viernes, 20 de septiembre de 2013

Viviré para Mis Metas - Devocional - Vídeo

Me esfuerzo para alcanzar lo que está delante, para llegar a la meta y ganar el premio celestial que Dios nos llama a recibir. Filipenses 3:13-14
Realmente asombra la cantidad de gente que vive sin tener metas en su vida. Para muchos su interés es sólo la existencia diaria. Millones de personas no han tomado aún un lápiz y un papel para trazarse un objetivo en su vida, ni han pedido a Dios dirección sobre cómo vivirla.
Pero cada persona necesita metas y ¿sin planear objetivos en nuestras vidas, cómo sabremos si hemos triunfado a o no? J.C. Penney dijo: “Muéstreme a alguien que trabaje bajo metas y yo le enseñaré un hombre que hará historia. Muéstreme a alguien que trabaja sin metas y le mostraré un hombre que trabaja sólo para existir”.
delicados-metas26bUna meta es el fin del que traza un plan para alcanzar una tarea en particular. El cristiano debe esmerarse en vivir su vida de tal manera, que ésta le debe llevar a adquirir el premio de la vida eterna y una fe sólida en esta Tierra.
Y para lograr la meta de una vida más profunda con Jesucristo, debemos asegurarnos que nos detenemos a evaluar nuestra condición espiritual. Si nosotros no sabemos cómo o donde estamos, es difícil saber si progresamos en nuestro caminar con Dios o no.
Entonces necesitamos estar dispuestos a reconocer de qué estamos careciendo, para así hacer las correcciones indispensables en nuestra vida. Pablo escribió en sus cartas que él no quería desviarse del Señor. Creyó que su ejemplo diario, su forma de actuar día a día era sumamente importante para su vida.

¿Con ganas de renunciar? - Devocional

Era un día muy caluroso, los vecinos salían de sus viviendas buscando algún alivio para tan sofocante temperatura.
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Algunos niños del pueblo decidieron ir a bañarse a uno de los arroyos cercanos. Caminaron un buen rato y exhaustos por el gran calor, se detuvieron a descansar. Uno de los niños dijo: tenemos que apurarnos si queremos disfrutar el día en el arroyo, por lo cual los demás tomaron nuevas fuerzas, y pese al cansancio retomaron la marcha con entusiasmo. Por el camino hablaban de lo que harían al llegar y de cómo aprovecharían un clima tan favorable. Pero un tiempo después volvieron a sentir el rigor del calor y si bien caminaban, lo hacían con suma desgana. 
El mismo niño de antes volvió a hablar y dijo: “No sirve de nada que hayamos comenzado con tanto ánimo, si ahora estamos a punto de darnos por vencidos. ¿De verdad quieren llegar al arroyo y disfrutar del agua y la pesca?" Todos contestaron al unísono que sí y comenzaron a animarse unos a otros. De esa manera y al poco tiempo, pudieron llegar al lugar y disfrutar de un excelente día de sol y de amistad.
Estos niños emprendieron con gran ánimo la marcha hacia su objetivo, pero diferentes obstáculos se fueron presentando en el camino, el calor, los fuertes rayos del sol, la sed, el cansancio y seguramente el peor de todos, el desánimo. Sí, porque algunos de ellos, a mitad de camino y viendo que la cosa se ponía difícil, comenzaron a plantearse desistir. Decían que quizá estuvieran perdiendo el tiempo, que nunca llegarían,... y poco después todos estaban desanimados, porque el desánimo es contagioso.

Gandhi y su decepción de los cristianos - Ánimo en mensaje - Vídeo

Mahatma Gandhi (1869-1948) pensador, filósofo y estadista de la India, fue un gran conocedor de las enseñanzas de Jesús. Sin embargo no confiaba en sus modernos seguidores. Entre las  frases de su autoría, recogidas por la historia, están:  
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“Me gusta tu Cristo, pero no me gustan tus cristianos”.  
“Yo sería cristiano si no fuera por los mismos cristianos”.

Gandhi sustentaba su decepción de los cristianos, manifestando que Europa, por ejemplo, era cristiana únicamente de nombre; que en realidad adoraban a Mammon, el dios del dinero. En otra oportunidad afirmó que no conocía a nadie que hubiera hecho más por la humanidad que Jesús, pero que el problema eran los cristianos, quienes, según sostenía, no se esforzaban en aplicar sus propias enseñanzas.

Uno de sus biógrafos cuenta, que Gandhi en sus días de estudiante se impresionó tanto al leer los evangelios, que tomó la determinación de bautizarse y ser miembro de una iglesia cristiana. Consideraba que en el cristianismo estaba la solución a los prejuicios raciales y a las diferencias de casta que afectaban a la India y al África del Sur. Con este propósito, un domingo por la mañana fue a una iglesia cercana, planificando después del culto, hablar con el pastor. Pero cuando entró en el templo, la "comisión de recepción" se negó a darle un asiento, sugiriéndole que se fuera a una iglesia de... negros. Gandhi salió de aquel templo para no volver nunca más.

Corazón de niño - Devocional, reflexión

Les aseguro que a menos que ustedes cambien y se vuelvan como niños, no entrarán en el reino de los cielos. Mateo 18:3 (NVI)
Para que un niño construya un castillo de arena sólo le hace falta un balde y una pala. En cambio, cuando un adulto decide construir un verdadero castillo, necesitará obtener primero financiación para semejante obra y después una serie de engorrosos trámites que le permitirán llevar a cabo su sueño.
El niño sabe que en algún momento el oleaje se llevará su castillo, pero no se desanima por ello. En cambio, al adulto le preocupa y le atemoriza la idea que su castillo algún día se desmorone.
sandCuando las olas rompen el castillo del niño, él aplaude, salta de alegría, recoge su baldecito, toma la mano de su padre y se vuelve a casa. Lo toma con naturalidad, pensando en construir otro al día siguiente.
Pero la reacción del adulto es diferente. Cuando las olas de la vida embisten contra su castillo, se aterroriza y con tristeza e incertidumbre, ve cómo se desmorona tan fácilmente lo que tanto esfuerzo le llevó construir.
El niño no se preocupa por el mañana, sólo se esfuerza y disfruta el y por el momento. En cambio, el adulto se llena de temor y dudas acerca del futuro. 
Tarde o temprano las olas amenazarán nuestro castillo, ¿cómo reaccionaremos?, ¿como el niño o como el adulto de la historia?
Muchas veces nos rendimos al primer intento porque no logramos los resultados que esperábamos y esto puede deberse a que estamos acostumbrados a hacer las cosas a nuestra manera, sin haber orado ni pedido dirección a Dios. A veces sólo acudimos a Él, cuando ya no sabemos de qué manera solucionar los problemas en los que nos vemos envueltos. Seamos como el niño, que a pesar de que las olas se llevaron su castillo no se puso triste ni se enojó, sino que se agarró de la mano de su papá, con el íntimo convencimiento de que todavía hay un mañana, que se abre como un libro en blanco donde podremos escribir una nueva historia.

Perdonar es Esencial - Crecimiento personal-espiritual - Vídeo

Tenemos una necesidad básica en lo profundo de nuestro ser: la reconciliación, en vez del resentimiento.
El escritor norteamericano Ernest Hemingway escribió la historia de un padre español que por fin decidió reconciliarse con su hijo; éste se había ido de su casa a la ciudad de Madrid. Como no sabía dónde encontrarle, su padre publicó un anuncio en el periódico El Liberal. El anuncio decía lo siguiente: Paco, encontrémonos en el hotel Montana a las 12 del mediodía del próximo martes. Todo ha sido perdonado y olvidado. Firmado, Papá.
Si usted no está muy familiarizado con la cultura española, en España, Paco (Francisco) es un nombre muy común, y al siguiente martes, cuando el padre fue al hotel Montana a buscar a su hijo, se encontró a 800 jóvenes que se llamaban Paco y cada uno estaba esperando a su padre.
Algo de nosotros anhela reconciliarse con aquellos que nos han ofendido. Dios no nos diseñó para la amargura, y debemos recordar que el perdón es esencial para los que ofenden.
Un fin de semana de Octubre de 1982, Kevin Tunnell, un joven de 17 años, estuvo involucrado en un accidente de tráfico. Antes  de conducir tomó una decisión bastante estúpida. Decidió conducir y beber al mismo tiempo. El caso es que chocó con otro coche matando al conductor: una jovencita de 18 años.
Kevin fue condenado por homicidio involuntario y por conducir bajo el estado de embriaguez. Pagó su sentencia en prisión. Inclusive, cuando salió de la cárcel, invirtió siete años haciendo campaña en contra de los conductores embriagados. Kevin estaba completamente arrepentido por la decisión tonta que había tomado.
La familia de la muchacha le demandó por 1.5 millones de dólares, pero se conformaron con $936 dólares y que además, pagara un dólar cada viernes durante los siguientes 18 años. El dinero no era lo más importante. Lo que la familia quería, es que el acto fuera un recordatorio semanal para Kevin del día en que murió su hija.
En cuatro ocasiones los padres de la muchacha llevaron a Kevin a juicio porque no pagaba ese dólar, y no es que Kevin no quisiera pagarles. Era ese maldito recordatorio semanal de la muerte de la muchacha lo que le atormentaba. Kevin les ofreció una caja con 936 cheques de un dólar para que los cambiaran cada semana, pero los padres se negaron. No era el dinero lo que los padres querían, sino que Kevin se sintiera triste de verdad. De hecho, Kevin pasó 30 días en la cárcel por no pagar ese dólar cada viernes.