lunes, 14 de octubre de 2013

La Práctica de la Presencia de Dios - 2ª Conversación de Nicolás Herman - Vídeos

La Práctica de la Presencia de Dios -
2ª Conversación de Nicolás Herman, el Hermano Lorenzo, con Fray José de Beaufort, representante del arzobispado local de un monasterio de Francia hace más de 300 años.

El Hermano Lorenzo me dijo que él siempre había sido gobernado por el amor, sin actitudes egoístas. Y desde que resolvió hacer del amor de Dios el fin de todas sus acciones, había encontrado razones para estar muy satisfecho con su método. 

También estaba contento cuando podía levantar una pajita del suelo (hacer lo que fuera) por amor a Dios, buscándole sólo a Él, y nada más que a Él, ni siquiera buscando sus favores. Durante mucho tiempo había estado afligido mentalmente por creer que sería condenado. Ni todos los hombres del mundo podrían haberle persuadido de lo contrario. 
Finalmente razonó consigo mismo de esta manera: Yo no me involucré en la vida religiosa excepto por amor a Dios, y me he esforzado para hacer sólo para Él todo lo que hago. Sea lo que sea de mí, esté perdido o salvado, siempre seguiré obrando puramente por amor a Dios. Por lo menos tendré este bien, que hasta la muerte habré hecho todo lo posible para amarle. 

Durante cuatro años había estado con esta angustia mental; y durante ese tiempo había sufrido mucho. Sin embargo, desde entonces había vivido en una libertad perfecta y una continua alegría. Puso sus pecados delante de Dios, tal como eran, para decirle que no merecía sus favores, pero que sabía que Dios continuaría otorgándole sus favores abundantemente. 

¿Miedo a la muerte? - Reflexiones, Devocional

Mi amiga, que acaba de mudarse, me contó acerca de su reciente experiencia. 
Estaba haciendo la mudanza para establecerse con su familia en una nueva ciudad. Viajaba junto a su esposo y su hijo de tres años en un minibús, al que habían cargado de peso más allá de lo aconsejable para aprovechar el viaje. 
Todo marchaba bien, hasta que al tomar una curva cerrada y por el exceso de peso, comenzaron a perder el control del vehículo. El esposo trató de maniobrar, pero si giraba a la izquierda les esperaba un barranco de unos 5 metros, lo que irremediablemente les conduciría a morir aplastados, pero si giraba a la derecha, corrían el riesgo de ser embestidos por los coches que pasaban a toda velocidad, lo que provocaría un accidente en cadena. Mientras esto sucedía, la mujer clamaba: ¡Señor, Señor!, Señor!, y vino a su mente el siguiente pasaje Bíblico: “El Señor te guardará de todo mal, él guarda tu vida. Jehová guardará tu salida y tu entrada desde ahora y para siempre”. Salmo 121:7-8
funeralAl recordar este pasaje bíblico, cerró los ojos y recibió una paz tan grande, que en ese momento el miedo a la muerte desapareció y dijo, ¡Señor!, me voy contigo, estoy lista, unos minutos más y nos veremos cara a cara.
En ese momento, el minibús chocó contra una roca y comenzó a dar vueltas, hasta que finalmente paró y ella pudo ver la cantidad de personas que habían acudido para ayudarles, entre ellos una ambulancia para asistirles inmediatamente. Cuando finalmente les sacaron del minibús, para sorpresa de todos pudieron comprobar que los tres estaban ilesos, después de sufrir semejante accidente.

La hipocresía de decir amar a Dios y despreciar a tu hermano - Devocional - Vídeo

Es increíble la forma en la que muchos “cristianos” actúan ante aquél que ha fallado o pecado. Es increíble la facilidad con la que juzgamos y enjuiciamos, y lo lentos que somos para ayudar y restaurar.
Actualmente podemos ver cómo se nos hace fácil criticar duramente al que ha cometido un error, pero al mismo tiempo es notable la falta de disposición que hay en nosotros de restaurar al caído.
Muchos decimos amar a Dios, pero despreciamos a los que “han pecado”,... como si nosotros no pecáramos nunca.
A veces parece que algunos de nosotros estuviéramos en una burbuja en donde el pecado no pudiera alcanzarnos, cuando la realidad es que todos pecamos de diferentes formas. Juzgamos al adultero, por ejemplo, pero no nos damos cuenta de que con el simple hecho de desear a la mujer que no es tu esposa ya estás adulterando, y eso lo dijo Jesús: “Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.” Mateo 5:27-28 (Reina-Valera 1960).
Sucede que somos buenos para señalar los pecados de los demás, cuando nosotros también somos protagonistas de algunos otros; por ejemplo, hay gente que se enorgullece de no pecar pero practican la mentira, y cuando digo mentira hablo de cualquier clase de mentira, no la escalonemos, porque cometeremos el error de decir cuál sí es mentira y cuál no, o cuál es una mentira pequeña y cuál es una grande. Considero que para Dios mentira es mentira, y no importa como la cataloguemos nosotros.

La Tentación, Un gran problema - Devocional aliento

¿Les ha pasado a ustedes que a veces terminan diciendo SÍ, a lo que con la cabeza fría hubieran dicho NO?
A veces creemos que somos incapaces de decir NO al pecado constantemente, o que tenemos un verdadero problema para decir NO en el momento preciso.
¿Les ha pasado que a veces terminan diciendo SÍ, a lo que con cabeza fría hubieran dicho NO? Es obvio que cuando permitimos que la tentación se apodere de nuestra atención, lo más fácil siempre será decir SÍ, aunque realmente quisiéramos decir NO.
El verdadero problema no radica en tu decisión de decir SÍ o NO, el verdadero problema está en lo que antecede a tu decisión.
¿Les ha pasado que a veces terminan diciendo SI a lo que con cabeza fría hubieran dicho NO?Por ejemplo: Si una de tus debilidades es la pornografía y pasas mucho tiempo sin hacer nada productivo en el ordenador o en cualquier dispositivo con acceso a internet y solo, sin personas que te interrumpan, es obvio que tarde o temprano serás tentado a ver esas imágenes o vídeos que en un principio no desearías ver; tu problema no era que cuando te dieron ganas de ver esas imágenes o vídeo no pudieras decir NO, tu problema fue que dedicaste mucho tiempo innecesario a estar en ese dispositivo con acceso a internet.

La vida es lo que hagas de ella … - Reflexiones - Vídeo

Una pintura en un antiguo templo muestra a un rey forjando una cadena de su corona y cerca, otra escena muestra a un esclavo convirtiendo su cadena en corona. Y debajo de la pintura se encuentra esta inscripción: “La vida es lo que hagas de ella, no importa de lo que esté hecha”.
Puede que hayas nacido con ciertos “ingredientes”, igual que un pastelero tiene o precisa elementos como la harina, el azúcar y el aceite en su cocina, pero lo que tú hagas con los talentos y las habilidades que Dios te ha concedido, ¡depende exclusivamente de ti!
Vive tu vida de forma que pueda ser evaluada de acuerdo con estas palabras de un poeta anónimo:
No es,... “¿Cómo murió él?”, sino “¿Cómo vivió?
No es,... “¿Qué ganó?”, sino “¿Qué ofreció?”
Estos son los valores con los que se mide la importancia de un hombre como hombre, sin importar cómo y cuándo fue su nacimiento.
No es, “¿Cuál fue su puesto?” sino, “¿Tenía corazón?”
Y, “¿Qué hizo con lo que Dios le dio?”
“¿Tenía siempre a flor de labios una palabra para provocar una sonrisa, para desvanecer una lágrima?”
No es, “¿Cuál era su santuario?” tampoco, “¿Cuál era su doctrina?”
Sino, “¿Se mostró amigo de aquellos necesitados de verdad?”
No es, “¿Qué decía la reseña del periódico?”
Sino, “¿Cuántos se apenaron cuando él murió?
“Cuando tú naciste, llorabas y el mundo se regocijaba.
Vive tu vida de tal forma que cuando mueras el mundo llore y tú te regocijes”.
Proverbios 10:7
La memoria del justo es bendita.