Parece un poco enredado el título de este escrito, pero vayamos juntos desglosando su sentido. En primer lugar, tú y yo somos “seres vivientes” que por un propósito específico vinimos a nacer en este mundo, en este país y en este tiempo; sea cual sea tu nacionalidad o edad, naciste por una razón y una de las grandes misiones de tu vida es descubrirla.
En segundo lugar, cada uno de nosotros tiene una idea o una imagen de cómo quiere llegar a ser; es como cuando uno es pequeño y los maestros le preguntan “¿qué quieres ser cuando seas mayor?”, que las respuestas son variadas y pueden ir desde bombero hasta presidente de la nación. Todos tenemos una idea de lo que queremos ser, lo que muchas veces no tenemos tan claro es cómo llegaremos a ser eso.
Un psicólogo y sexólogo planteó en unos de sus libros que debemos ser rígidos con el sueño que tenemos, pero flexibles con los caminos para cumplirlos. A lo que se refiere este hombre, Stamateas, es a lo siguiente: si mi meta es obtener una buena calificación en alguna materia y me percato de que me es difícil estudiando sólo por mi cuenta, puedo pedir ayuda a un compañero, contratar a un profesor particular, pedir horario de consulta con el profesor, asistir a tutorías, crear un horario de estudio, usar estrategias de estudio, etc. Voy abriendo puertas para lograr esa meta sin quedarme solamente en que por mi cuenta lo voy a conseguir. Lo que ocurre muchas veces es que somos rígidos con el sueño y con el camino para conseguirlo; si no funciona a la primera, ya lo desechamos y nos frustramos sin ganas de proponernos otro desafío. En este caso, me alejo del ser que quiero ser.