miércoles, 18 de junio de 2014

Rico, ¿Para qué? - Economía

“Mándales que hagan el bien, que sean ricos en buenas obras, y generosos, dispuestos a compartir lo que tienen…”
1 Timoteo 6.18
Este es uno de los consejos que Pablo le dio a Timoteo en cuanto a ser rico. Bastante directo, por cierto.
Si tú deseas ser rico, tener posesiones, cosas bellas, deberías desear también hacer el bien con esas cosas.
¿Luchas para ganar suficiente dinero y estar cómodo, al extremo de cansarte tanto que estás descuidando a tu familia, amigos o Dios?
Entonces deberías luchar de igual manera, para hacer bien a los demás con lo que tienes y con lo que ganas. Deberías tener el mismo deseo de hacer el bien, de dar, de compartir. Si no lo haces, entonces has perdido el punto de vista correcto y no entiendes por qué se te ha dado todo. De hecho, probablemente alabes más a tu dinero y posesiones que a Dios. 
Y muchos de nosotros que tenemos más de lo que necesitamos, terminamos desperdiciando nuestro dinero en cosas frívolas.
¡Cuidado con lo que te esfuerzas por tener! Con las bendiciones, viene la responsabilidad! Mientras más grandes sean las bendiciones, más grandes las responsabilidades. Y si descuidas tus responsabilidades, lo más probable es que también estés descuidando otras cosas importantes: Dios, familia y amigos.

No hay un amor más grande que el dar la vida por los amigos

"Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos". Juan 15:13.
Enrique era un hombre bueno. Consideraba que su trabajo como policía era un servicio a la comunidad, y estaba totalmente dedicado a servir a cualquier precio. Una prueba de ese deseo se veía en la puerta de su taquilla en la estación de policía, donde había pegado Juan 15:13.
En ese versículo, nuestro Señor declaró: Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. Esas palabras no significaban para él, simples ideales nobles, sino que expresaban el compromiso de Enrique con sus deberes como policía; compromiso que demandó el precio supremo, cuando fue asesinado mientras cumplía con su trabajo. Su sacrificio fue una muestra real de su significado.
A las pocas horas de expresarlas, Jesucristo puso en práctica las poderosas palabras de Juan 15:13. El acontecimiento del aposento alto, donde Jesús habló de ese sacrificio, fue seguido de la comunión con su Padre en Getsemaní, una serie de juicios ilegales y, posteriormente, la crucifixión delante de una multitud que le ridiculizaba.
Por ser el Hijo de Dios, Jesús podría haber evitado el sufrimiento, la tortura y la crueldad. No tenía pecado ni merecía morir. Pero el amor, el combustible que impulsa el verdadero sacrificio, le llevó a la cruz. Como resultado, nosotros podemos ser perdonados si aceptamos por la fe su sacrificio y su resurrección. ¿Has confiado en Aquel que entregó su vida por ti?
Sólo Jesús, con su sacrificio perfecto, puede declarar perfectos a los culpables.

¿Qué dice la Biblia acerca del sueño del alma?

El concepto del “sueño del alma” no es una doctrina bíblica. Cuando la Biblia dice que una persona está “dormida” en relación a la muerte (Lucas 8:521 Corintios 15:6), no significa literalmente que “duerma.” El sueño es sólo una manera de describir la muerte, porque un cuerpo muerto aparenta estar dormido. Y la Biblia también nos dice que en el instante que morimos, somos llevados al cielo o al infierno, dependiendo de si hemos puesto nuestra fe en Cristo para la salvación. Para los creyentes, el estar ausentes del cuerpo significa estar en la presencia del Señor (2 Corintios 5:6-8Filipenses 1:23). Para los no creyentes, la muerte significa el castigo eterno en el infierno (Lucas 16:22-23). Al morir nos enfrentamos al juicio de Dios (Hebreos 9:27), sin embargo, hasta que suceda la resurrección hay un cielo o “Paraíso” (Lucas 23:43;2 Corintios 12:4), y un infierno o “Hades” temporales (Apocalipsis 1:1820:13,14).

Da lo mejor que tengas

Estaba leyendo la anécdota de una niña rica que ve a una niña pobre muerta de frío, y la llama para darle una manta y una vieja almohada. Al día siguiente, la niña pobre viene a devolverle la manta y la almohada, esperando en su fuero interno, que ella se la regalara. En vez de eso, ella le pide las cosas de vuelta y le dice que espere un momento. Cuando la niña pobre estaba lista para irse, triste y cabizbaja, llega la niña rica con una manta y una almohada de la mejor calidad, y le obsequia lo que antes le había pertenecido a ella.

Es bonito escuchar o leer acerca de personas que lo dan todo porque tienen un corazón benevolente y amoroso. Cuando alguien vaya a dar un regalo, lo mejor es que lo dé pensando en que fuera para uno mismo. O sea, uno debe dar lo mejor que tenga y pueda.

A veces, tú puedes pensar que no tienes mucho que ofrecer a otros. Puede que sea porque estás mirando tu situación económica y ves que no tienes mucho. Pero basta con que des de lo poco que tienes, que des algo, para que realmente, sea algo valioso y significativo. Aún más significativo es el hecho de darte tú mismo, en servicio y amor a los demás. Tal vez en estos momentos no tengas ni un solo euro en el bolsillo, pero tienes dos manos que pueden ayudar a alguien que lo está necesitando. En cualquier momento puedes ser los ojos de alguien que no ve, los oídos de alguien que no oye, o los pies de alguien que no anda.

Amor Camino A Tragedia - El Sueño De Dios

“Si el amor que profesas a tu familia, no dispone de tiempo para compartir con ellos, jugar y tener tiempos de descanso juntos, es sin duda un amor silencioso que camina hacia la tragedia. Llanto, dolor y lágrimas es lo que está delante de tu familia que tanto te ha esperado”.
1 Crónicas 4:10 Jabés le rogó al Dios de Israel: Bendíceme y ensancha mi territorio; ayúdame y líbrame del mal, para que no padezca aflicción. Y Dios le concedió su petición.
Eclesiastés 3:1-2 Todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo: un tiempo para nacer, y un tiempo para morir; un tiempo para plantar, y un tiempo para cosechar.