jueves, 5 de septiembre de 2013

Agradecido… Otra vez Agradecido - Crecimiento personal-espiritual - Vídeo

El agradecimiento que sólo consiste en el deseo es cosa muerta, como es muerta la fe sin obras.
Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616) Escritor español.


¿Cuáles son los deseos de tu corazón?
¿Qué es lo que tanto has anhelado y aún no ha llegado?
¿La frustración, la desilusión y el desencanto ya han tocado tu corazón?
¿Qué es lo primero que viene a tu mente cuando estas cosas nos suceden?
Sin duda lo primero es un deseo interno de quejarnos. Vemos la vida como injusta con nosotros, a la gente como nuestros verdugos y a Dios como insensible, lejano y desinteresado.
AgradecimientoPero la vida no nos debe nada y si Dios nos pasara la cuenta de todas sus misericordias, tendríamos que retroceder y caer de rodillas, pedirle perdón y decirle que hemos sido injustos con Él y con la vida.
Estuve en el funeral de la esposa de uno de mis profesores en el Seminario. La esposa del Dr. Juan Kesler, Margarita, una sierva amorosa, partió hacia el Señor a los 75 años de edad. Su muerte fue asunto de semanas, cuando parecía estar bien de salud. En el funeral una de sus hijas habló a los asistentes y dijo estas palabras: “Tuve un conflicto conmigo misma al saber la muerte de mamá. Podía cuestionar a Dios y preguntarle por qué se la había llevado así, tan de improviso, pero después de meditar profundamente decidí en vez de lamentarme, darle gracias por los 75 años de edad que nos permitió tenerla”.
Agradecido…..Otra vez agradecido. Tenemos muchas razones por las que agradecer. Todo lo bueno que tenemos debe percibirse como un regalo de Dios. Si no lo miro como un regalo lo veo como un derecho, y cuando lo veo como un derecho termino exigiendo todos mis derechos, protestando por mis derechos y angustiándome por ellos. Pero cuando todo lo veo como un regalo, termino dando gracias a Dios por ellos.
El Apóstol Pablo lo dijo de esta manera:
“Dedíquense a la oración: perseveren en ella con agradecimiento”. Colosenses 4:2.
El Judaísmo dice:
“Dios nos hizo por placer y nos quiere tener por placer y por lo tanto nosotros no deberíamos angustiarnos por lo que queremos tener”.
Ni Dios, ni la vida, ni nadie nos debe nada. Necesitamos entonces disfrutar de lo que somos y de lo que tenemos con espíritu de agradecimiento.
Después de consultar con el pueblo, Josafat designó a los que irían al frente del ejército para cantar al Señor y alabar el esplendor de su santidad con el cántico: Den gracias al Señor; su gran amor perdura para siempre. 2 Crónicas 20:21.
“Cuando las demandas comienzan, el amor se va” Rabi Eliyahu Dessler.

Tú eres un campeón - Reflexión

¿Sabes qué se necesita para ser mamá?
Bueno, podría valer el argumento de que para ser mamá primero se necesita ser responsable, tener madurez física, también intelectual, planificar bien… etc. Pero la verdad, es que básicamente lo que se necesita para ser mamá es un “papá”. ¿Cierto?
Bien, ahora que ya sabemos lo que se necesita para ser mamá, ¿cómo se hace un bebé? Para nadie es un secreto que para engendrar un bebé ambos padres deben aportar células importantes. 
¿Cuáles son?
La madre aporta algo que se llama óvulo y el papá aporta algo que se llama esperma, en el cual viajan los espermatozoides.
Ahora bien,… ¿cuántos espermatozoides compiten para llegar al óvulo de la madre? …uno, dos, diez,… ¿cuántos?, ¡correcto!… millones, millones, y millones.
¿Hasta aquí estamos de acuerdo? Bien, ahora… de esos millones que compiten, ¿cuántos fecundan el óvulo?, ¿medio millón, diez, doce, cinco?… ¿cuántos? Permíteme recordártelo, UNO…, el más capaz, el más rápido, el más fuerte, el que ganó a los otros millones.
¿Sabes? En esa carrera no hay premio para el segundo lugar, es decir, en millones sólo uno alcanza el precio de la vida, el campeón o la campeona. Es decir… Tú. Desde el momento en que eres concebido en el vientre de tu madre ya traes la casta de campeón o campeona, ya eres un ganador.
Los malos resultados son tan sólo experiencias. ¡La vida no admite fracasos!
¿Y quién te hizo campeón?, Dios. Porque has nacido con propósito y es un propósito alto y único. Entonces, ¿qué haces lamentándote y sintiéndote un fracasado? ¡Vamos!, ¡levántate! Mira a quien te hizo. Adórale, sírvele y continúa la batalla porque eres un Campeón.
Y dijo David a Saúl: No desmaye el corazón de ninguno a causa de él; tu siervo irá y peleará contra este filisteo. 1 Samuel 17:32.
Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre del Señor de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado. 1 Samuel 17:45.

No te quedes en la puerta cerrada - Ánimo en mensaje - Vídeo

puerta cerrada
Sí, es cierto, a muchos nos pasa que cuando nos cierran una puerta, por algún motivo nos quedamos ahí, a veces llorando, a veces lamentando, otras más esperando que llegue a abrirse de nuevo; lo cierto es que lamentable o afortunadamente, hay puertas que ya no se abren, y es necesario ir en busca de una nueva y no quedarse ahí parado esperando que algo suceda.

La vida está llena de ciclos de los que hay mucho que aprender, y una de las cosas a aprender es saber que hay un tiempo de comenzar y un tiempo de terminar, que no se puede iniciar algo que antes no haya concluido, y que no todos los finales son malos a pesar de que por momentos lo parezca.

Pero, ¿qué hacer cuando una puerta se ha cerrado o cuando un ciclo ha terminado? Aunque tal vez duela, hay que aceptarlo, pero sobre todo apartar la vista de aquello que acabó para ir en busca de lo que está por comenzar; para avanzar es necesario dejar atrás lo que ya pasó, dejar de ser esa persona a la que le cerraron la puerta, saber reponerse y descubrir nuevas oportunidades.

No te entristezcas por lo que no pudo ser, que no te ciegue el dolor de lo que terminó porque no todo lo que acaba es un final, a veces sólo es el comienzo de algo mejor, en ocasiones es necesario experimentar límites para saber hasta dónde llegamos, para superar la marca de la vida y conocer nuestra verdadera capacidad.

Jesús quiere ser tu amigo - Devocionales, Reflexión

Jesus quiere ser tu amigo
Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamaré siervos, por que el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer. Juan 15: 12-15 (Reina-Valera 1960).
¡Qué importantes son los amigos en nuestra vida! Se convierten en una compañía prácticamente indispensable, tanto que su influencia puede llegar a ser más fuerte que la de nuestra propia familia e incluso, ¡ojo!, "pueden ir en contra de Dios". En esta vida no puedes llamar amigo a todo al que está a tu lado, porque nunca terminaremos de conocer a las personas y muchas acaban decepcionándonos, nos dan la espalda cuando más lo necesitamos; todos hemos pasado por estas amargas experiencias, en las que la persona en quien más confiamos nos ocasiona un daño que nunca esperamos.
Qué bueno que en la vida no todo es malo, qué bueno que las cosas que nos pasan nos ayudan para bien, para aprender y ver en realidad con quien podemos contar. A veces te encuentras solo, vacio, con nadie con quien compartir, y puede que te pasara que siempre estás disponible para las personas que te rodean, pero cuando tú las necesitas no están, cuando esperas un consejo, una palabra de aliento, no encuentras quien te la dé,... y eso te hace sentir muy triste.

No soy como Él - Reflexión - Vídeo

El Señor no ve las cosas de la manera en que tú las ves. La gente juzga por las apariencias, pero el Señor mira el corazón. 1 Samuel 16:7 (NTV)
Dos hombres fueron al templo a orar. Uno era fariseo y el otro era un cobrador de impuestos. El fariseo, de pie, apartado de los demás, hizo la siguiente oración:
criticar-”Te agradezco Dios, porque no soy un pecador como todos los demás; pues no engaño, no peco y no cometo adulterio. ¡Para nada soy como ese cobrador de impuestos! Ayuno dos veces a la semana y te doy el diezmo de mis ingresos”.
En cambio, el cobrador de impuestos se quedó a cierta distancia y ni siquiera se atrevía a levantar la mirada al cielo mientras oraba. Sino que golpeó su pecho en señal de dolor mientras decía:
-“Oh, Dios, ten compasión de mí, porque soy un pecador”.
Fue el cobrador de impuestos y no el fariseo, quien regresó a su casa justificado delante de Dios, dijo Jesús. “Pues los que se exaltan a sí mismos serán humillados, y los que se humillan serán exaltados”. Lucas 18:14