miércoles, 16 de abril de 2014

Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo

Efesios 6: 1 Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo.


Pablo dirige sus palabras a las relaciones, mutuas, de hijos y padres, y padres e hijos. Las responsabilidades entre ellos son de vital importancia para tener un hogar conforme a la voluntad de Dios. En primer lugar se habla a los hijos, y lo primero que se les pide hacer es obedecer a sus padres. "Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres", es un deber indiscutible de los hijos cristianos en relación a sus padres. 


Según el orden establecido por Dios, es apropiado que los hijos obedezcan a sus padres y ser sumisos a ellos. Someteos unos a otros en el temor de Dios. Efesios 5:21. 

Se resalta que la obediencia es en el Señor. Esto ilustra que tanto los padres como los hijos, al estar en el Señor, serán del total agrado de Dios. 


Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, porque esto agrada al Señor. Colosenses 3:20. Los hijos obedecen a sus padres como consecuencia de su obediencia al Señor. Hijos que obedecen a sus padres obedecen al Señor.


Porque esto, es decir, el obedecer es justo. Es el Señor quien determina lo que es justo y lo que no lo es. Obedecer en el Señor es correcto y honesto porque todo lo que Dios manda es justo. Los mandamientos de Jehová son rectos, que alegran el corazón; el precepto de Jehová es puro, que alumbra los ojos. Salmo 19:8. Así que, cuando se obedece a los padres, se está obedeciendo y agradando al Señor.La obediencia de los hijos a sus padres, contribuye a un ambiente de bienestar en la familia, la iglesia y la sociedad; mientras que la desobediencia de los hijos a sus padres destruye la unidad familiar, afecta negativamente a la iglesia y la sociedad.

 

Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo.


¿Por qué no puedo progresar?

Algunos se sienten muy mal porque durante mucho tiempo, porque no hay tenido progresos significativos en su vida, porque no han logrado grandes cosas, no ha cambiado demasiado su vida en los últimos años. La raíz principal de este problema, radica en no tener fe en nada. No tienen fe ni en Dios, aun llamándose cristianos, ni en ellos mismos, ni en casi ningún otro evento o persona. La única convicción que tienen es mala, tienen fe en lo malo, en pronósticos desfavorables, en situaciones desventajosas. 
Ellos son los creyentes del “no se puede”, o del “es muy difícil”; en su vocabulario abundan los “es complicado” y otra serie de malos augurios. Su mente, sus emociones y su cuerpo están totalmente confinados a sus creencias, atrapados, encarcelados y detenidos en el tiempo; probablemente creyendo lo que alguna persona alguna vez les sentenció, o les hizo sentir fuertemente, algún amigo, algún padre, algún profesor, pastor o cualquier otro, que inspirado por un mal sentimiento, puede haberles servido como descalificador.

Para poder llegar a lograr algo en la vida, lo que quiera que sea, necesitas inexorablemente una cuota de fe. Son diminutas y muy escasas las cosas que llegan por sí solas, por no hacer nada, o por esperar una especie de “suerte” o “buena racha”; rara vez las oportunidades vienen a golpearte la puerta, y si lo hacen, no originan gran diferencia en nuestras vidas.

Una vida emprendedora tiene espíritu de fe, una mente libre es una mente que cree que se puede. Cuando estás pensando que es muy difícil tu sueño y que no crees que sucederá, te estás encarcelando voluntariamente en el fracaso. Estás condenándote a una vida resignada a que nada se puede hacer. Pero cuando crees y actúas, el milagro comienza a ocurrir, por doquier aparecen las oportunidades, y todo lo que necesitas se te va acercando por la mano de Dios.

No importa que ahora no tengas recursos, de verdad que eso no importa. Lo que sí importa es que creas que podrás hacer algo; cuando nace la fe, comienzas a ver las posibilidades por todos lados. Sabes que se puede hacer, que se puede llegar, que se puede lograr de alguna manera, sabes que Dios te ayudará en el proceso y te asistirá en todos los imposibles; pero todo surge desde la pequeñez de un granito de fe. Es tan poderosa la fe, que es como un granito de mostaza casi imperceptible a nuestros ojos, una pequeña porción de vida que se abre paso en cualquier terreno en que se encuentre; si hay una roca, le dará la vuelta o ascenderá a través de ella. La vida avanza, la vida de la fe surge en nuestro corazón, cuando alguien te la pueda plantar y cuando nosotros estemos abiertos a recibirla.

La respuesta que buscaba

Perdida y sola me encontraba antes de tu llegada.
mi camino era oscuro, sin luz, sin esperanza,
necesitaba la mano de alguien que me levantara.
Pero nadie me pudo ayudar, mis amigos no comprendían
lo sola que me sentía, el dolor que llevaba.
Me lastimaron, me hirieron,
y perdí la felicidad que pensé tener.
Me alejé de la realidad, me encerré en mi dolor,
perder la razón quería, dormir y solamente soñar,
pero buscar la verdad quería en medio de mi dolor.

Durante mucho tiempo busqué respuestas sin encontrar 
conformidad, 
sedienta estaba por la cura de mi soledad.
Pero un día llegaste a mi vida y, poco a poco, cerraste las heridas.
Me arrullaste en tus brazos y me hiciste dormir,
y al despertar, empecé a sonreír.
hablándome al oído de tu amor por mí.
Me comprendiste y escuchaste, no me juzgaste.
Amor me diste para rescatarme.

Si no te hubiera conocido, extraviada en un laberinto estaría
sin encontrar la salida. Levantaste vallados que me resguardan,
y millares de guardianes a mi alrededor, que me acompañan
día y noche para proteger tu gran amor. Soy tu amor y Tú el mío,
soy tuya, y yo estoy en ti.

Te entregaste a mí sin reservas, sin reclamos. Eres paciente y
has esperado a que un día volviera a tu lado.
Eres amigo, eres Padre, eres mi Dios, todo lo que buscaba,
eres la respuesta que yo anhelaba.
Me levantaste, me limpiaste, lavaste y vestiste para
que me preparara y esperara por ti, así como Tú esperaste por mí.
Mas mi corazón desesperado está, anhela que vuelvas pronto
para no separarnos jamás.
Padre mío, grande y misericordioso, que cuidas y guardas
a tus hijos con amor, gracias te doy por tu salvación.
Vuelve pronto Señor.

A Veces, cuando la Vida es muy Dura…

Mi padre construyó una fábrica de dulces, creando oportunidades de trabajo en una localidad donde no había muchos. Cuando la economía se vio afectada en los setenta, también afectó a la fábrica de mi padre. Lo único que quedó de la fábrica fueron máquinas desconectadas y un local válido para refugiarse. Mi padre, quien había creado trabajos para otros, ahora estaba sin negocio y sin un trabajo propio. Se vio obligado a buscar un empleo en el área metropolitana más cercana, a tres horas de nuestra casa.
El tiempo de recesión había llegado y el mercado se volvió estrecho. La situación era desesperada, tanto para mi padre como para la familia. Él tomó el primer trabajo disponible, trabajando de noche como mecánico en la fábrica de otra persona y recibiendo el salario mínimo.
Había una docena de bocas que alimentar, una hipoteca por pagar y... un sueldo mínimo. El presupuesto no se ajustaba de ninguna forma, por lo que tuvo que hacer recortes por todos lados. Y la primera cosa que recortó fue el gasto de transporte personal, decidiendo no usar su coche para ir al trabajo; pero el transporte público desde la Ciudad de Nueva York a nuestra casa, tampoco se ajustaba a nuestro presupuesto, de manera que mi padre decidió quedarse en la ciudad de Nueva York toda la semana y venir a casa únicamente los sábados. Como mi padre quería ahorrar lo máximo, decidió ir a casa desde Nueva York haciendo "autoestop" en la carretera a los coches que pasaban.
Un jueves, mi padre estaba en la acera de una calle de Nueva York tratando de conseguir un transporte, pero nadie paraba y el clima era muy frío. El tiempo transcurría sin lograrlo, y por cada coche que pasaba, era como si mi padre recibiera un jarro de agua fría de disgusto.
Cuando mi padre me contó esta anécdota vivida, me dijo: “Fue tan malo… que lo único que me quedó por hacer fue cantar.”

Conociendo a Dios Personalmente

Sabía usted que Dios:
- Quiere revelarse a nosotros.
- Creó el mundo para tener una relación con nosotros.
- Prefiere ser llamado “Papá Dios” y quiere relacionarse íntimamente con nosotros.
- Siempre quiere estar con nosotros, más de lo que nosotros queremos estar con Él.
- Sabe todo acerca de nosotros.
- Piensa en nosotros todo el tiempo.
El Dios todopoderoso, quien hizo todas y cada una de las cosas de este planeta, las hizo pensando en nosotros.
Sobre todo, Dios desea una relación contigo. Creó al mundo con un corazón rebosante, deseando estar y compartir con personas como tú y yo. Aunque parezca difícil de creer, el Dios Altísimo, quien hizo cada una de las cosas en este planeta, lo hizo pensando en nosotros. Ésta es la sencilla verdad de la cual emanan todas las demás interpretaciones acerca de Dios.
No aparecimos en la tierra por casualidad, o como resultado de una coincidencia cósmica. El comienzo de nuestra raza no se desarrolló en un vacío de incertidumbre, o en unos torbellinos vacíos de partículas, que fueron llegando al azar. Más bien, somos la culminación del trabajo creativo e intencionado hecho por la mano de Dios. Su propósito para con nosotros siempre ha sido el mismo: revelarse a nosotros y amarnos. Anhela que le conozcamos cada vez mejor. Y eso explica todo lo demás que hace.