viernes, 4 de julio de 2014

Mentalidad De Niño - Crecimiento Personal & Familia

Cuando pensamos en niños de la edad en que comienzan a andar, o tenemos la bendición de poseerlos nosotros mismos, concluimos que siempre están en movimiento, que nunca quieren detenerse. Viven cada día con verdadero entusiasmo, más del que un adulto pueda imaginar y nunca se cansan. A menudo navegan en sus primeros años sin problemas y con una sonrisa en sus rostros. Los niños parecen tener algo que los adultos perdimos en el camino.
Tienen la habilidad de perdonar rápidamente, no preocuparse mucho, no frustrarse por las cosas, sino disfrutar las cosas sencillas de la vida sin darlas por sentado. Nunca guardan rencor y resentimientos contra otros y, si por alguna razón lo hacen, juegan e interactúan con ellos al día siguiente en el área de juegos. 

He tenido experiencias con mis dos hijas al entrar en su habitación. Mientras estaban en sus cunas, saltaban y gritaban felices con grandes sonrisas en sus rostros. Y frecuentemente me preguntaba por qué sonreían y se sentían felices.
¿Sería su cumpleaños, Navidad, o estaríamos preparando las vacaciones para Disney?  No… no era ni su cumpleaños, ni Navidad, ni estábamos yendo a Disney… simplemente estaban entusiasmadas por un nuevo día. ¡Estaban felices de abrazar un nuevo día y aún no lo comenzaron! Entonces, comencé a pensar interiormente: ¿Por qué no pueden los adultos comportarse igual? ¿Dónde perdimos este entusiasmo por la vida? ¿Podremos recobrarlo y mantenerlo? 

Demasiadas veces como adultos, olvidamos cómo vivir nuestras vidas felizmente y los días parecen escurrírsenos sin vivirlos.
A veces la gente tiende a deprimirse, es triste decirlo, por una variedad de cosas que están más allá de su control, como el clima, o algo que vivieron en su pasado, o incluso algo tan tonto como que alguien les hable sobre eso. A veces la gente no vive solo un día así, sino muchos. No saben que no pueden recobrar esos días jamás.  Continuamente sollozan y se enfurruñan e incluso, intentan llevar a otros a su nivel. Pero no estamos en esta tierra para sentirnos miserables, sino con propósito: para vivir cada día y sacar lo mejor de él. Para enfrentarnos a nuevos desafíos y crecer por ellos, para regar nuestro gozo y felicidad para que otros sean infectados de ellos.
Nosotros y nuestras emociones somos contagiosos para la gente que nos rodea, sean extraños o seres amados. Como niños en este planeta, necesitamos conquistar cada día.  No estamos aquí eternamente sino por un tiempo limitado. 

Volvamos pues, a cuando éramos niños y vivamos sin la problemática melancolía que parece tragarnos a veces. Cuando nos levantemos por la mañana, no estemos malhumorados y tristes ya que es demasiado temprano. Saltemos de la cama y comencemos el día corriendo como niños. Hagamos de nuestro un día un juego y cuando venga el mañana, juguémoslo de nuevo, solo que esta vez mejor.
La vida se nos viene encima muy rápido y al hacerlo, necesitamos estar listos. Antes de darnos cuenta, nuestros hijos tendrán otros hijos y nuestro tiempo en esta tierra llegará a su fin. 
Yo quiero tener la libertad mental de un niño y jugar cada día este juego de la vida.  Reflexionaré sobre mis problemas pasados y no me preocuparé, más bien buscaré el conocimiento que necesito para que nunca pasen de nuevo. ¡Verdaderamente, no quiero crecer!

Es maravilloso saber que estamos aquí para sobre todo, amar a Dios - Reflexiones

¿Cuál es el asunto principal?
Esa pregunta me vino a la mente mientras observaba al perro de mi nieto buscar y traerme una pelota una y otra vez.
¿Cuál es el asunto?
refle-punto02Eso es lo que el autor de Eclesiastés preguntó, mientras pensaba en el monótono ciclo que observaba en la naturaleza y en la vida: las mismas cosas sucediendo año tras año, generación tras generación.
¿Cuál es el punto?
Eso es lo que un hombre de negocios jubilado preguntaba, cuando me dijo que prefería morir que vivir más tiempo. Había visto y hecho todo lo que había querido. Y había llegado a un momento en que la vida le daba más dolor que placer.
¿Cuál es el punto?
He aquí el punto. Unos cuantos años antes de que muriera un amigo mío dijo:
"La vida es una experiencia maravillosa. Es magnífico ver que Dios mantiene la naturaleza funcionando según su patrón. Es maravilloso saber que estamos aquí para amar a Dios por encima de todas las cosas y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Es consolador creer que todos nuestros pecados están perdonados por lo que Cristo hizo en la cruz. Y es emocionante pensar en la eternidad que Dios tiene para nosotros. Ciertamente, es fantástico estar vivo."
La vida puede ser deprimente cuando se deja a Dios afuera, pero ¡qué emocionante es cuando Él está en el centro de la misma!

Descansando en la escalada

“Llévame a la roca que es más alta que yo”
(Salmos 61:2)
En el estado de Utah, en Estados Unidos, hay un paraje deslumbrante por su diversidad y colorido, a donde llegan cada año miles de turistas para hacer fotos, respirar el aire puro de la naturaleza, hacer senderismo, pasar el día en familia y un sinfín de otras actividades lejos de las urbes ruidosas. "The Rock Canyon" destaca por sus elevadas y rocosas montañas, sitios ideales para alpinistas del mundo entero que encuentran en este exuberante lugar, un reto a vencer a la par que un deleite de los sentidos. The Rock Canyon tiene en sus temibles laderas una curiosa particularidad; no es una flor oriunda o un animal nativo, sino sillas. Sí, sillas a docenas de metros de altura; ancladas a la roca hostil hay sillas donde el alpinista fatigado puede hacer una parada.

La empinada montaña se hace más suave, las escarpadas laderas son más benévolas porque en la subida se puede parar y descansar mientras se disfruta del alucinante paisaje. Es asombrosa la vista desde la mitad del trayecto a la cima. Se puede ver lo ascendido y mirar con emoción lo que falta. Más que un deporte, aquello se convierte en un viaje. Los entusiastas escaladores aprecian el descanso que ofrecen estas sillas que otros, antes que ellos, pusieron con sumo cuidado para que fueran resistentes y seguras. Estas sillas son tributos de la gentileza y la filantropía. El viaje se hace entonces, grandemente gratificante debido a aquellos escaladores anónimos, que hicieron un aporte nuevo para las generaciones continuadoras.

Para el que no sea alpinista las sillas a medio camino le parecerán sólo un detalle interesante, pero para los que sí lo son, esas sillas son un bálsamo, un gran acierto, un remanso en la abrupta escalada. Un pequeño descanso y una excelente vista natural bajo los pies, pueden ser muy útiles para remontar con nuevos bríos. Al llegar a la cima conviene darles un poco de crédito a esas sillas colocadas de forma estratégica y, sobre todo, a aquellos que las pusieron para que otros hicieran el trayecto más fácilmente.

Cualquier persona, si quiere llegar a la cima de algo en la vida, tiene que comenzar una difícil escalada. No hace falta ser un amante de los deportes de riesgo ni ser un buscador compulsivo de adrenalina, para incursionar en subidas peligrosas. Sí tiene que ver con lo que eres por dentro, con ser una persona que no se conforma con poco y que quiere conseguir más. Lo difícil es que a veces, en tu deseo de ascender, no ayudan mucho los que subieron antes de ti, porque no dejaron pistas de cómo hacerlo, ni un mapa, ni mucho menos, la descripción de un sitio donde descansar en el camino a la meta. Quisieron poseer el logro para sí mismos como avaros mercaderes del éxito.

Dios ha considerado... situaciones únicas (3)

A veces, las circunstancias de cierto lugar son tan especiales que Dios atiende primero a las realidades generales. Cada ciudad, cada pueblo, cada cultura no solo tiene su tiempo, sino también su propia situación. Dios entiende esas condiciones y decide derramar su poder en respuesta a esas situaciones. El estado del pueblo de Israel, cuando estaba entre los egipcios como esclavo, era único; y Dios se movió a través de Moisés de una manera única, con plagas y otros movimientos muy propios de ese tiempo y situación. 
Dios sorprendió a Pedro mientras oraba, mostrándole un lienzo y ordenándole tres veces que matara y comiera incluso algunos animales inmundos, que Dios mismo había prohibido que se comieran. La sorpresa de Pedro fue grande cuando dijo: “Señor, nunca he comido algo inmundo”, y Dios le dijo: “Lo que yo he limpiado no lo llames tú inmundo”. Este caso, en el cual Dios parece contradecirse o saltar la barrera, en realidad, es un ejemplo de una situación única, ya que estaba preparando el camino para un encuentro único entre Pedro y un gentil, llamado Cornelio. 

Como siervos, podemos intentar ponernos en piel ajena, sin tener en cuenta que lo que hizo estaba encuadrado en una situación única. Podemos forzar la clave, pero siempre encontraremos que los resultados son diferentes. David dijo: “Oh, Rey, tu armadura fue exacta para las situaciones únicas que has vivido como guerrero, pero yo estoy viviendo mi propia situación única, que no se va a repetir; y esta situación exige que yo renuncie a tu armadura y que vaya contra ese filisteo con otras armas que encajan para esta situación”. Regularmente, la historia de la Iglesia nos muestra cómo un movimiento único se institucionaliza para perpetuarse, pero queda solo la forma porque el espíritu ya no está; y todo porque ese fue un movimiento único, sin repetición posible. Necesitamos comprender que Dios crea, aprovecha o produce situaciones únicas, cuando nos lanza a una transición ministerial por los senderos ocultos del valle espiritual.


El libro más perseguido

¿A QUÉ TEMPERATURA ARDE EL PAPEL? RESPUESTA: A los 451 Fahrenheit ó 233 grados centígrados.
Fahrenheit 451 es una novela donde los bomberos no apagaban incendios sino quemaban libros. Para mantener el orden establecido en aquella sociedad, descrita, aparentemente libre, se fomentaban toda clase de entretenimientos y espectáculos. La gente tenía televisores del tamaño de la pared, por ejemplo. En cambio, los libros eran malos para los líderes de esa sociedad porque hacían que sus ciudadanos pensaran. Era entonces, cuando razonaban y se daban cuenta, que las cosas no estaban tan bien como parecía. Los lectores, después de ser conscientes de ello, desearían cambiar su entorno y eso no convendría a la clase dominante. Por eso trataban de evitar a toda costa que la gente leyera dándoles “... entretenimiento”. Y por eso mismo, los lectores eran buscados como criminales y los libros quemados sin ningún tiento.
Cuando el protagonista de la novela encuentra a una jovencita muy diferente, por vivaz e inteligente, él es confrontado con una pregunta que cambiaría el resto de su vida: ¿alguna vez has leído lo que quemas? Aunque al principio trató de ignorar esta pregunta, siguió taladrando su mente hasta que finalmente, él mismo se convirtió en un lector y, consecuentemente, un prófugo de la justicia. En su huida vino a parar a un paraje para gente apartada de la “civilización”, donde encontró hombres y mujeres que sabían de memoria textos enteros de muchos autores famosos. Y él les preguntó:” ¿Por qué los memorizan? ”Le respondieron que podrían quitarles los libros y quemarlos, pero lo que estuviera escrito en su interior no se lo podrían arrebatar jamás. 
También la Biblia ha sido quemada como lo muestra el siguiente pasaje. La inquisición persiguió despiadadamente a aquellos que se atrevían a poner la palabra de Dios en la lengua del pueblo, y quemó millares de ejemplares de la Biblia.
Y entraron a donde estaba el rey, al atrio, habiendo depositado el rollo en el aposento de Elisama secretario; y contaron a oídos del rey todas estas palabras. Y envió el rey a Jehudí a que tomase el rollo, el cual lo tomó del aposento de Elisama secretario, y leyó en él Jehudí a oídos del rey, y a oídos de todos los príncipes que junto al rey estaban. Y el rey estaba en la casa de invierno en el mes noveno, y había un brasero ardiendo delante de él. Cuando Jehudí había leído tres o cuatro planas, lo rasgó el rey con un cortaplumas de escriba, y lo echó en el fuego que había en el brasero, hasta que todo el rollo se consumió sobre el fuego que en el brasero había. Y no tuvieron temor ni rasgaron sus vestidos el rey y todos sus siervos que oyeron todas estas palabras. Y aunque Elnatán y Delaía y Gemarías rogaron al rey que no quemase aquel rollo, no los quiso oír. También mandó el rey a Jerameel hijo de Hamelec, a Seraías hijo de Azriel y a Selemías hijo de Abdeel, para que prendiesen a Baruc el escribiente y al profeta Jeremías; pero Jehová los escondió. Jeremías 36:20-26 RV1960.