viernes, 20 de junio de 2014

La traducción de mamá

En cierta ocasión, cuatro pastores se encontraban hablando de los méritos de las diferentes traducciones de la Biblia. A uno le gustaba más una versión en particular, porque su lenguaje era sencillo y hermoso. Otro prefería una edición más erudita porque se acercaba más al original hebreo y griego. Y había otro a quien le gustaba una versión contemporánea, por su vocabulario actualizado.

El cuarto pastor guardó silencio un momento y luego dijo: "A mí la que más me gusta es la traducción de mi mamá."
Sorprendidos, los otros tres líderes dijeron que no sabían que su madre hubiera traducido la Biblia.
-Sí, contestó. La tradujo para dar vida, y fue la traducción más convincente que vi.

Hermanos, el mandato no es solo aprender la Palabra de Dios sino también, y sobre todo, practicarla. Recordemos que ésa era la prioridad número uno de la vida de Esdras. Como escriba, él estudiaba la ley, la obedecía y la enseñaba a los israelitas (Esdras 7.10). Por ejemplo, Dios mandó a su pueblo que espiritualmente, no se casara con las naciones vecinas que servían a dioses paganos. Esdras confesó a Dios el Pecado de la nación y corrigió al pueblo, el cual luego se arrepintió.
De nada nos serviría entonces dominar de cabo a rabo la Biblia; recitar de memoria todos los versículos de la Sagrada Escritura; explicar los mejores mensajes en el púlpito, o dictar las clases teológicas más avanzadas, si no practicamos y tenemos un testimonio de vida acorde con lo que conocemos, predicamos y enseñamos.

Mujeres de bendición

"Muchas mujeres hicieron el bien; Mas tú sobrepasas a todas. Engañosa es la gracia, y vana la hermosura; La mujer que teme a Jehová, esa será alabada." Proverbios 31:29-30
Nuestro desafío es muy alto al comprender cada vez más, nuestra tremenda responsabilidad de vivir y disfrutar del hecho de ser mujeres, y con ello, de la enorme bendición que nos ha sido dada, de prodigar vida y belleza a nuestro alrededor.
Dios en su infinita sabiduría, hizo a la mujer a su imagen y semejanza e imprimió su hermosura en ella. Le encomendó la tarea de administrar el mundo junto con el hombre, para multiplicar y prosperar todo lo creado. Para ello le confirió características, dones y habilidades especiales, que harían de ella la ayuda idónea para ser el equipo perfecto con el hombre. Las Sagradas Escrituras nos enseñan que, el Padre declaró una bendición especial para la mujer con el hecho de llevar y transmitir vida; vida que no solo se limita al plano de lo meramente físico, sino que trasciende al alma y al espíritu de los seres humanos. Vale la pena que esas palabras, pronunciadas categóricamente por el Creador y que dan paso a extraordinarias realidades para toda mujer, que a ellas se acoja con confianza, que sean las que den inicio al maravilloso recorrido hacia la plenitud de ser mujer:
"Dijo también Dios a Abraham: A Sarai tu mujer no la llamarás Sarai, mas Sara será su nombre. Y la bendeciré, y también te daré de ella hijo; sí, la bendeciré, y vendrá a ser madre de naciones; reyes de pueblos vendrán de ella. "Génesis 17:15-16
No se trata de buscar nuestro origen, identidad y sentido de la vida en Dios, por tradición, por cultura, como aliciente o como si fuera una adivinanza. Olvidemos todo eso, se trata de que aprendamos a mirar a nuestras raíces espirituales, para descubrir la riqueza y la fortaleza que ellas nos proveen, y la capacidad y oportunidad que nos dan para crecer muy alto y para llevar mucho fruto en nuestra vida.

¿Qué dice la Biblia acerca de la muerte?

La Biblia presenta la muerte como una separación: la muerte física es la separación del alma del cuerpo, y la muerte espiritual es la separación del alma de Dios.

La muerte es el resultado del pecado. "Porque la paga del pecado es muerte, "Romanos 6:23a. Todo el mundo está sujeto a la muerte, porque todos han pecado. "Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron." (Romanos 5:12). En Génesis 2:17, el Señor advirtió a Adán, que el castigo por la desobediencia sería la muerte — "ciertamente morirás". Cuando Adán desobedeció, experimentó la muerte espiritual inmediata, lo que provocó que se escondiera "de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto." (Génesis 3:8). Más tarde, Adán experimentó la muerte física (Génesis 5:5).


En la cruz, Jesús también experimentó la muerte física (Mateo 27:50). La diferencia es que Adán murió y era un pecador, y Jesús, que nunca había pecado, eligió morir como sustituto de los pecadores (Hebreos 2:9). Jesús demostró Su poder sobre la muerte y el pecado, levantándose de entre los muertos al tercer día (Mateo 28; Apocalipsis 1:18). Por medio de Cristo, la muerte es un enemigo derrotado. "¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?" (1 Corintios 15:55; Oseas 13:14).

Para los inconversos, la muerte pone fin a su posibilidad de aceptar la oferta gratuita de Dios de salvación. "Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio" (Hebreos 9:27). Pero para los salvos, la muerte nos lleva a la presencia de Cristo: "estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor" (2 Corintios 5:8; Filipenses 1:23). Tan real es la promesa de la resurrección de los creyentes, que la muerte física de un cristiano es llamada "dormir" (1 Corintios 15:51; 1 Tesalonicenses 5:10). Esperamos ese momento cuando "no habrá muerte" (Apocalipsis 21:4).

Compartiendo esperanza

“Haz a los demás todo lo que quieras que te hagan a ti. Esa es la esencia de todo lo que se enseña en la ley y en los profetas.”  Mateo 7:12 NTV
Andrea estaba esperando a su tercer hijo pero, a diferencia de sus embarazos anteriores, éste le había afectado mucho en su estabilidad emocional y física por los cambios hormonales. Además, tenía que atender a sus dos hijos pequeños, y el sorpresivo despido de su esposo era un problema más, que se sumaba a la situación que afrontaba. Todas estas circunstancias la tenían muy cansada y preocupada.
Julia, una de sus amigas que también tenía problemas, pues le detectaron cáncer y su familia no estaba estable económicamente, era una mujer llena de esperanza y que, pese a sus circunstancias, mantenía su sonrisa.
Un día, cuando Andrea ya no podía más, recibió la visita sorpresa de Julia, quien había ido principalmente, a ayudarle con sus hijos para que ella pudiera descansar. También le dio un montante de dinero para que pudiera sustentar a su familia mientras su esposo conseguía un trabajo.
Ese día Andrea puedo recobrar fuerzas, relajarse y aprendió una gran lección: su amiga, a pesar de su condición y situación, dio todo lo que tenía para ayudarla.

Si, se puede… - Crecimiento personal-espiritual

Esta frase se escuchó mucho en las últimas elecciones de los Estados Unidos: “Yes, we can”, "SÍ SE PUEDE". Es la confirmación de "Bailando por un Sueño". “SÍ, SE PUEDE”, es posible salir a bailar por ello.
Muchos lo creen, es normal escuchar los siguientes juicios o pensamientos:
-          Soy un fracasado, todo lo que hago no vale para nada.
-          No le importo a nadie.
-          Mi situación (física o financiera) no me lo permite.
-          En mi familia nadie consiguió sus sueños.
-          Si mi trabajo fuese otro...
Cada uno de estos pensamientos hace que te alejes de tus sueños, y lo que necesitas es creer que sí se puede. Tú puedes obtener resultados extraordinarios con la bendición de Dios.
La biblia enseña: “Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.” 1 Corintios 13:13 (NVI)
Las dos primeras virtudes son esenciales para poder alcanzar los sueños. La fe te habla del presente y, además, la fe te anima a poner tu confianza en Dios. Necesitas confiar en Dios para todas las cosas, Él te diseñó, te formó y te conoce, recuerda que sin fe es imposible agradar a Dios. La  esperanza te invita a soñar, tiene que ver con el futuro, Dios es el dador de sueños; Él deposita los sueños en nuestros corazones y coloca talentos en nosotros para que los alcancemos.
“Si, se puede”. Son tres palabras que demuestran pasión, entrega y compromiso. Son tres palabras que cada persona necesita para salir de la adversidad, de las malas rachas, para vencer cualquier circunstancia que se le presente. Para conducir un negocio, organización, comunidad y nación, para salvar una relación, una familia, un matrimonio... “Si, se puede” son unas palabras poderosas que cambian vidas.
“Si, se puede” tiene que ver con la fe, la esperanza y el amor. “Sí” significa optimismo, la esperanza y la posibilidad. Y el optimismo te va a permitir vencer la adversidad, cualquier circunstancia negativa, cualquier desafío.
“Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes”. 
“Se puede”  es el combustible que te lleva a que tus sueños sean posibles, te lleva a negarte a la resignación o conformismo, te lleva al compromiso de crear con tus palabras, resultados extraordinarios. “Se puede”  es lo que hace la diferencia en nuestras vidas.
Alguien dijo: "Si sigues diciendo que no se puede, vas a obtener siempre el mismo resultado". Tú puedes cambiar tu vocabulario y proclamar: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. Filipenses 4:13.