lunes, 18 de noviembre de 2013

El poder del agua - Devocional - Vídeo

“…para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra”
Efesios 5:26
Recordemos: hay tres cosas que dan testimonio de Jesucristo sobre la tierra. El Espíritu, el agua y la sangre (1 Juan 5:8).
En esta oportunidad vamos a ver el poder del agua.
¿Qué es el agua? Fíjese en el versículo arriba citado. El agua representa la Palabra de Dios. Dice que el agua lava, limpia, purifica. Es la fuente vital para que se manifieste el poder de Dios y para dar testimonio de Él sobre la tierra.
Recuerde que por la Palabra renovamos nuestros pensamientos, nuestra mente. Saque un pensamiento negativo y ponga otro de la Palabra de Dios. Entonces ponga en práctica la Ley del Reemplazo. Cuando usted saca algo de algún lugar queda un vacío. Entonces usted coloca otra cosa para llenar ese vacío. Lo reemplaza. ¿Qué mejor que sacar lo viejo de nuestra mente y reemplazarlo por la Palabra de Dios, que tiene poder? No olvide cuán importante es la lectura poderosa de la Palabra cada día. Ella soltará su poder para traerle la victoria en ese día.

Estrellas en los ojos - Estudios bíblicos

El Mito del "Amor a Primera vista”.
Ahí estaba yo, en medio de un montón de chicos en los vestuarios el primer día de clases, hablando de… bueno, tú ya sabes, las cosas que los chicos hablan. Cuando de pronto, ella entró. En el momento en que la vi entrar en la escuela sabía que era la chica para mí, la chica perfecta. Su pelo rubio le caía en cascada sobre sus hombros; sus ojos, como dos luceros, simulaban dar luz a los míos, bronceada como si acabara de regresar de la playa. Una figura que podía convertir a alguien de 17 años como yo, en un tonto tartamudo.
Me enamoré. Amor a primera vista, ¿no? Bueno, por lo menos así fue para mí. Me llevó un poco de tiempo, pero al final logré conseguir una cita con el amor personificado. Después de eso las cosas sucedieron como suele pasar. Nos casamos, tuvimos hijos y vivimos felices para siempre.
¡Ahhh!, así ocurre. Verdadero amor. Amor a primera vista. Algunas veces puedes ver a una chica o un chico, e intuir, ¡no!, saber que has encontrado tu amor, tu compañero o compañera para toda la vida. 
Pero esto es realmente un mito o quizás suceda una vez entre un millón de veces. Es peligroso pensar que eso ejemplifica el verdadero amor.
Pensamos en el amor principalmente como un sentimiento, como una descarga emocional con cosquilleos en el estómago, con estrellas en los ojos. Pero la Biblia habla del amor como acción, no simplemente como un sentimiento, sino como algo que se forma.
Mucha gente se imagina el amor como el Nuevo Mundo que descubrió Colón. Algo que no estaba buscando, sino que su aparición fue repentina y... ¡ahí está! Por el contrario, el amor es mucho más que una flor en un jardín con un jardinero. Tú plantas la semilla y la riegas, la nutres, le quitas las malas hierbas que pueda tener a su alrededor, le echas más agua, y después de días, semanas y meses, florece. Y sigue creciendo y floreciendo, siempre y cuando la riegues y la alimentes.
No entender esto puede ser una de las causas por las que tantas relaciones fracasan: porque nadie, de ellas, está preparado para trabajar en el amor, no creen que se necesite regar la semilla. No están preparados para las tormentas y demás cosas que pueden venir sobre la semilla. Nadie está dispuesto a abonar la tierra. Y como resultado, son pocos los que disfrutan de la flor total del amor.

Nacer de Nuevo - Devocional - Vídeo

“Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.”
Juan: 3.5
Cierro mis ojos y trato de imaginarme a Nicodemo de noche, quizá temeroso, entrando en la casa de Jesús, mirando a todos lados para que nadie le viera, porque quería tener una conversación en privado con Jesús: era un fariseo, un maestro de la Ley bastante mayor, pero que estaba inquieto; seguramente había escuchado a Jesús hablar en la calle, en las plazas o en la Sinagoga, o sabía de Él porque Jesús era el tema principal en aquellos días; él tenía no sólo un conocimiento intelectual de la Ley, sino que en su corazón reconocía que ese hombre no era como los otros, era especial, hablaba con autoridad, le rodeaba una atmósfera de santidad, de poder, su boca destilaba sabiduría, atraía a las multitudes, estaba lleno de gracia y de amor, de compasión, su cercanía, su presencia producía seguridad, paz… Así que, la necesidad de ir a verle pudo más que el temor de ser descubierto y finalmente se decidió a visitar a Jesús y sostener con Él esta conversación que es la parte esencial, central y fundamental del cristianismo.
Hasta puedo imaginar que había preparado una batería de preguntas que le haría al Maestro, pero como Jesús tenia la capacidad de leer los pensamientos..., como se dice en lenguaje coloquial: “fue por lana y salió trasquilado”, pues nunca se imaginó una salida y respuesta como esta. "Nacer de Nuevo", sí, volver a nacer… del agua y del espíritu. ¡Qué extraño debió sentirse en aquella situación!
Jesús lo ratificó en la fiesta de bodas a la que fue con su madre y sus hermanos, cuando convirtió el agua en vino, durante la muerte de Juan El Bautista, y en sus parábolas, para finalmente confirmarlo con su propia vida, muerte y resurrección, mostrando que es El Señor de la vida y de la muerte; posteriormente, a través del mensaje del Apóstol Pablo, vemos nuevamente este tema, cuando habla acerca del viejo hombre o la vieja naturaleza y el renacimiento del nuevo hombre, del avivamiento del espíritu.
Nacer de nuevo es la regeneración del espíritu, de la vida y, consecuentemente, de la reconciliación con Dios nuestro Padre, y no podemos nacer de nuevo si no nos bautizamos; sí hermanos, el bautismo es el compromiso, la alianza, el pacto, el cual nos recuerda que enterramos en el agua toda nuestra vida pasada, que nos arrepentimos de nuestros pecados y aceptamos y abrazamos una nueva vida, una nueva identidad, un segundo nacimiento. Nacemos de nuevo, y esto es muy importante porque es el medio por el cual somos sellados, marcados y separados para Cristo.
Por eso, hermanos y hermanas, sin importar el tiempo que llevemos en el cristianismo, la pregunta clave es: ¿soy realmente una nueva criatura en Cristo?, y si es así, ¿cuánto hay de mí y cuánto de Cristo en mí? Si al menos es un poquito, más o menos, o mucho, esa cantidad, la que sea, debe ser semejante a Él; es lo que la gente verá de nosotros, captará, sentirá, y podrá ver a Jesús a través de nuestro ser, de nuestra manera de actuar, de pensar y de sentir,... ¿o seguimos siendo los mismos? ¿Estamos creciendo y fortaleciéndonos cada día o simplemente somos oidores de La Palabra y aún no nos decidimos a entregarle nuestra vida a Cristo? ¿Podemos decir, como decía el Apóstol Pablo: Ya no vivo yo, sino es Cristo quien vive en mí?

¿Quién tiene la culpa? - Devocional

Un joven quería cantar en el coro de su iglesia, de hecho siempre había soñado con ser un cantante famoso. Pero para cumplir su sueño buscaba el apoyo de todos sus amigos y conocidos. El problema estaba en que no cantaba bien y desafinaba muchísimo.
culpa
Sus amigos se debatían entre la conveniencia o no de decirle la verdad, y algunos optaron por recomendarle que tomara clases de canto, lo cual seguramente le ayudaría a cumplir su sueño.
Pero él rechazó el consejo, y tomó cada crítica que se le hacía como una cuestión personal. Pensaba, que por envidia le decían que no cantaba bien. Por lo cual, enojado en extremo, decidió dejar la iglesia, criticando a todos por no reconocer su talento.
Si hubiera tomado en cuenta el consejo, seguramente ya estaría cantando en el coro, y lo más importante, hubiera logrado superarse. Sin embargo, su actitud fue culpar a otros por sus errores, pensar que el problema estaba en los demás y no en él.

Logrando la Calma - Reflexiones - Vídeo

Da por casi imposible dormir si estás “demasiado tenso”. ¿El recuerdo de los eventos del día te impide conciliar el sueño? ¿A veces sientes como si escalaras una montaña y empujaras una inmensa piedra con un palo diminuto?  Entonces memoriza las siguientes palabras:
Levantaré mis ojos a los montes; ¿de dónde vendrá mi socorro?
Mi socorro viene del Señor, que hizo los cielos y la tierra.
Salmos 121:1-2
¿Estás preocupado ante la posibilidad de cometer errores, de causarle una desilusión a tu jefe, o fallarle a tu familia? Graba en tu interior estas palabras:
No dará tu pie al resbaladero, ni se dormirá el que te guarda.
He aquí, no se adormecerá ni dormirá el que guarda a Israel.
Salmos 121:3-4
¿Te afectan en demasía las innecesarias ansiedades que sientes a veces por tu vida o por tu salud?  Memoriza lo siguiente:
El señor es tu guardador; el Señor es tu sombra a tu mano derecha.
El sol no te herirá de día, ni la luna de noche.
Salmos 121:5-6
¿Has comenzado ya a enervarte por las fechas límites del próximo mes, por los impuestos a pagar el año venidero, por la matrícula universitaria que hay que costear en diez años, o por suplir fondos a tu cuenta de jubilación de aquí a treinta años? ¿Cargas con todo esto al disponerte a reposar tu cabeza por la noche, sobre la almohada? Aprende, entonces, las siguientes palabras:
El Señor te protegerá de todo mal; Él guardará tu alma.
El Señor guardará tu salida y tu entrada desde ahora y para siempre.
Salmos 121:7-8
¡Acabas de memorizar un salmo completo! Repítelo cada noche. Sustituye “tu” por “mi”, y  “te” por “me” de modo que lo personalices. Y descansa, sabiendo que Dios te tiene a ti, a tu vida y al resto del universo bajo Su control.
En esto me desperté, y vi, y mi sueño me fue agradable. Jeremías 31:26