sábado, 21 de septiembre de 2013

La Mente - Devocional - Vídeo

“Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.”
1 Corintios 2:14-16 (Reina-Valera 1960)
Ya vimos que en el alma (ser) humana convergen tanto el espíritu como el cuerpo; que el hombre se comunica con Dios a través del espíritu, y con el mundo a través del cuerpo, concretamente a través de sus sentidos; que el alma tiene el poder de tomar decisiones, acoger o rechazar según el mundo que le rodea.
Ahora aclararemos el término “mente”. En la mayoría de los casos, en el idioma original de La Biblia, la mente es referida al intelecto y a los pensamientos, funciones del alma, también es referida al espíritu, y también algunas veces se toma como el corazón o los pensamientos.
La mente puede ser consciente e inconsciente y es un bien deseable por el enemigo, o sea, por el mundo y por la carne; es a donde todas las compañías y campañas de mercadeo quieren llegar a posicionar sus productos, para ganarse nuestra preferencia y elección; es una tierra prometida de la que perdimos el control hace mucho tiempo y que tenemos que recuperar, reconquistar y volver a cultivarla para que dé los frutos deseables del espíritu.
Y este es el objetivo de esas compañías a través de la "Neurolingüística"; ellas/os saben cómo funciona nuestro cerebro, tratan de inducir nuestros sentidos para captar nuestra atención y cautivar nuestra voluntad; conocen sus propiedades y saben muy bien cómo llegar a ella para manipular nuestras mentes y hacer que tomemos las decisiones que ellos/as deseen; saben cómo manipular nuestra voluntad y conducirnos a hacer y pensar como a ellos les parece.

Dolor del alma - Crisis

En medio de las crisis de la vida se experimenta dolor del alma y ésta nos lleva a buscar respuestas.

María me compartía el dolor de su alma por la ausencia de su esposo. Este hombre se había ido de su casa dejándola sola con sus hijos, para aventurarse con otra mujer. Ella no podía dormir y el dolor de su alma era intenso, derramando lágrimas sin cesar, pero descubrió que llorar, aunque le hizo bien, no era suficiente consuelo, y tomó además la decisión de ir a Dios y buscar el Suyo.
Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios. 2 Corintios 1:3,4.
Muchas veces nuestra alma duele por diversos motivos: cuando muere un ser querido, cuando el dictamen médico dice que tienes una enfermedad incurable, cuando perdemos el trabajo, cuando nos insultan, nos rechazan, hablan mal de nosotros mintiendo, cuando las cosas no nos salen bien, cuando nos sentimos impotentes ante una situación...  Y nos preguntamos: ¿hasta cuándo durará este dolor del alma?
¿Pero sabías que las lágrimas limpian los cristales del alma y que llorar es terapéutico, que tiene efectos sanadores, liberadores? Es bueno llorar, pero todo tiene su tiempo. Hoy necesitas pararte y reconocer que no estás sola(o). El Señor te dice:  Yo, yo soy vuestro consolador. ¿Quién eres tú que temes al hombre mortal, y no al hijo del hombre, que como hierba es tratado?

Cuando las Cosas No son lo que Parecen - Crecimiento personal-espiritual - Vídeo

 Estableciendo relaciones sanas
¿Le suenan conocidas estas frases?
“En caso de duda, no determines ninguna cosa”,
Cada uno habla de la feria según como le va en ella”,
“Del dicho al hecho hay mucho trecho”,
“No hay peor sordo que el que no quiere oír”
Son  refranes o sabiduría popular, como dicen algunos. Lo cierto es que encierran un gran significado en relación a la capacidad de poder establecer relaciones interpersonales sanas.
En ocasiones hay quienes se han dejado llevar por algo que vieron o sintieron. Es como si una avalancha de emociones les arrastrara, nublando en cuestión de segundos su capacidad de razonar y actuar coherentemente. Dicen, reclaman, gritan, lloran, etc., para luego darse cuenta de que las cosas no eran lo que parecían.
Muchas veces, cuando hemos cometido un error por algo que dijimos o hicimos, desearíamos volvernos atrás, darle la vuelta a la vida, y evitar que las cosas hubiesen tomado el rumbo que les dimos, pero lamentablemente la vida no tiene botón de “rebobinado”.
Todos hemos escuchado frases como: “Es que yo pensé”, “Eso no era lo que yo quería decir”, “Él/Ella no me entendió”, “No sabía que fuera así”, “A mi nadie me dijo” …. Todas tienen algo en común: encierran altas dosis de culpa, frustración y tristeza… porque quizá dañaron irreparablemente una relación, crearon una imagen equivocada o porque se debe hacer un esfuerzo importante para reparar algo que se deseaba no dañar.
PIENSA EN LA FORMA EN LA QUE VES LAS COSAS
Muchas de las situaciones conflictivas en las relaciones interpersonales, se deben a la manera como vemos, percibimos e interpretamos las cosas.
La percepción es una habilidad del ser humano que le permite, a través de los sentidos, acercarse a una realidad física y captar información del entorno; sin embargo, necesitará asegurarse apoyándose en la experiencia.
Y las emociones, resultado de la percepción de las cosas, son reacciones psicológicas y fisiológicas que permiten la adaptación a ciertos estímulos externos e internos de ellas. Nos permiten comprender y relacionarnos con el mundo externo a partir de lo que sentimos en nuestro interior.
Pero las emociones pueden resultar difíciles de codificar y de dominar para algunas personas que son muy vulnerables, debido a predisposiciones y a fallos en la percepción, después de haber tenido que vivir situaciones difíciles y dolorosas en el pasado que han dejado huella en sus corazones. Hay situaciones que pueden explicar esta predisposición;
- Cuando se han vivido intensas experiencias de rechazo, el temor de volver a sentirse rechazado puede generar el pensamiento de “todas las personas me rechazan”. Entonces, lo que los demás hagan o dejen de hacer, aún sin querer ni saber, se va a interpretar como una forma de rechazo. Y hasta en ocasiones, hay quienes pueden llegar a provocar ciertas situaciones para que otras personas les rechacen y así confirmar su tesis: “Toda la gente me rechaza”. Esta es una situación muy dolorosa, pues la persona anhela ser aceptada pero muchas veces lo que provoca es todo lo contrario.
- Existen otras personas que sienten que los otros les quieren dañar y necesitan estar a la defensiva. Se trata de aquellos que pelean todas las luchas, hasta las que no existen. Tienen pensamientos persecutorios que les evocan peligros de los cuales sienten que deben defenderse. Las personas que les rodean reaccionan desconcertadas, ante eventuales respuestas agresivas que se sitúan fuera de contexto. Se trata de personas con tendencias impulsivas y/o agresivas, que pueden expresarlas en la cotidianidad o que pueden quedarse reservadas, guardadas, pero que de alguna manera buscan salir mediante comentarios agresivos o conductas auto-destructivas.
- Otras tienen una autoestima frágil y pobre. Son personas que tienen una estima muy baja de sí mismas, son inseguras, temerosas, que requieren la aprobación ajena para sentirse bien por dentro; les cuesta aceptar, incluso, que se les hagan halagos o comentarios positivos. No se sienten merecedores de cosas buenas. Y a veces necesitan dar mucho, pues de lo contrario sienten que les desecharán si no lo hacen.

Línea editorial o garabato ideológico - Devocional

Si alguien me preguntara ¿qué es un devocional?, respondería que en términos muy generales se trata de un escrito breve, que puede ser una historia real o ficticia, que tiene por objetivo ayudar a comprender una porción de las Escrituras, con el fin de hallarle una aplicación práctica para nuestras vidas, exaltando sobre todas las cosas el nombre de Nuestro Señor Jesucristo.
Tal vez esto encaje o no en una definición correcta y completa de lo que es un “devocional”, pero es así como personalmente lo veo y lo que me motiva a escribir. Días atrás, uno de los dueños de la empresa en donde trabajo me sorprendió gratamente: “Ud. escribe, yo leo su blog”, me dijo. Lo hizo con gran respeto, con mucha amabilidad, con mucha inteligencia, y esto lo escribo a sabiendas de que él lo va a leer. En realidad esta declaración suya vino a colación, porque yo no había cumplido con una tarea y porque evidentemente el motivo de mi incumplimiento no se hallaba en un problema de no saber escribir… Pero una vez superado el momento de la sorpresa, no pude dejar de sentir una gran emoción y una enorme satisfacción de que alguien como él, leyera lo que desde el fondo del corazón intento aportar para la mutua edificación.

Tenemos que actuar - Devocionales, Reflexión - Vídeo

actuar
Es hora de llevar a cabo todas las labores que tenemos como cristianos, principalmente compartir el mensaje de Dios, ganar almas para Él; es muy importante predicar, no podemos quedarnos callados con semejante obra hecha en la cruz, en todo tiempo hablemos de Dios. Pensemos que llegará el día en que Él nos pedirá cuentas de esas personas que pudieron salvarse y no le conocieron porque no les predicamos; imaginemos lo maravilloso que sería estar en el cielo con las personas que más amamos, y la sonrisa en el rostro de Dios por haberles hablado, incluso a las personas que nunca imaginamos.
No neguemos a Jesús, que todo el mundo sepa que tenemos un Dios grande y poderoso, pero no hablemos de Él sólo por aparentar, sino para que también esas personas se contagien de su amor, para que aprovechen el mejor de los regalos: la salvación.
Hay tantas almas perdiéndose, dolidas, sufriendo por tantas razones, atadas, frustradas,... y tenemos que condolernos por ellas, tener compasión. Aunque no les conozcamos, acerquémonos a ellos y dejémosles el mejor de los mensajes, el que viene del cielo, así como que también alguien fue usado por Dios para dejar esa semilla en nuestro corazón; aprovechemos cualquier oportunidad, si vamos caminado por la calle, si vamos en algún medio de trasporte, en el trabajo, en la escuela, en la universidad, en tu casa, etc. No nos limitemos hablar de Dios sólo con los hermanos de la iglesia, pues ellos ya le conocen.
Las palabras pueden sonar muy bonitas, pero se las lleva el viento. Procura que tu actitud también refleje a Cristo; no seamos como dice el dicho: ¨predicar y no aplicar¨. Es importante que tus palabras estén acompañadas de acciones dignas de un hijo de Dios.

¨Yo no anuncio la buena noticia de Cristo para sentirme importante. Lo hago porque Dios así me lo ordenó ¡Pobre de mí, si no lo hago!¨  

1 corintios  9:16 (Traducción en Lenguaje Actual).

¨Nosotros no podemos dejar de hablar de todo lo que hemos visto y oído.¨

Hechos 4:20 (Traducción en Lenguaje Actual).