jueves, 1 de agosto de 2013

¿Cuál es mi propósito en la vida? - Devocional aliento - Vídeo

Piense en un martillo. Está diseñado para clavar. Para eso fue creado. Ahora imagine que al martillo nunca se le da uso. Sólo está guardado en la caja de herramientas. Al martillo no le importa. Pero ahora imagine ese mismo martillo con un alma, consciente de sí mismo; pasan y pasan los días y él sigue en la caja de herramientas. Se siente extraño adentro, pero no está exactamente seguro de por qué.
Algo falta, pero no sabe qué es.
Entonces, un día alguien lo saca de la caja de herramientas y lo usa para romper algunas ramas para la chimenea. El martillo está muy feliz, le encanta ser sostenido, esgrimido y estar golpeando las ramas. Sin embargo, al finalizar el día aún no se siente realizado. Golpear las ramas fue entretenido, pero no suficiente. Algo falta todavía.
En los días siguientes es usado a menudo. Reforma una tapa de rueda, destruye una plancha de yeso, restituye la pata de una mesa. Sin embargo, aún no se siente realizado. Ansía más acción. Quiere que lo usen tanto como sea posible para derribar, quebrar, arruinar, abollar cosas. Se imagina que no ha tenido bastante de estos acontecimientos para satisfacerlo. Más de lo mismo, cree que es la solución a su falta de realización.
Entonces, un día alguien lo usa con un clavo. De repente se encienden las luces en su alma de martillo. Ahora entiende para qué fue diseñado realmente. Fue para golpear clavos. Todas las otras cosas que él golpea palidecen cuando se comparan a ello. Ahora sabe lo que su alma de martillo estaba buscando todo el tiempo.

La cara oscura de la Luna - Devocional

Es un hermoso espectáculo ver la Luna en su plenitud brillando en el firmamento de una noche clara. Sin embargo, existe una cara oculta de la Luna, una que a veces permanece en sombras y que, por cierto, no vemos nunca. Tampoco se aterrizó en ella.
La Luna tiene la misma velocidad de translación que de rotación. Ello significa que aunque gira sobre sí misma, siempre se muestra la misma cara del planeta, mientras que el otro hemisferio permanece oculto a los ojos de los observadores desde la Tierra. Cuando el sol está al otro lado e ilumina la cara que da hacia el planeta, la otra permanece en sombras, en la más densa oscuridad.
Este fenómeno de la física planetaria tiene un extraordinario paralelo con la vida de Marcelo.
“Siempre estuve expuesto a la cara del fracaso. Una madre neurótica y acomodaticia que lo tuvo todo para salir adelante, pero prefirió la comodidad de permanecer en la miseria junto a un hombre que no la amaba ni le dio nada, sino que la usó hasta el último de los días de su vida y a mí me mostró una cara de que todas las cosas siempre le iban mal”
Así arranca este desgarrador testimonio de Marcelo, un hombre cuyo nombre real mantenemos en reserva. 
Su padre tenía una doble vida. Una familia bien constituida con su esposa y sus hijos, pero por otra parte “visitaba” con frecuencia a la mamá de Marcelo. Esto significaba para Marcelo, además de no poder comprender qué estaba pasando en realidad, reiteradas y a veces prolongadas ausencias de su padre, sintiéndose completamente desprotegido y con la angustia de no saber dónde, cómo estaba o qué estaba haciendo. Es más, hasta bien avanzada su juventud su padre resultó ser, con frecuencia, el ausente de sus cumpleaños, de sus eventos, de sus logros y también de sus tristezas, enfermedades y temores cuando las cosas andaban mal. Ello, sin mencionar sus miserables aportes para alimentación, colegio y vestimenta, escasos y a cuentagotas.

La rana vanidosa - Ánimo en mensaje - Vídeo

LA RANA VANIDOSA
Una fábula cuenta que existía una rana con muchas ganas de alejarse del frío invierno. Entonces, unos gansos amigos le sugirieron que emigrara con ellos a otra parte. Pero el problema, obvio, era que la rana no sabía volar.
Así que, después de pensarlo un instante, la rana encontró la solución; instruyó a dos gansos para que tomaran una vara de bambú, que cada uno la sostuviera  de un extremo, mientras que ella, la rana, en la mitad de la vara se aferraría con su boca, y así podría viajar por las nubes.

Siguiendo tales instrucciones, el viaje comenzó para satisfacción especialmente de la rana, quien veía cumplidos sus anhelos de surcar los cielos, aunque fuera suspendida de una vara. Al poco tiempo llegaron a una pequeña ciudad y empezaron a dar vueltas. Como era obvio, los pobladores, llenos de admiración, salieron a constatar con sus ojos el inusitado espectáculo, y uno de ellos lanzó a los animales viajeros la siguiente pregunta: “Hola, ¿a quién de ustedes se le ocurrió tan brillante idea?”…
De inmediato, la rana, llena de orgullo y satisfacción exclamó :”¡A mí!”.

Como entenderán, para decir eso la rana tuvo que abrir la boca, y al hacerlo se soltó de la vara, estrellándose contra el suelo y muriendo de inmediato.

Queridos amigos: Generalmente, el exceso de vanidad y orgullo pueden acarrearnos consecuencias  desastrosas.
La falta de madurez determina que seamos presa fácil de los sentimientos negativos, y uno de ellos es la vanagloria, la misma que hace que se nos suban los humos y perdamos la cabeza ante la adulación, igual que  le sucedió a la rana de la presente fábula.

Démosle gracias a Dios por los éxitos y conquistas, pero recordando que todo ello no lo hemos conseguido simplemente por nuestra “gran capacidad”, talento o inteligencia , sino por la dirección  y voluntad perfecta de ÉL, de Nuestro Señor..


No hagan nada por egoísmo o vanidad;

más bien, con humildad consideren a los demás

como superiores a ustedes mismos.

(Filipenses 2:3)

Aunque ya, todavía no - Poemas cristianos

Aunque parezcan oscuros los cielos que me rodean,
Aunque me asusten los campos, que amarillentos se ven,
Aunque todavía no lo tengo y parece que se escapa,
A pesar de las tormentas, en Él aún esperaré.
Yo sé que mi alma se angustia.
porque se siente pequeña.
Yo sé que mi corazón llora de tanto desfallecer.
Yo sé cuánto se tiembla por no poder comprender
los enigmas de la vida, que me hacen estremecer.
Aunque todavía no, yo sé que un día sí será.
Aunque todavía no, mi espíritu descansará.
A pesar de lo que vea caminaré con confianza,
porque mi barco está anclado
en lo profundo del mar.
Ya viene una nueva mañana
Ya el sol anuncia un amanecer
La noche que parecía ser larga
se rindió ante los rayos dorados
que producen gran placer.
Aunque parezcan oscuros los cielos que me rodean,
Aunque me asusten los campos, que amarillentos se ven,
Aunque todavía no lo tengo y parece que se escapa,
A pesar de las tormentas, en Él aún esperaré.
Aunque el barco se estremezca sacudido por el mar,
aunque las olas oscuras se estrellen
sin compasión,
Yo pondré hoy mi confianza
en el eterno Señor,
porque seguro me encuentro
refugiado en su amor.

¿Nos castiga Dios cuando pecamos? - Preguntas y respuestas bíblicas - Vídeo

Respuesta: A fin de responder a esta pregunta, necesitamos primeramente distinguir la diferencia entre castigo y disciplina. Para los creyentes en Jesús, todo nuestro pecado pasado, presente y futuro ya ha sido castigado, pagado en la cruz. Como cristianos, nunca seremos castigados por el pecado. Esto fue hecho una vez y para siempre. “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús” (Romanos 8:1). Por el sacrificio de Cristo, Dios ve solamente la justicia de Cristo cuando nos mira a través de Él. Nuestro pecado ha sido clavado en la cruz con Jesús, y nunca más seremos castigados por ello.

Sin embargo, el pecado, que permanece en nuestras vidas, algunas veces requiere de la disciplina de Dios. Si continuamos actuando de manera pecaminosa y no nos arrepentimos y renunciamos a ese pecado, Dios comienza a aplicarnos Su disciplina divina. Si no lo hiciera, Él no sería un Padre cuidadoso y amoroso. Así como disciplinamos a nuestros hijos por su propio bien, así también nuestro amoroso Padre celestial corrige a Sus hijos por su propio beneficio. Hebreos 12:7-13 nos dice, “Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos. Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos? Y aquéllos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero éste para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad. Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados. Por lo cual, levantad las manos caídas y las rodillas paralizadas; y haced sendas derechas para vuestros pies, para que lo cojo no se salga del camino, sino que sea sanado.”