miércoles, 6 de noviembre de 2013

¿Es real el infierno? ¿Es eterno el infierno? - Pregunta cristiana - Vídeo

¿Es real el infierno? Los estudios demuestran que más del 90% de la gente en el mundo cree en un “cielo”, mientras que menos del 50% cree en un “infierno eterno”. 

Pero de acuerdo a la Biblia, definitivamente el infierno es una realidad. Y el castigo de los malvados en el infierno es tan eterno, como la bienaventuranza de los justos en el cielo. 

El castigo para los muertos impíos en el infierno, es descrito a través de la Escritura como el “fuego eterno” (Mateo 25:41), “el fuego que nunca se apaga” (Mateo 3:12), “vergüenza y confusión perpetua” (Daniel 12:2), un lugar donde “el gusano de ellos no muere y el fuego nunca se apaga” (Marcos 9:44-49), un lugar de “tormentos” y “llamas” (Lucas 16:23,24), “eterna perdición” (2 Tesalonicenses 1:9), un lugar de tormento con “fuego y azufre” donde “el humo de su tormento sube por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 14:10,11), y un “lago de fuego y azufre” donde los impíos “serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 20:10). 

Jesús mismo indica que el castigo en el infierno es eterno. No solamente el humo y las llamas (Mateo 25:46).

¿Qué frutos estoy dando? - Devocional

¿Qué predicaba Juan? Y él fue por toda la región contigua al Jordán, predicando el bautismo del arrepentimiento para perdón de pecados,  (versículo 3).
Devocional - QUÉ FRUTOS ESTOY DANDO?Predicaba y bautizaba (por eso le decían “el bautista”). Pero este bautismo de Juan no era para pasar por el agua y listo. ¡No! El bautismo de Juan era también de arrepentimiento para el perdón de los pecados. Al bautizarse las personas mostraban públicamente que se habían arrepentido y que habían decidido ser diferentes.
Arrepentimiento es la primera decisión que necesitamos tomar. Arrepentirse es cambiar. No es prometer, no es llorar, no es decir “no lo hago más”. Arrepentirse es decidirse a cambiar.
Juan el bautista tenía una misión importantísimaSu misión era preparar el camino para el Señor Jesús (vs.16).

No Te Olvides De Tus Amigos - Crecimiento Personal-espiritual - Vídeo

art-amigos12Hace muchísimos años, un joven recién casado estaba sentado en un sofá en un día caluroso y húmedo, bebiendo zumo helado, durante una visita que hizo a su padre.
Mientras conversaba sobre la vida, el matrimonio, las responsabilidades y las obligaciones de las personas adultas, el padre revolvía pensativamente los cubos de hielo de su vaso y lanzó una mirada clara y sobria hacia su hijo.
“Nunca olvides a tus amigos”, le aconsejó, “serán más importantes a medida que vayas envejeciendo. Independientemente de cuánto ames a tu familia y a los hijos que por ventura vayas a tener, siempre necesitarás amigos. Recuerda salir con ellos ocasionalmente, realiza actividades con ellos, telefonéales”.
“¡Qué extraño consejo!”, pensó el joven. “Acabo de ingresar al mundo de los casados, soy adulto, y seguro que mi esposa y la familia serán todo lo que necesito para dar sentido a mi vida”.
Aún así, él obedeció a su papá; mantuvo contacto con sus amigos y progresivamente aumentaba el número de ellos. Con el paso de los años, fue comprendiendo que su padre sabía de lo que hablaba.
A medida que el tiempo y la naturaleza realizaban sus designios y misterios en un hombre, los amigos resultaban ser baluartes de su vida.

La gracia de Dios - Devocional

Un emperador de un lejano país oriental se enfrentaba a una preocupante rebelión de un grupo de violentos, que sólo pretendían sembrar terror a su paso. Inmediatamente, sus ministros informaron al sabio emperador de la gravedad de lo que estaba sucediendo. Al escuchar las inquietantes noticias, meditó un momento y dijo: “Vamos, juntos podemos destruir a nuestros enemigos”.
gracia
Convocó una reunión de emergencia con sus principales ministros y con los líderes del grupo rebelde. Todos creyeron que se desencadenaría una guerra cruel y que su emperador ordenaría la inmediata ejecución de todos aquellos que se habían sublevado.  Sin embargo, se sorprendieron al ver el trato humanitario y cariñoso que el emperador dispensaba a los rebeldes.
Uno de los ministros, ofuscado por la situación preguntó al emperador: “¿Así cumple con su palabra?, ¿Acaso no dijo que íbamos a destruir a todos nuestros enemigos? Pero ahora usted los perdonó a todos y hasta les ha tratado con cariño”. El emperador, esbozó una sonrisa y le respondió diciendo: “Les prometí destruir a mis enemigos y lo cumplí, ¿acaso pueden ver ahora a algún enemigo de mi imperio? Yo sólo veo amigos…
¡Cuántas veces nos pasa lo mismo con la justicia divina! Cuando nos enfrentamos a una injusticia, o somos víctimas de un mal proceder, queremos que la justicia de Dios caiga duramente sobre la persona que nos ha lastimado. Nos parece justo y perfectamente entendible que el culpable obtenga su castigo. Incluso algunos discípulos de Jesús, pensaban así:
Viendo esto sus discípulos Jacobo y Juan, dijeron: Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo, como hizo Elías, y los consuma? Lucas 9:54
Pero la justicia divina no funciona así, si no, nosotros mismos ya hubiéramos sido víctimas en varias ocasiones de la ira de Dios. La justicia de Dios es muy particular, ofrece gracia y perdón cuando en realidad merecemos castigo.

Siervo De Abundancia - Cristianos - Crecimiento Personal-espiritual - Vídeos

Atravesé una etapa de cansancio. Fue hace tiempo ya, y recuerdo que había ministrado durante varios días, viviendo un hermoso actuar del Espíritu Santo en cada lugar donde me tocó hacerlo. Pero aun así, después de esta hermosa experiencia, me sentía muy agotado, tanto que me llevó a clamar al Señor en oración de esta manera:
“Oh Señor, nunca me he sentido tan cansado en toda mi vida como hoy. Es como si no pudiera continuar. Mi mente está tan agotada que no creo que pueda llegar a dar mi próximo mensaje. Tienes que venir y quitar esta pesada carga que has puesto en mi vida, en el ministerio, sólo Tú puedes dar fuerzas a mi vida. Señor, por favor ayúdame”...
...El Espíritu Santo vendría y me ministraría, pero no de la manera que yo esperaba que lo iba a hacer; yo quería alguna muestra de cariño, aliento y comprensión. Y aunque todas estas cosas sucederían, serían diferentes a las que yo esperaba que fueran.
Progresivamente el Señor me guió a 2| Corintios 9:6-11, diciéndome que todo lo que necesitaba figuraba en este pasaje de la Escritura.
“Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará. Cada uno dé como propuso en su corazón, así que vamos a darle, no con tristeza, ni por necesidad. Porque Dios ama al dador alegre.
“Y poderoso es Dios para hacer que toda gracia abunde en vosotros, que, teniendo siempre toda suficiencia en todas las cosas, abundéis para toda buena obra. Como está escrito: El que tiene la dispersión, se ha dado a los pobres: su justicia permanece para siempre.
“El que da semilla al que siembra y pan para comer, multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia; Ser enriquecidos en todo para toda bondad, que hace a través de nosotros acción de gracias a Dios.” (2 Corintios 9:6-11).
Leí y releí el pasaje, pero no encontré nada de provecho, según mi criterio, en él. Finalmente, cerré mi Biblia y oré: -“Señor, estoy confundido. No veo aquí nada que pueda ayudar o alentar mi vida".-
En el contexto de estos versículos, Pablo estaba hablando a la iglesia de Corinto cómo debía preparar una ofrenda, que iba a ser destinada a los santos que sufrían una gran hambruna en la ciudad de Jerusalén. Él les instaba a dar generosamente, no de mala manera, sino como los macedonios que habían ofrendado a pesar de su pobreza.
Entonces pregunté: – Señor, ¿qué tiene que ver todo esto conmigo? Si estoy en la necesidad del abatido, del agotado,... y aún debo ayudar aquellos cuyos recursos se hallan en quiebras. ¿Qué es lo que quieres decir.?
Finalmente, el Espíritu me habló con firmeza, pero a la vez amorosamente a mi hombre interior: esto tiene que ver con la forma en que servimos a Dios, no sólo dar dinero o ayudar a los pobres, sino servir a Dios con un espíritu generoso y alegre.
-Te llamé al ministerio no para vivirlo en escasez y miseria. Todo lo que necesitas está a tu disposición: la fuerza, el reposo, la energía, la capacidad, el gozo y el ánimo. No hay razón para que tu trabajo sea con tristeza, y sobrecarga. Tienes acceso a toda la fuerza y ​​a la alegría.