sábado, 31 de mayo de 2014

¿Qué es el pecado imperdonable?

El “pecado imperdonable” o “la blasfemia contra el Espíritu Santo” es mencionado en el Nuevo Testamento en Marcos 3:22-30 Mateo 12:22-32. La palabra “blasfemia” en términos generales, puede ser definida como una “irreverencia desafiante.” Podemos aplicar el término a pecados como, maldecir a Dios o degradar voluntariamente las cosas relativas a Él. También lo es el atribuir maldad a Dios, o negar algún bien que debamos atribuirle a Él. Sin embargo, el caso de blasfemia del que hablamos es uno específico, llamado “la blasfemia contra el Espíritu Santo”, que se lee en Mateo 12:31. En este pasaje, los fariseos, habiendo sido testigos de pruebas irrefutables de que Jesús estaba realizando milagros en el poder del Espíritu Santo, en vez de reconocerlo, aseguraban que Él estaba poseído por el demonio “Beelzebú” (Mateo 12:24). En Marcos 3:30, Jesús es muy específico acerca de lo que hicieron exactamente, cometiendo “la blasfemia contra el Espíritu Santo.”

Aquella blasfemia tenía que ver con acusar a Jesucristo en persona (en la Tierra) de estar poseído por el demonio. También hay otras maneras de blasfemar contra el Espíritu Santo (tales como mentirle, como en el caso de Ananías y Safira en Hechos 5:1-10), pero la acusación contra Jesús hizo a la blasfemia, imperdonable. Este pecado imperdonable contra el Espíritu Santo, no puede ser duplicado en la actualidad, porque Jesucristo no está en el mundo, no está en la Tierra, sino sentado a la diestra de Dios.

El único pecado imperdonable en la actualidad, es el de la incredulidad sostenida. No hay perdón para la persona que muera en la incredulidad. Juan 3:16 nos dice, “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a Su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” La única condición o característica para que alguien no sea perdonado es si él/ella no está entre los “todo aquel que en Él cree.” Jesús dijo, “Yo soy el camino, y la verdad y la vida; nadie viene al Padre, sino por Mí.” (Juan 14:6). El rechazar la única forma de salvación es condenarse a sí mismo a una eternidad en el infierno, y el haber rechazado el único perdón resulta obviamente, imperdonable.

Sinceros e irreprensibles

Filipenses 1:10b …a fin de que seáis sinceros e irreprensibles para el día de Cristo.

En su deseo de que sus hermanos discernieran lo mejor, Pablo seguía orando a Dios y, en aquel momento, pedía que sus hermanos fueran sinceros e irreprensibles para el día de Cristo, esto es, que vivieran preparándose para la segunda venida del Señor.
El amor, que abunda cada vez más en conocimiento y en buen juicio (versículo 9), ayudará a discernir entre el bien y el mal, entre lo que agrada a Dios y lo que no le agrada, a fin de que seáis sinceros, es decir, sin mezcla, que seáis hallados puros delante del Señor. A fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha. Efesios 5:27.

También ayudaría, y ayudará, a los creyentes a ser irreprensibles, sin ocasión de tropiezo, sin reproche, intachables para el día de Cristo. Por lo tanto, los creyentes deben vivir cada día, pensando en que Cristo puede regresar en cualquier momentoPuesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán!  2 Pedro 3:11,12. 

Conociendo a Dios y a Nosotros Mismos - Crecimiento Personal & Relación con Dios

Al estudiarnos propiamente, como seres humanos, nuestro mayor problema está en el hecho de que, el ser humano actual no es el mismo que Dios creó originalmente, sino el que se ha desarrollado después de la caída de Adán.
Afirma Martín Lutero: “El hombre se ha vuelto semejante a un árbol marchito, no puede querer ni hacer otra cosa que el mal… El hombre natural no puede querer que Dios sea Dios. Por el contrario, es su deseo que Dios no existiera, y ser él Dios mismo… Por naturaleza, el hombre sólo puede amar a Dios egoístamente”.
Mas si podemos llegar a conocer la esencia de nosotros mismos, es porque Dios nos lo ha revelado en la Biblia, y de una manera especial en Jesucristo, el Postrer Adán (1 Corintios 15: 45). Jesucristo es el Hombre Nuevo, “…creado según Dios en la justicia y la santidad de la verdad” (Efesios 4:24).
La Biblia también nos dice que el hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios (Génesis 1;27). De esta manera, tenemos un origen, el cual es Dios, y podemos conocernos a medida que vayamos conociendo a Aquél que nos creó. Somos imagen de Dios, una imagen que ha sido desdibujada por el pecado, pero imagen al fin y al cabo.
Decía San Agustín que la imagen de Dios es como la imagen acuñada en una moneda. Con el uso, ésta se gasta y dejamos de ver la imagen, pero está allí porque forma parte de la moneda misma. Así mismo, en la peor persona del mundo está la imagen de Dios. 
Ahondando en el conocimiento de Dios, y según nuestra opinión, para poder realizar un buen trabajo de asesoramiento pastoral, se necesita una buena comprensión de la teología cristiana básica. En este sentido, llegamos a saber que somos criaturas de Dios cuando hemos conocido al Creador. Y podemos conocer al Creador, sólo porque reconocemos el hecho de que somos sus criaturas. Nuestro conocimiento nos dice que si Dios existe, y nosotros somos sus criaturas, es muy baja la posibilidad de que no se ocupe de nosotros. Por eso el conocimiento del ser humano está estrechamente vinculado al conocimiento de Dios, y viceversa. Tanto el conocimiento de Dios como el del ser humano, nos vienen dados por revelación. No debemos confiar demasiado en las facultades humanas.

Haznos pequeños

Dicen que una vez, un grupo de tres hombres se perdió en la montaña y tenían solamente una pieza de fruta para alimentarse. Cuando ya casi estaban desfalleciendo de hambre, se les presentó Dios y les dijo que probaría su sabiduría y que, dependiendo de lo que respondieran, les salvaría. Les preguntó entonces, qué le pedirían para arreglar el problema y que todos se alimentasen.
El primero dijo: “Pues darnos más comida”, Dios contestó que era una respuesta sin sabiduría, que no se debe pedir a Dios que dé mágicamente, la solución a los problemas sino que se debe trabajar con lo que se tiene.
El segundo respondió: “Entonces haz que la fruta crezca para que sea suficiente”, a lo que Dios contestó negativamente, ya que la solución no está en pedir la multiplicación de lo que se tiene para arreglar el problema, porque el ser humano nunca queda satisfecho y por ende, nunca sería suficiente.
El tercero dijo entonces: “Mi buen Dios, aunque tenemos hambre y somos orgullosos, haznos pequeños a nosotros para que la fruta nos alcance”. Dios dijo: “Has contestado bien, pues cuando el hombre se hace humilde y se empequeñece delante de mis ojos, alcanza la prosperidad”.

Dios no ha dejado de amarte

A veces, por diferentes motivos como el haber fallado y, por eso sentirnos alejados de Dios, guardamos en nuestro corazón un sentimiento que nos hace pensar que Dios no nos ama como antes. Lo que pasa es que, el sentirse alejado de Dios es una de las peores cosas que podemos experimentar, porque somos conscientes de que Dios es el único amor constante, verdadero y permanente en nuestra vida. Hay muchas personas que nos aman, pero verdaderamente nadie logra amarnos de la forma que Él lo hace, de una manera tan sincera y tan completa.

Nos ama tanto Dios, tan incondicionalmente que, a pesar de fallarle, de olvidarnos de Él o de dejar de incluirle en alguno de nuestros planes, nunca se aleja. Es tal su amor, que tal vez nos lleve toda la vida entenderlo o explicarlo con palabras, simplemente nos ama y nunca deja de hacerlo. A pesar de que por momentos pienses que debido a tu comportamiento, su amor haya disminuido, eso nunca pasará.
El amor de Dios por ti no depende de lo bueno o malo que eres, ya que cuando Jesús murió por nosotros éramos todos pecadores y aun así lo hizo; a pesar de todos nuestros errores nos amó, y a pesar de cuanto hoy te has equivocado, te sigue amando, tanto como el primer día que llegaste al mundo, como también te amará hasta el ultimo día de tu existencia.