viernes, 28 de marzo de 2014

¿Dónde está el Amor?

Un día, mientras esperaba a una persona al final de la reunión de la iglesia, escuché hablar a un grupo de mujeres, sobre cómo la maldad en el mundo se había incrementado. Y me causó mucho enojo escucharles “por eso no dejamos entrar a todos a la iglesia; el otro día echamos a personas que no estaban bien vestidas, parecían delincuentes, vestían ropa vieja, con remiendos por todos lados…
Y me pregunté: ¿Quiénes somos nosotros para echar a alguien de la casa de Dios? ¿De ser Él el dueño hubiera aceptado eso? ¿Acaso Dios no podía hablar a sus corazones y cambiar sus vidas? 
Hay una canción que se titula “La Prostituta”. Trata sobre una mujer que fue a la iglesia, pero como supuestamente no estaba vestida con ropa decente, prefirieron cerrarle la puerta. Ahora resuena y resuena en mi mente la parte que dice “Dónde está el amor, dónde está el amor, el amor que declaramos conocer, dónde está el amor, dónde está el amor, el amor que sólo se encuentra en Él.”
Cuando Jesús les oyó, les dijo: La gente sana no necesita médico, los enfermos sí. No he venido a llamar a los que se creen justos, sino a los que saben que son pecadores. Marcos 2:17 (NTV)

Recordar es vivir - Crecimiento personal-espìritual

 “Nunca dejes de recordar que ya el mero hecho de existir es divertido.” 
Hay cosas que no debemos olvidar; cierto es que del pasado y de la historia podemos aprender. Lo que no debemos es quedarnos atrapados en el pasado. De hecho, hoy ya es un nuevo día y Sus misericordias son nuevas cada mañana.
Vivimos en un mundo, hoy en día, donde se rinde “culto a la velocidad”. Hablamos de comidas rápidas, coches rápidos, préstamos rápidos, los matrimonios se vuelven tan rápidos que duran muy poco, entre otros rápidos, y también queremos soluciones rápidas a nuestros problemas; en definitiva, podemos decir que nuestro mundo está lleno de estrés y ansiedad, lo que hace que no disfrutemos la vida, las relaciones y el trabajo. Nos ocupamos de nosotros mismos y luego nos preguntamos ¿por qué mi vida es estresante?, ¿por qué me angustio?, ¿por qué la vida es difícil para mí y para otros no?
Estas que vienen, son algunas ideas que te ayudarán a vivir, y la clave la encuentras en este verso: “Pero ten cuidado de no olvidar al Señor tu Dios. No dejes de cumplir sus mandamientos, normas y preceptos que yo te mando hoy. Deuteronomio 8:11 (NVI). 
Si sigues leyendo este pasaje de Deuteronomio, te vas a dar cuenta que Dios insiste en que no debemos olvidarle, si queremos disfrutar de sus bendiciones. Las bendiciones de Dios están condicionadas por la obediencia a sus mandamientos. Cuando nos olvidamos de sus mandamientos, nuestra vida se vuelve limitada y triste, aunque seamos hijos de Dios.

Cuando te sientas estresado

Hace tiempo fui al doctor porque estaba constantemente enferma. Me dijo que los síntomas eran el resultado de estar estresada. Estaba durmiendo mal, alimentándome inadecuadamente y exigiéndome más y más, todo en nombre del servicio al Señor.
La palabra estrés fue, originalmente, un término de la física aplicada a la ingeniería, que se usaba para referirse a la cantidad de fuerza que un balancín u otro soporte físico, podía aguantar bajo presión sin colapsar.
En nuestro tiempo el término estrés incluye, y se usa preferentemente, para medir la presión mental o emocional soportada por una situación agobiante. Y es algo normal en la vida de todos. 
Pero Dios nos ha creado con la capacidad de sobrellevar una cierta cantidad de presión y tensión. El problema se suscita cuando nos esforzamos más allá de nuestras limitaciones, lo que nos puede llegar a ocasionar un daño permanente.
Y por supuesto, la paz está destinada a ser la condición natural de todo creyente en Jesucristo. Él es el Príncipe de Paz, y en Jesús encontramos nuestra herencia de paz. Es un don del Espíritu Santo que Él nos da, cuando vivimos en obediencia a su Palabra.
Además, la paz que Dios da se manifiesta en tiempos buenos o malos, cuando hay abundancia o escasez. Su paz opera en medio de la tormenta.
Filipenses 4:6-7
No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias.
Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.

Usted dé todo lo que tenga, y llegue lejos

Puede que hayas renovado recientemente tu compromiso de orar con toda diligencia. O quizás has consagrado tu mente y cuerpo a Dios como un sacrificio vivo. Y has clamado: “Ya no voy a andar más a medias. ¡Le entrego todo lo que tengo a Jesús!”.
Este tipo de compromisos provocan la ira del diablo más que cualquier otra cosa. Él sabe que, cualquiera que entrega su vida completamente a Dios, es una gran amenaza para su reino. El diablo sabe muy bien que, cualquiera que busca a Dios con todo su corazón lo encontrará y que los santos que oran prevalecerán.

Entregue todo de usted, y llegue lejosPero Satanás sabe además, que existe un tiempo entre el momento en que la oración se dice y cuando ésta es respondida. Hermano, este es el “poco tiempo” que tiene el diablo para obrar. Él sabe que la viuda inoportuna clamó un tiempo, antes de ser oída. Y de igual manera, nuestra respuesta llegará a su tiempo. Entretanto, el diablo tratará de destruirnos mientras esperamos en el Señor.

El hecho es que Dios no se precipita cada vez que clamamos: “¡Señor, me entrego por completo a Ti!” Dios sabe que la consagración, la entrega y el hambre por Cristo, muchas veces no son más que experiencias emocionales, que les falta una verdadera decisión. Por lo tanto, Su Espíritu no responde hasta que vea en nosotros una determinación continua, algún tipo de evidencia de que no retrocederemos de nuestra hambre espiritual.
Satanás también reconoce esto. Él lo sabe, pues observa en nuestras vidas, cuándo no hablamos verdaderamente en serio acerca de nuestra entrega al Señor.