miércoles, 25 de junio de 2014

Fin a la Pelea - Reflexiones

El titular del periódico decía: No hay fin para el ciclo de venganza en el Medio Oriente. Como pábulo de bombardeos, ataques suicidas y represalias militares, el artículo hablaba de un hombre de 28 años consumido por la venganza de la muerte de su tío. "Cuando matan a alguien a quien tú quieres, dijo, no puedes dormir; tienes que hacer algo". Pero, incluso después de matar a dos hombres a quienes él consideraba enemigos, todavía no se sentía satisfecho. "Nadie puede ganar tratando de empatar."
¿Hay en tu vida un ciclo de venganza hoy? Tal vez sea una batalla verbal constante con un compañero de trabajo, tu cónyuge o un hijo. Puede ser una lucha encarnizada con un vecino o con alguien de la iglesia. Sea lo que fuere, nuestro Señor quiere que acabe.
La venganza es un arma de un poder tan devastador que sólo Dios puede manejarla. Él dijo: Mía es la venganza, yo pagaré (Romanos 12:19). El arma que Él nos ha confiado es la bondad: Pero si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; y si tiene sed, dale de beber. . . . No seas vencido por el mal, sino vence con el bien el mal (versículos 20-21).
Esto no significa que no debamos apelar a los juzgados en algunos casos, pidiendo justicia. Pero puesto que Dios es justo, no tenemos que cobrarnos personalmente de los que nos hacen daño, porque con bondad y amor podemos poner fin a la venganza.

Dios tiene tiempos únicos

Los tiempos de Dios son únicos, no son los nuestros. Cuando la Biblia habla del tiempo de Dios usa la palabra "kayros", que significa “el tiempo preciso y determinado por Dios para algo específico”. El reloj de Dios es distinto al reloj nuestro. Si no discernimos los tiempos de Dios de los de este instante nuestro, procuremos repetir los tiempos de otra forma. El reloj de Dios es preciso, sus agujas pasan una sola vez, y luego se proyectan hacia otros tiempos específicos marcando su compás. 

David entendió que ese tiempo de Dios era para él, para su ministerio. En cambio, Saúl no entendió que el tiempo de Dios para su vida ya había terminado y quiso prolongar su tiempo a través de su armadura; pero David, quien sí discernía los tiempos, no lo aceptó y le dijo: “Déjeme a mí en mi tiempo, porque este es el kayros de Dios para mí”. La Biblia nos dice que los hijos de Isacar eran varones entendidos en aquellos tiempos, que sabían lo que Israel debía hacer, y sus dichos eran seguidos por el pueblo. 

¿Tendrás espacio para Él?

¿No te han dicho en más de una ocasión: Lo siento, pero no tenemos espacio para usted?
¿Y en materia de trabajo?: Lamentablemente no tengo una posición para usted en mi compañía.
¿Y en los deportes?: No tienes cabida en el equipo.
¿Y en las cosas del amor?: En mi corazón no hay espacio para ti.
¿Y en materia de fanatismo?: No nos interesa alguien como usted aquí.
Peor aún. Quizá hayas oído esto mismo en la iglesia: Nos ha fallado muchas veces; es mejor que se busque otra iglesia.
Unas de las palabras más tristes sobre la tierra son: "No hay lugar para ti".
Jesús conocía el sonido de estas palabras. Todavía estaba en el vientre de María cuando el portero de la hospedería dijo: No hay lugar para ustedes.
Cuando los residentes de su pueblo trataron de apedrearlo, ¿no le dijeron lo mismo?: No queremos profetas en este pueblo.
Cuando los líderes religiosos lo acusaron de blasfemia, ¿no lo evitaron también? En este país no hay lugar para alguien que se llama a sí mismo Mesías.
Y cuando lo colgaron de la cruz, ¿no fue unánime el mensaje de rechazo? No hay lugar para ti en este mundo.
Aun hoy en día, Jesús recibe el mismo tratamiento. Va de corazón en corazón pidiendo que lo dejen entrar. Pero la mayoría de las veces tiene que escuchar las palabras del portero de la hospedería de Belén: "Esto está demasiado lleno. No hay espacio para ti".
Sin embargo, de vez en cuando es bienvenido. Alguien le abre la puerta de su corazón y lo invita a entrar. Y a esa persona, Jesús le hace esta gran promesa: "No se turbe tu corazón. Cree en Dios, cree también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay".
Dice: "Tengo mucho espacio para ti". ¡Qué promesa más extraordinaria! Hacemos para Él, espacio en nuestros corazones, y Él hace para nosotros, espacio en su casa. Su casa tiene espacio de más.
Que ahora y siempre tengas espacio para Él en tu corazón, porque Él siempre tiene para ti.
Venid a mí, todos los que estáis cansados y cargados, y yo os haré descansar. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y HALLARÉIS DESCANSO PARA VUESTRAS ALMAS, porque mi yugo es fácil y mi carga ligera. Mateo 11:28-30.

Cosas que pueden paralizar tu vida (1) - La dependencia de otro te paraliza

Y cierto día, Pedro y Juan subían al templo a la hora novena, la de la oración. Y había un hombre, cojo desde su nacimiento, al que llevaban y ponían diariamente a la puerta del templo llamada la Hermosa, para que pidiera limosna a los que entraban al templo. Este, viendo a Pedro y a Juan que iban a entrar al templo, les pedía limosna. Entonces Pedro, junto con Juan, fijando su vista en él, le dijo: ¡Míranos! Y él los miró atentamente, esperando recibir algo de ellos. Pero Pedro dijo: No tengo plata ni oro, mas lo que tengo, te doy: en el nombre de Jesucristo el Nazareno, ¡anda! Y asiéndolo de la mano derecha, lo levantó; al instante sus pies y tobillos cobraron fuerza, y de un salto se puso en pie y andaba. Entró al templo con ellos caminando, saltando y alabando a Dios. Hechos 3:1-8 

Muchos viven de limosnas en la vida, cuando tienen la posibilidad de vivir en plenitud. Vivir dependiendo de otro te puede paralizar de flojera: ¿Has oído "Los diez dichos del flojo"? ¿Su decálogo? Bueno, pues aquí están para que no caigas en ellos. 
1. Se nace cansado y se vive para descansar. 
2. Ama tu cama como a ti mismo. 
3. Si ves a alguien descansando, ayúdalo. 
4. Descansa de día para que puedas dormir de noche. 
5. El trabajo es sagrado, no lo toques. 
6. Aquello que puedas hacer mañana, no lo hagas hoy. 
7. Trabaja lo menos que puedas, lo que tengas que hacer que lo haga otro. 
8. ¡Calma! Nadie se murió por descansar. 
9. Cuando sientas deseos de trabajar, siéntate y espera que se te pase. 
10. Si el trabajo es salud, que trabajen los enfermos. 

La dependencia de cosas o personas, te roba la oportunidad de desarrollar el potencial puesto por Dios dentro de ti. La dependencia te lleva a vivir de limosnas cuando realmente, la fuente de la vida está más cerca de lo que crees. 

Demasiado barato

Un predicador del Evangelio descendió a una mina de carbón a la hora del medio día, para hablarles a los mineros acerca de la gracia y la verdad que vienen por medio de Jesucristo. Después de relatarles la sencilla historia del amor de Dios hacia los pecadores perdidos, el destino del hombre y el remedio ofrecido por Dios para una salvación plena y gratis, llegó el momento de que los obreros volviesen a su trabajo.
El predicador regresó a tomar el elevador para salir de la mina, cuando encontrando al jefe del grupo minero, le preguntó qué le parecía el plan de salvación de Dios. El hombre contestó:
— ¡Oh! es demasiado barato; no puedo creer en una religión como esa.—Sin responder a su observación, el ministro preguntó—¿Cómo puedo salir de aquí?—
—Simplemente entrando en la jaula—fue la respuesta.
—¿Y tarda uno mucho en llegar arriba?
—¡Oh no!, solo unos segundos.
—¡Vaya!, de veras que esto es muy sencillo. Pero ¿no hay que ayudar al elevador? Se le ve algo... débil. —preguntó el ministro.
—Claro que no—contestó el minero. Como le he dicho, no tiene que hacer nada más que entrar en la jaula.
—Pero ¿qué dice de la gente que hizo este tiro y perfeccionó este arreglo? ¿Hizo muchos gastos y mucho trabajo?
—De veras que sí; fue una obra laboriosa y costosa. El tiro tiene seiscientos metros de profundidad y costó mucho al propietario. Pero es el único medio que tenemos para salir, y sin él nunca podríamos salir a la superficie.
—Precisamente. Y cuando la Palabra de Dios le dice: “El que oye mi palabra y cree al que me ha enviado tiene vida eterna.” Ud. dice luego: “Demasiado barato, demasiado barato,” olvidando que la obra de Dios para traer a Ud. y a otros fuera de un lago de destrucción y muerte, fue efectuada a un coste inmenso, la muerte de su propio Hijo.