domingo, 25 de mayo de 2014

Cuando, y como menos lo imaginas

Puede que estemos acostumbrados a creer que, Dios sólo nos puede usar a un horario específico, y en el ministerio de hablar con alguien acerca de su amor comprende, por ejemplo, un día de evangelismo o en una visita al hospital, o también al orar, por supuesto, etc. Es cierto que Dios te usa en estos tiempos; sin embargo, ¿te has puesto a pensar en que también te puede usar en lo cotidiano?
Conozco una persona que realiza un trabajo a domicilio, haciendo un servicio de arreglos y cuidados para la mujer, ya sea como pedicura, manicura, peluquera, etc. Ella se enfocaba a tan sólo ir y cumplir su trabajo, atender a su cliente y retirarse, pero no se imaginaba que Dios la usaría para bendecir familias que no conocen de Dios, e incluso en preparar el corazón de las personas para enfrentarse a situaciones difíciles.
10febrecvc
La experiencia que más le sorprendió, y que se dio varias veces, fue cuando era llamada para atender a ancianitas. Los familiares le llamaban para que les asistiera, pues estaban enfermas y tan cansadas que no tenían fuerzas. Las ancianitas, como la mayoría de sus clientas, le contaban sus historias y compartían anécdotas. La profesional veía el vacío que esas mujeres sentían, y notaba que necesitaban conocer a Dios, así que oyó lo que el Espíritu Santo le decía, habló con ellas y puedo hacer que conocieran a Dios en esos pequeños momentos. Tiempo después, cuando las familias le requerían otra vez para esas casas, se encontraba con la sorpresa de que las ancianitas, con las que había hablado y atendido, habían partido a la presencia de Dios de forma natural, después de su visita.
Esto es lo que más llama la atención: Dios usó a esta persona para que fuera canal de bendición, para que sus clientes recibieran a Cristo en sus corazones antes de partir a otra vida. Una persona ajena, que sólo iba a cumplir con su trabajo, fue el instrumento menos pensado para que pudieran conocer al ser más importante de sus vidas.

Sello de amor

Philip era conocido en su pueblo como un muchacho ateo que vivía burlándose de todos los que tenían fe en Dios.
En 1942 decidió escaparse de su casa. Después de vagar sin rumbo fijo durante algún tiempo, comenzó a sentirse cansado y sediento. Entonces divisó una pequeña choza y pensó pedir ayuda. Al llegar vio a una niña y Philip se acercó para pedirle un vaso de agua, pero ella, al ver su estado, le pidió que entrara para que también pudiera comer algo.
Philip fue atendido muy amablemente por aquella familia. Hasta ese momento nunca se había sentido tan aceptado y apreciado, por lo cual aceptó la invitación de quedarse a pasar la noche en esa casa.

Al día siguiente, cuando ya se despedía, vio que la niña se había levantado temprano y estaba muy concentrada en su lectura. 
Philip le preguntó: -¿estás preparando tu tarea? -No señor-, contestó la niña, estoy leyendo la Biblia. Philip respondió, -¿Por qué lo haces?, ¿acaso te impusieron como castigo leer unos capítulos al día? La niña le respondió de inmediato: -¡no señor!, para mí leer la Biblia es un placer.

El trato que recibió de aquella familia y esa breve charla, tuvieron tal efecto en el corazón de Philip James Eliot, que le motivaron a leer la Biblia. Esto, con el correr del tiempo, le llevaría a convertirse en un valiente misionero dispuesto a arriesgar su vida, por predicar el Evangelio de Jesucristo. Fue así, como en Enero de 1956 y desempeñando esta tarea, tristemente fue asesinado por una tribu indígena en su país.

Es llamativo cómo la vida de Philip no fue impactada por una elocuente predicación, ni por una gran campaña evangelística. Lo que transformó su corazón y derribó todos sus argumentos ateos, fue simplemente el amor de una familia. Un vaso de agua y un trozo de pan pudieron mucho más que las palabras. Pablo escribe en 1° Corintios 13:1 “Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe”.

Dos personas, dos vidas: Un solo corazón

Si Dios no es el centro de nuestra vida y de nuestro hogar, fracasará nuestra familia. Cristo está a la puerta de nuestro matrimonio y nos pide que le permitamos entrar. Abrámosle hoy la puerta de nuestro corazón.
Dos personas, dos vidas: Un solo corazónLos síntomas eran claros e inequívocos, y los médicos no se hicieron ilusiones. El cuerpo de Donna Ashlock, de diecisiete años, empezaba a rechazar el corazón de Félix Garza, de quince, implantado en ella tres años antes. A la muchacha la llevaron al hospital y la pusieron en cuidados intensivos. Pero la naturaleza respondió negativamente, y Donna murió el 7 de marzo de 1989. Durante tres años ella había vivido con el corazón de Félix. Dos personas, dos seres, dos vidas jóvenes: un solo corazón.

He aquí el ideal de todo noviazgo, de todo matrimonio. Dos vidas, dos personas, dos voluntades, pero un solo corazón. Un solo corazón para tener los mismos sentimientos, sufrir las mismas penas, gozar de las mismas alegrías.

Félix murió de un aneurisma cerebral. Presintiendo su muerte, había donado su corazón a Donna, que lo necesitaba. Donna tenía catorce años, y vivió otros tres con el corazón de Félix.

¿Qué hace que un matrimonio sea estable y duradero? El amor¿En qué se basa el buen amor? En que ambos corazones, el de él y el de ella, laten al unísono. ¿Cómo hacer que ambos corazones latan juntos? Ese es el gran secreto de un matrimonio duradero, estable y feliz.¿Cómo se logra eso? La palabra clave es compromiso. Los votos que uno y otro se hacen ante el clérigo, los testigos y Dios, tienen que ser más que sonidos y articulaciones. Tienen que estar basados en un compromiso, una lealtad, en una unión de por vida. No puede haber siquiera la posibilidad de separación o divorcio. El compromiso es la clave. Él jura lealtad y amor eterno a ella, y ella jura lealtad y amor eterno a él.

Una historia de honestidad y recompensa

bebe que resucita en brazos de su madre

Cuando Sara Darling, se encontró con un hombre que pedía dinero, en un gesto de solidaridad, sacó unas monedas del monedero y las depositó en el recipiente que Billy tenía para recoger las monedas. Sin embargo, lo que nadie percibió en aquel instante es que junto a las monedas, iba un anillo de diamantes, regalo de compromiso de su actual esposo, que Sara llevaba.
No fue sino hasta el día siguiente, cuando ella percibió que su anillo había desaparecido.
Volvió al lugar, y también al día siguiente,... hasta que le encontró nuevamente, en su lugar habitual. "Le pregunté "no sé si te acuerdas de mí, pero creo que te di algo que es muy valioso para mí", y Billy le respondió: por supuesto que sí,"¿era un anillo? Sí, lo tengo, lo guardé para ti"; ante una respuesta que no esperaba, se quedó petrificada, anonadada.
Darling y su marido, en agradecimiento a ese gesto de honestidad, crearon una página web desde donde recaudar fondos para ayudar a Billy Ray. 
Se recaudaron ¡180.000 Dolares! Ahora Billy tiene casa propia y un trabajo.