningún valor eterno. Como el rey Salomón dijo, "pues hay quienes ponen a trabajar su sabiduría y sus conocimientos y experiencia, para luego entregarle todos sus bienes a quien jamás movió un dedo. ¡Y también esto es absurdo, y un mal enorme! Pues, ¿qué gana el hombre con todos sus esfuerzos y con tanto preocuparse y afanarse bajo el sol? Todos sus días están plagados de sufrimientos y tareas frustrantes, y ni siquiera de noche descansa su mente. ¡Y también esto es absurdo!" (Eclesiastés 2:21-23).


En tercer lugar, idolatramos la humanidad, y por extensión a nosotros mismos, a través del naturalismo y el poder de la ciencia. Esto nos da la ilusión de que somos los señores de nuestro mundo y aumenta nuestra autoestima a proporciones casi divinas. Rechazamos la Palabra de Dios y Su descripción de cómo Él creó los cielos y la tierra, y aceptamos el sinsentido de la evolución y el naturalismo. Abrazamos a la diosa del ecologismo y nos engañamos pensando que podemos preservar la tierra indefinidamente, cuando Dios ha declarado que la tierra tiene una vida útil limitada y durará solo hasta el fin de los tiempos. En ese momento, Él destruirá todo lo que ha hecho y creará un cielo nuevo y una tierra nueva. "Pero el día del Señor vendrá como un ladrón. En aquel día los cielos desaparecerán con un estruendo espantoso, los elementos serán destruidos por el fuego, y la tierra, con todo lo que hay en ella, será quemada. Ya que todo será destruido de esa manera, ¿no deberían vivir ustedes como Dios manda, siguiendo una conducta intachable y esperando ansiosamente la venida del día de Dios? Ese día los cielos serán destruidos por el fuego, y los elementos se derretirán con el calor de las llamas. Pero, según su promesa, esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva, en los que habite la justicia.” (2 Pedro 3:10-13). Como este pasaje dice muy claramente, nuestro foco no debería estar en adorar el ambiente sino en llevar vidas santas, mientras esperamos ansiosamente el regreso de nuestro Señor y Salvador. Sólo Él merece ser adorado.

A tu lado

Ciertas cosas en la vida, me hacen pensar cómo el ser humano siempre necesita de alguien para ser completamente feliz.
Definitivamente, somos seres creados para estar en sociedad; con la edad, nos damos cuenta que necesitamos relaciones humanas. Está claro que no se concibe la vida de un ser humano siempre solo, necesitamos la pareja. Un bebé no puede sobrevivir solo, necesita alguien más; a lo largo de su crecimiento el niño necesita a un padre o una madre que le provea y cuide; en la adolescencia o en la juventud los hijos dependen de los padres.
a tu lado
Y llega un momento en que se cumple la escritura, que dice: no es bueno que el hombre esté solo, y él inicia la búsqueda de su pareja... Comienza con la observación y análisis de las posibles candidatas a elegir, determinando los aspectos sociales, económicos, culturales y hasta religiosos de la que será la compañera de toda su vida.
Después de un tiempo de romance, decide compartir el resto de su vida bajo cualquier circunstancia (en las buenas y en las malas, en la salud y enfermedad, en la riqueza y pobreza…). Entonces, comienza el ciclo comentado al principio, y se necesitan al menos dos personas para traer al mundo a una tercera, y a otra más, y a otra más..., hasta que deciden completar su familia.

Al Final De Mi Cadena - Crecimiento personal-espiritual

Nosotros somos descendientes de Abraham, le contestaron, y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo puedes decir que seremos liberados? Juan 8.33
En una ocasión viajamos a otros país para dar un seminario en un fin de semana. Cuando llegamos a la casa en donde nos quedaríamos, vimos que en el frente, la propiedad estaba bordeada de hermosos árboles gigantes y viejos. Encadenados a cada árbol, en el medio, había un perro guardián.
Los perros se quedaron quietos en su lugar ladrando sabiendo que, por sus cadenas, no podían ir muy lejos. Sin embargo, uno de los perros hizo algo diferente.
Cuando veía a un pájaro o un coche pasar, salía corriendo tras ellos. Y cada vez, justo cuando estaba a punto de llegar a su meta la cadena tiraba de él y sacudía al perro con el tirón. Era como si el perro no supiera que estaba encadenado a un inmenso árbol inmovible.
Muchos de nosotros vivimos la vida como ese perro. Si le preguntases a una persona que vive de esa manera, si está viviendo en libertad, probablemente te respondería que sí. Probablemente te diría, “Mira al país en el que vivo. Mira a mis padres o a mi vecindario. Mira mi trabajo, mi casa y mis cosas. No soy esclavo, soy tan libre como es posible. Mira la iglesia a la que asisto, soy cristiano.”

Dime qué hacer

Se dice que las tres mayores decisiones que uno toma en la vida son: aceptar a Cristo como Salvador, decidir qué estudiar y con quién casarse. Estas elecciones se toman sin la intervención de nadie, son opciones personales que uno debe escoger sin la imposición de nadie.
Dios nos da el libre albedrío no solo para estas decisiones sino para todas las que tenemos que tomar a lo largo de nuestra vida.
Nuestro Padre siempre ha respetado cada decisión que hemos tomado y cada camino que escogimos. Pero a veces, nosotros queremos una respuesta audible de alguien que nos diga exactamente qué hacer, para que podamos excusarnos en eso si algo sale mal y así, no hacernos responsables de las consecuencias.
Si bien Dios no tiene la intención de decidir por ti o imponerte su voluntad, sí te ofrece sabiduría y te da su Palabra, además de personas que pueden darte algunos consejos o sugerencias para ayudarte; pero al final la decisión está en tus manos.
“El que es sabio tiene gran poder, y el que es entendido aumenta su fuerza.
La guerra se hace con buena estrategia; la victoria se alcanza con muchos consejeros.” Proverbios 24:5-6
Dejemos de buscar que otros tomen las decisiones por nosotros por temor a equivocarnos. Dios nos dio la libertad de escoger porque tenemos la suficiente capacidad para saber qué hacer, pidámosle tan solo un poco de sabiduría para abrir bien los ojos y el entendimiento.
“Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará, pues Dios da a todos generosamente sin menospreciar a nadie.” Santiago 1:5
Si quieres sabiduría, solamente tienes que pedírsela a Dios, la decisión es tuya. Si te conduces de acuerdo a Su voluntad, verás que encontrarás la salida a tu indecisión y la seguridad de que tendrás la victoria.

Verdadero Éxito - Reflexiones

“Yo creo que el éxito no está en la economía.
Yo creo que una persona no es exitosa porque le vaya bien en los negocios, o le vaya bien profesionalmente o saque un 10 en el colegio. Creo que eso es lo que menos vale.
Lo que vale es tener los pies en la tierra, en la familia, en su concepto de familia, en los amigos. En apreciar las cosas que tienen valor verdadero, no material, no físico”. 
Pienso que a este concepto de éxito, bien le puedo añadir una reflexión que me regaló mi madre: El éxito no tiene que ver con lo que mucha gente se imagina.
No se debe a los títulos nobles y académicos que tienes, ni a la sangre heredada, ni al colegio donde estudiaste. No se debe a las dimensiones de tu casa o a cuántos coches quepan en tu garaje.
No se trata de si eres jefe o subordinado; o si eres miembro prominente de clubes sociales. Nada tiene que ver con el poder que ejerces o si eres un buen administrador o hablas bien, si eres lúcido cuando lo haces.
No es la tecnología que empleas. No se debe a la ropa que usas, ni a los grabados que mandas a bordar en tu ropa, o si antes de tu nombre pones las siglas deslumbrantes que definen tu estatus social. No se trata de si eres emprendedor, hablas varios idiomas, si eres atractivo, joven o viejo.
El éxito…. Se debe a cuánta gente te sonríe, a cuánta gente amas y cuántos admiran tu sinceridad y la sencillez de tu espíritu. Se trata de si te recuerdan cuando te vas.
Se refiere a cuánta gente ayudas, a cuánta evitas dañar y si guardas o no rencor en tu corazón. Se trata de que en tus triunfos estén incluidos tus sueños. De que tu logros no hieran a tus semejantes.