domingo, 18 de agosto de 2013

Amigo o Ángel - Reflexiones - Vídeo

¿Sabes cuál es la diferencia entre un amigo y un ángel?
Un ángel no nos escoge, Dios nos lo asigna… un amigo nos toma de la mano y nos acerca a Dios.
Un ángel tiene la obligación de cuidarnos, un amigo nos cuida por amor.
Un ángel te ayuda evitando que tengas problemas, mientras que un amigo te ayuda a resolverlos.
Un ángel te ve sufrir sin poder abrazarte, un amigo te abraza por que no quiere verte sufrir.
Un ángel te ve sonreír y observa tus alegrías, un amigo te hace sonreír y te hace parte de sus alegrías.
Un ángel sabe cuándo necesitas que alguien te escuche, mientras que un amigo te escucha sin decirle que le necesitas.
Un ángel es en realidad parte de tus sueños, un amigo comparte y lucha porque tus sueños sean una realidad.
Un ángel siempre está contigo ahí, no sabe extrañarnos, un amigo cuando no está contigo, no sólo te extraña, también piensa en ti.
Un ángel vela tus sueños, un amigo sueña contigo.
Un ángel aplaude tus triunfos, un amigo te ayuda para que triunfes.
Un ángel se preocupa cuando estas mal, un amigo se desvive porque estés bien.
Un ángel recibe una oración tuya, mientras un amigo hace una oración por ti.
Un ángel te ayuda a sobrevivir... un amigo vive por ti.

Eso que duele te llevará a la victoria - Devocional

Cuando algo duele o es difícil de dejar a un lado es porque vamos por el camino correcto, o lo que es lo mismo: cuando me comienzo a negar a mí mismo, a no hacer lo que yo deseo para hacer lo que Dios quiere que haga, sí, humanamente me dolerá, pero lo que humanamente me duele espiritualmente me funciona.
Por ejemplo: cuando hace mucho tiempo que no practicamos ejercicio y un día decidimos hacerlo, al día siguiente seguro que sufriremos dolores musculares porque nuestro cuerpo no está acostumbrado al ejercicio, pero ese dolor que sentimos es señal de que estamos ejercitando esas partes de nuestro cuerpo que lo necesitaban. Otro ejemplo: cuando llevamos a nuestros hijos al pediatra y este nos sugiere que es necesario ponerle una vacuna para prevenir cierta enfermedad, a pesar de que nos duele ver a esa “enorme” aguja pinchando a nuestros hijos, sabemos que es por su bien; ellos seguramente llorarán y nosotros sentiremos un dolor indescriptible, pero eso que duele en su momento, será de provecho en un futuro.
Hay cosas que deberían dolernos pero no nos duelen, y cuando algo no nos duele es porque a lo mejor estamos acomodados a ello o simplemente no hemos prescindido de eso como se tiene que hacer.
Hay decisiones que tenemos que tomar en nuestra vida que son dolorosas, pero que al final serán de provecho para nosotros mismos.
Por ejemplo: una relación de noviazgo en donde sólo hay peleas y maltratos verbales, a tal punto que la situación es irreversible; por mucho que piensas que “quieres” a esa persona, lo ideal es terminar esa relación, que lejos de bendecirte te está llevando al fracaso, tanto sentimental como espiritualmente. La decisión es dolorosa, pero es por tu bien.
Otro ejemplo: una amistad que en vez de edificarte te está motivando a hacer el mal. Por mucho que “aprecies” esa “amistad”, si lejos de ayudarte en algo te pervierte o motiva a hacer el mal, entonces sabes bien que tienes que dejarla a un lado y buscar nuevas amistades. Seguramente esa decisión es dolorosa, pero es lo mejor para ti.
Y otro ejemplo: hijos que le han perdido el respeto a sus padres; tú, como padre, tienes que tomar tu posición de padre y corregir a tus hijos, no importando la edad que tengan. Tal vez las decisiones o las correcciones que tengas que usar sean dolorosas para ti pues nunca has querido ser duro con tus hijos, pero si es por el bien de ellos es necesario.


Y, relaciones de “amistad romántica” que te están llevando poco a poco a pensar en caer en pecado. Esa “amistad”, con la que hay una confianza tal que, sin darte cuenta, la tratas como a tu esposa o novia sin serlo. Humanamente hablando a nuestra carne le agrada, sin embargo sabemos que a Dios no. Es necesario dejar esas “amistades con derecho”, y aunque tu carne diga no, tú sabes que tu espíritu te motiva a hacer lo correcto.

Justicia Verdadera - Crisis - Vídeo

Siempre en pos de la justicia verdadera. 
La justicia clama en las calles, en los hogares, en las escuelas. La justicia de los hombres es como un trapo de inmundicia. Como decía el apóstol Pablo: No teniendo mi propia justicia que es por la ley, sino la justicia de Dios que es por medio de Jesucristo.  Justificados pues por la fe, tenemos paz para con Dios y nuestros semejantes. Vamos en pos de esa verdadera justicia.
Palabras de consuelo de parte de Dios:
Pueblo mío, préstame atención, nación mía, escúchame. De Mí saldrá la ley; mi justicia será la luz de los pueblos. Escúchenme Uds..,  pueblo que conoce la justicia y que lleva mi enseñanza en su corazón: No tengan miedo de las afrentas humanas, ni se desanimen por sus ultrajes, porque la polilla se los comerá como a un vestido; los gusanos se los comerán como a la lana; PERO MI JUSTICIA PERMANECERÁ PARA SIEMPRE, MI SALVACIÓN SERÁ LA MISMA POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS.
Isaías 51: 1,4,7,8.
Si clamamos a Dios, nos humillamos y confesamos nuestros pecados, Él promete hacer justicia, traer paz a nuestra nación, y sanar a nuestra tierra.
No desmayemos, echemos toda ansiedad sobre Dios, porque Él tiene cuidado de los que le temen y obedecen Sus preceptos, y les defiende.
El justo por la fe vivirá. El justo es aquel que ha sido justificado por Dios y ama y va en pos de la justicia.
Dios te bendiga.

Las Respuestas de Dios - Devocional aliento

No le reclames a Dios del por qué no te contesta a esa petición que según tú tiene que ser contestada.
“Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera; respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí. Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo”. 2 Corintios 12: 7-9
Hoy meditaba sobre el hecho de que a veces Dios no quiere contestar de la forma que nosotros querríamos que lo hiciera.
Parece como si a veces quisiéramos que cada petición que pusiéramos delante del Señor, nos fuera contestada con un SÍ indiscutible, pero ¿qué pasa cuando Dios no quiere hacerlo?
Hay una cosa que tenemos que tener bien claro, y es el hecho de que para Dios no hay nada imposible, que hay cosas que Dios las puede hacer que no las hace, porque sabe que de esa manera mantendremos la sintonía con Él y los pies sobre la tierra.
El Apóstol Pablo nos podría dar una cátedra sobre esto, y es que a él le fue dado un aguijón en su carne que le abofeteaba para que no se enalteciera en gran manera (como lo leímos al inicio), y a pesar de que el mismo Pablo había orado y rogado al Señor para que se lo quitase, Dios no lo hacía.

¿Cuál es la mejor manera de evangelizar a alguien que está en una secta o en una falsa religión? - Pregunta cristiana - Vídeo

Respuesta: Lo más importante que podemos hacer por aquellos que están involucrados en sectas o religiones falsas es orar por ellos. Necesitamos orar para que Dios cambie sus corazones y abra sus ojos (2 Corintios 4:4). Necesitamos orar para que Dios les convenza de su necesidad de ser salvados a través de Jesucristo (Juan 3:16). Sin el poder de Dios y la convicción del Espíritu Santo, nunca tendremos éxito en convencer a nadie de la verdad (Juan 16:7-11).

Además, frente a ellos también necesitamos estar viviendo una verdadera vida cristiana, para que puedan ver los cambios que Dios ha hecho en nuestras vidas (1 Pedro 3:1-2). Necesitamos orar para obtener la sabiduría de cómo poder ministrarles a ellos de una manera poderosa (Santiago 1:5). Después de todo esto, debemos estar dispuestos y determinados a compartirles el Evangelio. Debemos proclamar el mensaje de salvación a través de Jesucristo (Romanos 10:9-10). Siempre debemos estar preparados para defender nuestra fe (1 Pedro 3:15), pero debemos hacerlo con gentileza y respeto. 

Una vez tuve un encuentro con algunos miembros de una secta, y un amigo que estaba conmigo les proclamaba la verdad, pero no lo hacía con gentileza ni respeto. De hecho, los de la secta parecían “mucho más cristianos” en su actitud y comportamiento que mi amigo. Pudimos haber ganado la batalla por la verdad, pero perdimos la guerra de las almas de aquellos que buscábamos alcanzar.

Por último, debemos dejar a Dios la salvación de aquellos a quienes testificamos. Es el poder y la gracia de Dios lo que salva a la gente, no nuestros esfuerzos. Es bueno y sabio estar preparados para presentar una vigorosa defensa y tener conocimiento de las falsas creencias de quienes nos enfrentamos, pero ninguna de estas cosas resultarán en la conversión de aquellos, atrapados en las mentiras de las sectas y las falsas religiones. Lo más y mejor que podemos hacer es orar por ellos, testificarles, y vivir la vida cristiana ante ellos, confiando en que el Espíritu Santo hará el trabajo de atraerles, convencerles y convertirles.