lunes, 7 de octubre de 2013

Seguiré sembrando - Devocional - Vídeo

Un anciano ocupaba el tiempo de sus últimos años plantando tantos árboles como pudiera. Era consciente de que por su avanzada edad, difícilmente vería el fruto de tanto esfuerzo. Nadie le pagaba por lo que hacía, y ni siquiera contaba con alguna persona que se lo agradeciera o le alentara, sino que por el contrario, era objeto de constantes burlas y críticas, incluso de sus más íntimos amigos.
Un día cabalgaba por allí un hombre rico que observó lo que el anciano hacía. Intrigado, le preguntó: 
-¿Qué hace, buen hombre? 
-Sembrando, señor, sólo sembrando.
sembrarEl hombre rico le dijo: -Pero eres un hombre viejo y pareces cansado. ¿Para qué siembras entonces? Creo que ni siquiera vas a ver un solo árbol de esos que has plantado y menos aún el fruto que pudieran dar, ¿por qué aún así insistes en hacerlo?
-Señor, si yo pude comer es porque otros sembraron, ahora es tiempo de que yo siembre para que otros coman.
El hombre rico, admirado por la sabia respuesta le dijo: -¿No verás los frutos y aún así quieres seguir sembrando…? Por tu trabajo generoso y desinteresado, te voy a regalar unas monedas de oro, y sobre todo por esa gran lección que me has dado. 
Se lo dijo sin saber que el anciano ya estaba recibiendo algún fruto por su siembra. "El fruto".

No es lo que parece - Devocional

Dos animales sostenían una animada charla en medio de la selva: 
-¡Qué lástima que Dios no haya creado más hienas! Ellas sí que son buenas, nunca nos hacen daño.
-Tienes razón. En cambio los patos son terribles. Les tengo pánico porque han matado a varios amigos y familiares.
vista
-Aunque en realidad sería mejor que hubiera más tigres y leones, ya que son animales nobles y a su lado uno se siente tranquilo.
-Así es, a diferencia de los gallos y gansos, que esos sí que no tienen corazón, ya que siempre se obstinan en perseguirnos con saña. La verdad es que les odio.
-Yo también siento escalofríos al lado de ellos, lo que nunca me sucede al lado de una amable pantera o un inofensivo leopardo.
Hay que aclarar que esta charla fue protagonizada por dos gusanos.

¡Eres libre! - Ánimo en mensaje - Vídeo

libre

Tengo mucho que contar y llorar quizás también,
pero tengo que agradecer que la estancia en esa prisión donde me metí haya terminado.
Terminé con heridas profundas y el despojo de muchas de mis pertenencias,
pero al fin y al cabo soy libre.
Puedo llorar por todo lo que perdí y quizás llorar amargamente por el resto de mi vida,
pero si se me negó ver la luz tanto tiempo, ya no importa cuánto haya perdido,
porque ahora tengo la libertad anhelada y tantas veces llorada.
Soy libre del pecado y soy libre de mi pasado.
Soy libre de esas sobras tan crudas y feas que llamaban amor.
Soy libre del conformismo y también de la dependencia.
Soy libre de aquella fea y terrible sumisión.
Soy libre y todo aquel desorden y suciedad que viví dentro de esa prisión se acabó.
¿Acaso no debo estar feliz? ¿Acaso no debo dar gracias a Dios? ¿Acaso no debo sonreír al cielo y decir GRACIAS?
He salido de una prisión muy sucia y terriblemente herida,
sin embargo, tanta fue la opresión, que todo ello no es nada al compararlo con la estadía que cumplí en ese calabozo frío de sentimientos y lleno de superficialidad.
No habla una muchacha despechada, habla una muchacha que amaba vivir sin mentiras y sin restos de supuesto amor.
Habla una muchacha que una vez, hace un buen tiempo ya, plasmó en un dibujo lo que sería su propia familia y oraba para que Dios le cumpliera ese sueño de su corazón.
Habla, escribe una muchacha que amaba vivir en la verdad y que de repente dejó de hacerlo y empezó a ocultar por “amor”, porque supuestamente así era.
Pero luego esta muchacha se dio cuenta de que ese no era su sueño, no la hacía feliz
y no sabía cómo salir de él, cómo escapar, no sabía qué hacer, por qué cargaba con tanta culpabilidad,
y el récord de haber salido de ese círculo vicioso más de tres veces ya.
Porque lo intentó una y otra vez pero siempre regresaba.
Oraba y oraba, siempre clamaba a Dios para que le diera esa libertad.
Y así fue como de ese círculo la expulsaron, porque causaba muchos problemas
al rey del supuesto “amor”.
Ahora soy libre y no siento esa carga tan pesada que no sabía cuándo acabar.
Ahora soy libre y tengo a cuestas un kilometraje de heridas y también mucho cansancio.
Tengo tanta sed de vivir plenamente,
que ya no tengo ánimos para llorar por la partida de aquel supuesto amor.

Si tú has vivido algo así, tranquilo/a que todo pasa, y agradece que eres libre, no llores porque te dejaron, y si te dejaron despojado de tu esencia, créeme, que esa esencia nunca se acaba porque Dios te la dio y lo único que hay que hacer es que te la sane. Dios es bueno, yo clamé muchas veces, lloré interminables noches y días, sentada en el autobús o en cualquier lugar. Le pedía me ayudara que yo ya no podía, pero que quería ser libre, que anhelaba mirar al cielo y sentirme feliz como antes. Dios me escuchó y aunque al principio pensé que no lo hacía, en realidad Él hizo todo. Ahora me doy cuenta que puso a prueba ese supuesto amor, le hizo vivir situaciones en las que se probaría ese supuesto amor y no pasó la prueba. Ahora me doy cuenta de que Dios lo hizo por mí, que cuando le oré muy asustada que no me dejara, que me ayudara, nunca dejó de escucharme. Dios no ignoró ninguna de mis lágrimas y nunca lo hará porque me ama tanto como a ti que lees esto.
Las heridas duelen, pero cuando Dios es quien las sana se sienten ríos de agua viva recorriendo tu ser. No busques ser sanado/a por un “salvador” de carne y hueso, déjate sanar por el TODOPODEROSO y cuando le conozcas, regálale a tu deseado futuro esa decisión madura que tomaste de ser curado/a por Dios.

Sonríe ¡ERES LIBRE!

Habla de Él - Devocional

Recuerdo mis primeros días de cristiano cuando acababa de conocer al Señor y de entregarle mi vida; recuerdo claramente cómo mi corazón ardía en deseo por hablarles a otros de Cristo, de cómo Él había cambiado mi vida, de cómo era ahora mi vida sabiendo que Jesús era mi Señor y Salvador.
Era muy joven, tenía 16 años, pero eso no era óbice para, a la menor oportunidad, hablarles a otros de lo que Dios había hecho en mi vida.
Ahora, el doble de años después, sigo tratando de hablarles a otros de lo que Dios hace en la vida del ser humano y lo que es capaz de hacer cuando disponemos nuestro corazón para que lo haga, pero con tristeza me doy cuenta que el ambiente en general ha cambiado, y mucho.
Además, recuerdo cuando era más joven ver a otros jóvenes como yo, mostrando una pasión por Dios que les motivaba a hacer cualquier cosa para hablarle a otros de Cristo y que la gente se entregara al Señor. Sin embargo, tristemente me doy cuenta de que hoy en día, la gran mayoría de jóvenes dedican su vida a cualquier otra cosa, que no sea la pasión por hablarle a otros de Cristo, y no sólo entre los jóvenes, sino también entre nosotros los adultos.

Pasos de fe - Devocional - Vídeo

La vida cristiana se vive a través de la fe desde el primer minuto hasta el último. Nadie, absolutamente nadie, puede llamarse cristiano si no existe la fe en él. Una fe que caracteriza a todo cristiano.
La fe es indispensable para cada uno de nosotros, y cuando hablamos de fe, hablamos de confianza o seguridad, pues por fe hemos creído en Dios. Pero cuando permitimos que la duda sea protagonista en nuestra vida estamos dejando a un lado la fe, porque duda y fe no son compatibles, sino todo lo contrario, son términos totalmente opuestos.
La Biblia dice: “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.” Hebreos 11:6 (Reina-Valera 1960).
Estos días he reflexionado en el hecho de que Dios puede y quiere hacer milagros sorprendentes en nuestra vida, pero para ello necesita que nosotros demos pasos de fe, necesarios para poder ver concretado ese milagro. 
Y cuando pensaba en esto, Dios me inducía a reflexionar sobre diferentes hechos que sucedieron hace muchísimo tiempo, registrados en la Biblia, y en cada uno de ellos veo cómo esos hombres se atrevieron a dar pasos de fe, y como consecuencia vieron actuar la mano poderosa de Dios. Porque se necesita FE para avanzar aunque el panorama sea en nuestra contra, o aunque las circunstancias nos quieran llevar a dudar de que algo bueno puede suceder en medio de las dificultades.