Hay muchos jóvenes solteros que basan sus decisiones en lo que les dicta “el corazón”, en referencia al hecho de dejarse llevar por lo que los sentimientos le impulsan a hacer, pero ese termino de: “decide con el corazón”, puede, hasta cierto punto, llevarnos a cometer graves errores y muy dolorosos.
Hay momentos en donde no tienes que decidir con el corazón, sino con tu cabeza, es decir, pensar muy bien en lo que estás a punto de decidir, pensar en las consecuencias de eso o en los resultados que quieres ver; porque muchas veces, simplemente sabemos que tenemos que hacer lo contrario a lo que el corazón (sentimientos) nos está impulsando a hacer.
Este escrito va dirigido a todos aquellos, solteros y solteras, que en un momento determinado han tenido la valentía de decidir con la cabeza y no con el corazón.
Cuidado con lo que “el corazón” te dicta hacer.
Durante años he sido testigo de muchos casos de relaciones de noviazgo, en los que uno de los dos ha decido con el corazón y se ha llevado grandes decepciones. Yo mismo, en algún momento de mi vida, decidí con mi corazón, es decir, en base a mis sentimientos y me encontré con duros golpes, que me hicieron entender que hay momentos en los que no debo decidir con el corazón, sino con la cabeza.
El término "decidir con el corazón, se refiere a decidir en base a los sentimientos, pero la realidad es que nuestros sentimientos son siempre muy inestables, hoy estoy feliz y mañana quizá esté triste, hoy mi estado de ánimo es muy bueno y puede que la próxima semana sea muy malo, hoy siento que esa persona es la mujer de mi vida y tal vez el próximo mes sienta que no lo es; no podemos vivir pensando que lo que sentimos es realmente lo que queremos.
¿Cuántas veces sentiste que amabas a alguien y que querías casarte con esa persona? Ahora, muchos meses o años después de haber terminado esa relación, ¿es realmente lo que querías? Puede que hoy nos demos cuenta que lo que en ese momento sentimos ahora ya no lo sentimos, y ni mucho menos lo desearíamos haber querido concretar. Y es que nuestros sentimientos son engañosos y por esa razón no debemos decidir en base a lo que sentimos. La Biblia dice: “El corazón humano es lo más engañoso que hay, y extremadamente perverso. ¿Quién realmente sabe qué tan malo es?” Jeremías 17:9 (Nueva Traducción Viviente). No todo lo que sientes en tu corazón (sentimientos) es lo que realmente debes hacer o sentir.
El amor es complicado cuando nos dejamos llevar solamente por los sentimientos y no por la razón, cuando la emoción le gana a la razón nos podemos llevar una gran decepción.
Relaciones dañinas
Hay relaciones amorosas que en vez de ser de bendición se vuelven dañinas y todo porque sencillamente nos “dejamos llevar por lo que nuestro corazón siente” y no por lo que nuestra cabeza sabe que tiene que hacer.
Hay parejas de novios que se pasan todo el tiempo peleando, no hay una sola semana sin que no exista una pelea, una discusión o alguna palabra, que de una u otra forma daña a uno de los dos, se dejan por un tiempo y luego vuelven, para volver a repetir el mismo círculo de peleas, enojos, reconciliaciones, etc, sin darse cuenta de que cada pelea lo único que hace es desgastar la relación. Llega un momento en el que esa relación ya no se puede llamar noviazgo, porque ninguno de los dos disfruta de la compañía del otro; dicen amarse, dicen quererse, pero sus acciones, palabras, actitudes y demás dicen totalmente lo contrario. En esos casos, en los cuales ya no hay remedio, en los que por más que lo intenten siempre llegan a lo mismo, lo más recomendable es terminar esa relación, porque de todas formas, tarde o temprano, terminarán más dañados de lo que pueden terminar al darse cuenta que esa relación ya no puede continuar.