miércoles, 13 de noviembre de 2013

Camino donde no hay caminos - Devocional - Vídeo

“Porque por fe andamos, no por vista.”
2 Corintios 5:7 (Reina-Valera 1960)
Cuando el creyente sigue al Espíritu Santo no se va a perder; aunque en el plano natural no se vea claro el camino, DIOS, para cumplir Sus propósitos, puede abrirse camino donde sea. Dicho esto haciendo uso de Sus recursos sobrenaturales. Por ejemplo, cuando Moisés sacó de Egipto al pueblo de Israel se quedó sin camino visible frente al Mar Rojo, en una encrucijada. No podía ir hacia atrás porque los egipcios venían persiguiendo a su pueblo, y tampoco hacia delante porque había agua, muchísima agua. Pero en el momento preciso, DIOS abrió el mar para que Su pueblo pasara en seco (Éxodo 14:21). Y aquello que impedía su paso (el mar), fue lo que utilizó el SEÑOR para sepultar a los enemigos de Israel. Él hizo camino donde no lo había.
Si el SEÑOR da una Palabra a los suyos ésta dará fruto, aunque sea totalmente ilógica para la mente humana. El pastor David Yonggi Cho de la Iglesia “Yoido Full Gospel Church”, que es la más grande del mundo, da testimonio de que las Palabras de DIOS dan fruto incluso en el desierto. El Pastor fue llamado por el SEÑOR para construir una megaiglesia en lo que hasta entonces, era literalmente una isla desierta en Corea del Sur (Isla Yeoui). Muchos no habrían desarrollado ese trabajo en lo que aparentemente era un desierto, pero el Pastor Cho confió en que DIOS le abriría camino en base a la Palabra que le había dado. Y con el paso de los años, aquella isla desierta se llenó de población y se convirtió en un sitio próspero, igual que el mismo lugar donde se ubicó la Iglesia más grande del mundo.

Casco y Misil - Cristianismo - Vídeo

Otra vez tenemos un arma defensiva y otra ofensiva.
Efesios 6:17.  Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios.
¿Por qué un cristiano necesita un casco? Porque nuestra mente es un campo de batalla. Allí se libra un combate sin cuartel. Por un lado, las mentiras de Satanás quieren invadir la cabeza. Y por otro lado, la verdad de Dios quiere permanecer para guardarnos en libertad. El casco impide que la cabeza sea herida, impide que las mentiras de Satanás esclavicen la mente.
¿Qué ocasiona tener puesto el casco? El casco es la señal de autoridad de Cristo en nuestras vidas. Si Cristo es tu amo, tu Señor, estarás en obediencia y sumisión. ¡De ninguna manera Satanás podrá invadir tu mente, si estás en obediencia a Cristo!
Una persona que está bajo el señorío de Cristo vive llena del EspírituY esto significa estar lleno de la Palabra de Dios, lleno de las verdades de Jesús. Y las verdades del Espíritu son poderosos misiles con los que respondemos a los dardos de Satanás.
Si Satanás te dice que estás enfermo, contéstale que Cristo se llevó la enfermedad, te sanó. Si te dice que eres pobre, dile que Jesús se hizo pobre para que tú seas enriquecido. A una mentira contéstale siempre con la verdad de la Palabra. 

Mi Refugio - Reflexiones - Vídeo

Ir a buscar comida con pago aplazado nunca fue, ni será jamás, algo cómodo. Al contrario, en algunos casos despierta vergüenza. Al fin y al cabo se trata de un favor.
–Lo siento, don Aníbal. Ya tiene una cuenta bastante grande y, perdóneme la franqueza, no veo que consiga trabajo, le dijo el propietario del negocio.
–Pero lo he intentado, repuso el hombre.
–No lo dudo, don Aníbal, pero sé que me comprenderá. Son negocios. No puedo dejarme mover por el corazón…, y le dio la espalda para atender a un cliente que llegaba.
Aquel día Aníbal razonó que cuando no hay solidez económica, cuando menguan los recursos, todos quieren hacerse a un lado. Es como si dijeran: “No queremos estar junto a los fracasados”.
Pero llegó a su casa dispuesto a seguir adelante. No podía darse el lujo de contagiar a su familia con el desánimo. Prometió ir en “busca de algo”. Y aunque arrastraba los pies con desgana, reemprendió la tarea de buscar trabajo.
Le embargaba la firme convicción de que, aunque llevaba tres semanas en la misma tarea, Dios le socorrería. Y la respuesta se produjo. Consiguió trabajo en un taller mecánico. Lavaba repuestos con gasolina. Y poco a poco pudo ponerse al día saldando la totalidad de las deudas.
Los problemas amenazan con robarnos la paz. Sin embargo, cuando depositamos la confianza en Aquél que todo lo puede, logramos salir de la crisis. No permita que le embargue la desesperación. Busque una salida. Está en Dios. Él está con nosotros. Nos extiende su mano brindando la ayuda que necesita.
Salmo 31:1,2
“En ti Señor, busco refugio; jamás permitas que me avergüencen; en tu justicia, líbrame. Inclina a mi tu oído y acude pronto a socorrerme. Sé tu mi roca protectora, la fortaleza de mi salvación”.

Pensador compulsivo - Ánimo en mensaje

Si tú eres de las personas que TODO el día está pensando un millón de cosas, sabrás que eso es extenuante y que en ocasiones juega muy en nuestra contra.
Soy del tipo de personas a las que le vienen muchos pensamientos, ideas, preguntas y comentarios a la cabeza… lo que me hace ser también muy charlatán. Y esto tiene sus pros y sus contras; cientos de ideas creativas pasan por mi cabeza en un solo día, pero también cientos de dudas, cuestionamientos que en ocasiones no me hacen nada bien. Esta acción de pensar, pensar y pensar, se la puede identificar como característica del “pensador compulsivo”. Si mi mente está “desocupada” o “despejada” busco contenidos y temas para agregarle, como si no fuera posible que al menos por un segundo, pudiera decir “no estoy pensando en nada”.

pensador compulsivoSi eres un pensador compulsivo tienes algunas características definidas como tal: 
-A partir de un detalle, de una palabra, de un objeto o situación, puedes activar una serie de recuerdos o reflexiones que te llevan muy lejos, a años luz de lejos de donde comenzaste. 
-Si alguien te comenta una idea o algo que desea hacer y te pide colaboración, probablemente TODO lo que veas te inspire y motive a nuevas creaciones. 
-Cuando algo no funciona como esperabas, realizas análisis profundos de qué participación tuviste tú para que no resultara bien, de qué forma podría haberse concretado,... y así podría seguir enumerando una infinidad de comportamientos y pensamientos.

Lo anterior no tiene nada de malo si no va acompañado de sentimientos inapropiados, como angustia, rabia, preocupación excesiva o culpa, o si no es contrario a aquello que Dios está haciendo contigo y con tu vida.

Agua en el desierto - Devocional - Vídeo

Cuentan que un hombre estaba perdido en el desierto, a punto de morir de sed, cuando llegó a una casa vieja, una cabaña que se desmoronaba, sin ventanas, sin techo, severamente estropeada por el tiempo.
El hombre deambuló por allí y encontró una pequeña sombra, donde se acomodó huyendo del calor del sol desértico. Mirando alrededor, vio a algunos metros una bomba de agua muy vieja y oxidada. Se arrastró hasta allí, tomó la manija y comenzó a bombear sin parar,... pero nada ocurrió.
Desanimado, cayó postrado hacia atrás y notó que al lado de la bomba había una botella. La miró, la limpió y leyó el siguiente mensaje: “Si quieres que funcione la bomba, debes verter sobre ella toda el agua de esta botella. Mi amigo, hazme el favor de llenarla nuevamente antes de partir.”
El hombre arrancó la rosca de la botella y, para su sorpresa, efectivamente tenía agua. ¡La botella estaba casi llena de agua! Pero de repente, el hombre se vio en un dilema: Si bebía el agua podría sobrevivir, pero si volcaba el agua en la vieja bomba oxidada quizás obtuviera agua fresca, bien fría, allí del fondo del pozo, toda el agua que quisiera y podría llenar la botella para la próxima persona…, o eso podría no salir bien. ¿Qué debía hacer? ¿Volcar el agua en la vieja bomba y esperar el agua fresca y fría, o beber el agua vieja y salvar su vida? ¿Debía perder toda el agua que tenía la botella, en la esperanza de aquellas instrucciones poco confiables, escritas quién sabe cuándo?
Finalmente, con temor, el hombre volcó toda el agua en la bomba. Enseguida agarró la manija y empezó a bombear… ¡y nada ocurrió! Hasta que, de pronto, surgió un hilito de agua, después un pequeño flujo, ¡y finalmente el agua salió con abundancia!
La bomba vieja y oxidada hizo salir mucha, pero que mucha agua fresca y cristalina. El hombre llenó la botella y bebió de ella hasta hartarse. La llenó otra vez para el próximo que pasara por allí, la enroscó y agregó una pequeña nota presa en ella: “¡Créeme, funciona! ¡Necesitas dar toda el agua antes de poder obtenerla otra vez!”