lunes, 19 de mayo de 2014

¿Será que Dios me perdona?

Él nunca te echará en cara los pecados que ya te perdonó. En pocas palabras, Dios te PERDONA y SE OLVIDA.
Isaías 43:25 “Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados”. Increíble, pero cierto, hay personas que, después de haberse rendido a Jesús y pedido el perdón de sus pecados, aún tienen dudas de si realmente Dios les perdonó.
Y es entendible desde el punto de vista humano, ya que para nuestra mente humana, es difícil asimilar un perdón absoluto, ése que no tiene “peros” ni “condiciones”, ese perdón que nada más que puede nacer de un ser divino como nuestro Dios.
Y el problema se da, más que nada, una vez comienza tu caminar con el Señor. Tu vida ahora es diferente porque caminas con Dios, las cosas las ves diferentes, y ahora hay un sentido para tu vida. Pero de pronto, sin tenerlo en cuenta o haber meditado en ello, aparece don Pecado, ese que nos quiere hacer sentir la peor inmundicia sobre la faz de la tierra,...y por azares de la vida, terminas cayendo en sus garras.
solDespués de saborear ese pecado, te das cuenta de que ya no tiene el mismo gusto que antes, el sabor se ha perdido porque ahora el Espíritu Santo mora en ti y te redarguye. Es entonces, cuando recurres con lágrimas en tus ojos, delante de tu Padre Celestial y le pides que te perdone, pero a la vez nace en ti, la peor interrogante que puede nacer en este momento: “¿Será que Dios me va a perdonar?”
¿Quién te ha dicho que Dios no perdona? ¿Acaso Dios es un tirano?, o ¿es humano como nosotros?; definitivamente, el perdón de Dios va mas allá de lo que nuestra mente humana pueda interpretar, y es porque su perdón es total.
El versículo que acabamos de leer, nos enseña la forma en que Dios perdona. Él dice que, borra nuestras rebeliones por amor a sí mismo y las sella con una frase hermosa y llena de amor: “y no me acordaré de tus pecados”.

La Persistencia de Mary Kay Ash

Un ejemplo de las personas que se han enfrentado a problemas y han salido triunfantes, es Mary Kay Ash. Ella ha levantado una tremenda organización. 
Mary venció una serie de obstáculos en su carrera, y nunca dejó que los fracasos destruyeran lo mejor de ella. El primer trabajo de Mary Kay fue en ventas directas, donde alcanzó un notable éxito. Allí descubrió que, para una mujer era difícil progresar en el mundo de las grandes corporaciones, especialmente en los años cincuenta y comienzo de los sesenta, incluso después de veinticuatro años de éxitos. Ella dice:
Traté de llegar a ser miembro de la junta de directores de la compañía, y descubrí que, como nuestro equipo de ventas estaba formado exclusivamente por mujeres, y la compañía estaba dirigida por una junta formada sólo por hombres, mi opinión no tenía ningún peso. Constantemente me decían: ¡Mary Kay, de nuevo estás pensando como una mujer! Sentía el rechazo de la peor de las formas. Así que, decidí retirarme.
...Pero su retiro no duró mucho. Antes de que transcurriera un mes, pareció volverse totalmente loca. Decidió fundar su propia compañía. Si iba a tener que afrontar obstáculos, estos estarían allí porque intrínsecamente, venían con ella. Pensó en una compañía de cosméticos, y daría a cada mujer que trabajara allí, oportunidades ilimitadas. Compró las fórmulas de los mejores productos que pudo encontrar en el mercado, elaboró un plan de mercadeo y se preparó para lanzar la corporación.

La oración de fe

Cuando hacemos la oración de fe, estamos orando según la voluntad de Dios, para que se hagan las cosas en la tierra como se hacen en el cielo.


La oración de fe es de valientes y se hace desde un fundamento sólido de fe. La persona que hace esta oración, está segura de la voluntad de Dios para la situación o el asunto que tiene entre manos. 
Tiene seguridad y esperanza, sabiendo que es la voluntad de Dios responder a su oración. 
"La oración de fe tiene poder, tiene confianza, tiene sanidad para el cuerpo y el alma".

La Iglesia del Nuevo Testamento estaba haciendo este tipo de oración, orando por Pedro, cuando precisamente, en medio de ella oyeron golpes en la puerta. Era Pedro. No salían de su asombro.

Podemos ver otros muchos ejemplos de esta oración, en el ministerio de Jesús, en los apóstoles y hoy en nuestras vidas. Los apóstoles oraban sabiendo cuál era la voluntad de Dios para las situaciones que afrontaban.
Muchos creyentes temen que, cuando dejen "sus cosas" para hacer la "voluntad de Dios", no recibirán solución, provisión, sanidad o la liberación que necesitan. Pero no conocen la voluntad de Dios para ellos. Según la oración modelo que, Jesús dio a sus discípulos en Mateo 6:9-13, debemos orar para que se haga la voluntad de Dios. La gente renuncia a su inteligencia en ese momento, ante el Dios desconocido...  La oración dice así: Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra (Lucas 11:2).

Fe en la voluntad de Dios
Cuando hacemos la oración de fe, estamos orando según la voluntad de Dios, para que se hagan las cosas en la tierra como se hacen en el cielo. Es entonces, muy importante una revelación clara del Reino. ¿Hay enfermedad en el cielo? ¿Hay carencia en el cielo? ¿Hay alguna persona no salvada en el cielo? Debemos tener fe para creer que, Dios quiere que su voluntad para nuestra salud, prosperidad y la salvación completa, se nos manifieste no sólo cuando vayamos al cielo, sino también mientras habitamos en la tierra. Es para su gloria. Cuando las personas ven que Dios escucha a su pueblo y contesta sus oraciones, eso es un testimonio para Él. Porque las personas son atraídas a Dios, cuando pueden ver mediante sus testigos, que Él es un Dios que oye, y si oye, ellos saben que responderá.

Jesús dijo: "Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia" (Juan 10:10). Tiene usted que obtener la seguridad de que es la voluntad de Dios para usted, que cuando ore, lo haga con confianza y fe en que Él responderá.
El Señor quiere que tengamos más fe. Cuando varios están orando juntos por la misma petición y uno ha hecho la oración de fe, el Espíritu Santo glorificará a Jesús, dándonos testimonio de la oración que se ha oído... El Señor quiere que sepamos que Él nos ha oído. Tenemos que darle gracias y alabarle por responder, y eso nos ayudará mucho cuando oremos.

La lección de la tarta

“Porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón. “ 1 Samuel 16:7
Acabábamos de mudarnos a nuestra nueva ciudad, lugar de mi trabajo. Mi hija mayor cumplía años y decidí organizarle un encuentro, para compartir con los nuevos amigos de aquel lugar. Así que, me dispuse a preparar los alimentos para la fiesta. En primer lugar me concentré en la tarta, ya que sería la “estrella” de la ocasión. En vez de usar alguna receta conocida, decidí probar una nueva receta de tarta de naranjas, rellena de crema de naranjas, que acababa de aprender. Le puse una deliciosa cobertura que ya había hecho en otras ocasiones y por último, una capa crocanti de nueces picadas. Parecía exquisita. Casi podía imaginarme a los invitados deleitándose con ese manjar.
Llegó el momento de la fiesta y coloqué la tarta en una mesa preparada especialmente para ella. Todos expresaban su asombro, al considerarla un deleite para la vista y seguramente para el paladar. Eso pensábamos todos hasta que, después de soplar las velitas, la cortamos y servimos… para comprobar que estaba muy seca y el relleno pegajoso, aunque el sabor no era muy desagradable. Lo único que no había fallado era la cobertura. ¡Qué desencanto sufrimos todos! Sobra decir que nadie quiso una segunda porción…

¿Por qué creó Dios al hombre?

 "Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó". (Génesis 1:27)
"Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera". (Génesis 1:31)

¿Para qué fuimos creados?.
La humanidad se ha planteado esta pregunta durante siglos y ha sido el centro de debates de filósofos y teólogos. También los mayores exponentes de las principales ramas del arte, se han expresado sobre el tema. Célebres pintores, distinguidos escultores, famosos músicos, así como escritores y poetas, han plasmado en sus obras miles de respuestas sobre esta pregunta. Pero la única y verdadera respuesta se encuentra de forma clara y simple, en las páginas de las escrituras del antiguo y nuevo testamento. Sólo tenemos que abrir nuestras biblias y leer estos pasajes, para descubrir la razón por la cual fuimos creados.