martes, 21 de enero de 2014

¿Cuál es la clave para la oración efectiva? - Preguntas y respuestas bíblicas

Todo el mundo quiere que sus oraciones sean "eficaces"; tanto es así que cuando nos enfocamos exclusivamente en los "resultados" de nuestras oraciones, perdemos de vista el increíble privilegio que tenemos en la oración. Que gente como nosotros pueda hablar con el Creador del Universo, ya es de por sí algo asombroso. Pero aún más sorprendente es el hecho de que Él nos oye y actúa a nuestro favor. Lo primero que tenemos que entender acerca de la oración efectiva, es que nuestro Señor y Salvador Jesucristo tuvo que sufrir y morir en la Cruz, para hacer posible que nos acercásemos al trono de gracia para adorar y orar (Hebreos 10:19-25).

Aunque la Biblia ofrece una gran cantidad de orientación sobre cómo podemos profundizar en nuestra comunicación con el Creador, la oración efectiva tiene que ver más con "el que hace las oraciones" que con 
el "cómo" orar. Es más, la Escritura dice: "La oración eficaz del justo puede mucho."(Santiago 5:16) y “los ojos del Señor están sobre los justos, Y sus oídos atentos a sus oraciones." (1 Pedro 3:12; Salmo 34:15), y, una vez más, "la oración de los rectos es su gozo."(Proverbios 15:8). La oración salvó al justo Daniel de la guarida del león (Daniel 6:11), y en el desierto, el pueblo elegido de Dios se benefició de la recta relación de Moisés con Dios (Éxodo 16 y 17). Las oraciones humildes e inmutables de la Ana infértil resultaron en el profeta Samuel (1 Samuel 1:20), o las oraciones del apóstol Pablo incluso hicieron temblar la tierra (Hechos 16:25-26). Evidentemente, mucho pueden lograr
 las apasionadas oraciones de los justos hijos de Dios (Números 11:2).

Tenemos que asegurarnos de que nuestras oraciones estén en conformidad con la voluntad de Dios. “Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye." (1 Juan 5:14-15). Orar en consonancia con la voluntad de Dios, significa esencialmente orar de acuerdo a lo que Él querría, y podemos ver la voluntad revelada de Dios a través de las Escrituras. Si no sabemos para qué orar, Pablo nos recuerda que, como hijos de Dios podemos depender del Espíritu Santo intercediendo por nosotros, como “el Espíritu… conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos" (Romanos 8:27). Y puesto que el Espíritu de Dios conoce la mente de Dios, la oración del Espíritu está siempre en consonancia con la voluntad del Padre.

Además, la oración es algo que los creyentes deben hacer "continuamente" (1 Tesalonicenses 5:17). En Lucas 18:1, por ejemplo, se nos dice que oremos con persistencia y "no desmayando". Además, cuando presentemos nuestras peticiones a Dios, debemos orar con fe (Santiago 1:5; Marcos 11:22-24), con acción de gracias (Filipenses 4:6), con un espíritu de perdón hacia los demás (Marcos 11:25), en nombre de Cristo (Juan 14:13-14) y como se ha dicho anteriormente, con un corazón recto delante de Dios (Santiago 5:16). Es la fuerza de nuestra fe, no la longitud de nuestras oraciones lo que agrada a Quien oramos. Así que no necesitamos impresionar a Dios con nuestra elocuencia o inteligencia; después de todo, Dios sabe cuáles son nuestras necesidades incluso antes de que le pidamos (Mateo 6:8).

Tentación

Jesús venció la tentación del yo retirándose en silencio, y al entrar en comunión con su Padre encontró fortaleza.
Apocalipsis 12:11  Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte. 
TentaciónUna vez que Jesús había determinado públicamente hacer la voluntad de su Padre, Satanás estuvo implacablemente tras él. El engañador fracasó en destruir el compromiso del Señor apelando a las necesidades del cuerpo, así que probó con otro punto de ataque, las necesidades del yo.
Mi voluntad sólo será fortalecida si la cultivo cuidadosamente en la presencia de mi Padre Celestial.
Después del asombroso ministerio de Jesús de enseñanza, sanidad, y milagros, las multitudes quisieron hacerle rey (Juan 6.15). ¡Y ahí estaba el reino, la meta del Padre ofrecido ante Él en bandeja de plata! 
Pero Jesús reconoció a la serpiente, que actuaba como el instigador, y rechazó la oferta. Él era lo suficientemente fuerte para resistir la llamada de la popularidad, la gratificación del yo. Porque nada nos distrae tan rápidamente, o debilita tanto la voluntad, como la aclamación y los aplausos de la multitud. Jesús no permitió que Satanás alimentara su yo, ya que esto le hubiera llevado a la catástrofe. En su lugar, sometió su yo a la voluntad del Padre, lo que le dio el triunfo.

Cuando… - Ánimo en mensaje


“Él da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas”.
(Isaías 40:29)

Cuando el mundo mira tus imperfecciones, Dios mira lo perfecto que te encuentra.
Sus ojos emanan una ternura y un destello que hace visible que te ama.

Cuando otros han escogido darte la espalda, Él ha estado al frente guiándote,
peleando tus batallas, animándote a seguir adelante.

Cuando los demás te critican sin compasión, sin considerar cómo se sentirá tu corazón,
Dios siembra una palabra hermosa que renueva tus fuerzas.
Él hace que florezcas hasta en el más árido desierto.
Vierte aceite sobre tu cabeza para que permanezcas ungido y bajo su cobertura.

El amor de Dios y su compasión hacia nosotros, no tiene límites,
sobrepasa todo entendimiento.
Por eso y por mucho más debemos corresponder a su infinito y dulce amor,
porque Él es sostén para el débil y la compañía de los abandonados.
Porque cuando los demás dicen que no podrás, Él dice, ¡no temas, yo te ayudo!
Porque sólo Él fue capaz de dar lo más preciado que tenía para redimirnos.

Cuando cansado de tanto luchar, sientas que no tienes fuerzas para más…
recuerda que Jesús te cargará en sus brazos para que puedas descansar.

Él te recargará después de eso, para que puedas continuar hasta el final.

¡Transformado!

Nuestro ministerio no necesariamente se centra exclusivamente en temas espirituales, sino que donde hay necesidad de ropa o alimento allí también podemos bendecir.
Rfcia. Versículo: Marcos 5:1-20
¡Transformado!Después de la increíble liberación del endemoniado de Gadara, el evangelio nos dice que los que cuidaban los cerdos huyeron y dieron aviso en la ciudad y en los campos. Y la gente salió a ver qué era aquello que había sucedido. Llegaron a Jesús y vieron al que había estado atormentado por el demonio, el que había tenido la legión de demonios, sentado, vestido y en su juicio cabal; y tuvieron miedo.
No se puede incursionar en el campo del enemigo sin ser observado. Jesús logró, en unos instantes, lo que ellos no habían podido lograr en años mediante el uso de cadenas y grillos. La gente que vio lo que sucedió huyó, con la intención de correr la voz de lo que habían visto.

De modo que el primer resultado de la intervención de Cristo en la vida de este hombre, fue que todos los pobladores se enteraron del acontecimiento. Esta es una respuesta normal y natural en la transformación de una vida. No somos seres aislados, sino que vivimos en medio de comunidades, donde nuestras vidas son observadas y conocidas por otros. Cuando se produce un cambio en nosotros, otros lo observan.
Hemos sido llamados a la transformación completa y total del ser humano, tanto en lo psíquico y emocional como también en lo físico.Esta realidad se le presenta a la iglesia oportunamente para tocar la vida de otros en una comunidad. No obstante, la iglesia muchas veces ha insistido en aislar rápidamente a la persona, para afianzarla en el camino que ha comenzado a transitar. Esta maniobra desperdicia las oportunidades que se crean, sólo para una conversión, sólo para tocar a otros, oportunidades que desaparecerán después de un tiempo. Una vez que dejan de existir, tendremos que echar mano de medios artificiales como campañas o reuniones especiales. Al igual que en la historia de la mujer Samaritana. Sin embargo, aquel era el mejor momento para impactar profundamente a la población.

¿Es posible que el nombre de una persona sea borrado del Libro de la Vida? - Preguntas y respuestas bíblicas

Apocalipsis 22:19 dice, “Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro.” Este verso generalmente forma parte del debate concerniente a la seguridad eterna. Entonces, ¿Apocalipsis 22:19 significa que, después de que el nombre de una persona es escrito en el Libro de la Vida del Cordero, puede en algún momento ser borrado en el futuro? En otras palabras, ¿puede un cristiano perder su salvación?

En primer lugar, la Escritura es clara en que la seguridad de un verdadero creyente es mantenida por el poder de Dios, sellado para el día de la redención (Efesios 4:30), y de que todos aquellos que el Padre le ha dado al Hijo, Él no perderá a ninguno (Juan 6:39). El Señor Jesucristo proclamó, “y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.” (Juan 10:28-29). La salvación es obra de Dios, no nuestra (Tito 3:5), y es Su poder el que nos guarda.

Si el “alguno” al que se refiere Apocalipsis 22:19 no es un creyente, entonces ¿quién es? En otras palabras, ¿quién podría querer añadir o quitar palabras de la Biblia? Es muy probable que esta alteración de la Palabra de Dios sería hecha no por verdaderos creyentes, sino por aquellos que sólo creen ser cristianos, y quienes suponen que sus nombres están en el Libro de la Vida. Hablando en términos generales, los dos principales grupos que tradicionalmente han alterado el Apocalipsis, son las sectas pseudo-cristianas, y aquellos que se apoyan en creencias teológicas muy liberales. Muchas sectas y teólogos liberales proclaman el nombre de Cristo como propio, pero no son nacidos de nuevo, que es el término bíblico definitivo para un cristiano.

La Biblia cita varios ejemplos de aquellos que pensaron que eran creyentes, pero cuya profesión probó ser falsa. En Juan 15, Jesús se refiere a ellos como pámpanos que no permanecen en Él, la Vid verdadera, y por lo tanto, no producen fruto alguno. Sabemos que son falsos porque “por sus frutos los conoceréis.” (Mateo 7:16, 20). Los verdaderos discípulos exhibirán el fruto del Espíritu Santo que mora en ellos (Gálatas 5:22). En 2 Pedro 2:22, los falsos maestros son como perros que vuelven a su vómito y como la “puerca lavada que vuelve a revolcarse en el cieno.” La rama seca, el perro, y el cerdo, son todos símbolos de aquellos que profesan tener la salvación, pero que no tienen más que su propia justicia en qué apoyarse, no en la justicia de Cristo que es la que realmente salva.


Es difícil que aquellos que se han arrepentido de sus pecados y han nacido de nuevo, estuvieran dispuestos a alterar la Palabra de Dios de esta manera, añadiéndole o quitando de ella. Desde luego, reconocemos que gente buena ha tenido sinceras diferencias en el área de la crítica textual. Pero puede ser demostrado, que tanto sectarios como liberales, repetidamente han hecho ambas cosas: “añadir” y “quitar” palabras. Por tanto, podemos entender la advertencia de Dios en Apocalipsis 22:19 de esta manera: cualquiera que manipule este mensaje crucial, encontrará que Dios no escribió su nombre en el Libro de la Vida, se le negará el acceso a la Ciudad Santa, y perderá cualquier expectativa de las cosas buenas que Él promete a Sus santos en este libro.